domingo, 20 de agosto de 2023

DBSNL // Capítulo 311: Parásitos

DBSNL // Capítulo 311: Parásitos

“¡Voy a beberme hasta la última gota!”



Algo se mueve en la densa jungla. Ub y Dabra están en guardia, atentos a lo que pueda ocurrir.


De repente, varias hojas caen sobre los dos guerreros, haciendo que miren hacia arriba.


En ese instante, el invisible dokuchi se abalanza sobre ellos con sus potentes piernas por delante, golpeando a ambos en el pecho y empujándolos contra el suelo para desaparecer después entre la frondosidad.


Ub se pone en pie, quejoso.


- “Ese maldito…” – protesta el terrícola, activando su Kaioken.


Ub dispara en la dirección en la que ha huido el camaleón, pero su disparo se escurre entre los árboles y se pierde en el cielo.


- “Tsk…” – gruñe el chico, que se eleva entre los árboles.


Ub sobrevuela la jungla, intentando encontrar al su enemigo… pero nada puede ver. Las copas de los árboles dibujan una gran alfombra verde.


- “No veo nada…” – protesta Ub.


Dabra se levanta con una sonrisa en su rostro. Dos uñas de su garra demoníaca están manchadas de sangre azul.


- “Je…” – sonríe el demonio.


Mientras tanto, no muy lejos de allí, Liquir se ha hartado.


El zorro clava sus zarpas en el suelo y abre sus fauces para proyectar un cañonazo de ki naranja que arrasa con todo a su paso. 


Liquir mueve su cabeza de un lado a otro para eliminar una gran parte de la jungla que le impide encontrar a su enemigo.


Ub puede ver la devastación desde el cielo.


Cuando la polvareda se disipa, Liquir se encuentra frente a una zona desértica.


- “Así aprenderá…” – esboza una media sonrisa.


El zorro se calma y su ki vuelve a la normalidad.


- “Aún no controlo el ki divino…” – piensa el kurama. – “Es mejor no excederme…”


Pero justo en ese instante, el zorro oye una voz en su oído derecho.


- “¿Conoces la expresión “matar moscas a cañonazos”?” – dice una voz aguda con todo de burla.


El zorro se rasca la oreja como si tuviera una pulga.


- “¡¿QUÉ?!” – gruñe el kurama.


Liquir se mira la mano, vacía.


- “Así que era eso…” – protesta el zorro. – “Maldita sea…”

- “¡Sigo aquí!” – se mofa el enemigo.


El kurama no puede verlo, pero un diminuto insecto verde del tamaño de una pulga se ha colado en su conducto auditivo.


El zorro se rasca de nuevo la oreja.


- “Me gusta este lugar.” – continúa el bicho. – “A lo mejor me quedo a vivir.”


Desesperado, Liquir se mete un dedo en la oreja y rasca con su uña.


- “Bastardo…” – gruñe Liquir.


El insecto se ve obligado a retroceder hacia el interior del oído. 


- “¡Tranquilo!” – protesta la garrapata.


El enemigo se encuentra frente al tímpano, que parece un gong gigantesco.


- “Creo que voy a tener que darte una lección…” – sonríe la garrapata con maldad. – “¡¡HYA!!” – golpea el tímpano con su puño.


Liquir se sujeta la oreja con ambas manos.


- “¡¡¡GRAAAAAAAHH!!!” – grita el zorro de dolor.


En lo profundo de la jungla, Okure se ha transformado.


- “Okure…” – se preocupa Reitan.


La herajín lo mira con ira, envuelta en una violenta aura verde.


- “¡¡YAAAAH!!” – carga contra Reitan, dejando un cráter bajo sus pies.


Pese a su tamaño, Okure se planta frente a Reitan en un parpadeo.


- “¡TSK!” – reacciona Reitan, transformándose en un instante y cubriéndose con ambos antebrazos frente a su rostro.


El herajín encaja un puñetazo de su compañera que lo lanza a través de la jungla, atravesando cada tronco que encuentra a su paso.


Cuando el herajín logra reavivar su aura y estabilizarse en el aire, se da cuenta de que una esfera de ki verde de unos 20 centímetros de diámetro se dirige hacia él.


Reitan la esquiva y la esfera cae a varios kilómetros de distancia, generando una explosión desproporcionada teniendo en cuenta su tamaño.


Dos esferas más la siguen y Reitan retrocede de rama en rama para no ser alcanzado por los ataques de Okure.


De repente, Reitan se da cuenta de que Okure se encuentra sobrevolando el bosque, con una sonrisa diabólica en rostro.


- “¡¡YAAAAAAAH!!” – exclama la herajín, apuntando hacia el suelo con su mano derecha y disparando a discreción un centenar de esferas de ki. – “¡¡JAJAJAJAJA!!” – ríe.


Reitan ve la lluvia de esferas verdes que tiñe el cielo de ese color.


- “¡MALDICIÓN!” – exclama el herajín.


Reitan corre de un lado para otro, evadiendo las continuas explosiones que dan lugar.


Pero de repente, una esfera cae frente a él a tan solo cinco metros de distancia.


Reitan se cubre como puede, pero la onda expansiva está a punto de engullirle… cuando aparece Ub con el Shunkanido y lo rescata.


El terrícola aparece en mitad del bosque, junto a Dabra. Las explosiones pueden oírse en la distancia.


- “¡Reitan!” – exclama Ub. – “¿Estás bien?”

- “Deja de recoger cachorros heridos…” – protesta Dabra. – “Cada uno tiene sus propias batallas.”


Reitan suspira al darse cuenta de lo cerca que ha estado.


- “El demonio tiene razón.” – dice el herajín. – “Okure es cosa mía.”

- “Esta prueba es para todos.” – replica Ub. – “¿No os dais cuenta?”

- “Te agradezco la ayuda, chico.” – responde Reitan. – “Pero es personal.”


Reitan se marcha volando.


- “Tsk…” – protesta Ub.


Dabra arruga la nariz, usando su olfato de diablo para buscar al dokuchi, y se adentra en la maleza.


Ub se queda solo.


- “Vaya equipo…” – suspira el terrícola.


Mientras tanto, Turles se ha caído en una pesadilla.


En su mente recuerda sus batallas pasadas y su derrota más humillante ante los hombres de Cooler, como fue una marioneta de M2 durante años, y como tuvo que tragarse su orgullo para salvar a sus semejantes en Sadala.


- “Tsk…” – gruñe el saiyajín.

- “Si tuvieras más poder…” – dice la voz de Kamakiri. – “¿Verdad?”

- “¿Quién eres?” – pregunta Turles.

- “Un Súper Saiyajín…” – dice el doctor. – “Y tan lejos de los demás…”


Turles recuerda su combate con Reitan.


- “Me haré más fuerte…” – responde Turles.

- “Puedes superar tus límites ahora mismo…” – dice Kamakiri.

- “Soy un saiyajín…” – replica Turles. – “No tengo límites…”

- “Demuéstralo…” – insiste Kamakiri.


El saiyajín abre los ojos. Kamakiri le está inyectando algo en el brazo.


Turles lo mira confuso durante un instante y enseguida reacciona intentando golpearlo.


Pero Kamakiri, con un pequeño gesto de su mano, lo detiene.


- “Lo siento, saiyajín…” – dice el doctor.


Los ojos de Turles se ponen en blanco.


El grito del saiyajín puede oírse en toda la jungla. Una columna de ki amarillo se alza en el cielo y pronto se tiñe de verde.


- “¡¿Qué es eso?!” – se sorprende Ub. – “Ese ki…”


Kamakiri retrocede rápidamente mientras se cubre para no ser cegado por el brillo.


Turles se ha transformado. Su masa muscular ha aumentado y su cabello se ha teñido de verde.


- “¡¡GRAAAAAH!!” – brama al cielo.


Ub se encuentra solo en el bosque. Dabra ha seguido el rastro del dokuchi y Reitan ha vuelto a su combate con Okure.


De repente, el terrícola puede oír árboles cayendo cada vez más cerca de él.


- “¿Eh?” – mira Ub en la dirección del estruendo.


Como una locomotora, Turles aparece corriendo a través de la jungla, atravesando los árboles que encuentra a su paso.


- “¡Viene hacia aquí!” – exclama Ub, poniéndose en guardia.


Pero cuando Ub puede reaccionar, Turles aparece frente a él para agarrar su cabeza con una sola mano.


Con Ub atrapado en su mano, Turles sigue avanzando, estampando al terrícola con cada árbol que encuentra, y a veces enterrando su cabeza en el suelo hasta que, finalmente, lo lanza al aire y le propina una violenta patada que lo asciende hacia el cielo.


Turles prepara un ataque de ki en su mano derecha y lo lanza contar Ub, suspendido en el aire.


Justo antes de recibir el impacto, Ub usa el Shunkanido, dejando pasar de largo el ataque.


Ub aparece detrás de Turles, envuelto en el aura del Kaioken, y le propina una patada en la nuca.


Pero el gigantesco saiyajín ni se inmuta.


Turles se revuelve e intenta atrapara a Ub, pero éste usa de nuevo el Shunkanido para escabullirse y aparecer detrás de él.


- “¡¡KAMEHAME…!!” – se prepara el chico.


Turles se revuelve de nuevo.


- “¡¡HAAAAAAA!!” – dispara Ub a bocajarro.


La técnica de la escuela tortuga engulle al saiyajín y genera una fuerte explosión que recorre su camino a lo largo de la jungla.


Pero a través del Kamehameha de Ub sale la mano de Turles, que lo agarra del cuello.


- “¡Tsk!” – exclama Ub, ahogándose.


El terrícola agarra la mano del saiyajín y lucha para liberarse. Propina codazos a su antebrazo e intenta alcanzar su torso con patadas, pero nada parece tener éxito.


Ub pone las manos frente a su rostro.


- “¡¡TAIYOKEN!!” – exclama al usar la técnica de la escuela Grulla, cegando a Turles.


El saiyajín lanza al suelo a Ub y se cubre la cara.


- “¡¡GRAAAH!!” – protesta Turles.


El terrícola siente crujir sus costillas al golpearse contra una piedra.


Mientras tanto, Dabra sigue le rastro de sangre azul.


- “¿Dónde estás…?” – se pregunta el demonio, tocando la gota que encuentra en una rama. – “Aún crees que me estás cazando, ¿eh?” – sonríe.


Entre los árboles, el dokuchi acecha.


En otro punto de la jungla, Liquir se retuerce en el suelo, desesperado.


- “¡¡SAL DE MI OREJA!!” – exclama el kurama.

- “¡Ni hablar!” – replica la garrapata. – “¡Damom no se mueve!”


Un aguijón sale de la cara del minúsculo enemigo.


- “El Doctor Raichi tenía razón cuando me prometió probar ki de la mejor calidad…” – sonríe.


El insecto ensarta la piel del canal auditivo de Liquir.


- “¡Voy a beberme hasta la última gota!” – exclama Damom.

- “¡¿Para qué quieres mi ki?!” – pregunta el kurama. 

- “¡Y luego desovaré en tu conducto auditivo!” – añade la garrapata.

- “¡¡NI SE TE OCURRA!!” – grita Liquir.

- “¡Saldrán unas lavas muy sanas gracias a tu energía!” – continúa Damom.


La garrapata empieza a brillar de color naranja con el ki que absorbe.


- “¡¡RIQUÍSIMO!!” – exclama Damom, exultante ante tan rico elixir.


Liquir cierra los ojos, intentando calmarse y no entrar en pánico.


- “Maldita sea…” – piensa el kurama, que ya se imagina macabros escenarios.


Damon sigue absorbiendo el ki de su huésped, entusiasmado, mientras su barriga se hincha ligeramente.


- “¡ESTO ES INCREÍBLE!” – disfruta Damom.


Liquir sonríe.


- “Si crees que este ki es sabroso…” – pregunta el kurama. – “Es porque aún no has probado el mejor…”


Liquir cierra los ojos y reaviva su aura naranja, que poco a poco se tiñe con destellos morados.


- “¡Prepárate, parásito!” – exclama Liquir. – “¡Porque vas a probar un néctar de los Dioses!”


La garrapata, que brillaba de color naranja, empieza a brillar de forma intermitente de color morado.


- “¡¡OOOOH!!” – se emociona Damon. – “¡¡ESTO ES UNA PASADA!!”


Su barriga empieza a hincharse rápidamente. 


- “¡¡ES FANTÁSTICO!!” – entra en puro éxtasis.


Cuerpo de Damon se hincha tanto que sus extremidades son engullidas por su horondo torso. Sus ojos se salen de las órbitas.


- “¡¡¡EL PARAÍSO!!!” – grita la garrapata, que brilla intensamente.


Liquir puede oír un estallido en su oído derecho - "pfft".


El zorro disipa su aura e inclina la cabeza hacia la derecha y se golpea la cabeza con la mano izquierda. Los restos de Damon se desparraman al suelo.


- “Estúpido.” – sentencia Liquir.

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