viernes, 29 de junio de 2018

ESPECIAL DBSNL /// Fallen FighterZ // Universo 6 / Parte III: El despertar del Súper Saiyajín

Fallen FighterZ / Parte III: El despertar del Súper Saiyajín
“¡Estoy harto!”


En la Corporación Cápsula, la situación es muy tensa. Krilín está sumido en un mar de dudas.

- “Pero, ¿qué hace?” – se pregunta Bulma, que observa la situación a través de las cámaras de seguridad del laboratorio. – “¿Por qué no aprieta el botón?”

Krilín intenta hacer recapacitar a los androides, cuando Trunks, muy malherido, se levanta.

- “No van a cambiar...” – dice Trunks. – “Matan por diversión... No son humanos.”

Krilín tiembla contemplando el botón rojo.

- “Pero apagarles así...” – murmura.

El androide 17, presa del pánico, ya no aguanta más y se lanza a por el humano.

- “¡Hermano! ¡NO!” – exclama la Número 18.

Krilín cierra los ojos con fuerza y grita a pleno pulmón, liberando toda la tensión acumulada y mostrando el sufrimiento que le causa tener que tomar esta decisión. 

Finalmente, el humano aprieta el botón, y los androides 17 y 18 caen inertes al suelo, como dos muñecos de trapo.

Mientras tanto, Son Goku se levanta a duras penas.

- “Me has salvado por segunda vez, Vegeta” – le dice Goku. – “Gracias”.
- “Piérdete” – le responde Vegeta. – “¡El androide es mío!” – exclama antes de abalanzarse sobre él.
- “¡NO! ¡Espera!” – exclama Goku.

El Número 16 golpea a Vegeta y le hace retroceder.

- “Su fuerza es muy superior a la de los otros dos androides” – le dice Goku.
- “¡Eso ya lo veo!” – responde Vegeta.

El príncipe saiyajín vuelve a atacar al androide.

- “Maldita sea…” – murmura Goku, que se une al ataque.

Ambos saiyajín golpean al androide, que se cubre sin esfuerzo.

- “No podéis ganar” – les advierte el Número 16 antes de contraatacar y superarles.

Mientras tanto, Ten Shin Han, que se está alejando de la zona de combate con Gohan, percibe que la energía de Trunks casi ha desaparecido y la de Goku y Vegeta está disminuyendo vertiginosamente.

- “Algo va mal...” – piensa el humano.

En la Corporación Cápsula, nuestros amigos observan a los androides, ahora desactivados.

- “¿Hemos ganado?” – se pregunta Piccolo.
- “Los androides están desactivados...” – dice Trunks entre lágrimas. – “¡Lo hemos logrado!”.

Krilín contempla el cuerpo de la Número 18.

- “Me pregunto si hemos hecho lo correcto...” – reflexiona Krilín.

Yamcha se acerca tambaleándose.

- “Hemos cambiado el futuro” – dice el humano. – “Seguimos vivos”.
- “Deberíamos destruirlos” – sugiere Piccolo.
- “¡No!” – exclama Bulma, que ha salido del laboratorio. – “Voy a estudiarlos a fondo aquí, en la Corporación. Seguro que lo que aprenda de su tecnología nos será muy útil”.

Trunks alza su vista hacia el norte; hacia el desierto en el que Goku y su padre siguen luchando.

- “Aún queda uno” – dice el guerrero del futuro. – “¡Necesito una semilla senzu!” – le dice a Krilín.

En el desierto, Vegeta y Goku están siendo avasallados por el androide, pero no dejan de levantarse una y otra vez.

- “Me niego a morir a tu lado, Kakarotto” – dice Vegeta.
- “Me alegro de pelear a tu lado” – responde Goku.
- “¡No empieces con tus sentimentalismos!” – responde el príncipe saiyajín. – “¡Me dan ganas de vomitar!”

En un instante, Trunks y Piccolo llegan al lugar. El Número 16 los mira y entonces intuye la situación.

- “Si vosotros estáis aquí, significa que habéis derrotado a los androides 17 y 18” – deduce el androide.
- “Tus amigos han sido desactivados” – responde Piccolo.
- “¡Y tú serás el siguiente!” – exclama Trunks, apuntando al robot con el control remoto.

Pero, a pesar de apretar el botón con fuerza, nada ocurre.

- “Pero, ¿qué...?” – se sorprende Trunks.
- “El Doctor Gero tenía otros planes para mí” – responde el androide – “Mi diseño es único”.
- “Maldición...” – se lamenta Piccolo.

Son Goku da un paso al frente, hacia el androide.

- “¿De verdad tenemos que luchar?” – le pregunta Goku.
- “Mi único objetivo es matarte, Son Goku” – le responde el Número 16. – “No tengo nada en contra del resto de los presentes.”
- “Así que, si cumplieras tu objetivo... ¿dejarías al resto en paz?” – pregunta Goku con una sonrisa.
- “Así es” – responde el androide.

Vegeta, Trunks y Piccolo se sorprenden.

- “¿Pero qué demonios estás tramando, Kakarotto?” – le dice Vegeta.

Son Goku vuelve a su estado base.

- “Hazlo” – le dice Goku al androide.

Todos se quedan de piedra ante la actitud de Goku. También el androide.

- “Me rindo” – dice Goku. – “Tu fuerza me supera. Mátame si quieres”.
- “¡No digas estupideces!” – exclama Vegeta.
- “¡Es una locura!” – replica Piccolo.

Son Goku, que no pierde la sonrisa, se dirige a sus amigos.

- “Es la mejor solución” – dice Goku. – “Bulma una vez me dijo que yo atraigo a los villanos y creo que tenía razón. Creo que la Tierra estará más segura sin mí. Además, no tengo ninguna duda de que Son Gohan va a superarme pronto y podrá proteger el planeta si es necesario.”
- “Son Goku...” – murmura Trunks, conmovido.

En ese instante, Son Gohan llega apresuradamente.

- “¡Papá!” – exclama el mestizo – “¿Estás bien?”
- “Son Gohan...” – dice Goku, mirando a su hijo de forma tierna. – “Siento mucho tener que despedirme. Siento no poder estar a tu lado para verte crecer, pero ya te has convertido en un hombre. Escucha siempre a tu madre y no dejes de entrenar con Piccolo. Dejo el futuro de la Tierra en tus manos. Y dile a tu madre que...”.

Todos agachan la cabeza con lágrimas en los ojos, conmovidos por las palabras de Goku.

- “No” – le interrumpe Gohan.

Nuestros amigos se sorprenden al escuchar al hijo de Goku.

- “¡Estoy harto!” – grita el joven saiyajín. – “¡Estoy cansado de que nunca estés aquí! Puede que sea un sentimiento egoísta... ¡Pero te necesito!”
- “Son Gohan...” – murmura Piccolo.
- “Sé que es difícil” – responde Goku. – “Pero es lo mejor para todos”.
- “¡No me importa!” – insiste Gohan. – “¡No dejaré que mueras!”

El androide 16 desencaja uno de sus puños y apunta a Goku.

- “Lo siento, Son Gohan.” – suspira Goku. – “Hazlo, 16” – le dice al androide.
“Eres un hombre noble.” – le dice el Número 16. – “Ha sido un honor.”

El Número 16 carga su cañón y dispara a Goku. El poderoso ataque avanza a toda velocidad, pero en un abrir y cerrar de ojos, Son Gohan se interpone entre éste y su padre.

- “He dicho...” – susurra Gohan, alzando su mano hacia el ataque, con la cabeza agachada. – “¡QUE NO!” – exclama al levantar la mirada. Sus pupilas brillan y se tornan de color verde y su cabello se eriza y se tiñe de rubio.

El ataque del Número 16 se detiene un instante frente al joven mestizo y después estalla en todas direcciones, haciendo que todos tengan que cubrirse.

- “Son Gohan...” – murmura Piccolo, asombrado ante el poder mostrado por el chico.

Son Goku, fascinado, observa a su hijo.

- “Pero, ¿de dónde ha sacado ese crío tanto poder?” – se sorprende Vegeta.

Son Gohan se ha transformado en Súper Saiyajín.

El Número 16 analiza detenidamente al chico.

- “Su poder es extraordinario...” – piensa el androide.

Gohan se abalanza sobre el androide. El mestizo le propina un puñetazo, que el androide intercepta con su antebrazo, pero por primera vez, el robot se resquebraja.

- “¡Increíble!” – exclama Trunks.

El mestizo insiste en sus ataques, causando múltiples daños a la coraza del Número 16.

Dibujado por Torrijos

- “¿Es este el poder que ocultaba Gohan?” – piensa Goku, recordando su combate contra Raditz.
- “Me cuesta creer que este sea el mismo Gohan...” – piensa Piccolo, que recuerda a su pupilo llorando cuando le lanzó contra una montaña en su primer día de entrenamiento.

El androide, muy dañado, hinca la rodilla y contempla a Gohan. De repente, el androide esboza una tierna sonrisa.

- “Al menos puedo ver que la Tierra estará segura en tus manos, Son Gohan” – dice el Número 16.

El chico apunta al androide con su mano y prepara una esfera de ki.

- “¡Son Gohan! ¡Espera!” – exclama Goku.

Pero Gohan, llevado por la ira, dispara un poderoso ataque que hace estallar al Número 16. El chip de su cabeza cae al suelo, y en él, una pequeña luz roja parpadea unos instantes hasta apagarse.

Todos los presentes se quedan en silencio, asombrados por el extraordinario poder demostrado por Son Gohan.

El chico pierde su transformación y cae de rodillas, llorando.

- “Son Gohan...” – murmura Goku acercándose a su hijo.
- “Ese crío ha eliminado al androide...” – titubea incrédulo Vegeta.

Gohan se levanta y, sin mediar palabra, sale volando del lugar a toda prisa.

- “¡Gohan!” – exclama Goku.
- “Déjale, Goku” – le interrumpe Piccolo agarrándole del hombro. – “Necesita estar sólo”.

En ese memento, Yamcha, Ten y Krilín llegan al lugar de la batalla.

- “¿Qué ha pasado?” – pregunta Yamcha. – “¿Dónde está el androide?”
- “Son Gohan lo ha destruido” – responde Piccolo.
- “¿Son Gohan ha derrotado a ese androide?” – se sorprende Ten.

Vegeta sigue sin creerse lo que acaba de ocurrir.

- “Ese estúpido crío me ha superado... ¡A mí! ¡Al príncipe de los saiyajín!” – piensa Vegeta. – “No... No lo permitiré...” – se repite a sí mismo. – “¡No voy a dejarme ganar por ese estúpido niñato!” – exclama antes de salir volando de nuevo hacia las montañas.

Trunks observa en silencio a su padre alejarse.

- “Hemos ganado... ¿y aún sigue con esa idea en la cabeza?” – se pregunta Trunks.
- “Así es tu padre” – responde Piccolo. – “Siempre obsesionado con ser el más fuerte.”

Krilín se acerca a Trunks.

- “Ahora que todo ha terminado, ¿qué piensas hacer?” – le pregunta al guerrero del futuro.
- “Mañana volveré a casa y usaré el control remoto para desactivar a los androides de mi tiempo” – responde Trunks.

Son Goku sigue en silencio, ensimismado, mirando en la dirección en la que se ha marchado su hijo, con cara de preocupación.

- “Son Gohan ha pasado por muchas cosas siendo sólo un niño” – le dice Piccolo, sacándole del trance. – “Necesita un descanso más que ninguno de nosotros”.
- “Supongo que tienes razón” – responde Goku, que se siente culpable por haber prestado siempre más atención al entrenamiento que a su hijo.

Yamcha, contento por la victoria, interrumpe a los dos guerreros.

- “Reunámonos todos mañana en la Corporación Cápsula para despedir a Trunks” – propone. Y así lo acuerdan.

Al día siguiente, en el jardín de la Corporación Cápsula, Trunks se prepara para partir en su máquina del tiempo. Junto a él se encuentran Bulma, Goku, Krilín, Yamcha y Ten Shin Han.

Bulma, con el pequeño Trunks en brazos, y Mirai Trunks se funden en un fuerte abrazo.

- “Siento mucho que Vegeta no haya venido a despedirse” – le susurra Bulma con lágrimas en los ojos, después de darle un beso en la mejilla.
- “No pasa nada” – responde Trunks. – “Sé cómo es.”

Trunks sonríe y le hace una carantoña al pequeño.

- “Cuida de mamá por mí, ¿de acuerdo?” – le dice al bebé. – “Y no pierdas la esperanza con papá”.

Son Goku se acerca a Trunks para despedirse.

- “Eres un muchacho extraordinario” – le dice.
- “Muchas gracias, Son Goku” – responde Trunks orgulloso. – “¿Dónde está Gohan?” – pregunta el viajero del futuro.
- “Sigue disgustado con lo que ocurrió ayer. Ha pasado la noche fuera de casa.” – responde Goku. – “Piccolo ha ido a hablar con él”.
- “Me hubiera gustado despedirme de él...” – se lamenta Trunks.

Krilín, Yamcha y Ten se acercan al joven.

- “¡Estos saiyajín son unos cabezotas!” – interrumpe Krilín.
- “Ya se le pasará” – añade Yamcha.

Trunks se esfuerza para sonreír.

- “Muchas gracias a todos, chicos” – se despide Trunks mientras sube a su máquina, ignorando el terrible final que le espera. – “¡Volveré cuando todo haya acabado!”

Trunks escribe las coordenadas en el panel de control de la máquina y ésta se eleva lentamente hacia el cielo. En ese instante, Trunks ve a alguien en el tejado de la torre de la Corporación Cápsula.

Vegeta le observa de brazos cruzados con semblante serio.

- “Buena suerte, hijo” – murmura el príncipe saiyajín antes de esbozar una tímida sonrisa.

Trunks sonríe al ver que su padre ha ido a despedirle, y antes de que pueda levantar su mano para decirle adiós, la máquina del tiempo se desvanece y el guerrero es transportado a su tiempo.

Mientras tanto, sobre una pequeña meseta, Gohan contempla una llanura al sur de la Capital del Oeste.

- “Sabía que te encontraría aquí” – le interrumpe Piccolo mientras desciende a su lado. 
- “¿Cómo me has encontrado?” – le pregunta el mestizo.
- “Por mucho que ocultes tu ki, te conozco bien, Son Gohan” – responde el namekiano.

Piccolo se situa junto a Gohan y echa un vistazo a la zona.

- “Aquí es donde te entrené para enfrentarnos a los saiyajín” – sonríe Piccolo.
- “Eres el único que cree en mí” – responde Gohan. – “Aprendí mucho durante esos meses”.
- “Tu padre cree en ti más que nadie” – le corrige el namekiano. – “Y siendo sincero... creo que yo también aprendí mucho” – añade con una sonrisa cómplice.
- “No me gusta pelear” – continúa Gohan. – “Siempre lo he odiado, pero cuando me enfado pierdo el control.”
- “Y eso nos ha salvado la vida en multitud de ocasiones” – intenta hacerle entender Piccolo.
- “¿Acaso soy un monstruo?” – responde Gohan. – “¿Y si el androide no merecía morir? ¿Y si...?”

En ese instante, Piccolo recuerda la mirada de la gente en el torneo de artes marciales, cuando él anunció que era el hijo de Piccolo Daimaoh.

- “No eres un monstruo, Son Gohan” – responde Piccolo mientras le abraza. – “Eres el mejor amigo que he tenido.”

Gohan abraza a Piccolo e intenta ocultar su llanto.

- “Volvamos a casa” – le dice el namekiano. – “Tu madre estará preocupada”.

miércoles, 27 de junio de 2018

OLD MAN GOHAN // Capítulo 28: Chispa de esperanza

OMG // Capítulo 28: Chispa de esperanza


Son Gohan, tras una dura sesión de entrenamiento en la montaña, vuelve a su casa en Villa Aru, donde le aguarda Lunch, con quien comparte hogar.

Al entrar en la vivienda, Son Gohan se encuentra a Lunch, con melena rubia, sentada en una silla, inyectándose un potente anti-histamínico en vena; algo que, según parece, ya es una costumbre.

Algo se rompe en el corazón de Gohan cada vez que ve a la amiga de su padre con la aguja y no puede evitar hacer una mueca de desagrado.

- “Sabes que lo necesito” – se excusa Lunch.
- “Deberías descansar de vez en cuando” – le dice Gohan. – “Nos iría bien tener la otra Lunch por aquí alguna vez. La bondad y la gentileza no son cualidades que abunden hoy en día”.
- “Por eso no puede volver” – responde Lunch. – “Es débil. No podría soportar este mundo”.

Son Gohan se acerca a Lunch y le hace una carantoña en la mejilla.

- “Yo no dejaría que le pasara nada” – dice el mestizo, antes de inclinarse para besarla.

En el océano del norte, Cell ha estado bombardeando la zona al azar durante horas, esperando acertar en el blanco: el submarino del Ejército Real.

Suno, Erasa y el Dr. Normimaki, notan como las explosiones son cada vez más cercanas.

- “Necesitamos un milagro...” – murmura Erasa.

Mientras tanto, el equipo Zulú avanza hacia la Capital del Este. El Número 8 ayuda al Número 16.

- “Vamos muy despacio” – se queja Shapner.
- “Es por vosotros” – responde malhumorada la Número 18.
- “Es mejor ir despacio” – responde el Número 16. – “No debemos llamar la atención de Cell.”

Ikose, que oye las explosiones a lo lejos, ya ha tenido suficiente. No puede permitir que sus amigos mueran. 

El joven soldado se detiene de repente.

- “Seguid sin mí” – dice Ikose, sorprendiendo a todos. – “Voy a volver para ayudarles”.
- “¡No!” – responde Shapner. – “Ya hemos hablado de eso. ¡Debemos seguir adelante!”
- “¡Esa cosa mató a mi hermano!” – responde Ikose. – “No dejaré que mate a nadie más”.

El Número 16, se da cuenta del tormento que está sufriendo el pobre chico.

- “Iré yo” – interviene el androide.
- “¿Tú?” – le responde la Número 18. – “¿En este estado?”
- “Os estoy retrasando...” – responde el androide. – “... y creo que aún puedo detener a Cell.”
- “Pero, ¿cómo?” – le pregunta Videl.

El androide esboza una sonrisa triste.

- “Ha sido un placer conoceros a todos” – responde el Número 16.
- “Acaso pretendes...” – murmura sorprendida la Número 18.
- “¿Qué ocurre?” – pregunta Shapner.
- “Va a autodestruirse” – responde el Número 8.
- “Tengo una potente bomba en mi interior” – responde el Número 16. – “El Dr. Gero la instaló como último recurso para matar a Son Goku... pero él ya está muerto, y mi existencia ya no tiene sentido”.

Sus palabras entristecen al grupo.

- “Tengo que decir que me habéis sorprendido gratamente” – continúa el Número 16. – “Creo que, pase lo que pase, cuando salga el Sol, el mundo será un poco mejor”.
- “¡No seas estúpido!” – interviene la Número 18. – “¡No te sacrifiques por unos humanos!”.

El Número 16 se aparta del Número 8 y consigue mantenerse en pie.

- “Deja de ocultar tu alma rota detrás de todo ese odio” – responde el androide 16. – “En el fondo, no eres una mala persona. Tampoco lo era el Número 17.”

A Shapner no parecen gustarle esas declaraciones.

- “El Dr. Gero convirtió a dos humanos solitarios y maltratados en monstruos.” – continúa el androide. – “Pero queda humanidad en ti. Puedo verlo en tus ojos. Tienes miedo, y por primera vez en muchos años, te sientes débil.”

Las palabras del androide parecen clavarse en el corazón de la Número 18 como un punzón.

- “Os deseo mucha suerte” – finaliza el Número 16. – “Y si veis al hijo de Goku, decidle que, además de ser mi misión, hubiera sido un honor enfrentarme a su padre.”

El androide se eleva lentamente.

- “Les dejo en tus manos, Número 8” – sonríe el robot antes de marchar hacia el norte.

En la Sala del Espíritu y el tiempo, Son Gohan agoniza en el suelo. La ampolla de Agua Ultradivina se encuentra tirada, abierta y vacía. Los gritos del mestizo se pierden en la nada de la infinita sala blanca.

Una vez más, Gohan llega a su casa de Villa Aru tras un día de entrenamiento en las montañas. Esta vez, le recibe Lunch con su melena azul.

Lunch se abalanza sobre él cuando cruza el umbral de la puerta y le abraza con fuerza.

- “¡Te he preparado la cena!” – dice con voz angelical.
- “¡Muchas gracias!” – responde Gohan. – “¡Huele delicioso!”

Cell harto de disparar sin resultados, alza su dedo índice hacia el cielo, formando una esfera de ki oscura rodeada por rayos rojos.

- “¡Ya estoy cansado de juegos!” – exclama la criatura. – “¡Destruiré toda la zona y buscaré los pedazos de la Número 18!”

El androide 16 vuela torpemente hacia dónde se encuentra Cell.

- “¡Cell!” – grita el robot.

El insecto le oye y deja que la esfera que había formado se disipe.

- “¿Sigues con vida?” – se burla Cell. – “El Dr. Gero le puso un empeño especial a tu modelo...”
- “¡Aún no hemos terminado!” – responde el Número 16.
- “Yo creo que sí” – responde Cell, sabiéndose superior. – “¿Se te han freído los circuitos? No puedes ganarme... y menos en este estado tan deplorable.”

El androide, aún sabiendo que va a perder, se pone en guardia a duras penas.

En el submarino, los aterrorizados tripulantes se preguntan qué está ocurriendo, pues de repente han cesado las explosiones y las sacudidas.

- “¿Es que se ha hartado?” – se pregunta Senbei.
- “Espero que los demás sigan con vida” – se preocupa Erasa.
- “Tenemos que aprovechar este momento y escapar” – murmura Suno. – “Puede que no tengamos otra oportunidad”.

En la superficie, Cell avanza lentamente hacia el Número 16, hasta colocarse frente a él, a escasos centímetros. El androide tiembla de impotencia.

- “¿Qué piensas hacer, pedazo de chatarra?” – se burla la criatura.

De repente, la expresión en el rostro del Número 16 cambia por completo y muestra una sonrisa confiada que Cell no comprende.

El androide se abalanza sobre Cell y le abraza con fuerza, impidiendo su movimiento.

- “¿¡Qué estás haciendo!?” – se sorprende el insecto.
- “Este es tu final, Cell” – responde el androide. – “¡Voy a llevarte a infierno yo mismo!”
- “¡Suéltame!” – exclama Cell mientras intenta liberarse.
- “¡MUERE!” – grita el androide, mientras su pecho se ilumina intensamente.

Videl y los demás siguen su camino hacia la Capital del Este, cuando una fuerte luz les alcanza un momento antes de escuchar un estruendo ensordecedor. Al darse la vuelta, ven la gigantesca explosión en el cielo.

- “Lo ha hecho...” – titubea Shapner. – “Se ha autodestruido...”
- “Número 16...” –  murmura Videl.

En unos instantes, la onda expansiva les alcanza y les derriba. El fuerte viento lleva consigo escombros, que pasan a escasos metros de nuestros amigos. De repente, un trozo del muro de la Muscle Tower va directo hacia ellos. Todos se cubren como pueden, pero algo se interpone entre ellos y los escombros. Para sorpresa de todos, la Número 18 ha dado un paso al frente y ha levantado una barrera protectora.

El submarino también sufre la onda expansiva, que ha provocado violentas corrientes en el fondo marino. El navío choca contra unas rocas rocas y se resquebraja, provocando una masiva entrada de agua en su interior.

- “¡Tenemos que abandonar el barco!” – ordena la Coronel Suno.

La luz, el estruendo y el fuerte viento creados por la explosión han llegado hasta la Torre de Karín y llaman la atención de sus dos inquilinos, que se acercan a la barandilla para contemplar el aterrador espectáculo.

El pelotón Zulú se levanta y se sacude el polvo.

- “Gracias, Número 18” – dice Videl, asombrada de que la androide les haya protegido.
- “¿Gracias?” – responde la androide. – “Sólo me protegía a mí. Que vosotros estuvierais detrás ha sido casualidad”.

Videl sonríe, pues sabe que la androide sólo intenta disimular.

- “Puede que el Número 16 tuviera razón...” – piensa la Sargento.

La androide se eleva unos centímetros del suelo.

- “Tengo que saber si esa cosa está muerta de verdad” – dice la Número 18 antes de salir volando hacia la zoca cero.
- “¡No! ¡Espera!” – exclama Shapner, pero la androide le ignora.

Son Gohan regresa de la montaña, una vez más, después de su entrenamiento. Hay una multitud en la entrada de la Villa y la gente parece agitada. Pocawatha y la tortuga Umigame se encuentran entre ellos.

- “¿Qué está pasando?” – le pregunta Gohan a Pocawatha.

La mujer parece no atreverse a responder a Son Gohan.

- “Han atacado el convoy que volvía de la Capital del Este” – interviene Umigame. – “Hemos perdido contacto con Lunch”.
- “¿¡Cuándo ha ocurrido!?” – exclama Gohan preocupado.
- “Hace unas horas” – responde Umigame. – “Johnny ha salido con unos cuantos hombres en su búsqueda”.
- “¿Han sido los androides?” – pregunta Gohan nervioso.
- “No.” – responde Pocawatha. – “Han sido bandidos. Posiblemente los Hijos de Orin”.

En la zona cero, el hielo de la zona ha sido derretido y un gran cráter se llena con el agua del océano. En la costa, un malherido Cell, sin piernas, sin cola y con sólo un brazo, se arrastra fuera del agua.

- “Maldito cubo de tornillos” – refunfuña Cell mientras se arrastra. – “Ese idiota me ha hecho sentir miedo durante un instante...” – dice antes de regenerarse.

En el último instante, Cell consiguió liberarse y disparar en el abdomen al Número 16, partiéndolo en dos, y pateó la parte superior con todas sus fuerzas hacia el cielo.

El lagarto se pone en pie.

- “Que extraño...” – piensa Cell mientras contempla sus manos y aprieta los puños. – “Me siento más fuerte que antes... ¿es este el poder de las células saiyajín?” – sonríe el insecto.

Un tenue zumbido llama la atención del lagarto.

- “Alguien se acerca” – murmura Cell.

El pelotón Zulú camina hacia el lugar de la explosión cuando Videl se detiene de sopetón.

- “¿Qué ocurre?” – le pregunta Shapner.
- “Tengo un mal presentimiento...” – responde Videl.

La Número 18 llega a la zona y contempla el cráter desde el cielo.

- “No puede ser que Cell haya sobrevivido a esto” – piensa la androide, mientras desciende.

De repente, Cell aparece detrás de ella y el miedo la embarga al notar la presencia del insecto.

- “Me alegro de que hayas vuelto” – se burla Cell. – “¿Acaso has aceptado tu destino?”

La androide se da la vuelta y retrocede lentamente.

- “Sigues vivo... pero ¿cómo?” – murmura la Número 18.
- “Se lo debo a las células saiyajín y a las namekianas” – responde el insecto. – “Son una combinación realmente increíble”.
- “No vas a salirte con la tuya” – dice la androide. – “¡No dejaré que me absorbas!” – exclama mientras le dispara una onda de ki.

Cell ni se molesta en esquivar un ataque tan débil.

- “Deberías estar orgullosa, Número 18” – le dice Cell mientras prepara su cola. – “Vas a formar parte del organismo perfecto”.

En ese instante, un coche volador, con los asientos vacíos, aparece por la izquierda de Cell.

- “Pero, ¿qué...?” – se extrañan Cell y la androide.
- “¡YAAAH!” – grita alguien que sorprende al insecto por su derecha y le corta la cola con una katana.

Cell y la androide están desconcertados ante lo sucedido.

- “¿Quién eres tu?” – le pregunta la Número 18, sorprendida.

El rechoncho samurái se coloca en guardia mientras una gota de sudor frío recorre su frente.

- “Sólo alguien que pasaba por aquí” – responde el guerrero.

Cell analiza al recién llegado.

- “Tú... ¡eres Yajirobe!, ¿verdad?” – le dice el insecto.
- “¿Yajirobe?” – reconoce el nombre la Número 18.
- “Veo que me conocéis...” – sonríe nervioso el samurái.
- “El ordenador de la Red Ribbon lo sabe todo” – responde Cell. – “Y también sabe que eres un cobarde” – se burla el insecto.
- “Lo soy...” – responde algo avergonzado Yajirobe – “Y por eso no he venido sólo” – añade esbozando una media sonrisa.

En ese momento, una lanza atraviesa el pecho de Cell.

- “¿Más cucarachas?” – se pregunta el insecto.

Al darse la vuelta, ve al hombre de aspecto indígena que acaba de lanzarle la lanza. Upa también ha llegado.

Cell, aún sin cola y con la lanza atravesándole, se ríe a carcajadas.

- “¡JAJAJA! ¿Y creéis que vosotros dos vais a derrotarme?” – se burla.

Yajirobe sonríe desafiante.

- “Puede que no podamos derrotarte” – le dice el samurái. – “Pero lucharemos hasta el final, tal y como nos enseñó Son Goku”.

En ese instante, decenas de cazas del Ejército Real sobrevuelan la zona.

El pelotón Zulú, que aún camina hacia el lugar de la batalla, observa en el cielo que han llegado los refuerzos.

- “¡El Ejército Real!” – exclama Ikose.
- “¡Han venido!” – exclama Shapner.

De repente, se oye un estruendo acercándose.

- “¡Se acerca alguien!” – exclama Videl.

En el mar, dos barcos con bandera pirata se acercan a la costa. Punta y Bacterian capitanean las embarcaciones.

- “Habéis tenido suerte de que os encontráramos” – le dice Punta a su acompañante.
- “Os estamos muy agradecidos” – responde Suno mientras se coloca la máscara antigás, igual que el resto de soldados supervivientes.
- “¿Estáis seguros de esto?” – pregunta Erasa.
- “Lucharemos” – responde Punta mientas desenfunda su espada y la levanta hacia el cielo. – “¡Por el Guerrero Dorado!” – exclama.

La tripulación de ambos barcos repite el grito al unísono.

- “¡Por el Guerrero Dorado!” – exclaman todos.
- “¡Por Son Gohan!” – responde Bacterian desde su embarcación.
- “¡Por Son Gohan!” – repiten todos.

En una colina cercana, soldados del Ejército Real y un grupo de aldeanos armados observan el campo de batalla. Detrás de ellos se acumulan los robots de combate y los tanques. El ataque está encabezado por el General Satán, Videl, Shapner, Ikose, el Número 8, Pocawathwa y el Rey Gyuma.

- “¿Estás segura de que vendrá?” – le pregunta Satán a su hija.
- “Estoy segura” – responde Videl.
- “Más nos vale” – añade Shapner.
- “¿Tu que crees?” – le pregunta Pocawatha al gigantesco hombre con armadura que se encuentra a su lado, cargando una enorme hacha en su hombro.
- “Confía en mi nieto” – responde el Rey Gyuma, que ha vuelta a enfundarse su vieja armadura después de muchos años. – “Al fin y al cabo, es hijo de Son Goku.”

Desde el lugar se escuchan los cánticos provenientes del mar.

- “¡Por Son Gohan!” – se une el Rey Gyuma.
- “¡Por Son Gohan!” – exclaman los aldeanos y los soldados a la vez.

Cell y la Número 18 observan incrédulos a la multitud que se está agrupando a su alrededor.

Yajirobe sonríe.

- “¿Estás viendo esto, Goku?” – murmura sonriendo mientras se pone en guardia. – “La Tierra vuelve a tener esperanza... ¡gracias a Son Gohan!”