miércoles, 28 de febrero de 2018

OLD MAN GOHAN // Capítulo 11: Orange City

OMG // Capítulo 11: Orange City


Los tres jinetes cabalgan por el bosque en dirección a la ciudad.

- “¿Cuánto nos queda hasta Orange City?” – pregunta Shapner.
- “Llegaremos en menos de un día” – responde Johnny.

En Villa Chazke, un silencio sepulcral inunda sus calles repletas de prendas de ropa arrastradas por el viento. El hijo de Mask se esconde bajo el suelo de una de las casas mientras escucha como las pisadas de la criatura se acercan. El niño puede oír a la criatura caminar por los tablones encima de él hasta que de nuevo queda todo en silencio. El niño respira aliviado al pensar que la criatura ha marchado, pero de repente, la cola del insecto rompe los tablones y ensarta al niño.

- “Ya me parecía que quedaba uno...” – murmura la criatura con una sonrisa mientras absorbe la energía vital del crío.

Son Gohan se ha lavado en un río cercano a su casa y se prepara para partir hacia la Torre de Karin. Se ha cortado el pelo, se ha afeitado usando sus manos envueltas en ki y se ha vestido con un viejo Gi de su padre.

- “Lo más fácil es viajar por mar” – piensa el mestizo. – “Necesito encontrar una embarcación”.

Los jinetes ya han cruzado el bosque y galopan por la llanura.

- “¡Ahí está Orange City!” – exclama Videl al identificar el silueta de la ciudad en el horizonte.

Nuestros amigos sonríen satisfechos, pues ven su objetivo cerca. Pero su expresión cambia por completo al divisar varias columnas de humo en la ciudad.

- “¿Qué ha pasado?” – dice Shapner.

De repente, varias explosiones se oyen a lo lejos.

- “¡La ciudad está siendo atacada!” – exclama Videl. 
- “¿Son los androides?” – pregunta Johnny.
- “¡Tenemos que darnos prisa!” – dice Shapner.

El sonido de las explosiones llega de forma tenue hasta el bosque, donde una bandada de pájaros alza el vuelo y alerta a Gohan.

No muy lejos de allí, la criatura también es alertada por las explosiones.

- “Puede que sea mi día de suerte...” – dice sonriendo.

Al acercarse a la ciudad, nuestros amigos pueden ver a varios helicópteros sobrevolando la ciudad y abriendo fuego sobre un objetivo desconocido, pero algunos de ellos son derribados rápidamente.

- “Maldición...” – se lamenta Videl. – “Espero que no hayan descubierto la base secreta.” – piensa la Sargento. – “¡Seguidme!” – exclama cambiando de dirección.
- “¿Qué estás haciendo?” – le dice Shapner. – “¡Nuestra misión es informar al Alto Mando!”
- “¡No voy a dejar a esta gente sola!” – responde la Sargento. – “¡Vamos a luchar!”

En las calles se encuentran con varias patrullas, tanques, vehículos de guerra y robots pilotados.

- “¡Es la Sargento Violet!” – exclaman varios soldados esperanzados. – “¡Ha llegado la Sargento!”

Finalmente, los jinetes llegan a un puesto de mando avanzado. Desmontan y entran en una enorme tienda de campaña.

- “¡Sargento Violet!” – exclama el militar que parece estar al mando. Un hombre de tez negra, fuerte, de pelo corto.
- “Coronel Kila” – le saluda Videl.
- “Veo que sigues sin usar los nombres en clave” – dice el Coronel.
- “Coronel White” – le saluda Shapner.
- “¿Cuál es la situación?” – pregunta Videl.
- “Los androides están atacando la ciudad. Se encuentran al norte.” – explica el Coronel. – “Hemos conseguido retrasarles, pero no aguantaremos mucho tiempo. Hemos ordenado evacuar la ciudad.”
- “¿Dónde está mi padre?” – pregunta la Sargento.
- “En la base secreta, en las montañas” – responde Kila.
- “Que todo el mundo se dirija a esa base por los túneles” – dice la Sargento. – “Intentaremos ganar tiempo”.

Johnny observa la conversación. Videl parece ser admirada por las tropas y sus ideas son respetadas incluso por sus superiores.

La Sargento sale de la tienda de campaña y agarra un fusil de asalto. Shapner la sigue.

- “¡Quiero a un pelotón conmigo!” – grita Videl. – “¡Y a todos los robots de combate disponibles!”

Los soldados parecen organizarse tras ella. 

- “¿De cuántos bombarderos disponemos?” – pregunta Videl a uno de los soldados.
- “Sólo nos quedan cuatro” – responde el soldado.
- “¡Pues que se preparen!” – dice la Sargento.

Shapner se acerca a Johnny.

- “Ya has cumplido tu parte, abuelo” – le dice en tono burlón. – “Ya puedes volver a la villa”.
- “¿Estás de broma, chico?” – le responde Johnny agarrando un fusil y un cinturón de munición. – “Si todos los soldados son tan torpes como tú, vais a necesitarme”.

Los androides parecen avanzar por la ciudad divirtiéndose. Reciben fuego del Ejército Real sin apenas inmutarse.

- “¡Hacía tiempo que no me divertía tanto!” – exclama la Número 18 mientras dispara a discreción contra varios tanques.
- “¡Llevaba años sin ver a tantos soldados juntos!” – responde 17.

De repente, un proyectil de energía disparado por un robot de combate alcanza al androide 17 y le lanza contra un edificio.

Su hermana se ríe a plena carcajada al ver a su mellizo abatido de una forma que considera ridícula.

El androide 17 sale de entre los escombros peinándose con la mano.

- “Parece que han mejorado” – dice con una sonrisa maliciosa.
- “¡Tendrías que verte la cara! ¡Jajaja!” – sigue riendo la 18.

Mientras tanto, los robots de combate y el pelotón de Videl se sitúan en silencio en los tejados de los edificios colindantes, rodeando así a los androides.

- “Que los bombarderos se preparen” – le susurra Videl a la radio.

Johnny y Shapner, armados con fusiles de asalto, escoltan a la Sargento.

- “Tenemos que hacer que lleguen a la plaza” – dice Videl.
- “Necesitaremos un cebo” – responde Shapner.
- “Yo me encargo” – dice Johnny.
- “¡No!” – le dice la Sargento. – “¡Espera!”

Sin escuchar a la Sargento, Johnny sale en medio de la plaza y dispara a los androides llamando su atención.

- “Otro héroe con ganas de morir” – dice 17.

Los androides caminan hacia Johnny, que sigue disparando hasta quedarse sin munición.

Al tener a los androides a escasos metros de distancia, Johnny recuerda cómo cuando era un niño usó su tirachinas contra Oolong cuando éste aterrorizaba su aldea.

- “Lo siento, Pocawatha.” – murmura el cowboy con una sonrisa de satisfacción. – “Nunca he sido demasiado prudente”.

Videl y el resto observan la escena impotentes.

- “Maldita sea...” – se lamenta Shapner. – “¡Da la orden!” – le dice a Videl.
- “¡Fuego!” – ordena ella por radio.

Los robots de combate disparan desde los tejados a los androides, llenando la plaza de fuego y polvo.

- “¡Los bombarderos! ¡Ahora!” – dice Videl por radio.

Los aviones sobrevuelan la zona y sueltan las bombas sobre la plaza.

Videl y Shapner se alejan corriendo de la zona mientras las bombas explotan tras ellos.

La ciudad se queda en silencio, cubierta por una gran nube de ceniza y polvo.

La Sargento sale de su cobertura para contemplar el desolado paisaje que ha resultado de la explosión.

Los bombarderos han dado la vuelta y dan una segunda pasada para comprobar el resultado de la operación.

- “El impacto ha sido total” – anuncia un piloto por radio. – “Repito: Impacto total sobre el objetivo”.

Los soldados celebran su supuesta victoria, pero Videl está triste por Johnny.

- “Lo hemos logrado” – la reconforta Shapner. – “Gracias a ti. Gracias a Johnny”.

Pero la polvareda empieza a disiparse y en el centro de la plaza, ambos androides siguen en pie, rodeados por sus barreras protectoras. Además, 17 tiene a Johnny agarrado por el cuello y lo levanta varios palmos del suelo.

La número 18 alza su mano y dispara a uno de los bombarderos, derribándolo.

- “Sois ridículos” – dice 17.

Johnny hace un gesto con su mano y se escucha un click metálico. El número 17 ve como una pequeña anilla cae al suelo.

- “Vete al infierno” - murmura Johnny justo antes de que la granada haga explosión.
- “¡NOO!” – grita Videl.

La explosión es contenida dentro de la barrera creada por el androide, que desaparece escasos segundos después.

A pesar de todo, el número 17 reaparece con la ropa algo dañada, pero sin ninguna herida. No hay ni rastro de Johnny.

-  “¡Maldita sea!” – grita Videl.
-  “Inútil” – murmura la número 18.

La Sargento desenfunda su pistola con lágrimas en los ojos y dispara a los androides.

Shapner coge su radio.

- “¡Impacto negativo!” – avisa. – “Repito: ¡Impacto negativo! ¡Los androides siguen en pie!”
- “¡Retirada!” – ordena el Coronel White por radio.

La Sargento sigue disparando a discreción contra los androides, que caminan hacia ella con su calma habitual.

- “¡Videl, tenemos que irnos!” – le insiste Shapner.
- “¡Tú tienes que irte!” – le responde ella.

Videl sigue disparando, cegada por la rabia, mientras el teniente intenta hacer que reaccione.

- “¡Escapa! ¡Es una orden!” – insiste la Sargento. – “¡Tienes que informar al Alto Mando sobre la criatura!”

Shapner, muy a su pesar, sabe que la Sargento está en lo cierto, y por el bien de la humanidad, uno de ellos tiene que sobrevivir.

- “Tengo que ganar algo de tiempo” – piensa Videl. – “Lo siento, papá.” – murmura, asumiendo que éste es su fin y que su misión ha fracasado.

Pero en ese instante, una onda de energía de color azul celeste impacta contra los androides haciéndoles retroceder y causando una gigantesca explosión.

Tanto Videl como el resto de soldados en retirada alzan su mirada buscando el origen de tal proyectil.

Sobre el edificio más alto de los alrededores, el Instituto Orange Star, un hombre envuelto en fuego dorado se yergue impertérrito.

- “¿Son Gohan?” – murmura Videl con lágrimas en los ojos, pues le cuesta reconocer al vagabundo por su cambio de aspecto.
- “¡Es el Guerrero Dorado!” – grita un soldado. – “¡El Guerrero Dorado ha regresado!”
- “Creía que sólo eran leyendas...” – murmura otro.
- “¡Estamos salvados!” – exclama otro. – “¡El Guerrero Dorado está con nosotros!”

Todos los soldados celebran su llegada como si fuera una victoria y corean su nombre.

La esperanza ha vuelto a la Resistencia.

domingo, 25 de febrero de 2018

DBSNL // Capítulo 30: Protocolo 1

DBSNL // Capítulo 30: Protocolo 1
“No voy a ponértelo fácil”


Un robot parecido al Número 16 se encuentra frente a Goten y #17. Trunks ha caído y se encuentra inconsciente.

El robot B-16 analiza a sus dos enemigos y se queda mirando a Son Goten.

- “Protocolo 342 anulado. Protocolo 1 activado: Matar a Son Goku” – anuncia el robot, mientras se cruza de brazos para desensamblar sus puños y apuntar con los cañones de su antebrazo a Goten.
- “¡Cuidado!” – grita 17.

B-16 dispara y su ataque arrasa con todo a su paso. 

En el aire, 17 ha agarrado a Goten y Trunks a tiempo y han esquivado el ataque.

El B-16, que se ha recolocado los puños, analiza el terreno devastado y levanta la mirada.

- “Detecta vuestro ki...” – dice 17 soltando a Goten y dándole a Trunks, aún inconsciente. – “Llévatelo de aquí”

El androide desciende y se planta frente al robot, que aún mira fijamente a Goten.

- “No eres el Número 16” – le dice.
- “Soy el prototipo Beta-16” – responde el robot. – “Mi diseño está basado en el Número 16 creado por el Doctor Gero”. 
- “El Número 16 que conocí era distinto” – le dice 17.
- “El Número 16 fue catalogado como defectuoso” – responde el robot. – “También el Número 17 y el Número 18”.
- “¿Te parezco defectuoso?” – le responde el androide antes de lanzarse a por él.

Mientras tanto, Goten se aleja con Trunks.

17 golpea al B-16, que casi no recula pese a los ataques del androide.

- “Entrégate para una reparación o serás destruido” – dice el robot.

El androide retrocede sorprendido.

- “Parece que tiene la misma fuerza que el 16” – murmura. – “Esto no será fácil.”


Dibujado por Torrijos

En la mansión de Mr Satán, Gohan y Videl le han dado la noticia al futuro abuelo, que llora de alegría al escuchar la buena nueva y abraza a la pareja.

- “¡Va a ser el luchador más fuerte del universo!” – dice Satán.
- “Aún no sabemos si será niño o niña...” – dice Videl.
- “¡Estoy seguro de que será un niño! ¡Y me sustituirá como protector de la Tierra!” – sigue Satán, soñando despierto, mientras Videl y Gohan se miran con complicidad y algo avergonzados por el espectáculo que está dando el campeón.

Son Goten ha dejado a Trunks en una aldea cercana y se dirige de nuevo hacia allí para ayudar al Número 17.

Muy lejos de allí, la Número 18 y Krilín han visitado a Roshi con su hija Marron. 

- “¡Pero si es mi futura discípula!” – dice Roshi alegrándose de verla.
- “Acércate demasiado a ella y te mataré” – dice tajante 18.

Roshi retrocede con miedo.

- “Jajaja. Siempre tan bromista...” – intenta mediar Krilín.
- “No es una broma.” – insiste la número 18, dejando a Roshi y Krilín pasmados.

El androide 17 no puede evitar retroceder ante los ataques del B-16. El robot le lanza su puño, que le agarra la cabeza y le arrastra por el suelo del bosque destrozando todos los árboles que encuentra a su paso. Finalmente, el puño vuelve al B-16 y el número 17 puede levantarse.


Dibujado por Torrijos

- “Los cálculos indican que no puedes ganar” – le dice el B-16. – “Entrégate para ser analizado y reprogramado, Androide Número 17”.
- “No soy propiedad de la Red Ribbon.” – responde 17. – “Voy a acabar con lo que queda de vuestro ejército.”

El B-16 se desencaja los puños y apunta al 17.

- “Exterminarte es una solución válida” – dice antes de lanzar su devastador ataque.

En el planeta de Beerus, Goku y Vegeta se toman un breve descanso para recuperar fuerzas.

- “Vegeta” – dice Goku. – “Si yo estaba aquí con Whis, ¿cómo llegaste a la Tierra a tiempo para enfrentarte a Freezer?”
- “Usé tu técnica” – responde Vegeta con una sonrisa burlona.
- “¿¡El Shunkanido!?” – se sorprende Goku. – “¿Desde cuándo sabes usarlo?”
- “No es una técnica tan complicada” – responde. – “Pude aprender sus bases cuando formamos a Vegetto, pero nunca la había realizado con éxito antes”.
- “Te has tomado en serio lo de superarme...” – dice Goku con una sonrisa cómplice.
- “Se acabó el descanso” – cambia de tema Vegeta.

En la Tierra, cuando la gran nube de polvo se disipa, el número 17 aparece envuelto por su barrera protectora. 

- “No voy a ponértelo fácil” – dice el androide.

En ese momento Goten desciende y se sitúa junto al Número 17.

- “¡Te dije que os fuerais!” – le dice el androide.
- “He dejado a Trunks a salvo”. – dice Goten. – “Lucharemos juntos” – añade mostrando una madurez inusual en él. – “¡HAAAAA!” – grita al transformarse en Súper Saiyajín.

El 17 se sorprende de que alguien tan joven hable con esa seguridad y sea capaz de transformarse en Súper Saiyajín.

- “Realmente eres hijo de Son Goku” – le dice mientras se prepara para el combate.

miércoles, 21 de febrero de 2018

OLD MAN GOHAN // Capítulo 10: Esperanza

OMG // Capítulo 10: Esperanza


En Villa Aru, todos han salido de sus casas y escuchan las explosiones a lo lejos, viendo los resplandores reflejados en el cielo.

- “Son Gohan...” – murmura Videl.

Finalmente, el estruendo cesa. El fuerte de los bandidos ha quedado arrasado. Unas pocas mujeres y niños salen de un sótano lleno de humo y Son Gohan clava en ellos su mirada llena de odio y alza su mano en su dirección. Ellos retroceden aterrorizados.

Son Gohan cierra los ojos con fuerza haciendo una mueca de dolor y vuelve a su estado base, dejando caer su mano.

Uno de los niños corre hacia el cadáver de Mask.

- “¡Papá!” – grita el niño llorando.

En ese instante, el mestizo parece darse cuenta del horror que ha causado.

El niño corre hacia él y le agarra el pantalón, golpeando con todas sus fuerzas al saiyajín, que sigue inmóvil y perplejo por la situación.  

Tras mirar un instante al crío y recordar cómo él se sintió ante la muerte de Piccolo y sus amigos frente a los androides, alza el vuelo rápidamente, haciendo que el niño caiga de espaldas al suelo, y se aleja del lugar a toda velocidad.

En Villa Aru, Shapner y Videl están reunidos con los jefes de la aldea, entre los que se encuentran la mujer que les recibió en la entrada, un hombre con sombrero de cowboy y una enorme tortuga marina posada en un enorme barreño con agua salada.

- “Son Gohan estará bien” – dice la mujer. – “Sabe cuidarse”.
- “¿Le conocéis?” – pregunta Videl.
- “Así es” – responde la mujer. – “Me llamo Pocawatha.”
- “¿Y cómo le conoció? ¿Vivía aquí?” – pregunta la Sargento.
- “Estuvo aquí durante un tiempo, pero su casa está en el Monte Paoz” – explica la mujer. – “Una mujer le trajo malherido después de que se enfrentara a los androides en Orange City”.
- “El Guerrero Dorado...” – murmura Shapner, que se siente forzado a admitir que las leyendas eran ciertas. 
- “¡Su leyenda es conocida por todo el mundo!” – exclama Videl. – “¡El guerrero que luchaba contra los androides! ¿Por qué perdió la esperanza?”
- “Dejó de creer” – responde Pocawatha. – “Decidió que no merecía la pena luchar para salvar a la humanidad.”
- “Cobarde...” – dice Shapner.
- “¡Ni se te ocurra faltarle al respeto otra vez!” – exclama el hombre con sombrero de cowboy, mientras se levanta ofendido y con actitud amenazante.
- “Tranquilo, Johnny” – le calma Pocawatha.

Son Gohan aterriza en la cabaña de su abuelo Gohan, entra en ella y se arrodilla frente al pequeño altar en el que está expuesta la Dragon Ball de cuatro estrellas, ahora convertida en una simple piedra.

- “Lo siento” – murmura llorando. – “Lo siento mucho, papá. Nunca seré el héroe que fuiste tú.”

Un rayo de luz entra por la ventana y se refleja en un pequeño objeto situando en una estantería cercana al altar.

Son Gohan se seca las lágrimas y se acerca al objeto, guiado por su brillo, y se percata de que es un pequeño cascabel.

En Villa Aru, Pocawatha les explica la continua lucha de Gohan contra los androides.

- “¿Qué le hizo cambiar?” – pregunta Videl.
- “Estuvo viviendo y entrenando aquí con su amiga Lunch durante unos meses” – responde Pocawatha. – “Hasta que un día, Lunch y varios de nuestros hombres fueron atacados por bandidos, en las montañas, mientras volvían con un convoy de suministros desde la Capital del Este. Perdimos a muchos hombres...”

La mujer parece afligida por el recuerdo y se le corta la voz.

- “Lunch fue capturada por los bandidos” – interviene la tortuga.
- “La torturaron intentando obtener información sobre nuestra villa” – añade Pocawatha llorando.
- “Tardamos varios días en localizar el escondite de los bandidos” – dice Johnny. – “Cuando lo supimos, Gohan corrió a rescatarla y acabó con su guarida, pero era demasiado tarde... Lunch murió en sus brazos”.
- “Cuando Son Gohan volvió a la villa ya no era el mismo.” – dice Pocawatha. –“Sus ojos... Su mirada había cambiado.”

Videl no puede evitar llorar al escuchar la historia. Shapner también parece conmovido.

En el Villa Chazke, los supervivientes lloran a sus seres queridos en silencio, pero un inconfundible sonido de pisadas acercándose altera la solemnidad del momento.

El viejo Rey Gyuma se encuentra sentado en su casa cuando escucha a Son Gohan llegar.

Gyuma sale de la casa para recibirle y le abraza con fuerza.

- “¿Estás bien, Son Gohan?” – le pregunta al verle cubierto de sangre.
- “Tengo que irme” – responde Gohan.
- “¿Cómo dices? ¿Por qué? ¿Qué ha ocurrido?” – dice sorprendido su abuelo.

Son Gohan extiende su mano y le muestra el cascabel a su abuelo.
- "¿El cascabel del Duende Karin?" - dice el viejo Rey.
- “Tengo que ir a la Atalaya de Kamisama” – responde Gohan. – “Creo que allí encontraré respuestas”.

En Villa Aru, Videl y Shapner se preparan para reanudar su marcha. 

- “Aquí tenéis dos caballos. Varios de nuestros hombres os acompañaran hasta Orange City” – dice Pocawatha. 
- “Gracias por los caballos, señora Pocawatha” – responde Videl. – “Pero no vamos a poner en riesgo a vuestra gente. Esta es nuestra misión”.
- “Necesitáis a alguien que sepa guiaros por este bosque” – insiste la mujer.
- “Yo les acompañaré” – dice Johnny. 
- “No se ofenda, viejo, pero nos enlentecería” – dice Shapner.
- “No me gustaría tener que estropearte esa cara bonita, hijo” – le dice Johnny mientras se sitúa a escasos centímetros de la cara del teniente.
- “Tranquilos.” – dice Videl. – “Está bien, señor Johnny. Aceptamos su ayuda. Nos será más fácil llegar a Orange City si nos acompaña”.

Shapner, resignado, termina de cargar el caballo y se dispone a montar. Videl y Johnny hacen lo mismo.

- “Ten cuidado, Johnny” – le dice Pocawatha.
- “Ya me conoces” – responde el viejo cowboy. – “La prudencia nunca ha sido lo mío” – añade guiñándole el ojo.

Los tres jinetes se despiden de la villa y parten rumbo a Orange City.

Mientras tanto, Gohan prepara una mochila para marchar.

- “¿No vas a ir volando?” – le pregunta su abuelo.
- “Ha aparecido un nuevo enemigo que puede sentir mi ki” – responde el mestizo. – “En estos momentos debe estar viniendo hacia aquí. No puedo arriesgarme."
- “¿Y Kinton?" - pregunta Gyuma.
- “Hace tiempo que dejó de ser una opción" - se lamenta Gohan.  – “Tú tienes que ir a Villa Aru, ahí estarás más seguro”.
- “Son Gohan... Tu madre nunca quiso abandonar esta casa y yo tampoco lo haré.” – responde Gyuma.
- “No digas tonterías. Es peligroso quedarse aquí” – insiste Gohan.
- “Lo sé muy bien” – responde Gyuma. – “Pero prefiero pasar mis últimos días aquí. En casa”.
- “Está bien, abuelo” – claudica Gohan.

Ambos se abrazan con fuerza.

- “Antes de que te vayas, tengo algo que darte” – dice el abuelo, entregándole un objeto alargado, envuelto en tela y atado con una cuerda.

Son Gohan deshace el envoltorio y se encuentra con el bastón mágico que una vez perteneció a su padre y a su otro abuelo.

- “El Duende Karin se lo dio a tu madre cuando murió Son Goku. Lo estaba guardando para dártelo el día de tu boda.” - explica el Rey Gyuma. - “Pero si vas a ir a la Atalaya, creo que lo necesitarás”.
- “¿Para mi boda? Dudo que eso ocurra” – responde Gohan algo incómodo.
- “El mundo no será un caos para siempre, Son Gohan” – dice Gyuma, agarrándole de los hombros. – “No pierdas la esperanza”.