domingo, 29 de marzo de 2020

ESPECIAL DBSNL /// Cold Chronicles // Universos 3, 5, 6 y 7 / Parte XVI: Tragedia

Cold Chronicles / Parte XVI: Tragedia
“Tú eres el tipo que aniquiló a las Fuerzas Especiales…”


En el planeta secreto de Hit, el asesino retirado se encuentra arando el campo detrás de su cabaña, con la ayuda de su hijo. 

- “¿Así, papá?” – pregunta el jovial niño, que se esfuerza para imitar a su padre.
- “Muy bien” – le felicita Hit.

De repente, Hit siente una anomalía. Un cambio en la corriente de aire le advierte de que alguien ha aparecido en su planeta.

- “Entra en casa, Punch” – dice el asesino, con rostro severo.
- “¿Qué?” – se extraña el muchacho. – “Pero aún no he terminado de…”
- “Ve con tu madre” – dice Hit. – “Ya sabes lo que hacer.”

El joven Punch se da cuenta de que algo perturba a su padre y asiente. El muchacho entra en casa, donde se encuentran su madre y su hermana y les comenta lo sucedido.

Su madre abre una trampilla en el suelo de la cabaña y los se esconden en el sótano.

En el horizonte, Hit puede ver a una figura aparecer caminando lentamente. Shiras ha llegado.

En el planeta Numa, Cold le ha contado a Salabim que las cajas están en su poder, a buen recaudo. 

- “Necesita utilizar las cajas si quiere derrotar a este enemigo” – le advierte el brujo. – “No podrá derrotarle de otra forma, y menos en su estado actual.”
- “¿Qué clase de poder esconden esas cajas?” – pregunta Cold.
- “Uno antiguo.” – explica Salabim. – “Yo puedo abrirlas. Lléveme hasta ellas y la fuerza que albergan será tuya.”
- “Se me pidió que las protegiera.” – dice Cold. – “No puedo desatar un mal para enfrentarme a otro.”
- “¿Un mal?” – se ofende el brujo.
- “Confío en el hombre que me las entregó.” – dice el Rey Cold. – “Cumpliré mi promesa. Mientras yo sea el Emperador, las cajas permanecerán bajo llave.” 

Salabim está furioso, pero sabe que no puede perder la compostura. Si quiere sacar algún beneficio de la situación, debe mantener su fachada.

El brujo echa un vistazo al fuego, buscando consejo, y se da cuenta de que Shiras ha llegado al planeta de Hit.

En ese remoto planeta, Hit ha salido a recibir a Shiras para mantenerlo lejos de su casa.

- “¿Quién eres?” – pregunta Hit, que enseguida se percata del símbolo de la Patrulla Galáctica en el pecho del misterioso personaje. – “Este planeta está muy lejos de vuestra jurisdicción.”

De repente, un golpe invisible en la nariz de Hit lo lanza por los aires, pero el asesino da una ágil voltereta y cae de pie, en guardia.

El asesino se limpia un hilo de sangre que brota de su nariz.

- “Tú eres el tipo que aniquiló a las Fuerzas Especiales…” – se da cuenta el asesino.

Shiras agarra con fuerza su bastón.

- “Tú y el Emperador me habéis arrebatado la Patrulla Galáctica.” – dice Shiras.

Hit puede percibir un pequeño movimiento en el pie derecho de Shiras y rápidamente responde alzando una nube de humo negro con un soplido. 

Entre el humo aparece Shiras, intentando propinarle un golpe con su vara, pero Hit se agacha para esquivarlo y retrocede. 

Hit es perseguido por su enemigo, que intenta propinarle un golpe descendente con su vara, pero Hit logra evitarlo en el último instante. El golpe impacta contra el suelo y crea un gigantesco cráter.

Hit recupera las distancias, sorprendido por el poder devastador de su enemigo.

Shiras intenta calmarse. El legendario patrullero respira profundamente para mantener la compostura.

- “Eres hábil.” – dice Shiras.

De repente, Hit recibe un puñetazo invisible en el abdomen que le obliga a caer de rodillas.

- “Pero yo hace tiempo que sobrepasé las capacidades de los mortales.” – dice Shiras, que ha aparecido enfrente de Hit.

Shiras hace girar su vara y propina un golpe a Hit bajo la barbilla que lo lanza por los aires.

El asesino cae al suelo, dolorido y sorprendido una vez más por el poder devastador de su adversario.

En ese instante, Shiras mira de reojo la cabaña de Hit.

- “Voy a darte una lección.” – dice el antiguo patrullero.

Hit se alarma.

- “Espera…” – dice Hit, que se pone en pie. – “¡No hemos terminado!”

Shiras se eleva lentamente.

- “¡NO HEMOS TERMINADO!” – insiste el asesino, desesperado.

El patrullero apunta a la cabaña con su mano.

- “¡NO LO HAGAS!” – grita Hit, que intenta abalanzarse sobre su adversario.

Shiras, sin expresión en su rostro, dispara un ataque de ki verde que cae sobre la cabaña de Hit, haciéndola volar por los aires. Una gran explosión sacude el lugar. 

Hit se detiene en el aire, sin palabras, y lentamente desciende hasta caer de rodillas al suelo.

- “No…” – llora el asesino. – “No…”

Shiras se mantiene en el aire, sobre Hit.

- “Esto es lo que pasa cuando te enfrentas a mí” – dice Shiras. – “Tú tienes la culpa. Espero que te sirva de lección, asesino.”

De repente, Campahri aparece junto a su discípulo.

- “¿Qué se supone que estás haciendo, Shiras?” – le increpa el ángel.
- “Impartiendo justicia.” – responde su pupilo.
- “¿Justicia?” – frunce el ceño Campahri.
- “Como futuro Hakaishin, es mi deber mantener a raya a la escoria de este universo.” – responde Shiras.
- “Ya es suficiente” – dice el ángel. – “Vas a echarlo todo a perder. Vámonos.”

Los dos se preparan para marchar. Hit se pone en pie y clava su mirada en el asesino de su familia.

- “¡SHIRAS!” – exclama Hit.

El aprendiz de Hakaishin mira con desprecio a Hit.

- “Juro que te mataré.” – dice el asesino. – “Lo prometo.”

Shiras ignora a Hit y desaparece.

Camphari se queda un instante mirando al asesino, que está lleno de ira.

- “No dejes que la rabia te consuma.” – dice el ángel, antes de desaparecer.

Hit se acerca al cráter donde se encontraba su cabaña, de la que ahora solo quedan pequeños fragmentos de madera.

El asesino recoge tres tablones de madera y los clava en la tierra, en el centro del cráter, simbolizando las tres tumbas de su mujer e hijos. Hit cae de rodillas frente a ellas y llora desconsolado.

- “Lo siento mucho…” – murmura el asesino. – “Strai, cuida de nuestros hijos en el Más Allá. Yo vendré pronto.”

De repente, por arte de magia, Cold aparece al borde del cráter.

- “¿Qué haces tú aquí?” – le pregunta Hit, que ha sentido su presencia.
- “Lo siento” – dice Cold.
- “Tú me metiste en esto…” – dice Hit, furioso.
- “Lo sé” – responde el Emperador.
- “¿Y te atreves a venir aquí?” – le increpa el asesino. – “¿Por qué?”
- “Ahora tenemos un enemigo en común.” – dice el Rey Cold.

En Numa, Salabim mira la escena a través de su hoguera.

- “Que gane el mejor…” – sonríe el brujo. – “Con un poco de suerte se destruirán entre ellos… y los Kashvar reclamaremos las cenizas de lo que quede de éste universo.”

viernes, 27 de marzo de 2020

ESPECIAL DBSNL /// Cold Chronicels // Universos 3, 5, 6 y 7 / Parte XV: Venganza

Cold Chronicles / Parte XV: Venganza
“¿Dónde está el subcomandante Zarbuto?”


Han pasado años desde que Cold detuvo el avance del planeta M2, sumiéndolo en la oscuridad del espacio profundo, lejos de fuentes de alimentación que le permitan reactivarse.

El Emperador ha permanecido en Numa, bajo los cuidados del brujo Salabim. Cold intenta recuperar el control sobre su cuerpo y su energía; un desequilibrio causado por su titánico esfuerzo en su pelea contra Rildo.

Cold ha logrado controlar su energía utilizando su forma de mayor reducción de poder, que le confiere un aspecto de toro bípedo, y sigue entrenando para dominar su poder en sus otras formas.

Mientras tanto, el Imperio ha sido dirigido por la mano de Ginyu, que sigue oculto en el cuerpo de Sorbet. Una época de paz y prosperidad ha reinado en los dominios del demonio del frío. 

Salabim, desde las sombras, ha estado manipulando al Emperador y a Ginyu para obtener el control del Imperio. Su objetivo es recuperar las cajas de música que esconden al monstruo Hildegarn; una baza primordial para los Kasvhar y su objetivo de hacer regresar al que consideran su maestro, “el que vio”.

En el planeta del Hakaishin, Shiras medita sobre una roca, cerca del lago. Cerca de allí, el ángel Campahri se encuentra de pie, inmóvil; en su mente, una reunión está teniendo lugar entre sus compañeros.

Daishinkan y los ángeles planean su golpe de estado contra el todopoderoso Zeno. El Sacerdote preside el encuentro, rodeado por Kus, Cucatail, Campahri y Palinka.

- “Shiras ya domina el Anillo Toki.” – revela Campahri. – “Pronto estará listo.”
- “Es nuestra mejor baza” – confirma el Daishinkan. – “Su potencial es extraordinario.”
- “Ten cuidado, Campahri.” – dice Kus. – “Tu pupilo es arrogante”.
- “Cumplirá su cometido.” – responde el ángel del Universo 3.

Shiras ha terminado de meditar y se da cuenta de que el ángel se encuentra ausente.

- “Voy a echar un vistazo a la Patrulla.” – piensa el antiguo patrullero, antes de desaparecer. – “Hace años que no piso el mundo mortal”.

En el Cuartel General de la Patrulla Galáctica, Shiras aparece en mitad del puesto de mando, sorprendiendo a todos los patrulleros.

Shiras echa un vistazo a su alrededor sin reconocer a nadie.

Los agentes parecen ponerse nerviosos al ver a un extraño en sus instalaciones. Varios de ellos desenfundan sus armas.

- “¿Dónde está el subcomandante Zarbuto?” – pregunta Shiras.

Un personaje de tez azul celeste da un paso al frente y hace un gesto a sus compañeros para que bajen sus armas.

- “El subcomandante ya no forma parte de la Patrulla Galáctica” – dice el agente. – “Ahora yo estoy al mando.” – se presenta, ofreciendo su mano a Shiras. – “Soy el Comandante Papoi.”
- “¿Comandante?” – desconfía Shiras.
- “Así es.” – responde Papoi. – “Decidimos retirar el puesto honorífico del que usted disponía, pues sus asuntos ahora se encuentran en otro lugar.”

De repente, Papoi sale disparado hacia un enorme ventanal que rompe, perdiéndose en el espacio. La sala se despresuriza y una compuerta de metal cierra instantáneamente la apertura.

- “¿Qué ha pasado aquí?” – pregunta Shiras, desafiante.

En la Capital del Imperio, Ginyu se encuentra sentado en el trono cuando, de repente, Shiras aparece frente a él, provocando un estallido de energía.

Ginyu se asusta al ver al misterioso visitante y se prepara para pedir ayuda.

- “¡GUA…!” – pero no puede terminar de dar la orden.

Shiras ha introducido su bastón en la boca de la boca del consejero y lo ha empujado contra el respaldo del trono.

- “¿Dónde está el Emperador?” – pregunta Shiras. – “Miénteme y te mataré.”

El legendario patrullero deja hablar a Ginyu.

- “Desconozco su paradero.” – dice el consejero. – “Se está recuperando de una batalla, muy lejos de…”

Un golpe invisible en el pecho de Ginyu lo proyecta a través del trono, que estalla en mil pedazos, hasta la pared del fondo de la sala.

- “No juegues conmigo.” – dice Shiras. – “Responde a mi pregunta.”

Ginyu se recupera del impacto y esboza una media sonrisa.

- “Eres muy fuerte…” – dice el consejero imperial. – “¡CHA…!” – exclama.

Pero de repente se encuentra tumbado en el suelo, bocabajo y con su rostro estampado en el cemento. Shiras se encuentra sobre él, con su bato en su nuca.

- “Ese truco no funcionará conmigo, parásito.” – dice el antiguo patrullero, que aprieta con fuerza el cuello del consejero. – “Dime lo que quiero saber” – insiste.

Ginyu no entiende lo que ha ocurrido, pero se da cuenta de la superioridad de su enemigo.

- “No sé dónde está el Emperador…” – repite Ginyu.

Shiras ejerce más presión sobre su nuca.

- “¡Pero el Rey Cold no lo hizo solo!” – exclama el consejero. – “¡Le ayudó un asesino! ¡Tengo las grabaciones del Cuartel!”
- “Dame un nombre” – dice Shiras.
- “¡Hit! ¡Se llamaba Hit!” – revela Ginyu.

Los guardias irrumpen en la sala, pues han oído el estruendo.

- “¡¡ALTO!!” – exclaman los centinelas.

Shiras agarra al consejero por la calota y lo lanza con desprecio por un ventanal. 

Los guardias disparan, pero el patrullero ya ha desaparecido.

En el exterior del palacio, el cuerpo de Sorbet se precipita contra el suelo desde gran altura, llamando la atención de una muchedumbre que se acerca al moribundo personaje.

- “Ch… Change…” – murmura Ginyu, emitiendo desde su boca una luz que se pierde entre la multitud.

En Numa, Salabim presencia una perturbación en su hoguera. El brujo considera que su peón ha muerto, y siente que puede perder el control de la situación si no interviene.

- “Esto puede ser peligroso…” – murmura el brujo.
- “¿Qué ocurre?” – pregunta Cold.
- “Alguien ha atacado su capital, Majestad” – revela Salabim. – “Sorbet ha fallecido.”
- “¡¿Quién ha sido?!” – se sorprende el Emperador, poniéndose en pie.
- “Tranquilícese.” – dice Salabim. – “No está en condiciones de entrar en combate, señor. Este enemigo parece tener un misterioso poder…”
- “¡No puedo dejar que nadie tome mi Imperio a la ligera!” – exclama enfadado el Emperador. – “¡No podemos mostrar debilidad!”
- “Si entra en combate y es derrotado, eso es exactamente lo que ocurrirá…” – responde Salabim.

Cold parece recapacitar su decisión.

- “Pero…” – dice Salabim. – “Puede que haya una forma de recuperar su poder…”
- “¿De qué se trata?” – pregunta el Emperador.
- “Existen dos poderosos objetos.” – dice Salabim. – “Dos cajas de música antiguas que albergan un poder increíble.” 
- “¿Las cajas de música konatsianas?” – pregunta Cold.
- “¿Las conoce, Majestad?” – finge sorpresa Salabim.
- “Es posible.” – dice el Emperador.
- “El poder que encierran puede derrotar a cualquier enemigo” – dice Salabim.

Mientras tanto, en el planeta del Hakaishin, Campahri sale de su trance y se da cuenta de que Shiras se ha marchado.

- “¿Qué está haciendo ahora?” – se preocupa el ángel, que utiliza su vara para buscar a su pupilo.

En la esfera de su bastón, el ángel Shiras se encuentra en un lúgubre bar de los suburbios de Imegga. El patrullero ha propinado una paliza a todos los presentes.

- “Última oportunidad” – insiste Shiras, con una serenidad aterradora. – “¿Quién conoce el paradero del asesino Hit?”

Campahri frunce el ceño.

En la Capital del Imperio, una mujer y su hijo pequeño, que camina arrastrando un peluche con aspecto de oso extraterrestre, han llegado a casa. 

La mujer habla por un intercomunicador con una compañera de trabajo.

- “¡Ha sido horrible!” – narra la mujer. – “Yo estaba recogiendo a mi hijo de la Academia cuando hemos visto al pobre señor Sorbet…”

El niño abandona el peluche y se dirige al sillón, que tiene que escalar para poder sentarse. El pequeño enciende el televisor, donde cuentan lo ocurrido en las noticias.

Tras una advertencia por el contenido gráfico que se mostrará a continuación, una grabación de los últimos momentos de Sorbet es emitida. El consejero Imperial es atendido por los servicios médicos, que se miran entre ellos y parecen tener pocas esperanzas para su paciente.

- “El señor Sorbet ha fallecido pese a los intentos por parte de los sanitarios de salvar su vida” – narra el presentador. – “Según nuestras fuentes cercanas al palacio, podría tratarse de un atentado terrorista.”

De fondo se escucha el audio de las imágenes. Entre el murmullo de la muchedumbre, Sorbet, con un hilo de voz, intenta decir algo.

- “Coldyn…” – parece decir, llorando de dolor, con miedo en sus mirada, mientras está siendo atendido. – “¿Dónde está… Col…”
- “No se esfuerce, señor.” – le dice un sanitario. – “Cuidaremos de usted.”

El niño mira de reojo a su peluche, que lleva un collar con un medallón en el que consta la inscripción "Coldyn".

miércoles, 25 de marzo de 2020

DBSNL // Capítulo 137: Hacia nuevos horizontes

DBSNL // Capítulo 137: Hacia nuevos horizontes
“Bienvenido a la Patrulla Galáctica.”


El Sol ha salido en la Capital del Oeste y nuestros amigos ya están listos para comenzar su viaje. En el jardín de la Corporación Cápsula, Gohan, el Número 16 y Katopesla se preparan para partir. El Doctor Brief, su esposa, Bulma, Trunks, Bra, Gyuma, Chichi, Goten, Marron, Krilín, Lázuli, Satán, Ub, Videl y Pan los despiden.

Son Gohan se despide de Chichi y Bulma recuerda al pequeño Gohan que estaba listo para viajar a Namek, con una gigantesca mochila preparada por su madre y vestido con un elegante traje, y no puede evitar sonreír. Ahora ese chico es un padre de familia que se ha enfrentado a múltiples adversidades y que, una vez más, está dispuesto a luchar por los suyos.

Krilín ha abrazado al Número 16, pero Lázuli parece reticente. 

- “Me alegra ver que las cosas os han ido bien.” – dice Pino. – “Hacéis buena pareja.”
- “Jeje…” – ríe avergonzado Krilín.

Lázuli se acerca al androide en silencio y finalmente lo abraza, sorprendiendo a sus allegados con un gesto de cariño poco usual en ella.

- “Nunca te di las gracias” – dice la Número 18, derramando una lágrima.

Pino abraza a su vieja amiga.

Marron se acerca al androide y le saluda alegremente.

- “¡Encantada de conocerte!” – sonríe la muchacha. – “Me han hablado mucho de ti.”

Gohan se despide de Videl con un beso y después abraza a su hija.

- “Nos veremos pronto.” – dice el mestizo. – “Cuando vuelva, iremos los tres a pescar.” – añade, despeinando a Pan.

Bulma da un paso al frente, decidida.

- “Trunks y yo te hemos preparado un regalo de despedida” – dice, mientras le entrega un reloj de pulsera.
- “¿Un regalo?” – se sorprende Gohan.
- “Póntelo” – le guiña un ojo Bulma.

Gohan se lo coloca y se da cuenta de que tiene un mecanismo que ya conoce, así que lo activa sin dudar.

Un nuevo traje modernizado e inspirado en el Gran Saiyaman se materializa sobre su ropa. La nueva vestimenta tiene los colores de la Patrulla Galáctica; blanco y morado.

- “¡Es fascinante!” – exclama Gohan.
- “¿Te gusta?” – pregunta Trunks. – “Tiene nuevas funciones.”
- “¡Me encanta!” – celebra Gohan, que empieza a lucir sus poses de héroe.

Todos se ríen, mientras Pan siente un poco de vergüenza.

- “Pero ya existe un Gran Saiyaman…” – se da cuenta Gohan.
- “Muchas de las modificaciones están inspiradas en el traje de Katopesla, así que…” – sugiere Bulma.
- “¡Ultra Saiyaman!” – exclama Videl, ilusionada.
- “¡Perfecto!” – exclama Gohan, haciendo otra pose. – “¡Ultra Saiyaman!”

El androide asiste alegre a la feliz escena, cuando Trunks le entrega su nuevo uniforme.

- “Para ti también hay un uniforme nuevo” – sonríe el mestizo. – “Hemos modificado uno de la Patrulla para ti.”
- “Muchas gracias” – sonríe Pino.
- “¡Vamos! ¡Póntelo!” – exclama Krilín.

El androide entra en la nave para cambiarse de ropa.

Mientras tanto, un vehículo volador desciende en el jardín de la Corporación. Lapis y Mai se apean.

- “¿También habéis venido a despedirnos?” – pregunta Gohan.
- “Por supuesto” – dice Mai.

Mientras tanto, el Androide 16 ya se ha puesto su nuevo uniforme.

- “¡Te queda genial!” – le dice Krilín.

Pino se fija en el Número 17.

- “Hola, Número 17” – saluda el robot.

El androide se acerca al robot y le ofrece la mano.

- “Me alegro de verte, compañero” – dice el Lapis.

Las dos creaciones de Gero se estrechan la mano, mientras comparten una sonrisa cómplice.

Mai saca una cámara de fotos.

- “¡Venga, posad para el reencuentro!” – exclama la pareja de Lapis.

El androide 17 suspira.

- “Esto no es necesario…” – murmura Lapis.
- “¡Venga!” – insiste Mai. – “No seáis tímidos.”

Lapis, Lázuli y Pino posan para la foto.

- “¡Sonreíd!” – dice la fotógrafa.

Bulma se acerca a Mai y le sugiere que le preste la cámara.

- “¡Poneos todos!” – dice Bulma.

A los tres androides se unen Mai, Krilín y Marron.

- “¡Estupendo!” – dice Bulma. – “¡Decid: Karíiiiin!”
- “¡Karíiiiin!” – repiten todos.

Sheela y Auta Motto esperan sentados en los escalones de su nave, con cara de pocos amigos.

- “Oye, que el universo está en peligro…” – murmura Sheela.
- “Jajaja…” – ríe Gohan, avergonzado, mientras se rasca la cabeza. – “Creo que nos hemos despistado un poco…”


Dibujado por Ipocrito

Tras la sesión fotográfica, en la que los patrulleros han sido obligados a participar, Gohan, Pino y Katopesla ya están listos.

- “Falta una cosa” – dice Sheela.

La patrullera saca un rotulador negro y se acerca al toreristo.

- “Nos faltan efectivos, así que…” – dice Sheela, que dibuja el símbolo de la Patrulla Galáctica en el uniforme de Katopesla. – “Listo.” – sonríe. – “Bienvenido a la Patrulla Galáctica.”

Katopesla parece emocionado.

Los presentes aplauden.

- “¡Enhorabuena!” – exclama Pan.
- “¡Bien hecho!” – grita Ub.

Ahora, los cinco patrulleros embarcan en sus dos naves. Katopesla pilota la suya, mientras Gohan y Pino acompañan a Sheela y Motto.

Las naves se elevan lentamente, mientras Gohan se despide saludando por la ventana, a lo que los presentes responden.

- “¡Buen viaje!” – exclama Krilín.
- “¡Ten mucho cuidado, cielo!” – dice Videl.
- “¡Asegúrate de comer bien cada día!” – insiste Chichi.
- “¡Adiós, papá!” – grita Pan.

 En un abrir y cerrar de ojos, las dos naves desaparecen en cielo.

En la azotea del edificio de la Corporación Cápsula, Cell ha estado observando el despegue.

- “Será una buena oportunidad para hacer ejercicio.” – murmura el insecto antes de desaparecer con el Shunkanido.

domingo, 22 de marzo de 2020

RECOPILACIÓN DE FANART



Dibujado por Ipocrito


Dibujado por Ipocrito




Dibujado por Ipocrito



Dibujado por Ipocrito



Dibujado por Ipocrito (boceto)


viernes, 20 de marzo de 2020

ESPECIAL DBSNL /// Cold Chronicles // Universos 3, 5, 6 y 7 / Parte XIV: Lucha de titanes

Cold Chronicles / Parte XIV: Lucha de titanes
“Esa será tu propia desdicha.”


El planeta Hakama está siendo evacuado por orden del Rey Cold. La gente se amontona en alrededor de las naves imperiales e intentan abrirse paso para conseguir un lugar abordo. 

De repente, la estrella que ilumina el planeta desaparece del cielo; algo se ha interpuesto entre los dos astros.

- “No puede ser un eclipse…” – murmura un soldado.

Un gran planeta ha aparecido en el cielo de Hakama y cada vez está más cerca. 

- “¡¿Qué diablos es eso?!” – se asusta la gente.

El caos nace entre los presentes, que luchan por abrirse paso hacia las naves, que cierran sus puertas y se apresuran en despegar.

Con la aproximación de la gran masa invasora, la gravedad empieza a actuar sobre la superficie de Hakama, que se torna inestable.

El planeta enemigo abandona su forma esférica y desarrollando unos gigantescos apéndices que pronto toman tierra y abrazan Hakama.

Un terremoto sacude el lugar. El enemigo ha empezado a abrirse paso a través de la corteza con un gigantesco taladro para alcanzar el núcleo del planeta y absorber su energía.

En unas horas, la nave del Rey Cold llega a Hakama. El demonio del frío observa el resultado del catastrófico suceso. El planeta ha perdido su atmósfera y su superficie se encuentra desierta.

El Emperador abandona su nave y ordena a sus hombres que se alejen del lugar. Pretende enfrentarse al enemigo en solitario.

Cold observa a su adversario detenidamente antes de aproximarse al planeta.

- “¿Qué eres?” – murmura el demonio del frío.

El Emperador desciende sobre su la superficie de Hakama, a una distancia prudencial de la masa parasítica enemiga. 

Torrentes de lava inundan el paisaje junto a grandes géiseres de vapor y fuego. Una violenta tormenta eléctrica cubre el cielo.

Cold camina con decisión hacia su enemigo.

- “No había visto un poder destructor como este desde Majin Bu…” – piensa el demonio del frío. – “Debo tener cuidado.”

El Emperador se detiene y decide transformarse. Su cuerpo brilla de color rosado. Su cráneo se alarga y de su exoesqueleto brotan grandes pinchos en su espalda y antebrazos, adquiriendo una grotesca forma que hacía siglos que no utilizaba. Un instante después, su piel cristaliza y se resquebraja, estallando en una gran luminosidad fucsia y revelando la forma original del demonio del frío.

Cold continúa su camino, y pronto se da cuenta de un personaje ha aparecido en el horizonte, donde se encuentra el gran muro que conforma al planeta invasor. El individuo que se dirige hacia él tiene la piel azulada y lleva una armadura dorada.

- “Rey Cold” – sonríe el enemigo, sorprendiendo al Emperador.
- “Conoces mi nombre…” – dice el demonio del frío.
- “He recopilado mucha información en los últimos planetas” – dice el misterioso individuo, golpeándose la sien.
- “Entonces sabrás que has atacado mi territorio.” – responde Cold.

Rildo sonríe.

- “¿Qué eres?” – pregunta Cold. – “¿Qué es esa máquina?” – dice refiriéndose al gran taladro que perfora la corteza del planeta.
- “Me han llamado de muchas formas.” – dice el enemigo. – “Getemono, M2…  Pero creo que me quedo con "Rildo".”

Rildo apunta al Emperador con su puño derecho, que sale disparado a toda velocidad, pero Cold levanta su mano parsimoniosamente y con su poder mental detiene el puño en el aire. 

Cold cierra su puño y estruja la extremidad voladora de Rildo, que cae al suelo hecha añicos.

Rildo sonríe y transforma su brazo en un cañón.

- “¡HAAA!” – exclama al disparar. 

Una gran esfera de ki verde se aproxima a Cold, pero éste alza su mano hacia el cielo y hace que un gran muro de roca se alce frente a él e intercepte el ataque, que estalla con el impacto, creando una gran explosión de humo y fuego.

Rildo salta por encima de los restos del muro de piedra, dispuesto a disparar de nuevo a Cold con su cañón, pero el Emperador levanta su otra mano, haciendo temblar la tierra y provocando que un volcán de lava brote del suelo e impacte directamente contra su adversario.

El enemigo cae al suelo. Su cuerpo metálico, parcialmente cubierto por lava, brilla al rojo vivo.

- “No está nada mal…” – sonríe el robot.

Cold, con otro elegante movimiento de sus manos, manipula dos ríos de lava cercanos para alzarlos y hacerlos caer sobre Rildo, sepultándole en roca candente. 

El Emperador ha derrotado a su enemigo sin mucho esfuerzo, y ahora se dirige hacia la gran masa metálica parasítica.

Cold camina hasta el gran taladro y lo observa con detenimiento, buscando comprender a qué se está enfrentando.

A su espalda, el metal de la estructura se convierte en un líquido viscoso que toma forma corpórea, dando lugar a un gran hombre de metal.

Cold se percata de lo que sucede y se da la vuelta. El Emperador identifica a Rildo, que ha adoptado una nueva forma.

- “¿Qué demonios eres?” – murmura Cold.
- “Soy una forma de vida superior.” – sonríe el hombre de metal. – “El siguiente paso en la evolución.”

Cold se da cuenta de lo poco que comprende el poder y las características del enemigo.

- “Controlas todo este metal a tu voluntad…” – murmura Cold.
- “No, Emperador” – se burla Cold. – “Yo SOY el metal. Me muevo de un planeta a otro y consumo sus recursos para seguir adelante. La vida biológica ha fracasado y debe darme paso. Nadie puede detenerme.”

De las paredes metálicas de su alrededor nacen un centenar de copias de Rildo.

Cold se da cuenta de que la gran cantidad de enemigos que le rodean. Son demasiados.

El demonio del frio aprieta sus puños con fuerza y su masa muscular aumenta repentinamente.

- “¡HAAAA!” – exclama al crear una onda expansiva que sacude el lugar.

El cuerpo de Cold se envuelve en una barrera energética y sale propulsado hacia el cielo, atravesando uno de los tentáculos metálicos del planeta enemigo y ascendiendo hacia el espacio. Múltiples Rildo le persiguen.

Cold abandona la tenue atmósfera del planeta y se detiene. El demonio del frío prepara una pequeña esfera de energías concentrada entre sus manos. La bola de ki intenta aumentar de tamaño, pero Cold se concentra en comprimirla, consiguiendo reducirla al tamaño de una manzana.

Los enemigos se aproximan, pero el Emperador dispara su esfera de ki, que se escurre entre el centenar de adversarios para alcanzar la superficie del planeta Hakama.

Tras un instante de calma, el planeta explota, creando una gran onda expansiva que empuja a Cold y lo estrella contra una pequeña luna que orbitaba el planeta Hakama. El Emperador pierde el conocimiento.

Mientras tanto, en el planeta del Hakaishin, el ángel Campahri observa el combate a través de su vara, sin decir nada a su pupilo, que sigue entrenando para dominar el anillo Toki.

El planeta invasor ha quedado hecho añicos, pero los fragmentos no tardan en movilizarse. De cada uno de ellos nacen extensiones que se conectan unas a otras, formando de nuevo una gran masa.

En unos minutos, Cold recupera la consciencia y abre los ojos. Frente a él puede ver un planeta hecho de metal.

- “Maldito…”- gruñe el Emperador.

En la superficie del planeta se forma el rostro de Rildo, que ríe en silencio. 

M2 ha perdido mucha masa a causa de la explosión. Se ha debilitado.

Cold, desesperado, utiliza su poder mental para agarrar la luna y la lanza contra su enemigo, pero una gigantesca mano se forma en la superficie del planeta y agarra el astro como si fuera una pelota de béisbol. Rildo estruja la luna, convirtiéndola en escombros.

En ese instante, Rildo se da cuenta de que ha utilizado gran parte de su energía de reserva para recomponerse. Necesita una fuente de poder, pero el siguiente planeta se encuentra demasiado lejos.

- “Está bien…” – piensa el planeta de metal. – “Por suerte, tengo a mi alcance una fuente de energía más poderosa que cualquier núcleo planetario.”

Un ejército de Rildo se genera en la superficie del planeta y se preparan para partir hacia su enemigo, al que pretenden capturar.

Cold cierra los ojos y se concentra. Su musculatura aumenta de nuevo. El demonio extiende sus brazos hacia su enemigo.

De repente, un terremoto parece sacudir la superficie del planeta, que empieza a resquebrajarse.  

- “¿Qué está pasando?” – piensa Rildo. – “No es posible…”

Cold está utilizando todo su poder para controlar el planeta enemigo. Su aura se desboca, adquiriendo un comportamiento eléctrico.

Rildo utiliza toda la energía que le queda para intentar contrarrestar las fuerzas de su enemigo, pero sus copias se derriten en la superficie. No le queda energía.

Cold clava su mirada en el planeta.

- “En tu paso has dejado un camino yermo.” – piensa Cold. – “Esa será tu propia desdicha.”

Cold proyecta toda su energía hacia M2 y empuja el astro metálico hacia las profundidades del espacio, lejos de su Imperio.

- “¡HAAAAAAA!” – grita el Emperador.

Tras el titánico enfrentamiento, Cold ha quedado agotado. Su masa muscular regresa a la normalidad y pierde el conocimiento. Su cuerpo queda flotando en el espacio.

En el planeta de Beerus, el Hakaishin se incorpora en su cama, aún con los ojos cerrados.

- “¿Qué ha pasado?” – pregunta mientras bosteza. – “¿Qué año es?”

A su lado, Campahri le atiende.

- “No ha sido nada, señor.” – dice el ángel. – “Una pequeña disputa territorial en la Galaxia del Sur.”
- “¿Una disputa?” – pregunta el Dios, mientras se lame la pata para limpiarse los ojos.
- “Un demonio del frío a formado un Imperio en esa zona.” – responde Campahri. – “Y la verdad es que él está manteniendo a raya a todo el que altera el orden.”
- “¿Quién es?” – pregunta el gotokoneko.
- “Lo llaman "Rey Cold"” – responde el ángel.

Beerus se da la vuelta y se tumba de nuevo.

- “Pues creo que me cae bien ese tipo…” – murmura mientras se acurruca en su cama. – “Me quita trabajo.”

Meses más tarde, el Emperador despierta en una cueva de un misterioso planeta. El demonio del frío se encuentra cubierto de apestosos ungüentos.

- “¿Dónde estoy?” – se pregunta el demonio.

Cold intenta levantarse, pero las piernas le flojean y cae de rodillas.

- “Maldición…” – murmura el Emperador.

El demonio del frío intenta levantarse de nuevo, pero al realizar un esfuerzo provoca un estallido de energía que derrumba parte de la cueva.

- “¿Qué me está pasando?” – se pregunta.

Una misteriosa voz le responde.

- “Su cuerpo ha sufrido graves daños, Majestad” – dice una pequeña criatura de tez amarilla parecida a una rana. – “Sus hombres te encontraron moribundo, flotando en el espacio.” 
- “¿Cómo he acabado aquí?” – pregunta Cold. – “¿Quién eres?”
- “Le ofrecí mis servicios a su consejero, el señor Sorbet” – responde la criatura. – “En el estado en que le encontraron, yo era el único que podía hacer algo para salvarle.”
- “Eres… un brujo…” – dice Cold, molesto al recordar su experiencia con Bibidí.
- “Me llamo Salabim.” – se presenta el renacuajo.
- “No necesito tu ayuda.” – lo desprecia el demonio del frío, que vuelve a intentar levantarse, pero falla de nuevo, crea un gran estallido de energía que repele al mago y derrumba otra porción de la cueva.
- “¡Cuidado!” – replica el brujo. – “Su cuerpo ha sufrido demasiado. Algunos daños son irreparables. Controlar toda la energía que rebosa no le será fácil.”

Cold parece frustrado, pero intenta relajarse.

- “Yo puedo ayudarte a controlarlo.” – se ofrece Salabim.
- “¿Por qué?” – pregunta Cold.
- “Por el bien del Imperio, por supuesto.” – sonríe el brujo.