miércoles, 30 de mayo de 2018

OLD MAN GOHAN // Capítulo 24: La noche más larga

OMG // Capítulo 24: La noche más larga


Son Gohan, Karín y Yajirobe se encuentran en el tejado de la torre. El mestizo ya ha encajado el bastón mágico en el agujero de la cima.

- “Mucha suerte, Son Gohan” – le dice el Duende Karín.
- “Dale recuerdos a Mr. Popo” – dice Yajirobe.
- “Gracias por todo” – responde el mestizo. – “Nos veremos pronto”.

Gohan mira al cielo, preparado para partir hacia el palacio de Kamisama.

- “¡Alárgate bastón mágico!” – exclama.

El bastón empieza a alargarse y Gohan, agarrado a él, desaparece en el cielo en un instante.

Yajirobe y Karín se quedan mirando el infinito azul del cielo.

- “¿Crees que lo conseguirá?” – pregunta Yajirobe.
- “Mañana lo sabremos” – responde Karín. – “Le espera un año muy duro”.

Yajirobé mira a Karín confuso por sus palabras.

- “Odio cuando hablas en presagios” – le espeta al felino.
- “¡Pero da emoción a la trama!” – responde Karín enfadado.

En la Muscle Tower, los androides continúan bombardeando sin cesar la barrera protectora.

- “¡Así no es divertido!” – se lamenta la Número 18. – “¡Salid a pelear!”

El Número 17 levanta su mano y prepara una esfera de energía concentrada.

- “¡Apártate, 18!” – le dice a su hermana.

Suno, Shapner, el Número 8 e Ikose observan a los androides.

- “La barrera no va a soportar ese ataque...” – murmura Suno.

Shapner mira su alrededor, desconcertado.

- “¿Dónde está Videl?” – pregunta el teniente.

En el laboratorio, Videl sigue apuntando con su arma al Dr. Normiaki.

- “No me tiente, Doctor” – le advierte la Sargento.
- “Videl, ¡este robot puede ser nuestra salvación!” – interviene Erasa. – “Al menos deberíamos considerarlo. Tenemos que informar al General Silver.”
- “Informaremos al Alto Mando” – responde Videl.
- “¡No hay tiempo!” – insiste Senbei. – “¡Los androides van a acabar con todo!”

En ese momento, Shapner entra en el laboratorio y desenfunda su arma, colocándose junto a Videl.

- “¡¿Qué está pasando aquí?!” – pregunta algo confuso.
- “¡Este robot puede salvarnos!” – responde Norimaki.
- “Y puede que después mate a Son Gohan” – añade Videl.
- “Es sólo una posible interpretación de su programación” – la corrige Erasa.
- “¡Salvar la humanidad es el objetivo principal!” – insiste Senbei.
- “Usted busca venganza” – responde Videl.

Senbei da un paso más hacia el botón de activación.
- “¿Y no la merezco?” – pregunta el Doctor. – “Después de que los androides atacaran las principales ciudades del continente, los recursos en Gengoro empezaron a escasear” – narra Senbei. – “Mi hermana pequeña entró en coma y tuve que encerrar a las gemelas para que no arrasaran con todo. Unos años después, los androides llegaron a la Aldea y aniquilaron a casi todos su habitantes. Mi mujer y mi hijo no sobrevivieron.” – continúa. – “¿Y ahora queréis negarme mi venganza? Lo siento mucho, Sargento, lo siento por el hijo de Goku, pero si su vida es el precio de la salvación... Me parece asequible”.

El Número 17 dispara su poderoso ataque contra la barrera, provocando una gigantesca explosión que la resquebraja hasta causar su estallido.

- “¡La barrera ha caído!” – exclama la Coronel.

El temblor causado por la explosión hace que Videl y Shapner se distraigan y Senbei aprovecha para intentar apretar el botón, pero Erasa le detiene en el último instante, derribándole e inmovilizándole.

- “¡No lo entendéis!” – se resiste Norimaki en el suelo. – “¡Estáis condenando a la humanidad!”

Videl y Shapner levantan al Doctor y lo esposan.

- “¡Llévatelo!” – le dice Videl a Shapner.

El teniente agarra a Senbei por el brazo y sale del laboratorio, mientras el Doctor sigue intentando convencerles de que están poniendo en peligro la supervivencia del planeta.

- “Gracias, Erasa” – le dice Videl, dándose la vuelta para hablar con su amiga. – “Por un momento creí que...”

La analista sigue de pie junto al sarcófago, ensimismada, mirando el botón de activación.

- “¿Erasa?” – le dice Videl, que intuye sus intenciones.
- “Lo siento, Videl” – responde Erasa. – “Nos jugamos demasiado”.
- “¡Erasa! ¡NO!” – exclama Videl mientras intenta alcanzar a su compañera.

Erasa aprieta el botón y el féretro empieza a abrirse con un sonido hidráulico.

Mientras tanto, Son Gohan sigue ascendiendo hacia el Palacio de Kamisama.

- “¡Ahí está!” – exclama al ver la atalaya.

El bastón mágico reduce su velocidad al aproximarse a su destino, y al llegar, se encaja en el orificio de la base de la atalaya.

Son Gohan salta y se agarra a la escalera, por la que sube hasta llegar a la plataforma.

- “¡Increíble!” – exclama contemplando el lugar. – “¡Parece que todo está intacto! ¡Este sitio es precioso!”
- “Muchas gracias” – le responde una voz.

Mr. Popo, que no ha cambiado en absoluto, se acerca a él dándole la bienvenida.

- “¡Mr. Popo!” – exclama Gohan, contento de ver al guardián de la atalaya.
- “Me alegro de verte, Son Gohan” – responde Popo. – “He invertido mis días en seguir cuidando de este lugar y mantenerlo tal y como le gustaba a Kamisama”. – añade con cierta nostalgia. – “¿Qué te trae por aquí?”
- “Vengo a buscar respuestas” – responde el mestizo.

El guardián de la atalaya le mira algo confuso.

- “¿Respuestas?” – le pregunta. – “¿A qué preguntas?”

Son Gohan mira algo sorprendido a Mr. Popo, pues acaba de darse cuenta de que ha llegado hasta aquí sin tener claro lo que ha venido a buscar.

En la Muscle Tower, la barrera ha caído y los androides bombardean la base.

- “¡Respondamos con todo!” – ordena Suno. – “¡Fuego a discreción!”

Los robots de combate tripulados disparan a los androides, que activan sus barreras.

- “¿Verdad que es injusto?” – se burla el Número 17.

Ikose observa detenidamente la situación, buscando una apertura en su defensa.

- “¡Tengo una idea!” – anuncia el joven soldado.

En el laboratorio, el Número 16 se pone en pie por primera vez. Erasa da un paso atrás de forma cautelosa ante la imponente envergadura del robot.

- “¿Qué has hecho, Erasa?” – murmura Videl.

Shapner, que estaba llevando al Doctor al calabozo, vuelve sobre sus pasos después de haber escuchado el alboroto. Al entrar en el laboratorio de nuevo, se queda petrificado al ver al Número 16, que parece estar analizando su entorno.

Norimaki aparta a Shapner y se acerca al robot.

- “Buenos días, Número 16” – le dice Senbei.

El robot le mira de forma inexpresiva y permanece callado.

- “Estás en la Muscle Tower” – continúa el Doctor.

El Número 16 mira al científico y a todos los que le rodean, analizándoles.

- “No sois personal de la Red Ribbon” – dice el robot.
- “La Red Ribbon ha desaparecido” – responde Normiaki. – “Los androides Número 17 y Número 18, creados por el Doctor Gero, fueron despertados y se dedican a destruir todo lo que encuentran a su paso”.
- “¿Dónde está Son Goku?” – pregunta el Número 16, ignorando la narración de Senbei.
- “Son Goku murió debido a un problema cardíaco hace muchos años” – responde el Doctor.
- “¿Y por qué me habéis despertado?” – pregunta el robot.
- “¡Los androides están destruyendo la Tierra!” – interviene Erasa. – “¡Han matado a mucha gente!”
- “Mi misión es matar a Son Goku” – insiste el Número 16.
- “Tiene un hijo” – le revela Senbei.

En la superficie, Ikose agarra el cañón de energía que antes empuñaba Shapner y lo vuelve a convertir en una cápsula. Después, se acerca al Número 8.

- “¡Lánzame por encima de ellos!” – le dice el joven soldado al gigantón.
- “Pero...” – duda Hatchan.
- “¡Vamos!” – insiste Ikose.

El Número 8 agarra al soldado boca abajo y, tras cargarlo sobre su espalda, lo lanza de cabeza hacia los androides, que siguen protegiéndose de los ataques de los robots de combate con sus barreras.

Ikose pasa entre ambos androides, que se sorprenden al ver al chico volar por los aires.

- “¿Pero qué demonios...?” – murmura el Número 17.

El soldado, al sobrevolar a los androides, activa la cápsula y se genera el cañón de energía.

- “Sus barreras están centradas en detener todo ese fuego delante de ellos...” – piensa Ikose. – “¡Pero por detrás deberían ser vulnerables!”

Ikose dispara el cañón hacia el Número 17. La energía choca contra la barrera protectora del androide, que se resquebraja y estalla en un instante. El cañonazo impacta contra él y lo derriba.

Todos se sorprenden de que el plan haya funcionado.

- “¡Bien hecho, chico!” – exclama Suno.

El Número 8 amortigua la caída de Ikose, mientras la Número 18 desciende junto a su hermano, que vuelve a levantarse.

- “¡Ya estoy harto de juegos!” – dice el Número 17 enfadado.

Hatchan se interpone entre Ikose y el androide.

- “No dejaré que hagáis daño a mis amigos” – insiste el Número 8. – “Son Goku me enseñó que los amigos son lo más importante. No dejaré que les toquéis. Son Goku...”

El Número 17 parece aún más crispado e interrumpe a Hatchan.

- “¡Deja de decir ese nombre!” – exclama el 17. – “¡Muere con ellos!” – dice abalanzándose sobre el Número 8.

De repente, un puño volador golpea al androide y lo lanza contra una tanqueta.

El Número 16 aparece en escena.

- “Número 17 y Número 18” – les dice. – “Habéis excedido vuestro programa. Vuestra existencia es peligrosa para la Tierra. Os pido que os detengáis”.

Junto al Número 16, Videl, Shapner, Erasa y Senbei observan los acontecimientos.

- “Gracias, Número 16” – le dice Norimaki.
- “Me encargaré de ellos. Mis capacidades sobrepasan las suyas” – responde el robot. – “Pero después, me revelaréis el paradero del hijo de Goku”.

domingo, 27 de mayo de 2018

DBSNL // Capítulo 43: Descanso merecido

DBSNL // Capítulo 43: Descanso merecido
“Pero, de ahora en adelante, prefiero que me llames Lázuli”


Gotenks, Lapis y la Número 18 llegan a la Muscle Tower. Gotenks transporta a Mai y Pilaf, mientras la Número 18 carga con el 17. Allí se encuentran a Ten abrazando a Lunch, mientras Krilín y Yamcha descansan sentados en el suelo, ya sin nieve por el calor de la batalla.

Al tomar tierra, Krilín se acerca a la androide 18, con quién choca el puño.

- “Sabía que ganaríais” – dice Krilín.

La Número 18 sonríe, pero parece que sigue algo pensativa.

- “¿Todo bien, Número 18?” – le pregunta Krilín.
- “Todo bien.” – responde, mientras mira al Número 17. – “Pero, de ahora en adelante, prefiero que me llames Lázuli”.

Lapis sonríe mientras hinca la rodilla cansado. Mai hace que se levante y vuelve a colocarle el brazo a su alrededor, para ayudarle a mantenerse en pie.

Krilín, algo desconcertado, se percata de los daños que ha sufrido Lapis.

- “No tengo más semillas… Lo siento mucho.” – se lamenta Krilín.
- “No pasa nada.” – responde el 17. – “Ni siquiera sé si funcionarían conmigo”.
- “Seguro que Bulma puede hacer algo con ese brazo” – le anima Krilín.

Yamcha, de repente se percata de la presencia de Pilaf.

- “¿¡Tú eres...!? ¿¡Qué haces tú aquí!?” – exclama.

Pilaf retrocede.

- “Tranquilo, Yamcha” – dice Gotenks colocando la mano en el hombro de Pilaf. – “Acaba de perder a su compañero y nos han ayudado mucho”.

Yamcha avanza hacia Pilaf, que retrocede con miedo.

Finalmente, al encontrarse frente a él, Yamcha le ofrece su mano, que Pilaf acepta sorprendido y contento.

- “Siento interrumpiros” – dice Ten. – “Pero deberíamos recuperar las Dragon Balls y destruir la base”.
- “Ya me he encargado de lo primero” – responde Chaoz, que sale de la base llevando un pequeño saco con las bolas.

Gotenks da un paso al frente.

- “Y yo me encargaré de lo segundo” – dice asertivo.

Decenas de fantasmas creados por Gotenks inundan los pasadizos de la base, provocando una explosión tras otra, hasta que la base queda reducida a escombros.

Un grupo de aldeanos de una villa próxima se ha acercado a la Muscle Tower al oír el estruendo. Entre ellos destacan un hombre gigantesco con una cicatriz en su enorme frente y con aspecto bonachón y una mujer pelirroja.

- “¿Qué ha pasado?” – pregunta la mujer. – “¿Quiénes sois vosotros?”

En ese instante, la fusión se deshace ante la incredulidad de todos los presentes. La mujer pelirroja mira a Son Goten como si hubiera visto un fantasma.

- “¿Goku?” – murmura la mujer.

Yamcha mira a la mujer pelirroja y a Goten.

- “Alguien me tiene que explicar como lo hace Son Goku para causar tanto impacto entre las mujeres” – murmura envidioso y resignado.

Los aldeanos acompañan a nuestros amigos hasta Villa Jingle, donde recuperan fuerzas antes de volver a casa.

- “Eres idéntico a tu padre” – le dice la mujer pelirroja a Goten.
- “¡Son iguales!” – añade el gigantón con una enorme sonrisa.
- “Me lo dicen a menudo... jeje” – responde Goten avergonzado y algo cansado de oír el mismo comentario tantas veces.

Yamcha se acerca a la mujer pelirroja.

- “Dijiste que te llamabas Suno, ¿verdad?” – le dice Yamcha en tono seductor.
- “Sí, ¿y tú?” – le pregunta ella.
- “Yamcha” – responde. – “Encantado.”
- “Un placer, Yamcha” – le responde ella con una sonrisa de bienvenida.
- “¿Llevaban mucho tiempo molestándoos los de la Red Ribbon?” – le pregunta Yamcha, intentando establecer conversación.
- “Esta vez lo llevaban en secreto.” – explica Suno. – “Se oían rumores de que la Torre volvía a estar en funcionamiento, pero nada más”.
- “¡Pues ya no tenéis que preocuparos!” – dice Yamcha. – “¡No os van a molestar más!”.
- “Pero si te ha dicho que no molestaban...” – le susurra Trunks, que está escuchando la conversación.
- “¡Shhh! ¡Cállate!” – le responde Yamcha al chico.
- “Pues, ¡gracias!” – responde Suno. – “Si eres amigo de Goku, ¡seguro que eres muy fuerte!”
- “¡Claro! Soy un experto luchador de artes marciales” – fanfarronea Yamcha.
- “Tampoco es gran cosa...” – susurra Goten, que se une a la conversación.
- “¡Dejadme en paz!” – exclama Yamcha desesperado.

Lapis permanece sentado en una esquina. Su herida ya no sangra y observa a la gente celebrar la victoria e interactuar con normalidad.

- “¿Qué te ocurre, hermano?” – le dice la Número 18.
- “Nunca consigo sentirme uno de ellos” – responde el 17.
- “¿Acaso te sentías uno de ellos antes de ser un androide?” – bromea su hermana.
- “Supongo que tienes razón” – responde Lapis con media sonrisa.

El androide se fija en el gigantón.

- “Dicen que ese es el Número 8” – dice Lapis.
- “Lo he oído.” – responde ella. – “Es increíble lo lejos que ha llegado la Red Ribbon”.
- “No lo decía por eso.” – la interrumpe Lapis. – “¿No te recuerda a alguien?”

Ambos androides se fijan en el aspecto bondadoso del Número 8 y en su mirada consiguen ver el reflejo del Número 16 y la pareja sonríe recordando a su compañero.

miércoles, 23 de mayo de 2018

OLD MAN GOHAN // Capítulo 23: Las dos torres

OMG // Capítulo 23: Las dos torres


En el laboratorio de la Muscle Tower, el Doctor Normaki, Erasa y el resto de su equipo científico examinan el sarcófago, que ha sido conectado al ordenador principal.

- “El Doctor Gero era un hombre brillante...” – murmura Senbei mientras estudia los datos que aparecen en la pantalla.
- “El General Silver le tiene en alta estima” – le dice Erasa. – “¿Formaba usted parte del equipo del Doctor Gero?”
- “No, nada de eso” – responde el doctor. – “Siempre he trabajado solo en mi pequeño laboratorio de Villa Pingüino”.
- “¿Y qué hace aquí si no trabajaba para la Red Ribbon?” – insiste Erasa.
- “Me uní a la causa hace muchos años, cuando la villa fue atacada por los androides” – responde Senbei. – “Mi especialidad es la robótica, así que pensé que podría encontrar una forma de detenerles... Pero nunca pude imaginar que las creaciones del Doctor Gero fueran tan complejas. Parecen ciencia ficción”.

Senbei teclea a rápido, analizando y desgranando cada línea de código de la programación del sarcófago.

- “Número 16...” – murmura el doctor. – “Supongo que fue el precursor de los androides 17 y 18.”
- “¡¿Otro androide?!” – exclama Erasa sorprendida y algo asustada.
- “No exactamente” – responde el Dr. Norimaki. – “Este es un robot completamente mecánico.”

En las montañas rocosas, los androides recuperan la vista gradualmente.

- “¡¿Dónde se han metido?!” – pregunta la Número 18 mientras intenta abrir los ojos. – “¿Dónde están?”
- “Deben haber huido” – responde el 17. – “¡Maldita sea!” – añade furioso.

La Número 18 asciende para buscar a sus enemigos.

- “¡Viajan al Este!” – exclama la androide, que puede ver una nube de humo alejarse en el horizonte.

Los supervivientes han subido a los vehículos que quedaban en funcionamiento y se dirigen, con gran apremio, de vuelta a la Muscle Tower.

- “¿Desde cuándo sabes hacer eso?” – le pregunta Shapner a Videl, sorprendido ante la nueva habilidad demostrada por la Sargento.
- “Son Gohan me lo enseñó” – responde Videl. – “Supongo que, después de todo, no eran sólo trucos” – añade con una sonrisa.
- “¿Son...?” – se extraña Pilaf, sentado en el asiento de atrás entre Mai y Shu.

Suno mira hacia atrás a cada instante, temerosa de que los androides les persigan.

- “Es cuestión de tiempo que nos alcancen.” – dice la Coronel.
- “En la Muscle Tower podremos resistir hasta que llegue Son Gohan” – responde Videl.
- “¿Son Gohan?” – pregunta Suno.
- “Son Gohan no sabe lo que está pasando” – responde Shapner. – “¡Quedamos con él en reunirnos en la Capital del Oeste!”
- “Vendrá” – responde Videl con total seguridad. – “Sé que vendrá”.

En la Tierra Sagrada de Karín, Son Gohan ha llegado a la base de la torre.

- “Bien, no tengo tiempo que perder” – piensa el mestizo, antes de coger impulso.

De repente, una lanza pasa a escasos centímetros de su oreja, sorprendiéndole.

- “¡Alto!” – dice una voz, que resulta ser un hombre adulto de piel morena y vestimenta indígena.

Son Gohan se detiene y mira al extraño individuo.

- “No tengo tiempo para esto.” – le dice el mestizo. – “Tengo que escalar la torre”.

El extraño hombre se fija en la ropa de Gohan.

- “Esa ropa...” – murmura sorprendido. – “¿Eres amigo de Goku?” – dice con genuina ilusión en sus ojos.
- “¿Conocías a mi padre?” – pregunta desconcertado Gohan.

Los androides persiguen a nuestros amigos, que ya se acercan a la Muscle Tower.

Erasa recibe un mensaje en su computadora de muñeca. Videl y el resto están acercándose a la torre.

- “¡Qué salgan todos los robots de combate!” – responde Erasa. – “¡Hay que ganar tiempo!”

Mientras tanto, el Doctor Norimaki sigue estudiando la programación del Número 16.

- “¡Es sorprendente!” – exclama Senbei. – “Según las notas del Doctor Gero, este robot fue considerado defectuoso... ¡por ser pacífico!”
- “¿Pacífico?” – se extraña Erasa.
- “Es el mismo error que tenía el Número 8.” – responde Senbei. – “Parece que el Doctor Gero nunca fue capaz de solucionar ese problema y por eso pasó a utilizar androides con base humana”.
- “¿Está diciendo que este robot puede estar de nuestro lado?” – le dice Erasa, que no entiende la relación entre ese cambio y el error en los robots.
- “No.” – responde tajante Senbei. – “Creo que si nosotros fuésemos un problema, nos eliminaría sin dudarlo. Pero en estos momentos, el problema de la Tierra no somos nosotros...”
- “Es mejor que nada...” – suspira Erasa. 
- “Espera, hay una línea de código que se repite en toda su programación, como si fuese una obsesión de Gero...” – dice el Doctor, mientras sigue investigando. – “Matar a... ¡¿Son Goku?!” – exclama al reconocer ese nombre.

Los supervivientes de la batalla del desfiladero han llegado a la base, mientras los robots tripulados salen a recibir a los androides.

- “¡Preparaos para el combate!” – exclama Suno mientras baja de la camioneta. – “¡Preparad la barrera!”
- “¿Qué barrera?” – pregunta Shapner.
- “Esto es una fortaleza” – responde la Coronel orgullosa. – “No les será fácil entrar”.

Una barrera protectora parecida a la de los androides envuelve la Muscle Tower.

- “¡Increíble!” – exclama Ikose, que acude a recibir a sus amigos. – “¿Estáis todos bien?”
- “¿Dónde está Erasa?” – le pregunta la Sargento.
- “En el laboratorio” – responde el joven soldado.

En la base de la Torre de Karín, el indígena parece haberse calmado.

- “Así que eres el hijo de Son Goku...” – dice emocionado el hombre. – “Siento haberte atacado. Me llamo Upa”. – se presenta.
- “¡¿Upa?!” – se sorprende Gohan. – “¿El de las historias de mi padre? ¿El que luchó junto a él en el palacio de Uranai Baba?”
- “Me alegra ver que Goku te ha hablado de mí” – responde Upa contento y algo avergonzado. – “¿Cómo está Son Goku?” – le pregunta.
- “Lo siento, Upa.” – responde Gohan. – “Mi padre murió hace muchos años de una enfermedad cardíaca”.
- “Lo siento mucho” – responde Upa, claramente afligido. – “Eso explica que los androides sigan campando a sus anchas.”
- “No te preocupes.” – responde Gohan. – “Lo ha dejado en mis manos.” – añade apretando fuerte el puño. – “Tengo que escalar la torre y llegar al la Atalaya de Kamisama. Creo que hallaré respuestas allí”.

Upa se acerca a Gohan y le ofrece su mano.

- “Siento el malentendido” – dice Upa.
- “No te preocupes” – responde Gohan estrechando su mano.
- “Espero que encuentres lo que buscas, por el bien de la Tierra” – añade el indígena.
- “Gracias” – responde Gohan, mientras se da la vuelta y mira hacia arriba, incapaz de divisar la cima de la torre.

Upa también mira hacia arriba.

- “No es una escalada fácil...” – dice Upa.
- “¡Vamos allá!” – exclama Gohan, dando un salto hasta agarrarse a un saliente de la torre e impulsándose hacia arriba, para desaparecer inmediatamente entre las nubes.

Upa se queda con la boca abierta ante tal demostración de fuerza y agilidad.

- “Sin duda es hijo de Son Goku...” – murmura con una sonrisa de esperanza.

En la Muscle Tower, los androides han llegado y sobrevuelan la base.

- “La Muscle Tower...” – dice la Número 18. 
- “Veo que los humanos están aprovechándose de los recursos de la Red Ribbon” – añade el 17, que extiende su mano apuntando a la base. 

El androide dispara y su ataque estalla en el aire contra la invisible barrera.

- “Pero, ¿qué demonios ocurre?” – se extraña el Número 17, que repite su ataque con el mismo resultado.
- “Una barrera...” – responde la 18. – “Qué interesante...” – sonríe.

Suno, Shapner, Ikose, el Número 8 y la banda de Pilaf observan desde el suelo a los androides.

- “Espero que aguante...” – murmura la Coronel.

En el laboratorio, Erasa le ha contado a Senbei lo que conoce sobre la muerte de Goku y la misión de Son Gohan.

- “No sabemos si, al no estar Son Goku, su hijo se convertirá en su objetivo...” – reflexiona Erasa.
- “Apartaos del sarcófago” – les dice el Doctor a los científicos que lo rodean.
- “Doctor Norimaki, no podemos arriesgarnos a...” – dice Erasa.
- “¡Apartaos todos!” – insiste el Doctor, mientras se acerca al botón de activación del robot.

En ese instante, Videl entra en el laboratorio y desenfunda su pistola.

- “¡Apártese de ese botón!” – le grita al Doctor Norimaki.

El Doctor levanta las manos y se queda quieto.

- “¡Tenemos que detener a esos androides!” – exclama el Doctor.
- “No permitiré que despierte a otro monstruo” – responde Videl mientras apunta al Doctor.
- “Tranquila, Videl” – interfiere Erasa. – “Este robot es distinto a los androides 17 y 18”.
- “Tu misma has dicho que puede tener como objetivo matar a Son Gohan.” – responde la Sargento, que ha escuchado la conversación.
- “Pero nos libraría de los androides” – responde Senbei.
- “¿A cambio del Guerrero Dorado?” – le insiste Videl. – “No podemos permitirnos esa pérdida”.
- “¿No podemos?” – le dice Erasa. – “¿O no puedes?” – le recrimina.

Videl se siente atacada por su amiga, que hace que analice durante un instante si sus sentimientos están en conflicto con la misión.

- “Esas cosas mataron a mi familia” – le dice furioso el Dr. Norimaki. – “No me importa lo que tenga que dar a cambio de verlos morir.” – dice mientras se acerca al botón de activación.
- “Por favor, Doctor.” – le dice Videl. – “Le necesitamos para retomar el Proyecto Hope. No me obligue a disparar.”

En la superficie, los androides disparan sin cesar contra la barrera, que de momento resiste sin dificultad.

Mientras tanto, Gohan ya ha llegado a la cima de la Torre de Karín.

- “¿Hay alguien?” – pregunta Gohan mientras sube la escalera hacia la plataforma.
- “¡Bienvenido, Son Gohan!” – le dice el longevo felino.
- “¿Qué hay de nuevo, chaval?” – añade Yajirobe, con aspecto anciano, mientras se acerca a Gohan y le da un puñetazo cariñoso en el estómago. – “¡Veo que sigues en forma!”

Son Gohan se abraza a Yajirobe.

- “Bueno, vale ya de abrazos, que hueles a rayos” – le dice Yajirobe mientras se aparta.
- “Has subido la torre de forma legal” – le dice Karín. – “¡Y llevas el bastón mágico!” – exclama. – “Supongo que te diriges al palacio de Kamisama”.

Son Gohan asiente.

- “Me parece una buena idea” – responde Karín. – “En ningún lugar se puede entrenar como en la Atalaya” – añade con una pícara sonrisa.

Yajirobe mira con recelo al gato.

- “¿Ya empezamos?” – le dice a Karín. – “La última vez que vi esa cara fue cuando no le dijiste a Goku que Kamisama y Piccolo Daimaoh eran la misma persona. ¿Qué le estás ocultando al chico?”
- “¡¿Yo?!” – se sorprende el felino, que se da cuenta de que su compañero le ha pillado con otra de sus tretas. – “¡Nada, nada!”

Son Gohan sonríe al ver la extraña relación entre Karín y Yajirobe.

- “Supongo que lo descubriré cuando llegue” – interrumpe Gohan. – “¡Tengo que seguir mi camino!” – dice mientras se dispone a subir al tejado.
- “¡Espera!” – le dice Yajirobe, que busca algo en su Gi. – “Tengo algo para ti. Es la última, así que aprovéchala”.

Yajirobe le lanza un pequeño objeto a Gohan, que lo atrapa al vuelo. Al mirarlo, Gohan se sorprende sobremanera.

- “Esto es... ¡una semilla senzu!” – exclama el mestizo.
- “¡La última!” – le dice Yajirobe.

Gohan aprieta con fuerza su puño, sabiendo la importancia que tiene esa semilla y recordando durante un instante la última vez que tuvo una en sus manos.

- “Muchas gracias” – responde el mestizo.
- “¡Espera!” – le dice Karín. – “Yo soy el Duende Karín...” – murmura algo enfadado con Yajirobe – “Se supone que soy yo el que debe dar regalos místicos…” – protesta en voz baja.
- “¿Qué refunfuñas, viejo gato?” – le dice Yajirobe.
- “¡Nada, nada!” – responde Karín. – “Toma esto, Son Gohan” – le dice acercándose y ofreciéndole un pequeño frasco.

Son Gohan lo coge y lo observa con detenimiento.


- “¿Qué es?” – pregunta curioso.
- “Es lo que queda del Agua Ultradivina” – responde Karín. – “Se dice que esta agua despierta el poder oculto de cualquier individuo.”
- “¿Puede hacerme más fuerte?” – pregunta Gohan.
- “Varios luchadores han escalado la Torre en busca de este agua desde que aparecieron los androides. Todos eran maestros en las artes marciales y grandes guerreros.” – responde Karín. – “Y muchos otros lo hicieron antes”.
- “Sólo Son Goku ha sobrevivido a eso” – responde Yajirobe. – “El resto murieron”.

Son Gohan sigue mirando el frasco mientras escucha la historia.

- “No sé qué efecto puede tener en ti, Son Gohan” – continúa Karín. – “Son Goku era un saiyajín puro y resistió sus efectos tóxicos después de una noche de agonía, pero tú eres medio humano. Puede que esta cosa te mate”.

Son Gohan se cuelga el pequeño frasco del cuello.

- “Gracias, Duende Karín.” – responde el mestizo. – “Será mi último recurso.”

Yajirobe mira a Son Gohan sorprendido ante su decisión.

- “Tan temerario como su padre” – afirma sonriendo el viejo amigo de Goku.