domingo, 27 de febrero de 2022

DBSNL // Capítulo 238: Hijo de Namek

DBSNL // Capítulo 238: Hijo de Namek

“No vas a librarte de mí…”



En Makyo, una silueta humana se adivina entre la polvareda. Son Gohan ha perdido su transformación y ha regresado a su estado base. Los demás se acercan a él con recelo.


- “¿EH?” – recupera el conocimiento. – “¿Qué ha pasado?” – se pregunta Gohan, un poco confuso.

- “¡¡PAPÁ!!” – exclama Pan, corriendo hacia él.

- “¡PAN! ¡Estás bien!” – se prepara el mestizo para abrazarla.


Pan se detiene y mira a un lado, sonrojada.


- “Por favor… ponte algo…” – dice ella tímidamente.

- “¡¿EH?!” – se da cuenta Gohan de que va desnudo y se tapa la entrepierna con las manos.


Krilín y los demás se emocionan al ver a su amigo de vuelta.


De repente, Gohan recuerda lo sucedido.


- “¡TEN!” – exclama el mestizo, buscando a su alrededor.


Su mirada se cruza con la de Krilín, que niega con la cabeza.


- “No… yo…” – dice Gohan, apenado.


Ub lleva a Mai y Baicha hasta Gohan y Pan.


- “No eras tú…” – dice el chico.

- “Estabas poseído…” – dice Mai. – “Por esto.”


Baicha muestra la Bella Durmiente, que brilla tenuemente de color rojo.


Gohan extiende la mano para agarrarla, descubriendo sus partes.


- “¡Pero ponte algo!” – insiste Pan.


Mai le presta su abrigo y el mestizo se lo pone alrededor de la cintura, atándoselo detrás.


Piccolo, malherido, camina hacia ellos.


- “Una pena…” – dice el namekiano. – “Habrías sido un demonio excelente…” – sonríe.


Pan se pone en guardia, pero Gohan la detiene agarrándola del hombro.


- “Papá…” – lo mira Pan, confusa.


El mestizo adelanta a su hija y se dirige a Piccolo.


- “Piccolo…” – dice Gohan. – “Detén esta farsa…”

- “¿Farsa?” – gruñe el namekiano.


Gohan y Piccolo se miran fijamente.


Sin apartar la mirada, Gohan llama a Krilín.


- “¡Krilín!” – exclama el mestizo. – “¿Te quedan semillas senzu?”

- “¡Ah! ¡Sí!” – dice el terrícola. – “¡Me quedan dos!”

- “¿Puedes dármelas?” – pregunta Gohan.

- “¡Claro!” – dice Krilín. – “Estarás agot… ¡Eh! Espera… No irás a…”


Gohan mira a su amigo y sonríe.


- “Confía en mí.” – dice el mestizo.

- “No sé que decirte…” – protesta Krilín mientras busca entre sus ropajes. – “Hace un momento querías matarnos…”

- “Por favor.” – insiste el mestizo.


Krilín mira a Pan y ella siente.


- “No aprendemos…” – refunfuña Krilín al lanzarle las semillas. – “De tal palo…”


Gohan las caza al vuelo y se toma una.


- “¡Cógela!” – le lanza la otra al namekiano.


Piccolo la agarra sorprendido.


- “¿Estás seguro?” – sonríe el namekiano antes de comérsela. – “No te creía tan idiota como tu padre…” – mastica.


Krilín sufre.


- “Gohan… ¿Es que quieres pelear de nuevo?” – pregunta Krilín.


Bra se une al grupo.


- “Lo habías debilitado…” – dice la hija de Vegeta. – “Pan y yo fusionadas podríamos haberlo derrotado.”

- “¿Has dicho fusionadas?” – se sorprende Gohan.


Piccolo recupera sus energías y aviva su aura.


- “¡JAJAJAJA!” – ríe a carcajadas.


Una fuerte corriente de aire barre la zona, haciendo que varios de nuestros amigos tengan que cubrirse.


Krilín frunce el ceño.


- “Estupendo…” – murmura el terrícola con retintín. – “Volvemos a la casilla de salida…”


Son Gohan parece satisfecho.


- “¿No lo sientes?” – pregunta el mestizo.

- “¿Eh?” – se extraña Krilín.

- “Su aura…” – dice Gohan. – “Cierra los ojos…”


El terrícola, confuso, obedece.


- “Detecto múltiples individuos.” – anuncia Pino.

- “Eso es…” – dice Gohan. – “Hacía tiempo que no sentía esas energías…”

- “Me resultan familiares…” – murmura Krilín. – “¡KAMISAMA!” – exclama sorprendido. – “¡¿Y NAIL?!”

- “¡Hay muchas más!” – se sorprende Pan, también con los ojos cerrados.


Una terrible jaqueca azota al namekiano, que deja de emitir ki.


- “¡Silencio…!” – gruñe Piccolo, llevándose ambas manos a la cabeza. – “¡¡SILENCIOOOO!!” – exclama.


Gohan observa detenidamente a su antiguo maestro.


- “Este combate deben librarlo ellos.” – dice el mestizo. – “El resurgir de Daimaoh ha roto los términos en los que Kamisama y Nail aceptaron la unión… Sus consciencias han estado despertando a medida que el demonio se debilitaba.”


En el interior del namekiano, el viejo Piccolo Daimaoh se encuentra arrodillado en el suelo, rodeado por un gentío namekiano.


- “¿Quienes sois…?” – pregunta Daimaoh, sufriendo. – “¿Qué hacéis aquí? ¡¡Dejadme en paz!!”

- “Eres una vergüenza para Namek…” – dice uno.

- “¡Has fallado a tu gente!” – exclama otro.

- “¡¡BASTA!!” – replica el demonio.

- “¡Dejaste que ese brujo masacrara nuestro hogar!” – se queja un tercero.

- “¡Traicionaste a tus amigos!” – añade un cuarto.

- “¡¡SOY EL REY DE LOS DEMONIOS!!” – grita Daimaoh.


De repente, de la espalda del demonio nacen tres bultos que terminan convirtiéndose en Nail, Kamisama y Piccolo Jr.


- “¡¡¡GRRAAAAAHHH!!!” – grita Daimaoh.


Los namekianos que los rodean empiezan a fusionarse entre ellos hasta que solo queda uno; Slug.


Nail, Kamisama y Piccolo Jr. caminan hasta Slug mientras se unen entre ellos, dando lugar al Piccolo que todos conocemos, que se coloca al lado del milenario namekiano.


Slug y Piccolo juzgan a Daimaoh con la mirada. El viejo diablo siente como envejece lentamente hasta reflejar su edad real.


- “Ah… ah…” – sufre Daimaoh, agotado.

- “Se acabó…” – dice Piccolo.

- “No… no vas a librarte de mí…” – gruñe el viejo. – “Siempre… siempre estaré ahí… listo para regresar…”

- “Lo sé.” – dice Piccolo. – “Y por eso he tomado una decisión.”

- “¡¿QUÉ?!” – se asusta Daimaoh.


Slug se cruza de brazos.


- “Date prisa.” – dice el grandullón. – “No tenemos mucho tiempo.”


En el exterior, Piccolo levanta la cabeza, agotado tras un gran sufrimiento, pero en paz. Su mirada es reconocida por todos, que sonríen aliviados.


- “Piccolo…” – murmura Gohan sonriente.

- “Ah… ah…” – respira Piccolo. – “Creo que os debo una disculpa…”


 Piccolo se acerca a sus amigos. Pan salta sobre él.


- “¡Tío Piccolo!” – exclama ella, contenta.

- “Hola, renacuajo…” – dice el namekiano, despeinándola con la mano.


Piccolo y Gohan se miran. El namekiano sonríe.


- “Permíteme” – dice Piccolo mientras extiende su mano hacia el chico.


La magia namekiana envuelve al mestizo. El abrigo de Mai se desata y cae al suelo. Un nuevo gi se materializa; uno azul con cinturón y muñequeras rojas, con calentadores blancos y zapatillas negras.


Gohan se mira la ropa, sorprendido.


- “¡Esto es nuevo!” – exclama el mestizo.


Piccolo sonríe.


Pan da una vuelta alrededor de su padre para verlo bien.


- “¡Oh!” – exclama la muchacha. – “¡Tienes un kanji en la espalda! ¡Pone “Han”!”


Gohan, sorprendido, mira al namekiano.


- “Has llegado muy lejos por tu cuenta.” – dice Piccolo. – “Eres más que el hijo de Goku o el aprendiz de un pobre diablo.”

- “Piccolo…” – sonríe Gohan con melancolía. – “Gracias.”


El namekiano se pone serio.


- “¿Cuántas esferas tenéis?” – pregunta el namekiano.

- “Solo tres…” – lamenta Gohan.

- “Je, je…” – ríe Pan. – “Tenemos algunas más…”


Ub saca dos esferas de sus bolsillos.


- “¡¿Cuándo?!” – se sorprende Mai.


Krilín aporta las esferas restantes.


- “Cinco Dragon Balls…” – dice Gohan.

- “Faltan solo dos.” – sonríe Bra.


Piccolo frunce el ceño.


- “La otra esfera está siendo disputada en estos momentos.” – revela el namekiano. – “Esperemos que Trunks lo consiga.”

- “¡¿Trunks?!” – se sorprenden todos.

- “Pero la última…” – una gota de sudor recorre la frente del namekiano. – “Necesitaremos entrar al Makai.”

- “¡¿QUÉ?!” – se aterrorizan todos.


Mientras tanto, en el Makai, Vegeta sigue corriendo a oscuras.


En el castillo, Kerubero se enfrenta a los gemelos demoníacos, pero más que un combate parece una sesión de entrenamiento.


- “Si pusieras más cadera a esos golpes serían mucho más potentes” – le dice al chico mientras le detiene un puñetazo, antes de empujarlo con su vara.


La mujer ocupa el lugar de su hermano y ataca al Kerubero.


- “¡Desaprovechas tu agilidad!” – le dice el demonio mientras esquiva un puñetazo. – “Intentas pelear como tu hermano y te olvidas de que tu cuerpo es distinto…” – niega antes de responder con un codazo en su abdomen.


Goten y Trunks miran asombrados el combate.


- “¿De dónde ha salido este?” – se pregunta Trunks.


Los gemelos saltan sobre Kerubero, pero éste genera una esfera roja como la sangre en su mano y dispara a sus enemigos, deteniéndolos al clavarles múltiples cristales de ki por el cuerpo.


- “¿No debería ser yo quien preguntara eso?” – dice Kerubero, mirando de reojo al hijo de Vegeta. – “Ver a un demonio en el Makai no debería sorprenderos…”

- “Visto así…” – se disculpa Goten.


Los gemelos caen al suelo.


- “Si queréis salir, la única opción es la sala principal de ese castillo…” – señala el demonio. – “Pero tendrán que abrir la puerta desde el otro lado… Lo que no es demasiado conveniente.”

- “No nos iremos sin papá.” – dice Trunks.

- “No podemos dejar a Vegeta.” – asiente Goten.


Los gemelos se ponen en pie y atacan de nuevo.


- “Disculpadme un momento.” – dice Kerubero a los mortales.


El rostro del diablo se transforma, tornándose verdaderamente demoníaco.


Kerubero vuela hacia sus enemigos y cuando está apunto de toparse con ellos clava su vara en el suelo, creando una onda expansiva que frena el avance de los gemelos.


Kerubero salta por encima de ellos, impulsado por el bastón, y cae detrás de ellos, apuntándoles a bocajarro con sus dedos índice y corazón de cada mano.


- “Hasta la próxima vez.” – sonríe de forma macabra.


El terror invade a los hermanos que, de repente, estallan en mil pedazos.


Goten y Trunks se miran aterrados ante tal demonstración.


El rostro de Kerubero vuelve a la normalidad.


- “Y bien…” – dice el mayordomo, que se limpia la sangre morada que ha manchado su ropa. – “Parece que hay otro humano en este lugar… ¿No es así?”


Goten y Trunks se miran asombrados mientras Kerubero recupera su vara.


El diablo les punta con el pomo de su bastón y su luz baña a los mestizos.


En Makyo, un sonido de pasos llama la atención de nuestros amigos. Shula, con su brazo mecánico roto, se acerca a nuestros amigos.


- “Necesitáis la Bella Durmiente…” – dice el ira-aru, que apunto está de desmayarse, pero es recogido por Mai.

- “¿Qué ha pasado?” – pregunta ella.

- “Se ha liberado…” – responde Shula. – “Con todo el barullo debo haberme desconcentrado… Lo siento. Ha huido.”


Gohan interviene.


- “Yo me encargaré de ella.” – dice el mestizo. – “Mai, ¿puedes cuidar de nuestro nuevo amigo?”

- “Por supuesto.” – asiente ella.

- “Escuchadme…” – les interrumpe Shula. – “Con la Bella Durmiente podréis abrir la puerta al Makai… pero aún no está cargada del todo.”

- “¿De verdad tenemos que ir?” – pregunta Krilín, con recelo.

- “Son Goku le robó la esfera de cuatro estrellas a Moro antes de que lo encerrara.” – dice el namekiano.

- “¿Papá está en el Makai?” – se preocupa Son Gohan.

- “Me ofrecería a entrar…” – dice Piccolo. – “Pero no confío en mí mismo ahí dentro…”

- “Gohan tampoco debería…” – dice Pino.

- “Podemos ir nosotras” – dice Pan.

- “Iré yo.” – dice Ub.

- “¿Eh?” – se sorprenden ellas. – “Pero Ub… tú…”

- “Todo esto empezó conmigo.” – dice el chico de Isla Papaya. – “Si estamos buscando las esferas para resucitar a todos… es por mi culpa.”

- “Ub…” – sufre Pan.

- “Iremos los tres.” – dice Bra.


Baicha se queda mirando a Bra y se sonroja.


- “Yo también.” – dice el chico, reuniendo todo su coraje.

- “Tú eres demasiado pequeño…” – dice Mai.

- “¡Quiero ayudar!” – protesta Baicha.


Gohan se agacha y despeina al chico con una carantoña.


- “Ya has hecho suficiente, pequeño…” – dice el saiyajín. – “Eres un guerrero valiente…”


Baicha sonríe.


Piccolo interrumpe.


- “Cuando hayamos invocado a Shenron, yo desapareceré, y conmigo las Dragon Balls.” – dice el namekiano. – “Dejaré que otro tome el control de mi cuerpo y me retiraré para siempre.”

- “Piccolo…” – se sorprende Gohan.

- “Bajo ningún concepto podemos permitir que Moro reúna las Dragon Balls o desatará el Makai sobre el Universo.” – dice el namekiano. – “Si ahora ya es un brujo terrible, con el poder de las esferas será imparable.”


De repente y sin previo aviso, el aire parece enfriarse y enrarecerse.


- “¿Eh?” – se percata Ub.


Gohan, Piccolo, Krilín, Shula y el chico de Isla Papaya se giran todos hacia el mismo punto. Una presencia hiela la sangre de todos los presentes.


- “Maldición…” – gruñe Piccolo, asustado.

- “Es… es terrible…” – tiembla Krilín.


Una nube negra ha aparecido en el horizonte. A medida que ésta se disipa, revela una figura cornuda y raquítica en el centro.

domingo, 20 de febrero de 2022

DBSNL // Capítulo 237: El protegido de Whis

DBSNL // Capítulo 237: El protegido de Whis

“¿Es que no has aprendido nada de Son Goku o de Vegeta?”



En Jinko, Shiras embiste a Cell usando su vara, haciendo malabares con ella mientras propina golpeas al insecto, que no logra defenderlos todos y recibe un fuerte castigo.


Shiras hace girar su vara rápidamente y la aproxima a Cell, que intenta cubrirse, perdiendo así un brazo.


El insecto retrocede y se apresura en regenerar su extremidad cercenada, pero antes de poder actuar, Shiras se presenta en su espalda y le propina un bastonazo sobre la cabeza, mandando a Cell al suelo.


Shiras lanza su vara al insecto, tumbado en el suelo. Rápidamente, Cell reacciona y rueda hacia un lado. La vara de Shiras se incrusta en el pavimento y la zona entera estalla por los aires.


Cell se pone en pie, pero Shiras aparece frente a él y le propina un rodillazo en la cara para luego atizarle un codazo en la nariz que lo manda volando hasta cerca de donde se encuentra Trunks.


El mestizo, con su espada rota en la mano, se queda perplejo.


- “Es… es imposible…” – titubea Trunks. – “No somos lo suficientemente fuertes…”


Cell, malherido, se pone de nuevo en pie.


- “Ah… ah…” – respira el insecto. – “No se trata de eso…” – dice.

- “¿Eh?” – se extraña el hijo de Vegeta.

- “¿Es que no has aprendido nada de Son Goku o de Vegeta?” – dice Cell. – “No se trata de ganar… Se trata de superarte… ¡Afronta el reto!” – exclama. – “¡Pruébate a ti mismo que puedes hacerlo! Solo así… solo así superarás tus límites…”


Trunks se queda estupefacto ante las palabras de su viejo enemigo, que ahora parece tan distinto a las versiones que él mismo enfrentó.


Cell pierde su transformación, retrocediendo a su forma perfecta.


- “La perfección no existe…” – dice el insecto. – “¡Y me alegro!” – sonríe. – “Qué aburrido sería…”


Cell reaviva su aura amarilla.


- “¡¡HAAAAAAAA!!” – grita mientras reúne todo el poder que le queda.


El insecto sale volando hacia Shiras, que sin esfuerzo y sin necesidad de usar el salto temporal esquiva todos los golpes de Cell.


Trunks se ha quedado congelado al recibir tal sermón por parte de la creación de Gero. 


El mestizo mira la hoja rota en su mano y aprieta la empuñadura con fuerza antes de tirarla al suelo, dejándola clavada.


Shiras se harta de Cell y le propina un puñetazo en el estómago que apunto está de hacer vomitar al insecto.


- “Buhaaa…” – Cell cae de rodillas.


Shiras lo patea, empujándolo a varios metros de distancia.


De repente, Trunks, con sus ojos y aura de Súper Saiyajín, pese a no tener el poder para transformarse completamente, se abalanza sobre Shiras.


El patrullero usa el salto temporal para anticiparse y agarrarlo del cuello a medio camino.


El mestizo intenta utilizar el salto temporal, pero el ojo de Mojito es capaz de anticiparse y contrarrestarlo.


- “Eres patético, Trunks…” – dice Shiras con desdén, mientras estruja el cuello del mestizo.


Cell se pone en pie.


- “Maldición…” – protesta el insecto.


Cell aprieta sus puños y empieza a concentra energía. Una fuerte corriente de aire se arremolina a su alrededor. Su aura amarilla emite destellos magenta que imitan las llamaradas solares.


Shiras mira al insecto.


- “¿Aún le quedaba todo ese poder…?” – murmura el patrullero.


Trunks sonríe.


- “Hazlo… ¡Hazlo!” – exclama el mestizo, ahogado, casi sin voz.


Cell extiende sus brazos hacia los lados y luego los reúne frente a su pecho, comprimiendo toda le energía acumulada en una esfera de ki magenta. Algunas características de sus formas anteriores se revelan en su cuerpo; el verde de su corona se torna más oscuro, parte de su coraza negra también, su abdomen tiñe de naranja, la pupila de su ojo izquierdo ahora es rasgada como la de un felino, su cola empieza a extenderse lentamente y sus alas, ahora punteadas, regresan de forma dispar...


- “Trunks…” – murmura el insecto. – “El destino es irónico… Este fue el último regalo que me hizo tu padre…” – fuerza una sonrisa.


El insecto extiende sus manos hacia delante, liberando así toda la energía acumulada.


- “¡¡GAMMA BURST – HO!!” – dispara Cell.


Un torrente de energía devastador avanza rápidamente hacia Shiras.


- “No lo comprendéis…” – suspira el ángel, que parece decepcionado. – “No podéis…”


Trunks extiende su mano hacia el rostro del patrullero. Shiras ni se inmuta… pero una media sonrisa alarma al ángel.


- “¡¿EH?!” – se sorprende Shiras.


El mestizo ha reclamado su espada rota, que ha pasado desapercibida, oculta frente al resplandor del ataque de Cell, y se clava en el ojo plateado de Shiras.


- “¡¡KYAAAAAAH!!” – grita el patrullero.


La empuñadura del arma brilla intensamente de color verde.


En el interior de Shiras, la presencia de Mojito se hace añicos.


El tiempo se detiene para todos excepto para Trunks, que cae al suelo. El ataque de Cell deja de avanzar. Shiras clama en silencio al cielo con la hoja clavada en su ojo izquierdo. 


Una silueta aparece frente al mestizo.


- “Whis…” – sonríe Trunks, débil, antes de perder el conocimiento.


El mundo se reanuda y el ataque de Cell engulle a Shiras y prosigue destruyendo todo a su paso hasta abandonar el planeta.


Mientras tanto, Reitan se levanta de entre los escombros y observa el fenómeno en el cielo.


- “¡¿Qué…?!” – se sorprende.


En la distancia puede ver a Shido con la esfera de siete estrellas en la mano. Onisen se la ha entregado.


- “Raichi…” – gruñe Reitan. – “Traidor…”


El objeto desaparece de la mano del diablo. 


- “Y así queda pagada mi deuda…” – sonríe Shido.


Reitan embiste a toda velocidad, pero la neblina envuelve a Onisen y Shido, que desaparecen.


El herajín se queda confuso entre la humareda, cuando se da cuenta de que los hermanos Para están a su lado.


- “¿Eh?” – se extraña Reitan.

- “Nos estábamos de acuerdo…” – dice Bon Para. – “Y nos han echado.” – se disculpa.


Cell observa el páramo desolado que ha quedado tras su “Gamma Burst – Ho”. El insecto no tiene fuerza. Su cuerpo se está convirtiendo en ceniza.


- “Este es… el límite…” – sonríe el insecto con melancolía. – “…de este cuerpo…”


El viento barre los restos de Cell. Sus cenizas se unen a la polvareda formada tras el ataque.


En mitad del surco de destrucción, la empuñadura de Trunks está clavada en el suelo, quebrada. Un pequeño cristal verde brilla en su interior.


Muy lejos de allí, en Monmaas, la nave de Kamakiri ha aterrizado. El doctor, Kale, Tarble, Spade y su banda caminan por el bosque de gigantes.


- “Este lugar… rebosa energía…” – dice Tarble. – “Es impresionante… ¡Se puede sentir!”


Un enjambre de abejas los sobrevuela.


- “¿Qué nos darían por cualquiera de esos especímenes?” – pregunta Klub.

- “Millones…” – dice Hart. – “¡Son únicos!”


De repente, algo se mueve entre hierbajos.


- “Algo se acerca…” – dice Kale.

- “Un depredador…” – murmura Spade.


Los cuatro cazadores crean arpones de ki.


De repente, un hurón gigantesco se abalanza sobre ellos.


- “¡¡AAAAAH!!” – gritan todos, aterrados.


Pero como un rayo, algo se aproxima volando entre árboles.


Broly, vestido con una versión diminuta de la ropa de los gigantes, intercepta al hurón en pleno vuelo y le propina una patada, apartándolo y estrellándolo contra un árbol.


La mirada de Kale lo dice todo. Sus ojos se llenan de lágrimas de alegría.



- “Broly…” – dice ella, con la voz cortada. – “¡¡BROLY!!” – exclama feliz.


Antes de que Broly pueda tomar tierra, Kale se abalanza sobre él y lo abraza.


- “¡Hola!” – saluda él con inocencia.


Tarble se seca las lágrimas.


- “Nos tenías preocupados… ¿y estabas aquí de vacaciones?” – dice el saiyajín.


El hurón se recupera y sacude su cabeza antes de avanzar hacia ellos.


- “¡Cuidado!” – alerta Spade.


Broly camina al encuentro del animal, que ahora agacha la cabeza y lame al saiyajín.


- “¡¿EH?!” – se sorprenden todos.

- “Es un amigo…” – dice Broly mientras le acaricia la cabeza – “Solo estaba asustado…”


Todos miran con recelo la extraña pareja.


Montados sobre el hurón, todos cruzan el bosque.


- “¿A dónde vamos?” – pregunta Kale. 

- “Estamos cerca.” – sonríe Broly.


Al llegar a un claro, una aldea de pocas casas gigantescas aparece.


- “¡¡HOLAAA!!” – grita Broly mientras avanzan hacia una casa.

- “¡¡BAAAAH!!” – saluda el gigantesco amigo de Broly.

- “¿Es…? ¿Es amigo tuyo?” – pregunta Kale, asustada.

- “Es Bah…” – dice Broly. – “Él me curó… Cuidó de mí.” – sonríe.


El hurón se detiene frente al gigante y Broly es el primero en apearse.


- “¡Hola, Bah!” – saluda Broly. – “¡Son amigos!” – señala a los demás.

- “Baaaaah…” – sonríe el gigante.

- “Y se llama Bah, ¿eh?” – se rasca la cabeza Tarble, con cierta vergüenza ajena por su amigo.

domingo, 13 de febrero de 2022

DBSNL // Capítulo 236: Hold my hand

DBSNL // Capítulo 236: Hold my hand

“Papá…”



En Jinko, Cell y Shiras caminan el uno hacia el otro. Trunks, aún incrédulo ante la aparición del insecto, contempla la escena.


Cell y el patrullero se quedan frente a frente a pocos centímetros el uno del otro


- “Criatura artificial…” – dice el ángel. – “Como osas presentarte ante mí… Eres solo una burda imitación…”

- “¿Imitación?” – sonríe Cell. – “Te enseñaré lo real que es mi poder…”


El insecto propina un codazo ascendente directo a la barbilla del ángel, haciéndolo salir volando varios metros.


Shiras recupera la estabilidad en el aire, pero Cell se ha teletransportado detrás de él y le propina un golpe con ambos puños unidos que lo remite al suelo.


El patrullero da una voltereta y cae de pie, pero en ese instante se da cuenta de que cuatro clones de Cell lo rodean.


- “¡¿Eh?!” – se sorprende Shiras.


Los insectos disparan un Masenko y el patrullero salta para evadirlo.


En el cielo, otro Cell espera.


- “¡¡SHIN KIKO-HO!!” – dispara el insecto.


Shiras recibe un impacto directo y es remitido al suelo de nuevo, incrustándose en la superficie de Jinko.


Trunks contempla boquiabierto lo que sucede.


- “El poder de Cell… es… es impresionante…” – dice el mestizo. – “¿Cuándo ha obtenido tanta fuerza? ¿Y cómo?”


Shiras intenta volver a la superficie, pero Cell dispara de nuevo para intentar retenerlo.


El patrullero usa el salto temporal para evadir el ataque y presentarse ante Cell


- “¡¿EH?!” – se sorprende el insecto.


Shiras atraviesa el abdomen del insecto con su vara.


- “Tu poder es insignificante.” – sonríe el patrullero. – “Jamás lograrás derrotarme.”


Cell agarra la vara del ángel.


- “No me subestimes…” – gruñe el insecto.


Cell escupe a Shiras, dándole en el pecho.


- “Je…” – sonríe el insecto.


La transformación en piedra se extiende por el cuerpo del enemigo, pero éste no parece preocupado.


El cuerpo de Shiras brilla con luz verde y el tiempo retrocede para él, liberándose así de la maldición.


- “Eso no funcionará…” – se mofa Shiras.


La cola del insecto se abre y libera múltiples Cell Junior de aspecto diabólico que embisten al patrullero mientras ríen.


Shiras se ve obligado a retroceder, sacando el arma del cuerpo de Cell.


El patrullero masacra a todos los enemigos con suma facilidad, haciendo que cada uno estalle de un golpe.


En el suelo, Trunks camina tambaleándose hacia el combate


- “No es suficiente…” – murmura Trunks. – “Ese poder devastador… y no es suficiente…”


El mestizo pisa algo que llama su atención. Es la empuñadura de su arma, con una pequeña porción de la hoja rota en diagonal.


Trunks se queda mirando su reflejo la espada, distorsionado y resquebrajado.


Cell regenera su abdomen. Shiras ha acabado con todos los Cell Jr.


- “Castigaré tu osadía, abominación.” – gruñe Shiras.


Una gota de sudor recorre la frente de Cell.


- “Amo los retos…” – responde el insecto. 


En Makyo, el ozaru Son Gohan sigue enzarzado en una violenta pelea con Piccolo. Los dos personajes se golpean con todas sus fuerzas. Los dos sangran.


Pan sufre al ver a su padre y a su querido tío en ese estado.


- “¡¡PAPÁ!!” – clama ella. – “¡¡TÍO PICCOLO!!”


Krilín la agarra del brazo.


- “Es inútil, Pan…” – niega el terrícola. – “No podemos detenerlos.”


Ub deja a Baicha en el suelo y éste corre a abrazar a Mai.


Al chico de Isla Papaya le cuesta mirar a la mujer a los ojos, sabiendo todo el daño que ha causado.


- “Gracias, Ub.” – dice ella.


El muchacho mira ahora a Mai con sorpresa que se convierte en alivio.


- “Vosotros otra vez…” – interrumpe Shula. – “¿Y el Kaioshin?”

- “Pues…” – responde Ub, algo avergonzado.


En la Tierra, Madas protesta airado frente a Brief y Oli.


- “¡¡Y me han dejado tirado!!” – lamenta el ira-aru. – “¡¡Esos mocosos!! ¡Se han ido de repente y sin decir nada!”


Baba mira al cielo, preocupada.


- “Mi magia ya no puede guiar a nadie…” – piensa la bruja. – “El destino del Universo se decidirá hoy…”

- “¡¡Tú, jovencita!!” – le recrimina Madas. – “¡¡Explícame qué tramas!!”

- “¡¿Yo?!” – dice Baba, haciéndose la inocente. – “¡No sé de qué me habla!”

- “¡Puedo leer tu mente!” – insiste el ira-aru. – “¡Sé lo de la Bella Durmiente!”

- “¡AH!” – exclama Baba. – “Eso…”


En Makyo sigue el duelo. Gohan intenta morder a Piccolo, pero el namekiano agarra sus mandíbulas, deteniendo así su avance.


Piccolo encoje rápidamente y se introduce en la boca del ozaru, que cierra sus fauces.


El simio se relame antes de bramar al cielo, victorioso.


- “¡¿Se acabó?!” – se pregunta Bra.

- “No…” – dice Krilín. – “Creo que no…”


De repente, Gohan empieza a gruñir. El ozaru se sujeta la barriga como si sufriera alguna extraña dolencia. Su barriga deja entrever destellos amarillos en su interior.


- “¡¡GRAAAAH!!” – grita de dolor el simio.


Krilín está preocupado.


- “Piccolo le está atacando desde dentro…” – dice el terrícola, asombrado.


Gohan parece prepararse para regurgitar. Su interior se ilumina de color rojo y, de repente, el ozaru mira al cielo y abre su enorme boca, emanando de ella una columna de ki que se pierde en el espacio. 


Piccolo sale disparado de la boca del simio y cae al suelo, humeante.


- “Ja… jaja…” – ríe Daimaoh, malherido.


Gohan busca a su ahora diminuto enemigo hasta encontrarlo y clava una aterradora mirada en él.


- “¡¡GRRRAAAAAH!!” – grita el saiyajín, furioso.


Pan sale volando a toda velocidad y se interpone entre los dos rivales con los brazos y las piernas en cruz, frente al rostro del mono.


- “¡¡BASTA!!” – exclama ella. – “¡¡PAPÁ!!”


El simio mira a la minúscula terrícola.


- “Grrr…” – gruñe el ozaru.

- “Papá…” – dice Pan. – “¡Soy yo! ¡Soy tu hija! ¡Soy Pan!”


En el suelo, Piccolo se pone en pie, cansado.


Pan insiste.


- “Eres mi padre… ¡Eres un héroe!” – llora ella. – “¡Proteges la Tierra! ¡Eres el Gran Saiyaman!”


El simio no parece reaccionar a esas palabras y ruge con fuerza, haciendo retroceder a la muchacha, que tarda en recuperar la estabilidad.


- “¡¡PAN!!” – sufre Bra.


El ozaru alza su mano, dispuesto a dar un manotazo a la muchacha, pero de repente, algo extraño sucede. De la tierra alrededor de Gohan emana una serpiente de roca que se enrolla en el mestizo hasta su brazo y lo aprisiona, restringiendo su movimiento.


La cabeza de la serpiente revela sobre su frente la silueta de una mujer; Asa-Gao.


Krilín se sorprende al volver a ver a esa extraña mujer.


- “Es la mujer de Jung…” – dice el terrícola, asombrado.

- “No siento ningún ki…” – anuncia Pino. – “Esto debe ser magia…

- “¿Hechizó a Gohan?” – se pregunta Krilín.


Pan, lejos de aprovechar el momento para huir, avanza hasta el hocico del ozaru.


- “Papá…” – llora ella. – “¡Piensa en mamá! Tienes que reaccionar… Te necesito… Tenemos que salvar al abuelo y resucitar a mamá y a los demás… Por favor, papá…”


La muchacha abraza el hocico del simio, que arruga la nariz.


La mirada de Gohan parece cambiar. Recuerdos de su mujer y su hija inundan su mente. Videl en el instituto Orange Star, descubriendo su identidad de Gran Saiyaman, entrenando en el Monte Paoz, esperando para la ronda clasificatoria del Torneo Mundial de Artes Marciales, recibiéndole tras la derrota de Majin Bu, embarazada; Pan en sus brazos por primera vez, presentándola a Satán, entrenando con Goku, participando en su primer torneo, los tres en un parque de atracciones...


El mono deja de forcejear con el agarre de la serpiente y se relaja. El reptil de roca se desmorona. La figura de Asa-Gao, ahora con una sonrisa en su rostro, se deshace en mil pedazos.


El mono empieza a disminuir de tamaño lentamente.


En el Makai, Vegeta corre por la oscura cueva. 


- “¿Dónde estoy?” – se pregunta el saiyajín. – “¿He pasado ya por aquí? ¡No veo nada!”


En el exterior, Dabra y Sesshoseki pelean. La espada del Rey se cruza con el martillo del desertor.


- “Morirás como un cobarde…” – dice el Rey de los Demonios.

- “Ese miserable… mató a mi amada Asa-Gao…” – dice el demonio. – “¡Sería un cobarde si siguiera a sus órdenes!”

- “¿De qué estás hablando?” – dice Dabra.

- “Moro…” – dice Sesshoseki. – “Lo recuerdo… ¡Lo recuerdo todo!”

- “¡¿EH?!” – se sorprende Dabra, desconcertado. – “Eso no es posible…”


Sesshoseki da un cabezazo a Dabra y lo hace retroceder. El diablo se prepara para atizar al enemigo con su martillo, pero Dabra invoca una daga y se la lanza, obligándolo a protegerse. 


Dabra dispara una bola de fuego que engulle a Sesshoseki antes de estallar.


Sesshoseki retrocede, con su cuerpo humeante.


En el castillo del Makai, Goten y Trunks pelean con el diablo mientras su hermana observa.


El demonio propina un puñetazo a Goten que, pese a casi perder el conocimiento, se agarra al brazo del enemigo.


Trunks aprovecha para darle un puñetazo al demonio, pero el mestizo casi no tiene fuerzas y apunto está de caerse sobre él.


El demonio lo aparta y luego lo empuja con una patada en el abdomen. Después agarra del pelo a Goten y tira de él para que lo suelte; acto seguido le propina un puñetazo en la cara.


Los dos mestizos, en el suelo, no dudan en levantarse de nuevo


- “¿Necesitas ayuda, hermanito?” – se burla la diablesa.

- “Son muy pesados…” – protesta él.


De repente, alguien cae del cielo. El suelo estalla bajo los pies de los demonios, formando un cráter y obligándolos a retroceder.


Un nuevo personaje se interpone entre los dos mestizos y los gemelos diabólicos. Un ser demoníaco de piel celeste, ojos rojos y cabello morado, vestido con elegantes ropajes y armado con un bastón.


Goten y Trunks se miran entre ellos, confusos.


Los gemelos fruncen el ceño.


- “¿Quién eres tú?” – pregunta ella.


El elegante recién llegado se presenta.


- “¿Es que no os enseñan nada a los jóvenes?” – niega el diablo. – “Me llamo Kerubero. Antigua mano derecha del Rey Abraca. Antiguo Guardián de la puerta de Makyo. Antiguo servidor del clan de las brujas. Actualmente… demonio libre.” – sonríe.