domingo, 7 de noviembre de 2021

DBSNL // Capítulo 222: La búsqueda continúa

DBSNL // Capítulo 222: La búsqueda continúa

“No tienen remedio…”



En la Tierra, en el jardín de la Corporación Cápsula, Pan, Bra, Ub y Cell, que ha traído al moribundo Chidori, se han reunido con Madas, Brief, Oli, Turbo y Baba. El ira-aru y la doctora han sido vendados.


Cell se ha llevado al demonio a un rincón del jardín. El demonio está arrodillado en el suelo, maniatado con un halo de ki. Los demás festejan la victoria.


El antiguo Dios descansa sentado en una hamaca, en el jardín, rodeado por los demás.


- “Pensé que no lo contaba…” – dice Madas.

- “Ha estado cerca…” – dice Baba.


Bra sonríe.


- “Parece que se preocupan por ti…” – se mofa la hija de Vegeta.

- “¡Madas ha ligado!” – se burla Pan.


Baba se sonroja.


- “¡CALLAOS!” – protesta el Dios, sacando su lado más cascarrabias.


Cell y Chidori pueden oír la conversación desde el rincón.


- “¿No lo celebras con ellos?” – dice el demonio, entre dientes.

- “No hay nada que celebrar.” – responde el insecto. – “¿No es cierto?”

- “Los Dioses os traicionarán…” – dice Chidori. – “No puedes fiarte de ellos…” – añade, mirando a Madas.


Flashbacks de figuras humanoides huyendo azotan la mente del diablo.


- “¿Algo que debas contarme?” – pregunta Cell.

- “No… no lo recuerdo…” – responde el diablo, agachando la cabeza.

- “Una pena…” – suspira Cell.

- “Mi Señor ha sufrido como yo… como nosotros…” – dice Chidori. – “Por eso él puede ser un líder mejor que cualquier Dios de pacotilla.”

- “El sufrimiento es virtud, ¿eh?” – sonríe Cell. – “Idiota…”

- “¿Qué?” – se sorprende Chidori.

- “El sufrimiento es sufrimiento. La virtud es virtud.” – dice Cell. – “No intentes justificar una cosa mediante otra.”

- “Como osas…” – gruñe el diablo.


Cell agarra del cuello a Chidori y le mira a los ojos.


- “Puedes verme, ¿verdad?” – pregunta el insecto. – “Seguro que sí…”


Chidori se queda sin palabras, asustado.


- “Si piensas que tus vasallos pueden hacerte el trabajo sucio, te equivocas…” – dice Cell. – “En algún momento vas a tener que dar la cara… Estos chicos y yo hemos acabado con dos de los tuyos. Dudo que Gohan, si se topa con los otros, tenga problemas con ellos… ¿Qué planeas?”


Los ojos de Cell se tornan magentas. Una imagen azota su mente. Una piedra preciosa bañada en sangre.


- “¿Eh?” – se sorprende Cell, que suelta a Chidori.


El diablo ríe.


- “Ja… jaja…” – se mofa Chidori.

- “¿Qué ha sido eso?” – se pregunta el insecto.

- “Mi Señor te ha mostrado una pizca de lo que os espera…” – dice el demonio.


El insecto, furioso, decapita a Chidori. Su cuerpo cae al suelo.


Todos los presentes se quedan impactados.


Cell les saca del trance. El insecto se acerca al grupo.


- “¿Qué pensáis hacer con las esferas?” – pregunta el insecto.

- “¿Eh?” – tarda en reaccionar Pan. – “Se las podríamos llevar a papá…” – dice Pan.

- “O podemos esperar aquí a que vuelva…” – dice Bra.

- “¿Cuántas deben tener ya?” – se pregunta Ub.


Cell se harta de la conversación y se aleja de nuevo.


- “¿A dónde vas?” – pregunta Pan.

- “Esta guerra es demasiado para vosotros.” – dice el insecto. – “Lo mejor que podéis hacer es quedaros en la Tierra y rezar para que Son Gohan consiga las otras Dragon Balls antes que el otro tipo.”

- “¿Quedarnos aquí de brazos cruzados?” – Bra se siente insultada.

- “Ahí fuera seréis un estorbo.” – insiste Cell.


Cell abre sus alas.


- “Sed buenos y dejad el asunto a los mayores.” – se despide Cell, que sale volando hacia el cielo hasta desaparecer de la vista de todos.


Las muchachas se ponen en pie, frustradas.


- “Pero… será…” – protesta Bra.


Ub mira el cadáver de Chidori, pensativo… e interviene. 


- “Puede que tenga razón.” – dice el chico.

- “¿Qué?” – se sorprende Pan.

- “¡¿Tú también te acobardas?!” – se mosquea Bra.

- “No se trata de ser un cobarde…” – dice Ub. – “Pero tampoco podemos ser una carga para los demás.”


Madas asiente.


- “El chico tiene razón…” – dice el ira-aru.

- “¡Y un bledo!” – responde Bra.

- “Yo tampoco voy a dejar que el peso del futuro cargue sobre los hombros de papá, del tío Krilín y de los demás…” – añade Pan.


Bra mira de reojo a su abuelo.


- “¿Puedes reparar nuestra nave, abuelo?” – pregunta la muchacha.

- “¿La nave?” – la mira el doctor.


El vehículo se encuentra en un estado lamentable.


- “Pues… necesitaré un tiempo…” – dice Brief.


Ub fuerza una sonrisa.


- “Pan…” – dice el chico. – “¿De verdad quieres pelear?”

- “¿Eh?” – se extraña la hija de Gohan. – “¡Pues claro!”


El chico de Isla Papaya aprieta sus puños.


- “Entonces, yo también lo haré.” – dice Ub.

- “Ub…” – se conmueve ella.


Madas suspira y niega con la cabeza.


- “No tienen remedio…” – dice el ira-aru.

- “Cosas del corazón…” – murmura Baba, con una media sonrisa pícara.


Muy lejos de allí, en la nave espacial de la Patrulla Galáctica pilotada por Pino, Son Gohan, sentado en el asiento del copiloto, siente una presencia extraña que le hace mirar por la ventana.


- “¿Qué ocurre, Son Gohan?” – pregunta Pino, que se ha dado cuenta de que algo no va bien.

- “¿Qué hay en esa dirección?” – pregunta el mestizo.


Pino teclea en la mesa de comandos.


- “Nada.” – dice el androide. – “En esta zona solo hay una nebulosa, según los mapas de la Patrulla.”

- “No…” – dice el mestizo. – “Tiene que haber algo…”


Krilín, en el dormitorio, observa el radar, que señala una esfera en la dirección en la que avanzan.


El terrícola bosteza.


De repente, la señal cambia de posición y aparece más cerca, a la izquierda de su trayectoria.


- “¡¿EH?!” – se sorprende Krilín.


El terrícola se dirige a la cabina.


- “Chicos…” – dice Krilín. – “¿Es posible que el radar se haya estropeado?”

- “¿Eh?” – se extraña Gohan. – “¿Por qué?”

- “La esfera a la que nos dirigíamos… parece que ha cambiado de lugar.” – dice Krilín.

- “¿Y a dónde ha ido?” – pregunta Gohan.

- “Por allí” – señala Krilín en la misma dirección que Gohan había sentido algo extraño.


Pino frunce el ceño, preocupado por lo que Gohan ha podido detectar.


Mientras tanto, en el planeta Jinko, el demonio sigue su avance entre dorobochi, cercenando sus cuerpos, decapitando y desmembrando con suma facilidad a todo el que se interpone en su camino. En la cima de la torre central, en una cámara acorazada de alta tecnología, la esfera de siete estrellas le espera.



Dibujado por Ipocrito


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