miércoles, 6 de enero de 2021

DBSNL // Capítulo 179: Monstruos

DBSNL // Capítulo 179: Monstruos

“Voy a hacerte estallar en mil pedazos…”



En el planeta Popol, Tarble y Kale han alcanzado a la gigantesca rana.


- “¡Se ve deliciosa!” – exclama el hambriento saiyajín.

- “¿Estás seguro de que se puede comer?” – pregunta Kale, desconfiada. – “¿Y si es venenosa?”


La barriga de Tarble ruge con fuerza.


- “¡Correré el riesgo!” – asevera el muchacho.


Tarble vuela hasta situarse sobre la rana, prepara su puño y se lanza en picado sobre la cabeza del anfibio.


- “¡Serás mi cena!” – celebra el saiyajín.


De repente, antes de que Tarble pueda alcanzar a la rana, una red de energía se genera a su alrededor y le atrapa.


- “¡¿Qué?!” – se sorprende el chico.

- “¡TARBLE!” – se preocupa su compañera.


Alguien tira con fuerza de la red y derriba a Tarble, que queda inmovilizado en el suelo.


Kale intenta ayudar a su amigo, pero una jaula de energía la detiene.


- “Maldita sea…” – gruñe enfadada la chica.


Dos individuos se acercan a Tarble, uno de ellos lleva un hacha de ki morado en la mano. Otros dos personajes se acercan a Kale; uno carga una lanza de energía.


- “¿Pretendíais robarnos la presa?” – pregunta el hombre de la lanza.

- “Cazadores furtivos…” – murmura Kale.

- “¿Es que vosotros no lo sois?” – frunce el ceño el personaje.


El personaje que lleva el hacha alerta a su compañero.


- “Spade…” – dice asustado. – “Su ropa…”

- “¿Qué pasa, Hart?” – pregunta Spade.

- “Parecen de la Patrulla…” – responde el cazador.


Una gota de sudor frío recorre la frente de Spade.


- “No me fastidies…” – se preocupa el furtivo.


En la Tierra, en la Corporación Cápsula, Gohan se ha marchado volando, siguiendo las indicaciones que le ha dado el Dr. Brief.


Ten Shin Han ha subido a la azotea y se ha sentado a meditar, intentando percibir alguna energía; esperando un nuevo milagro. Bee le ha acompañado y se ha sentado a su lado.


En viejo doctor ha regresado al laboratorio, acompañado por Mai.


- “Tengo que continuar trabajando en el pobre Pino…” – dice Brief. – “Puedes esperarme aquí… Hazte un café si lo necesitas.”

- “Doctor…” – dice Mai. – “¿Puedo echar un vistazo a sus archivos?”

- “¿Mis archivos?” – se extraña Brief.

- “Los que recuperaron hace años de la Red Ribbon.” – insiste Mai. – “Había cosas interesantes en esos laboratorios.”

- “¡Ah! Esos archivos…” – dice el viejo. – “Sí, claro… Aquí tienes una terminal.” – le señala un ordenador.


Mai se sienta en la computadora y empieza a teclear.


- “¿Cuál es la contraseña?” – pregunta la mujer.

- “Uhm…” – se rasca la barbilla Brief. – “Esa terminal es la de Trunks… Prueba “Super Gotenks rocks”, todo junto y en mayúsculas.”


Mai teclea.


- “Estoy dentro” – sonríe la mujer.


En el palacio de Uranai Baba, Krilín y Akkuman se ponen en guardia.


- “Ten cuidado, Krilín.” – dice la bruja.


El terrícola no responde; está concentrado.


- “Si evito su técnica secreta estaré bien…” – piensa Krilín.


El diablo se abalanza sobre nuestro amigo, que esquiva las estocadas del tridente con facilidad y contraataca con una patada en el pecho de Akkuman que lo lanza contra una de las paredes del palacio, derribándola.


- “No te levantes.” – dice Krilín.


Akkuman se apoya en su arma para ponerse en pie.


- “Voy a hacerte estallar en mil pedazos…” – gruñe el diablo.


Krilín se prepara para lanzar un Kamehameha.


- “No tengo tiempo para esto.” – sentencia el terrícola.


De repente, un murciélago pasa volando por delante de nuestro amigo, distrayendo su atención un instante.


- “¿Eh?” – murmura Krilín.


Unas vendas sorprenden al terrícola y se enredan en sus brazos y piernas.


- “¡CUIDADO!” – exclama Baba.


Una fuerza invisible golpea al humano en el abdomen, haciendo que se doble de dolor.


Akkuman sonríe.


- “Je, je, je…” – se burla el diablo.


La momia sale de las sombras y acorta sus vendajes a medida que se acerca a Krilín por la espalda.


Baba intenta ayudar, pero recibe una patada invisible que la lanza contra el suelo.


- “¿Por qué hacéis esto…?” – pregunta la bruja, decepcionada con sus luchadores.

- “El Makai corre por nuestras venas, bruja.” – responde Akkuman. – “Nuestro Señor nos ha reclamado.”


Cerca de allí, Baicha, que se había colado en la nave, observa todo lo ocurrido, oculto tras una esquina.


El murciélago, que sobrevuela la zona, se da cuenta de que alguien les observa.


Mientras tanto, en una remota isla, Son Gohan aterriza, pues cree que ha llegado a su destino.


- “Tiene que ser aquí…” – piensa el mestizo.


De repente, un hombre se acerca a él por la espalda.


- “¡Eh! ¡Tú!” – exclama el hombre.


Gohan se da la vuelta. Ante él se encuentra un hombre de baja estatura, pelo azul repeinado y engominado, vestido con un mono azul con botas y capa rojas. El kanji “Su” luce en su pecho.


- “¡Un superviviente!” – celebra Gohan. – “¡Brief tenía razón!”

- “Me han dicho que han pasado cosas terribles…” – dice el misterioso personaje. – “¡¿Has sido tú?! ¡Pareces un malhechor!” 

- “¿Qué? ¿Yo?” – dice el mestizo, confuso. – “¡Qué va!”

- “No me gusta tu aspecto… Ese pelo de punta parece de delincuente…” – dice el individuo.

- “No, no…” – insiste Gohan.

- “¡Vas a tener que rendir cuentas conmigo!” – exclama el individuo. – “¡SUPPAMAN!”

- “Oye, que no soy un villano…” – dice Gohan.


El mestizo se acerca a Suppaman para contarle un secreto.


- “Esto que quede entre nosotros, pero ya que eres un héroe puedo confesártelo… Yo soy el Gran Saiyaman… Bueno, ¡ahora el Ultra Saiyaman!” – confiesa Gohan.

- “Ultra… ¿qué?” – responde Suppaman con desprecio, que parece que nunca haya oído ese nombre.

- “¿No me conocen aquí?” – se ofende Gohan, cruzándose de brazos.

- “¡Estás detenido!” – le apunta Suppaman con un dedo acusador.

- “¡Ah, ya sé!” – tiene una idea Gohan. – “¡Soy el yerno de Mr. Satán!”

- “¡¿Cómo?!” – se sorprende Suppaman. – “¡¿Tú eres el que está casado con la hija del Campeón?! Increíble… ¿En qué puedo ayudarte?”


Gohan se siente algo avergonzado y siente envidia hacia su suegro.


- “A él siempre lo conocen…” – piensa el mestizo. – “Busco la casa del Doctor Norimaki” – dice Gohan.

- “¡Los Norimaki! ¡Por supuesto!” – responde Suppaman. – “¡Viven en esa dirección!”

- “¡Muchas gracias!” – celebra Gohan.

- “No se merecen, ciudadano” – responde Suppaman. – “Y… por cierto… ¿tienes por ahí alguna foto firmada de Mr. Satán? ¿Podrías conseguirme una?”

- “No la llevo encima…” – se excusa Gohan. – “Otra vez será… ¡Tengo prisa!” – exclama antes de alzar el vuelo.


Suppaman se queda asombrado al ver volar a Gohan.


- “Qué tipo tan peculiar…” – murmura el héroe.


Suppaman se tumba en su monopatín y se marcha rodando carretera abajo.

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