miércoles, 22 de noviembre de 2023

ESPECIAL DBSNL /// Red World // Universos 1 y 2 / Parte XII: La Atalaya de Kamisama

Red World / Parte XII: La Atalaya de Kamisama

“Me gustaría ver a Kamisama.”



Krilín se despide de la cabaña de Son Gohan juntando las manos y haciendo una reverencia, con el bastón mágico en la espalda y un hatillo. Listo para emprender su viaje.


- “Gracias por todo, maestro.” – murmura con una sonrisa nostálgica. – “Haré que se sienta orgulloso.”


Mientras tanto, Ten Shin Han asciende a través del cielo cuando puede divisar un pequeño punto en el infinito azul.


El guerrero pronto descubre que se trata de una atalaya suspendida en el aire.


Ten aterriza en ella. Un palacio se encuentra en el centro de la gran plataforma blanca. Un cuidado jardín rodea el imponente lugar.


El guerrero se dispone a caminar hacia el palacio, esperando conocer a Kamisama, pero una voz lo detiene.


- “Bienvenido.” – dice la voz.


Ten Shin Han mira a su derecha y se encuentra a un hombre de piel negra con una regadera en la mano, cuidando unas flores, vestido con pantalón blanco y un chaleco rojo.


- “Hola.” – saluda Ten con una reverencia. – “No le había visto.”

- “¿Has llegado volando?” – pregunta el hombre. – “Eso es bastante inusual.”

- “Busco a Kamisama.” – revela Ten.

- “Lo he imaginado.” – sonríe el jardinero. – “Me llamo Mr. Popo. Soy el cuidador del santuario.”


El recién llegado hace una reverencia.


- “Ten Shin Han.” – se presenta.


Mr. Popo responde de la misma forma.


Ten insiste.


- “Me gustaría ver a Kamisama.” – dice el guerrero.

- “¿Tienes la aprobación del Duende Karín?” – pregunta Popo.

- “Por supuesto.” – responde Ten, sacando el cascabel de su cinturón. – “Aquí está.” – se lo muestra.

- “¡Oh!” – exclama Popo. – “Mi enhorabuena.”

- “Gracias.” – asiente Ten.

- “Pero no es suficiente.” – continúa Popo.

- “¿Cómo dice?” – se sorprende Ten.


Mr. Popo da la espalda a Ten y sigue regando las plantas.


- “Puedo sentir la oscuridad en tu corazón.” – dice Popo. – “Igual que tu maestro.”

- “¿Mi maestro?” – se sorprende Ten. – “¿Conoce al Duende Grulla?”


El guardián asiente y sigue centrado en sus plantas.


- “¡No soy como el Duende Grulla!” – protesta Ten. – “Puede que lo fuera… ¡pero he cambiado!”

- “Por supuesto…” – respondo Popo. – “Karín no te hubiera dado su bendición si no viera potencial en ti…”

- “¿Entonces?” – se extraña Ten.


Popo deja la regadera en el suelo y presta atención a Ten, colocando las manos detrás de la espalda.


- “Veo que no aceptas una negativa.” – dice Popo. – “Así que te propongo una prueba.”

- “¿Qué clase de prueba?” – pregunta Ten, molesto. – “No me gustan los juegos…”

- “Atácame.” – dice Popo.

- “¿Qué?” – pregunta un Ten confuso.

- “Si me golpeas, te llevaré ante Kamisama.” – dice Popo.

- “¿Golpearle?” – repite Ten, que no sale de su sorpresa. – “¿Es en serio?”


Popo asiente.


Una media sonrisa se dibuja en el rostro de Ten Shin Han, viéndose ya frente al Todopoderoso.


- “Me parece bien.” – dice el guerrero.

- “Estupendo.” – dice Popo. – “Pues cuando quie…”


Ten intenta sorprender al guardián con un puñetazo, pero Popo retrocede en un parpadeo, deslizándose sobre el suelo.


- “Impaciente…” – niega Popo.


Ten sonríe con prepotencia.


- “Muy hábil…” – dice el guerrero. – “Esta vez atacaré en serio.”


Mr. Popo sonríe.


- “Eso espero.” – dice el guardián.


Ten Shin Han se pone en guardia. Popo sigue en la misma postura tranquila.


Ten se abalanza sobre Popo, listo para darle un puñetazo, pero el guardián se desplaza unos pocos centímetros hacia un lado.


- “Tsk…” – protesta Ten.


El guerrero de la escuela Grulla lo intenta de nuevo, pero Popo se desplaza hacia el lado contrario.


- “¡¡HAA!!” – grita Ten, intentándolo una vez más.


Popo lo evita de nuevo.


- “¡HA! ¡HA! ¡HA!” – sigue insistiendo Ten.


Pero el guardián evita cada intento del aspirante.


Finalmente, Popo desaparece frente a los ojos de Ten.


- “¡¿CÓMO?!” – se sorprende Ten Shin Han, incapaz de seguirlo con sus tres ojos.

- “Eres fuerte y ágil.” – dice Popo.


Ten Shin Han se da la vuelta y se encuentra con Popo a varios metros de distancia, con las manos aún en la espalda.


- “Pero piensas demasiado.” – dice el guardián. – “Usas tus ojos porque tienes una vista extraordinaria, pero olvidas que tienes otros cuatro sentidos.”

- “Imposible…” – refunfuña Ten. – “Creía que me había hecho más fuerte, pero… ¿Quién es este tipo?”


Pero una vez interrumpe.


- “Es suficiente, Mr. Popo.” – dice una voz anciana.


Mr. Popo y Ten miran hacia el palacio. Kamisama hace acto de presencia.


- “Kamisama…” – se sorprende Popo, apresurándose a hacer una reverencia.

- “Kamisama…” – dice Ten, asombrado.


El anciano camina hacia ellos con parsimonia.


Ten hace la pertinente reverencia.


- “He venido.” – dice el guerrero. – “Necesito su ayuda.”

- “¿Mi ayuda?” – repite Kamisama, levantando una ceja.

- “Quiero enmendar mis errores y hacerme más fuerte.” – dice Ten.


Kamisama se acaricia la barba blanca.


- “Creo que tus intenciones son buenas.” – dice Kamisama. – “Aun así, es Mr. Popo quien tiene la última palabra.”


Ten Shin Han mira a Popo, que niega.


- “Por favor…” – dice Ten.


El guerrero se arrodilla frente a Kamisama.


- “Kamisama…” – suplica Ten. – “He venido hasta aquí… Como usted me dijo…”

- “Hmm…” – murmura Dios, acariciándose la barba de nuevo. – “Esta bien. Hagamos una cosa… Tienes un año para superar a Popo.”

- “¿Un… un año?” – titubea Ten, confuso.

- “Si superas su prueba, hablaremos.” – dice Dios. – “Pero si no lo logras, deberás marcharte.”


Kamisama se retira de regreso al palacio.


- “Tienes permiso para quedarte aquí y entrenar.” – dice Kamisama. – “Aprovecha la oportunidad. Popo es un maestro excelente.”

- “Como desee, Kamisama.” – dice Popo, despidiéndolo con otra reverencia.


Ten Shin Han se levanta y se quita la parte superior de su gi.


- “Intentémoslo de nuevo.” – dice el guerrero.

- “¿Tan pronto?” – pregunta Popo. – “No vale la pena…”


Ten se pone en guardia.


Krilín camina por la montaña con paso firme cuando de repente un oso humanoide malcarado y armado con una ametralladora sale de un arbusto y le asalta. En su cinturón lleva una cimitarra enfundada y viste una armadura tradicional parecida a la de un samurái.


- “¡Hola, muchacho!” – dice el bandido. – “¿Qué llevas ahí?”


Krilín suspira.


- “No quiero problemas.” – dice el discípulo de Gohan.

- “¡Estupendo! Dame todo lo que tengas de valor y podrás seguir tu camino.” – sonríe el oso.

- “¿No te han enseñado que asaltar a la gente está mal?” – pregunta Krilín.


El bandido acerca el cañón a la frente del muchacho.


- “Dame lo que tengas o te mato aquí mismo.” – lo amenaza el oso.


Krilín agarra el cañón del arma y lo dobla hacia arriba.


- “¡¿EH?!” – se asusta el bandido.


El oso recula asustado y deja caer el arma.


- “Maldito…” – gruñe el bandido. – “¡AHORA VERÁS!”


El oso desenfunda su espada, pero antes de que pueda atacar, Krilín le propina un puñetazo en el abdomen.


El bandido se queda perplejo. Se sujeta la barriga, dolorido… y finalmente cae inconsciente de cara al suelo.


- “Espero que te sirva de lección.” – dice Krilín.


El muchacho sigue su camino como si nada, dejando atrás al malparado bandido.


Mientras tanto, en un puerto pesquero, el Duende Grulla soborna a un pescador para llevarse su embarcación auxiliar.


Silver lo observa desde la mirilla de su lanzacohetes desde una colina al otro lado de la bahía.


El anciano se sube al bote y empieza a remar.


- “Te tengo.” – sonríe el Coronel antes de apretar el gatillo.


Un cohete cruza la bahía a toda velocidad y hace saltar por los aires el pequeño bote.


- “Je…” – celebra Silver.


Pero de la nube de humo y fuego sale a volando a toda velocidad el anciano Grulla, cuyo dedo índice brilla intensamente.


- “¡¡DODONPA!!” – exclama disparando a Silver


El Coronel reacciona rápidamente saltando hacia un lado, evitando ser alcanzado por el ataque del Duende Grulla, que derriba varios árboles de la colina en la que se ocultaba.


Silver se desliza colina abajo.


- “Tsk…” – protesta, molesto con su error.


Silver se pone a cubierto, oculto detrás de un árbol. Desenfunda un revolver y mira por encima de su cobertura, buscando al anciano.


- “¿Dónde te has metido, viejo?” – murmura el Coronel.


En ese instante, escucha como alguien se posa en el suelo a su espalda.


- “Coronel Silver…” – dice el viejo Grulla.


Sin dudarlo, Silver se revuelve y dispara tres veces contra el viejo.


El anciano caza al vuelo dos balas con una mano y esquiva la tercera con un rápido movimiento de cabeza.


El Duende Grulla deja caer las dos balas al suelo ante la atónita mirada de Silver.


El Coronel saca una granada y agarra la anilla, pero antes de poder activarla recibe un codazo en el pecho por parte de Tsuru que le hace atravesar el árbol.


Arrodillado en el suelo, Silver respira con dificultad mientras se sujeta el pecho, pues le cuesta inspirar tras recibir tal golpe.


Tsuru camina hacia él y se detiene a unos pocos pasos.


El viejo levanta su dedo índice, que empieza a brillar con ki amarillo.


- “Esto servirá como mensaje para el Comandante Red…” – dice Tsuru.


Pero en ese instante, dos individuos toman tierra a cada lado del viejo. El Número 17 y la Número 18.


- “Vosotros…” – murmura Tsuru.

- “Hola, maestro.” – saludo el 17.


Tsuru los mira de reojo. Primero al 17 y después a la 18.


- “¿Vais a atacar a vuestro maestro?” – pregunta el anciano.

- “Cumplimos órdenes.” – dice la 18.


El viejo sonríe con cierta tristeza.


Tsuru dispara su Dodonpa al 17, que con una mano lo detiene. 


La Número 18 se abalanza sobre el viejo y le propina una patada que Tsuru detiene con su brazo izquierdo, que se rompe con el impacto.


- “¡AAH!” – grita el anciano.


Tsuru contraataca y golpea en la cara a la 18, que ni se inmuta ante el golpe.


El 17 se abalanza sobre Tsuru, pero éste usa ese mismo brazo con el que golpeó a la 18 para interceptar al 17 con un codazo, pero él tampoco parece recibir ningún daño.


Tsuru lo observa atónito.


El 17 le propina un rodillazo en el abdomen que dobla al viejo sobre sí mismo.


- “Ah… ah…” – se lamenta Tsuru, sujetándose la barriga.


La Número 18 lo remata con un certero golpe en la nuca con el canto de la mano.


El Duende Grulla se desploma contra el suelo, sin vida.


El Coronel Silver asiste asombrado al poder de los androides.

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