miércoles, 18 de octubre de 2023

ESPECIAL DBSNL /// Red World // Universos 1 y 2 / Parte VIII: A sueldo

Red World // Parte VIII: A sueldo

“El negocio es el negocio.” 



En el Cuartel General de la Red Ribbon, en el dojo, Ten Shin Han medita de rodillas y a oscuras sobre el tatami.


- “¡Ten!” – retumba la voz alegre de Chaoz. – “¡JAJA!”

- “Maestro.” – dice Ten. – “Creo que estoy preparado.”

- “¿Eso crees?” – pregunta Tsuru.

- “Si quieres ser un asesino, debes probar tu valía.” – dice Tao Pai Pai.


El sonido de una puerta metálica pesada abriéndose saca a Ten Shin Han del trance.


- “Señor.” – saluda un soldado, dejando entrar la luz exterior por una rendija. – “El Oficial del Estado Mayor Black solicita su presencia.”


En unos minutos, Ten Shin Han entra al despacho del Oficial, que se encuentra reunido con un soldado pasado de peso, vestido con pantalón corto y luciendo un pequeño bigotillo, que lleva un pergamino enrollado en su mano.


- “¿Quería verme, señor?” – pregunta Ten.

- “Así es.” – confirma Black. – “Le presento al Capitán Dark.” – presenta a su acompañante.

- “Un placer.” – asiente Dark.

- “¿En qué puedo ayudarles?” – pregunta Ten.


Dark extiende el pergamino sobre la mesa, revelando un mapa de la zona.


- “Para abastecer el Cuartel General y la nueva fábrica de armamento, la Red Ribbon ha reforzado una vieja presa en esta zona.” – señala con el dedo río al sur de la base. – “Eso ha provocado que esta aldea más al sur haya quedado poco abastecida de agua… Y no parecen demasiado contentos.”

- “Están intentando sabotear la presa cada dos por tres.” – añade Black.

- “¿Y sus hombres no pueden encargarse de una panda de campesinos?” – dice Ten.

- “Podrían.” – responde Dark. – “Pero eso implica varios pelotones, con su transporte, sus raciones…”

- “Yo había sugerido poner a prueba el nuevo escuadrón de Battle Mechs…” – dice Black. – “Pero el señor Tao Pai Pai ha sugerido que vaya usted.” – dice Black.


Ten observa el mapa durante un instante.


- “Si el maestro Tao Pai Pai lo ha sugerido, me encargaré de ello.” – asiente Ten.

- “Tendrá su transporte listo en media hora.” – dice Black, entregándole un pequeño comunicador discoidal.

- “No es necesario.” – dice Ten, guardándose el dispositivo en su gi.

- “Disculpe mi osadía, señor Ten Shin Han.” – dice Black. – “Pero la fachada del Cuartel General nos gusta tal y como está…”

- “No se preocupe.” – responde Ten, dirigiéndose al balcón. – “Me apetece hacer ejercicio.”


Ten sale al balcón y se sube en la barandilla ante la mirada atenta de Black y Dark. El Oficial del Estado Mayor se inclina sobre su mesa para poder ver lo que ocurre.


Ten Shin Han salta al vacío para después salir volando hacia el sur.


Tras unos minutos de vuelo, Ten nota vibrar su comunicador y se detiene en el aire para responder.


- “Adelante.” – dice al activarlo.


Una figura holográfica de Tao Pai Pai de unos 20 centímetros se presenta sobre la plataforma discoidal.


- “Hola, Ten Shin Han.” – saluda Tao.

- “Saludos, maestro.” – responde Ten.

- “Te sorprenderá que te haya propuesto para esta misión.” – dice Tao.

- “No pongo en duda sus motivos.” – responde Ten.


Tao sonríe.


- “Ju, ju…” – ríe Tao. – “Bien… Acaba rápido la misión, porque tenemos un cliente generoso cerca de allí.”

- “¿Un cliente?” – pregunta Ten, un poco confuso. – “Creía que teníamos un contrato de exclusividad con la Red Ribbon…”

- “El negocio es el negocio.” – responde Tao. – “Acaba tu misión y reúnete con él en las coordenadas que te mandaré. Parece un ajuste de cuentas. No creo que tardes mucho y además paga al contado. Un setenta para mí y un treinta para ti.”

- “Como desee, maestro.” – asiente Ten.


En unos minutos, Ten Shin Han aterriza en la entrada de la presa, donde varios soldados armados hacen guardia.


- “Señor Ten Shin Han” – se ponen firmes.


Entre los soldados hay varios gilas con camisas de la Red Ribbon.


Uno de ellos se acerca al asesino.


- “Buenos días, bicampeón.” – saluda el dragón con una reverencia.

- “¿Hmm?” – lo mira Ten, un poco molesto por la actitud cercana del gilas.

- “¡JAJAJA!” – ríe el dragón.

- “Giran…” – murmura Ten.

- “Sí… El Campeón Giran hasta que apareciste tú…” – responde el gilas.


Ten Shin Han mira a su alrededor, fijándose en los gilas.


- “¿Y no podíais solucionar el asunto vosotros?” – pregunta Ten.

- “Creo que es una cuestión de prensa…” – responde Giran. – “Tú puedes ser mucho más persuasivo y elegante.”

- “¿Quién lidera la aldea del sur?” – pregunta Ten.

- “Pues te vas a sorprender…” – sonríe pícaramente Giran.


Al atardecer, Ten Shin Han entra en la aldea, solo. El suelo desértico se resquebraja bajo sus pies.


La gente reconoce el gi del asesino y se escoden en sus casas.


El asesino camina hasta una plaza central, adornada con una fuente seca.


- “¡He venido a hablar con Nam!” – exclama Ten.


Nam, que estaba cargando una gran tinaja sobre su cabeza en un callejón cercano, al oír su nombre acude a la plaza. 


El aldeano camina hasta la fuente y deja la tinaja en el suelo.


- “¿En qué puedo ayudarte?” – pregunta Nam, que no tarda en darse cuenta de con quién está hablando. – “Asesino Ten Shin Han.” – añade con ofensa.

- “¿Me guardas rencor por eliminarte en el torneo?” – sonríe Ten.

- “Ganaste porque eras el mejor.” – responde Nam. – “Pero tu visión de las artes marciales dista mucho de la mía.”


Ten Shin Han se pone serio.


- “No he venido buscando tu aprobación.” – responde el asesino.

- “Ya veo.” – suspira Nam. – “¿Vas a hacerlo aquí?”

- “Que tu gente se rinda.” – responde Ten. – “Dejad la presa en paz.”

- “Eso es una sentencia de muerte para mi pueblo.” – insiste Nam. – “Echa un vistazo a tu alrededor.”


La aldea está desértica. Las pocas plantas que quedan están mustias. La gente tiene los labios cortados.


- “Cumplo órdenes.” – dice Ten.

- “Por supuesto.” – responde Nam. – “No esperaba otra cosa de ti.”


Ten Shin Han levanta su dedo índice, que empieza a brillar.


La noche ha caído cuando Ten Shin Han regresa a la presa, donde lo recibe Giran.


- “¿Cómo ha ido?” – pregunta el gilas.

- “Informa al Oficial de Estado Mayor Black.” – responde Ten, deteniéndose frente a él. – “Cesarán sus intentos de sabotaje.”

- “¡JAJAJA!” – ríe Giran. – “No esperaba menos de ti, asesino.”


Ten Shin Han sigue caminando y Giran se aparta para dejarlo pasar.


- “¿A dónde vas?” – pregunta el gilas.


El asesino no responde y sigue caminando.


- “Tengo un asunto que atender.” – responde Ten.


Al salir el sol, Ten Shin Han ya ha llegado a las coordinadas indicadas por Tao Pai Pai.


- “¿Qué es esto?” – se pregunta al ver una muchedumbre haciendo cola en la entrada de un palacio situado en el centro de un oasis en mitad del desierto.


Un hombre castaño repeinado, con entradas y bigote fino, vestido con un traje amarillo, camisa blanca y corbata marrón se acerca a Ten.


- “Tú debes de ser Ten Shin Han.” – dice el elegante caballero, ofreciendo su mano al asesino. – “Fulov Cash, el hombre más rico de Gingertown.”


Ten no se mueve, haciendo que el hombre baje la mano.


- “Tao Pai Pai te ha recomendado expresamente.” – continúa el hombre.

- “Estamos muy lejos de su casa.” – dice Ten, mirando a la muchedumbre. – “¿Qué hacemos aquí?”

- “Este es el Palacio de Uranai Baba” – responde el hombre. – “Baba, la adivina.”

- “¿Y bien?” – insiste el asesino.

- “Uranai Baba responde a cualquier pregunta…” – dice el hombre. – “Pagando su debido precio.” – añade. – “Pero si no se pueden pagar sus honorarios, hay que derrotar a sus luchadores más fuertes.”

- “Mis servicios no son baratos.” – responde Ten. – “¿No es mejor invertirlo en su pregunta?”

- “Esto ya no es cuestión de dinero…” – dice el millonario, poniéndose serio y apretando el puño.


De repente, un alegre fantasma se acerca flotando.


- “¡Hagan fila! ¡Hagan fila!” – exclama a los presentes. – “¡Ustedes también!” – les dice a Cash y Ten. – “¡Oh!” – se sorprende al ver al millonario. – “¿Usted de nuevo?”

- “¡Por supuesto!” – responde Cash. – “¡Y esta vez he venido acompañado!”

- “Uranai Baba no quiere su dinero.” – dice el pequeño fantasma.

- “Je, je… Esta vez no traigo dinero.” – responde el millonario. – “¡Vengo a retar a sus luchadores!”


El fantasma se queda en silencio.


- “¿Es eso cierto?” – pregunta luego, mirando a Ten Shin Han.

- “¡Eso he dicho!” – exclama el millonario.

- “Está bien.” – responde el fantasma. – “Son dos, ¿verdad?”

- “Sí, pero solo peleará él.” – Cash señala a Ten.

- “Qué sorpresa…” – dice el fantasma, con cierto retintín.

- “¡¿Qué insinúas?!” – se enfada Cash.

- “Esperen su turno.” – responde el fantasma, ignorando la rabieta del millonario y regresando al interior del palacio.

- “¿Esperar turno?” – se sulfura Cash. – “¡EH! ¡VOSOTROS!” – llama a un grupo de personas haciendo cola.


Los fornidos caballeros se dan la vuelta.


- “¡Tomad! ¡Dinero!” – el millonario se saca varios fajos de billetes y los lanza a la gente de la cola. – “¡Cogedlo y volved mañana! ¡Es un regalo!”

- “¿Esto es en serio?” – se pregunta uno.

- “¡Vamos!” – exclama Cash. – “¡Fuera de aquí!” – insiste.


Poco a poco, los presentes recogen el dinero y se marchan.


Cuando el fantasma vuelve, solo Ten Shin Han y el millonario quedan en la cola.


- “Vaya…” – se sorprende el fantasma. – “¿Qué ha pasado?”

- “¡Nos toca!” – sonríe Cash.

- “Sí…” – dice el fantasma. – “Pues acompáñenme, caballeros.”


El fantasma guía a los dos clientes a través de un puente sobre el lago hasta un tatami redondo en el centro del mismo.


La anciana bruja los espera frente al tatami, flotando sobre una bola de cristal. 


- “Otra vez tú…” – refunfuña Baba.

- “¡He vuelto!” – exclama Cash. – “¡Saca a tus hombres! ¡Vamos!”


Uranai Baba se fija en Ten Shin Han.


- “Bienvenido, muchacho.” – dice la bruja.


Cash se pone delante del asesino e increpa de nuevo a la bruja.


- “¡SI NO ACEPTAS MI DINERO, CONSEGUIRÉ MI RESPUESTA DE OTRA FORMA!” – le espeta el millonario. – “¡SACA YA A TUS HOMBRES!”


Baba mira de nuevo a Ten Shin Han y luego de nuevo a Cash.


- “¿Alguna vez has conseguido algo con tus propias manos?” – le pregunta.

- “¡¿Cómo dices, vieja bruja?!” – protesta el millonario.

- “Puedo verlo todo, hombrecito.” – dice Baba, acercándose al tipejo. – “Sé cómo te ganas la vida…”


Ten se impacienta.


- “Agradecería proceder cuanto antes.” – dice Ten.


Baba sonríe.


- “Alguien con buenos modales.” – asiente ella.

- “¿Contra quién debo pelear?” – pregunta Ten.

- “¡Eso! ¡Eso!” – insiste Cash. – “¡Saque a sus luchadores!”


Ten Shin Han se sube al ring.


- “Estoy listo.” – anuncia el asesino.

- “Aprecio demasiado la vida de mis muchachos para hacerlos luchar contigo…” – dice Baba. – “Tu fama te precede, muchacho.”

- “¡JAJAJA!” – ríe Cash.

- “Pero hay alguien que me lo ha pedido expresamente.” – continúa la bruja.

- “¿Eh?” – deja de reír el millonario.


Ten parece sorprendido.


- “¿Alguien quiere pelear conmigo?” – pregunta el asesino.


Ten mira hacia el lado opuesto del ring. Su contrincante hace acto de presencia, acercándose al tatami levitando a pocos centímetros del suelo, deslizándose grácilmente.


La cara de Ten Shin Han se descompone como si hubiera visto un fantasma.


El luchador avanza hasta el centro del ring. Es una persona pequeña, como un niño, de piel blanca, con topos rojos en sus mejillas. Viste pantalón negro con un cinturón rojo, camiseta de tirantes celeste y un gorro negro con una borla roja. Sobre su cabeza flota un halo dorado.


- “Hola, Ten.” – saluda sonriente. – “Ha pasado mucho tiempo.”


Ten Shin Han sigue descompuesto, sin reaccionar.


- “¿Ese es tu luchador?” – se mofa el millonario. – “¡JAJAJA!”


Ten Shin Han se deja caer de rodillas.


- “¿Cómo…?” – se pregunta Ten. – “¿Cómo es posible?”

- “¿Eh?” – se queda confuso Cash.


El pequeño luchador no pierde la sonrisa.


- “Te has hecho muy fuerte.” – dice el luchador.


Las lágrimas se derraman por el rostro del asesino.


- “Chaoz…” – murmura Ten. – “¿Eres tú?”


El luchador asiente.


- “Yo…” – titubea Ten.


El asesino coloca sus manos en el suelo y acerca su rostro al ring.


- “¡Lo siento!” – exclama con la voz rota. – “¡Lo siento, Chaoz! ¡Lo siento!” – repite una y otra vez, entre lágrimas.

- “Ten…” – murmura Chaoz con lágrimas en los ojos.


Poco a poco, el pequeño se acerca a Ten hasta colocarse frente a él.


- “Lo siento…” – sigue sollozando el asesino. – “Lo siento…”

- “No te preocupes, Ten.” – sonríe Chaoz, emocionado.

- “Me he equivocado…” – dice Ten Shin Han. – “Creía que sabía cuál era mi camino… Pero estoy perdido, Chaoz.” – llora. – “No sé qué hacer…”


La mente del asesino recuerda ese fatídico día.


En un dojo en penumbra, Tao Pai Pai y Tsuru se encuentran de pie frente a Ten Shin Han y Chaoz, ambos de rodillas.


- “Estoy preparado, maestro.” – dice Ten.

- “¿Eso crees?” – murmura Tsuru.

- “Si quieres ser un asesino, debes probar tu valía.” – dice Tao. – “Un asesino no debe sentir remordimientos ni cuestionarse sus actos.”

- “Sí, señor.” – asiente Ten.

- “Demuéstrame que puedes hacerlo.” – insiste Tao.

- “¿Cómo, maestro?” – pregunta Ten.


Tao Pai Pai mira a Chaoz mientras esboza una terrible media sonrisa.


Fulov Cash no entiende lo que está ocurriendo. Su asesino implacable está llorando a moco tendido sobre el ring frente a hombrecillo que debería ser insignificante.


- “¡¿Qué significa esto?!” – protesta el millonario.


Baba suspira.


- “Ya he aguantado lo suficiente…” – dice la bruja. – “Obake, ¿puedes acompañar al caballero?”

- “Por supuesto.” – responde el pequeño fantasma. – “Sígame, señor.”

- “Ya era hora…” – refunfuña el millonario.


El fantasma acompaña a Cash hasta la entrada del castillo, cuyo portal da lugar a la completa oscuridad.


- “Espérese aquí.” – sonríe el fantasma, dejando al hombre frente a las sombras y volviendo con Baba.

- “¿Eh?” – se extraña el tipejo. – “¿A dónde vas ahora?”


De repente, unas vendas sucias salen de la oscuridad y envuelven al millonario.


- “¡AH!” – se asusta Cash. – “¡AYUDA! ¡AYUHMMM!” – las vendas le tapan la boca.


El tipejo es arrastrado hacia las sombras, donde se puede oír el batir de alas y el chillido de un murciélago.


- “Qué tipo tan despreciable…” – murmura Baba.


Chaoz pone la mano sobre el hombro de Ten Shin Han.


- “Creo que los dos estábamos equivocados.” – sonríe el pequeño.


Ten mira a su viejo amigo y puede ver el perdón en sus ojos.


Ten Shin Han abraza a Chaoz y éste le corresponde. Los dos se funden en un abrazo.


El sol se pone en el Palacio de Uranai Baba. Ten Shin Han sale vestido solo con su gi interior morado y con una pequeña saca colgada a la espalda. 


Baba y Chaoz lo despiden en la puerta.


- “Mi tiempo aquí se acaba.” – sonríe Chaoz. – “Y tú debes seguir tu camino.”

- “Te echaré de menos, amigo.” – sonríe Ten, con los ojos llorosos.

- “El Más Allá es un lugar fascinante.” – dice Chaoz. – “Cuando llegue tu momento, te estaré esperando.”

- “Gracias, Chaoz.” – sonríe Ten. – “Siempre has sido mi salvación.”


Ten Shin Han hace una reverencia hacia la bruja.


- “Gracias, señora.” – dice Ten. – “Estoy en deuda con usted.”

- “No te preocupes, hijo.” – dice Baba.

- “Aunque temo por su seguridad…” – dice Ten. – “Mi viejo maestro podría venir buscando mi paradero…”

- “Tranquilo, muchacho.” – sonríe Baba con picardía. – “Si viene, lo recibiremos adecuadamente.”


Ten Shin Han se aleja con la puesta de sol. Un nuevo camino le aguarda.

2 comentarios:

  1. Geniallll amooo estas historias TEN se hace bueno ?

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    1. ¡Me alegro de que te guste! :D
      Tendremos que esperar para saberlo ;)

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