DBSNL // Capítulo 330: La anomalía
“Lo he conseguido…”
Ajenos a lo que sucede en el planeta oscuro y en el laboratorio de Raichi, nuestros amigos siguen peleando contra hordas de dorobochi.
Son Goten, Trunks, Avo y Cado están siendo avasallados. Los muchachos logran mantener a raya a sus enemigos, transformados en Súper Saiyajín, pero los hombres del Imperio están sufriendo.
Los dos soldados se miran de reojo.
- “¿Te sientes capaz, Avo?” – pregunta uno.
- “¡Estoy listo, Cado!” – respondo el otro.
Un destello sorprende a los dorobochi y a nuestros amigos terrícolas.
Avocado ha renacido en su forma natural.
- “¡JAJAJA!” – ríe mientras enseña sus bíceps. – “¡Esto es otra cosa!”
De un golpe aplasta a un dorobochi.
Goten y Trunks sonríen al ver a sus nuevos amigos en forma.
- “¿Qué me dices, Goten?” – pregunta Trunks. – “¿Nos unimos a la fiesta?”
- “¡Vamos allá!” – responde el hijo de Goku.
Los dos realizan el Taiyo-ken y un instante después la fusión metamor renace en el campo de batalla, transformado en Súper Saiyajín.
- “¡Gotenks ha regresado!” – advierte a sus enemigos en una de sus poses.
En el sector jungla, Dabra, Broly, Reitan, Okure, Turles, Liquir, Ub y Kamakiri también siguen peleando.
Excepto el doctor, cada uno puede defenderse por sí solo, pero la cantidad de enemigos es abrumadora.
Liquir, furioso, se eleva sobre los demás.
- “¡Dejadme espacio!” – anuncia el kurama.
- “¿Qué va a hacer?” – se pregunta Okure.
- “¡Es mejor hacerle caso!” – advierte Reitan.
Liquir activa sus nueve colas y su aura se torna tangible, envolviéndolo en un avatar gigantesco en forma de zorro.
- “¡GRAAAAAH!” – brama al cielo, haciendo que todos tengan que taparse los oídos.
El kurama tiene a todos a su amparo cuando empieza a propinar latigazos con sus colas, que caen sobre hordas enemigas aniquilando a docenas con cada golpe.
Turles sonríe con picardía.
- “Me gusta tu estilo, kurama…” – dice el saiyajín.
Turles abre la palma de su mano y genera un orbe de energía blanca que lanza hacia el cielo, haciéndolo estallar y creando así una luna artificial.
- “¡¡GRAAAAH!!” – grita Turles mientras se transforma en ozaru dorado.
Broly se tapa los ojos para evitar transformarse.
En unos segundos, el simio se alza sobre la frondosa jungla y ruge al cielo antes de empezar a bombardear a sus enemigos, acompañando a Liquir.
En el sector urbano, por un lado, Piccolo, Pan, Bra, Ikose, Marron y Baicha se enfrentan a los dorobochi.
Piccolo lanza una granda de luz que hace saltar por los aires a una multitud de enemigos. Ikose hace lo mismo con su Kiko-ho.
Pan y Bra comparten una sonrisa cómplice tras noquear conjuntamente a un enemigo.
Baicha usa el Taiyo-ken para cegar a los enemigos y Marron lanza un kienzan que corta por la mitad a todos los que encuentra a su paso.
De repente, la fusión metamor de las muchachas desciende frente a ellos.
- “¡Eso es!” – celebra Baicha.
- “¿Estáis recuperadas?” – pregunta Marron.
La fusión se transforma en Súper Saiyajín.
- “Lo suficiente para causar estragos.” – sonríen.
Piccolo se acerca a la fusión.
- “Chicas…” – dice el namekiano, un poco preocupado.
- “Tómate tu tiempo, Piccolo.” – sonríe la fusión. – “De estos nos encargamos nosotras.” – añaden mientras activan su látigo de ki.
En otro punto del mismo sector, Granola y Mirai Trunks se enfrentan a Onisen.
Onisen se protege de los disparos del cereliano agrandando su mano izquierda y usándola como escudo.
Trunks intenta sorprender al androide por la espalda, pero Onisen se convierte en un centenar de pequeñas piezas de puzle que se van desvaneciendo, evadiendo el golpe.
El rompecabezas se recompone detrás de Granola y Onisen lo coge por sorpresa, atrapándole la cabeza entre sus puños.
Onisen aprieta con fuerza y el cereliano grita de dolor.
- “¡AAAAAH!” – sufre Granola.
Trunks vuela hacia ellos para socorrer al cereliano y se convierte en un espejismo en el último momento, usando el salto temporal para aparecer detrás de Onisen y alejarlo de su aliado con una fuerte patada en la cara.
Granola casi cae al suelo, aturdido.
- “¿Estás bien?” – pregunta Trunks.
- “No pienses tan poco de un cereliano.” – responde Granola.
- “Je.” – sonríe el mestizo.
A unos cincuenta metros de distancia, Onisen se pone en pie y les apunta cruzando los brazos frente a su pecho, iluminando las piedras del dorso de sus manos de color turquesa.
Trunks lanza su espada hacia el enemigo, girando sobre sí misma como una sierra de disco vertical.
Pero Onisen libera un torrente de energía que se dirige a toda velocidad hacia ellos, chocando con la hoja de la espada y desviándola hacia el cielo.
Trunks realiza rápidamente los movimientos de su Ataque Ardiente, mientras Granola tiene una flecha de ki lista para para ser lanzada desde un arco imaginario.
El cereliano apunta al arma de Trunks, que gira sin control en el cielo.
Granola espera el momento preciso.
- “¡Fukushu no ya!” – murmura el cereliano, entre dientes, antes de soltar la flecha.
Trunks dispara su técnica contra el torrente de energía enemigo.
La flecha choca con la espada de Trunks en el momento justo para ser desviada hacia Onsien.
El Ataque Ardiente impacta contra el ataque enemigo y lo retiene el tiempo justo para que Granola y Trunks puedan apartarse de su camino.
La flecha del cereliano sorprende a Onisen e impacta en el lado izquierdo de su cuello, clavándose para estallar un instante después.
Trunks y Granola se levantan envueltos en la polvareda causada por el intercambio de técnicas y pronto pueden ver la silueta deforme de Onsien, con su cabeza torcida hacia la derecha y su cuello y hombro izquierdo medio derretidos como si fueran de cera, y cuyo brazo se desprende de su cuerpo y cae al suelo.
Granola y Trunks comparten una media sonrisa victoriosa.
En el desierto, Gowas retrocede asustado ante el avance de Cell.
Una vez que el insecto ha superado la tortura mental del viejo ira-aru, físicamente se demuestra también superior.
Gowas crea varios clones de arena que Cell descompone con un empujón de ki.
El ira-aru levanta una gran cantidad de arena sobre la cabeza de su enemigo y las consolida en una gran piedra que luego lanza sobre él.
Pero el insecto levanta su brazo derecho hacia el cielo, apuntando con sus dedos índice y corazón a la gran roca y sin inmutarse hace que el pedrusco estalle en mil pedazos.
Los escombros llueven sobre el desierto mientras se van descomponiendo de nuevo en arena.
Gowas sigue retrocediendo, asustado.
En la fábrica de godgardons, Son Gohan y Zahha se dan un respiro. El espadachín y el mestizo se miran con una media sonrisa, ambos sorprendidos por la habilidad del otro.
- “Es la primera vez que un mortal me hace pelear en serio…” – dice Zahha.
- “No puedo decir lo mismo de los tuyos…” – responde Gohan. – “Los ángeles ya me han dado guerra antes.”
Zahha reclama sus espadas, arrebatándole el arma a Gohan.
- “¿Podías haber hecho esto antes?” – se sorprende el mestizo de que le haya dejado pelear con su espada tanto tiempo.
- “¿Cómo podría ser un ángel?” – pregunta Zahha.
- “No lo sé…” – sonríe Gohan. – “Pero cumples muchos de los requisitos”
Zahha sonríe.
- “Las cosas no siempre son lo que parecen.” – responde el espadachín.
- “Supongo que no siempre…” – responde Gohan.
En la superficie del planeta oscuro Gohan Jr. se adentra en la polvareda levantada por su propio ataque e intenta golpear a 7-3.
El guerrero de Raichi da un paso al lado para evadir la embestida y contraataca con una patada en el costado de Gohan que, aunque el chico logra protegerse con su antebrazo, lo empuja a través del páramo.
Gohan da varias vueltas por el suelo antes de reponerse, con la ira reflejada en sus ojos. Instintivamente, el chico extiende sus brazos hacia los lados, concentrando toda su fuerza y su aura en sus manos para luego apuntar a su adversario.
- “¡¡HAAAAAA!!” – dispara un potente cañonazo de energía.
El ataque se aproxima a toda velocidad hacia 7-3, pero éste extiende su mano como si fuera una espada y propina una estocada en el centro del ataque de Gohan, haciendo que éste se ramifique en una docena de rayos que impactan en los alrededores, generando daños menores que levantan una gran cantidad de polvo.
Punch, malherido, observa con asombro a su amigo luchando contra su padre.
- “No puede ganar…” – piensa Punch, preocupado. – “Hay demasiada diferencia…”
Gohan se abalanza de nuevo hacia el enemigo.
Mientras tanto, en el laboratorio, Goku Jr. se escabulle entre las explosiones y el humo.
El joven se acerca al sarcófago de Champa, agarra una manguera compuesta por arandelas de metal que sale de ella y tira con fuerza.
- “¡¡GRRR!!” – se esfuerza el pequeño. – “¡¡GRRAAAH!!”
La manguera, por la que circula la energía morada extraída del Hakaishin, no cede.
- “¡¡VAMOOOOS!!” – continúa Goku, poniéndose rojo.
El joven suelta la manguera, agotado, e intenta recuperar.
De repente, el chico parece tener una idea.
Mientras tanto, Raichi y Shido ven como el ventanal se sigue resquebrajando, dibujando una telaraña que ya casi ha cubierto el cristal por completo.
Shido da un paso atrás, pero Raichi no se inmuta.
- “No seas cobarde.” – dice el viejo tsufur. – “Hará falta más que eso…”
Goku arranca la placa de Campeón del cinturón de su bisabuelo Satán.
El chico agarra el disco dorado y lo introduce de un golpe entre dos de las arandelas de la manguera.
- “¡HA!” – exclama al golpearla. – “¡VAMOS!” – insiste con otro golpe. – “¡YA!”
Pero el sello de Campeón se atasca entre las arandelas, impidiendo al chico sacarlo para golpear de nuevo.
- “Maldita sea…” – protesta Goku.
El chico desenfunda su bastón y lo levanta por encima de su cabeza, dispuesto a usarlo como un martillo.
- “¡¡¡YAAAAAAAA!!!” – exclama mientras una corriente de aire ascendente rodea su cuerpo durante un breve instante antes de que el bastón caiga sobre el sello.
Con el golpe, el disco logra desconectar dos arandelas de la manguera, haciendo que el poder morado que recorría el canal de energía se desborde por la rendija formada.
El poder del Hakaishin impacta en el techo del laboratorio, creando nuevas explosiones.
La manguera empieza a moverse sin control y un rayo de energía morada impacta en el cristal del ventanal, haciéndolo saltar por los aires.
El rayo de energía morada que conectaba con la energía verde en el núcleo empieza a desestabilizarse; su flujo se torna turbulento y el rayo deja de ser recto para volverse sinuoso al principio y después tortuoso.
Las alarmas suenan por todo el laboratorio.
- “¡NO ES ESTABLE!” – se preocupa Shido.
Un latigazo de energía morada impacta en el techo sobre el ventanal, asustando al demonio.
- “No se puede detener el progreso.” – dice Raichi, con total calma.
El suelo se resquebraja en la superficie del planeta y se forman islotes de piedra que ascienden docenas de metros y otros que se hunden por igual.
El sarcófago de Champa se abre y el gotokoneko cae al suelo, inconsciente.
Goku intenta arrastrarlo, pero no tiene fuerza para mover al felino.
Shido clava su mirada airada en el heredero de Son Goku.
- “Tú…” – dice el furioso demonio. – “Voy a…”
Pero de repente, el núcleo emite un pulso de energía que sacude el planeta.
Poco a poco, Shido y Goku se dan cuenta de que una extraña fuerza está atrayendo los escombros del laboratorio hacia el núcleo. Primero pequeñas piedras y luego pedruscos más grandes.
En unos segundos, la energía del núcleo crece de forma exponencial. Solo el holograma de Raichi no es afectado por su atracción.
El mismísimo Shido es arrastrado por la anomalía creada.
- “¡RAICHI!” – exclama el demonio.
El holograma está absorto mirando al núcleo.
- “Enorgullécete.” – sentencia Raichi. – “Has logrado tu sueño.”
El poder de la anomalía absorbe a Shido, que mira con estupor a su socio, sintiéndose traicionado.
- “¡¡AAAAH!!” – grita mientras es arrastrado y espaguetificado por el núcleo.
Goku también sale volando, pero en el último momento Champa lo sujeta de la funda de su bastón.
El Hakaishin casi no tiene fuerzas, pero usa las que le quedan para anclar sus garras al pavimento, que agujerean sus zapatos.
Mientras tanto, el cuerpo oscuro de Ahms parece ser reabsorbido por el propio laboratorio.
El Dios coloca a Goku bajo su brazo izquierdo y extiende su mano derecha hacia la anomalía.
- “¡HAKAI!” – sentencia.
Pero nada ocurre.
- “Maldición…” – refunfuña Champa, preocupado al ver que no puede usar su poder.
El felino puede sentir como parte de su pelaje es arrancado hacia el agujero mientras él avanza hacia el sarcófago de Zamas, aún cerrado.
- “¡Agárrate fuerte, muchacho!” – le dice a Goku.
Champa intenta disparar un blast de ki al sarcófago, pero su esfera de energía es absorbida por la anomalía al instante en que abandona su mano.
Al Hakaishin le cuesta avanzar. Poco a poco sus garras dejan un surco en el suelo y él es arrastrado hacia el núcleo.
- “¡GRRAAAAH!” – grita esforzándose para no ser absorbido.
Raichi mira el núcleo con asombro.
- “Es hermoso…” – murmura el científico, que extiende su mano hacia la anomalía.
Un remolino de materia oscura aparece alrededor del núcleo y poco a poco conforma un orbe que lo contiene.
De repente, un nuevo estallido de energía sacude la zona y la calma se apodera del lugar.
La anomalía parece haberse estabilizado y brilla ahora con un color rojizo que tiñe el laboratorio.
Champa se queda pasmado mirando al núcleo.
Pero el sarcófago del Dai Kaioshin se abre de repente, dejando caer a Zamas al suelo.
El gotokoneko sale de su trance y corre hacia el Dios.
- “¡Zamas!” – exclama Champa.
El Dai Kaioshin abre los ojos con dificultad.
- “¿Qué ha pasado…?” – pregunta, aturdido.
- “No estoy seguro…” – responde Champa.
Raichi extiende su otra mano hacia su milagro.
- “Lo he conseguido…” – dice con la voz rota por la emoción. – “Detrás de la cortina… El manjar prohibido…”
El núcleo brilla intensamente a través de las rendijas de la esfera de contención negra de aspecto viscoso.
- “La semilla de la creación.” – sentencia Raichi.
En la superficie del planeta, Gohan ha recibido un duro castigo por parte de 7-3.
El enemigo lo agarra del cuello y lo levanta del suelo. El pequeño pierde su transformación.
- “Gohan…” – sufre Punch, que intenta levantarse. – “¡Detente!” – exclama. – “¡Papá! ¡Detente!”
- “Ggghaaah…” – Gohan lucha por respirar.
De repente y en un parpadeo, Mirai Trunks propina una patada en la mejilla de 7-3, lanzándolo a través del páramo a cientos de metros de distancia.
Trunks coge a su hijo en brazos antes de que caiga al suelo.
Punch observa con sorpresa a su tío, y su rostro poco a poco revela una sonrisa de alivio.
Al mirar a su alrededor, Punch se da cuenta de que los luchadores están poco a poco regresando al planeta.
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