DBSNL // Capítulo 313: Iracundos
“Se acabó la cacería.”
En la jungla, Turles carga contra Liquir.
El kurama, ahora imbuido por el poder del ki divino, salta grácilmente por encima del saiyajín, dejándolo pasar de largo, para luego caer sobre su espalda y propinarle una rápida combinación de patadas que estampan a Turles contra el suelo.
El saiyajín se levanta y se gira furioso, y abre su boca para emitir un torrente de ki verde.
Liquir corre rodeando al saiyajín, que persigue al kurama con el rayo de energía que emana de su boca.
De repente, Liquir usa sus cuatro patas para correr y así acelerar el ritmo, logrando acortar distancias con Turles y propinarle un fuerte puñetazo en el pecho que lo lanza a través de la jungla.
Mientras tanto, Okure se ha levantado tras el golpe del recién llegado Broly.
Broly está magullado por su combate con el tsufur.
- “Broly…” – dice Reitan. – “¿Qué haces aquí?”
- “No lo sé.” – responde Broly. – “He despertado en este lugar.”
La herajín reaviva su aura, furiosa y corre hacia el saiyajín.
Antes de que Reitan y Broly puedan reaccionar, Okure ya se encuentra frente a ellos.
Broly reaviva su aura verde, con su cabello del mismo color, y agarra las manos de Okure.
- “Esa ira…” – piensa Broly, recordando escenas propias en Vampa. – “Sé cómo se siente…”
Broly da un cabezazo a Okure y luego la empuja con una patada.
- “No tenías que intervenir…” – protesta Reitan.
- “Tu amiga está consumida por la ira y el odio.” – dice Broly. – “Nada la detendrá.”
- “Pero…” – duda Reitan.
Mientras tanto, Dabra sigue el rastro de sangre hasta el tronco de un árbol.
El demonio toca la sangre del dokuchi con sus dedos y los lame. El rastro asciende por el tronco.
- “Hemos tenido suerte…” – sonríe Dabra. – “Una hembra habría sido mucho más difícil de cazar…”
Dabra inspira y luego aspira una gran llamarada hacia la copa de los árboles.
- “¡¡GYAAAAAH!!” – grita la criatura.
Dibujado por Ipocrito |
El dokcuhi cae al suelo, con quemaduras en varias partes del cuerpo que le impiden tornarse invisible.
Dabra camina hacia él, con su espada en la mano.
El camaleón se arrastra intentando alejarse del demonio, intentando también camuflarse de nuevo, pero su cuerpo no se lo permite. Varios cambios de color recorren su piel sana, pero ninguno logra hacerlo invisible.
- “Ah… ah…” – se arrastra quejoso.
Dabra cambia su espada por una lanza, que apoya sobre su hombro.
- “Se acabó la cacería.” – sentencia el demonio con una sonrisa pícara en su rostro. – “Una pena que no voy a poder venderte por piezas…”
- “Edes… edes un monstduo…” – dice el reptil con dificultad para hablar, sin lengua, que sigue intentando alejarse.
- “Soy un demonio.” – dice Dabra, pisándole la cola para que no huya.
El dokuchi, desesperado, abre sus fauces y se lanza contra Dabra, pero en un instante el demonio le atraviesa la mejilla con la lanza, desde el interior de su boca hacia fuera, clavándolo en el suelo.
- “¡Aaah!” – se queja el camaleón. – “¡¡AAH!!”
Dabra se agacha frente al rostro del dokuchi.
- “Sois una raza fascinante… Verdaderos depredadores.” – dice el demonio. – “No sé qué te prometieron aquí… pero ha sido un error.”
- “Ahh…” – se sigue quejando el camaleón. – “Yo… quedía…”
- “¿Sabes una cosa?” – le interrumpe Dabra con una cruel sonrisa. – “Mi saliva también es bastante especial…”
El demonio se lame el pulgar y luego lo acerca lentamente hacia la frente del dokuchi, que lo mira confuso y con horror.
Lejos de allí, Turles recibe un duro castigo de Liquir.
El kurama se mueve ágilmente alrededor del saiyajín, esquivando todos sus golpes y contraatacando.
Turles intenta darle un puñetazo, pero Liquir se cuela entre sus piernas y da una patada por la espalda. El saiyajín se tambalea hacia delante e intenta revolverse para lanzar otro golpe, pero cuando lo hace, Liquir ya ha saltado por encima de él y le ataca por la espalda de nuevo con un fuerte puñetazo.
Turles, se tambalea de nuevo y, furioso, se da la vuelta para cargar contra su enemigo.
Liquir alza su mano, apuntando con su palma al saiyajín.
- “¡HA!” – exclama el zorro, que empuja a Turles con una andanada de ki invisible.
El saiyajín es lanzado contra una gran pared de roca en la que queda incrustado.
Liquir camina lentamente hacia el saiyajín, que parece aturdido.
- “Lo siento.” – dice el kurama. – “Pero como aprendiz de Hakaishin, he comprendido que a veces no hay lugar para la misericordia…” – anuncia. –“A veces solo cabe la destrucción.”
Liquir carga contra Turles, con su puño en alto, que se ilumina de color naranja con destellos morados.
Pero en el momento del impacto, algo sucede. Turles ha extendido su brazo y ha detenido el golpe con una mano. El impacto emite una onda expansiva de sacude la jungla.
- “¿EH?” – se sorprende el kurama.
Turles lo mira con los ojos en blanco. El aura verde del saiyajín se aviva como una llama sacudida por el viento, para reavivarse de color magenta.
- “No es posible…” – piensa el kurama. – “Su ki… es…”
El aura de Turles estalla en una explosión de energía que repele al zorro.
Mientras tanto, Okure carga contra Reitan y Broly.
El saiyajín se adelanta al hearjín y detiene el puñetazo de Okure cruzando los brazos frente a su pecho.
Broly agarra el brazo de la herajín y la proyecta contra el suelo con una técnica de judo.
El saiyajín alza la mano y se materializa en ella una esfera de ki verde.
Pero cuando Broly va a lanzarla contra Okure, Reitan se interpone y sujeta el brazo del saiyajín.
- “¡NO!” – exclama Reitan. – “¡ESPERA!”
Broly frunce el ceño y aparta al herajín empujándolo hacia un lado, justo cuando Okure ya se ha levantado y carga contra él.
Okure se abalanza contra Broly, agarrándolo por la cintura y empujándolo a través de los árboles.
El saiyajín golpea la espalda de Okure con los codos repetidas veces, pero la ira de la herajín hace que ésta no se detenga.
El aura verde de Okure aumenta su intensidad y, de repente, emite un pulso de energía, como si de una onda expansiva se tratara, que repele a Broly y lo lanza a través de la frondosa jungla.
Broly sale de la jungla a toda velocidad, chocando contra el suelo y rondando sobre un claro hasta detenerse.
Aturdido, el saiyajín se levanta.
En el interior bosque puede oír los pasos del enemigo.
Pero para su sorpresa, quien aparece frente a él es Turles, transformado por el poder que le ha otorgado Raichi, con su cabello y aura magentas.
Broly enseguida tiene recuerdos de su pasado. Su ira desatada en Vampa. Su lucha contra Goku y Vegeta. Su segundo enfrentamiento contra Goku en Monmaas.
- “Ese poder…” – murmura el saiyajín.
Turles lleva a Liquir arrastrado por una de sus colas. El zorro ha perdido el conocimiento.
Broly se pone en guardia, listo para pelear.
Pero en ese instante, la herajín también sale de entre los árboles.
Los dos titanes, Turles y Okure, se encuentran frente a Broly.
El saiyajín, lejos de amedrentarse, reaviva su aura.
Las exageradas expresiones de los dos, de rabia y locura, con los ojos en blanco, contrastan con la mirada calmada pero determinada de Broly.
Turles suelta a Liquir, que queda tirado en el suelo.
Una gota de rocío recorre una gran hoja hasta que parece que va a derrama por su extremo, pero acaba evaporándose.
Turles y Okure a corren hacia Broly. A su paso la jungla arde.
Broly responde de la misma forma y carga hacia ellos.
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