DBSNL // Capítulo 308: Canibalismo
“¡Es repugnante!”
En el campo de batalla, Piccolo, Pan, Bra, Baicha, Marron, Ikose, Granola y su banda pelean contra el ejército dorobochi.
- “¡Evitad sufrir heridas!” – advierte Piccolo, conocedor de las características de sus contrincantes. – “¡Pueden copiar las habilidades de su adversario probando su sangre!”
Marron patea a un dorobochi, pero otro se abalanza sobre ella por la espalda. La muchacha se da la vuelta rápidamente y lo corta por la mitad lanzándole un kienzan.
Ikose empuja a una docena de dorobochi con una Kiko-ho, pero pronto se abalanzan el doble sobre él.
Poco a poco logran reducirlo, pero Ikose activa la barrera protectora y los empuja a todos.
Ikose respira aliviado, pero se da cuenta de que ha sufrido un corte en el brazo.
Uno de sus enemigos sonríe y lame su zarpa ensangrentada… pero pronto escupe asqueado.
- “¡¿Qué es esto?!” – protesta el monstruo. – “¡Es repugnante!”
- “Je, je…” – sonríe Ikose. – “Conmigo no vais a tener suerte.”
Mientras tanto, Piccolo repele a un dorobochi de un puñetazo en el abdomen, pero este se torna amarillo como el de Botamo y lo encaja sin inmutarse.
- “¿Qué?” – se sorprende Piccolo.
El dorobochi alza su puño y éste se torna azulado y escamoso como el de Yuzun y se electrifica como el de Soshiru.
El dorobochi golpea a Piccolo y lo hace retroceder varios metros, aturdido ligeramente por el electroshock.
- “Maldita sea…” – protesta el namekiano. – “Ya tienen sus habilidades…”
El enemigo sonríe y lentamente alza la mano haciendo una pistola con los dedos.
- “¡¿EH?!” – se asusta Piccolo.
Un disparo como los de Granola atraviesa al namekiano.
- “¡PICCOLO!” – se alarma Pan.
Piccolo cae de espaldas al suelo con un agujero en el pecho.
- “Maldición…” – protesta el namekiano. – “He gastado demasiada energía en mi combate con Granola…”
Mirai Trunks observa de reojo lo sucedido.
- “¡PICCOLO!” – exclama el hijo de Vegeta.
- “No pierdas la concentración, Trunks.” – dice Onisen con la voz de Vegeta antes de golpearlo a traición y lanzarlo a varios metros de distancia.
El dorobochi camina hacia Piccolo cuando ve una mancha de sangre del namekiano en el suelo y se agacha para mancharse la mano.
- “Je, je…” – ríe mientras se prepara para lamerla.
En ese instante, Pan se abalanza sobre él y le propina una patada en la cara que lo lanza contra el suelo.
- “¡¿Estás bien?!” – pregunta ella, colocándose en guardia frente a su tío.
- “Sobreviviré.” – responde el namekiano mientras regenera su herida.
El dorobochi se levanta con la mandíbula rota, pero pasa su mano manchada por su lengua.
- “Demonios…” – refunfuña Pan.
La mandíbula del enemigo se regenera.
- “Tiene mi regeneración…” – frunce el ceño el namekiano.
El dorobochi sonríe.
De repente, varias docenas de enemigos se abalanzan sobre su compañero y comienzan a desmembrarlo y devorarlo.
- “¡¿Qué…?!” – tituba Pan, aterrada. – “¿Qué está pasando…?”
- “No…” – se alarma Piccolo. – “Esto es… es peligroso…”
- “¿Qué significa?” – pregunta Pan.
- “Están compartiendo su nueva habilidad…” – dice Piccolo asustado.
Varios dorobochi mutilados durante la batalla regeneran sus extremidades.
Mientras tanto, Reitan, Liquir, Turles, Ub y Dabra han aparecido en mitad de una frondosa jungla.
- “¿Dónde estamos?” – pregunta Ub.
- “Cuanta humedad…” – se queja Reitan.
Dibujado por Ipocrito |
Turles mira a su alrededor.
- “Esto parece un terreno de caza.” – dice el saiyajín.
- “¿Y qué papel hacemos nosotros?” – se pregunta Liquir.
Dabra arruga la nariz e inhala dos veces.
- “No estamos solos.” – advierte el demonio.
Las orejas de Liquir reaccionan.
- “Tienes razón.” – asevera el kurama.
Algo se mueve entre la maleza.
El grupo variopinto de luchadores mira en la dirección del ruido, pero pronto se oye de nuevo en el lado opuesto.
- “¿Cuántos son?” – se pregunta Ub.
Reitan mira a su alrededor mientras desenfunda su espada, pero pronto se da cuenta de que alguien lo observa a lontananza desde la copa de un árbol.
- “Okure…” – murmura el herajín.
El guerrero sale volando hacia ella.
- “¡Reitan!” – se preocupa Liquir.
El kurama sale en persecución de su compañero, pero pronto es golpeado y derribado por una fuerza invisible.
De repente, Turles siente como algo le agarra la pierna y lo derriba, arrastrándolo al interior de la jungla.
Dabra y Ub se quedan solos.
- “Atento, muchacho.” – advierte el demonio. – “No bajes la guardia.”
Dibujado por Ipocrito |
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