DBSNL // Capítulo 305: Noche de descanso
“Mi hijo me ha hablado de ti.”
En la Corporación Cápsula, Bulma le ha dado la habitación de Trunks a Punch, que está tumbado mirando fijamente al techo, sin poder dormir. Goku Jr duerme en la habitación de Bra. Gohan Jr duerme en la de su padre; en la estantería hay una fotografía sacada en la boda de Gohan y Videl, en la que Mirai Trunks posa con el novio, los dos sonriendo alegremente, y al lado hay otra fotografía de Bulma sosteniendo al propio Gohan Jr.
En el campo de batalla, Cado abre los ojos. Aturdido y confuso, se incorpora y mira a su alrededor. Su hermano Avo está sentado a su lado, sujetándose la cabeza con ambas manos. Frente a ellos, Goten y Trunks, de pie y sonrientes; contentos de que todo haya salido bien.
Gohan y Vegeta parecen orgullosos de que los muchachos hayan logrado salvar a los nahuatl.
- “Je…” – sonríe Vegeta.
Shido no pierde su mueca amable.
- “¿He perdido?” – se hace el sorprendido. – “Vaya…” – suspira.
Gohan lo mira con recelo.
Mientras tanto, en la arena de combate donde tuvo lugar el enfrentamiento de nuestros amigos con la banda de Granola, Mirai Trunks y los demás caminan por una zona rocosa cercana a la metrópolis.
- “¿A dónde vamos?” – pregunta Bra.
- “Tiene que haber una salida…” – dice Pan.
- “Estamos todos agotados…” – suspira Soshiru.
- “¿No podemos descansar?” – se queja Botamo.
- “No seáis quejicas…” – responde Ikose.
- “Para ti es fácil…” – replica Baicha.
- “No empecéis a discutir…” – dice Marron.
Piccolo suspira.
- “Hay que seguir.” – dice el namekiano.
Piccolo se acerca a Trunks, que va en cabeza.
- “¿Crees que hay una forma de salir de aquí?” – pregunta el namekiano. – “Puede que si encontramos el límite… Podamos forzar una grieta como la que usé yo.”
- “Entiendo…” – murmura Piccolo.
Shido sonríe mientras las pantallas se desactivan.
- “¿No vas a traer a Goten y Trunks de vuelta?” – pregunta Gohan.
- “No os preocupéis.” – responde Shido. – “Os encontraréis en la siguiente fase.”
- “¿Otra fase?” – frunce el ceño Reitan.
Dabra da un paso al frente.
- “Shido…” – murmura el diablo. – “No sabía que la curiosidad de un demonio podía llegar tan lejos.”
- “¿Crees que eso es lo que me mueve?” – sonríe Shido. – “Creo que si soy un demonio por ese pecado.”
- “Hmm…” – gruñe Dabra.
- “Puede que los Dioses consideren la curiosidad de un mortal como un defecto, pero yo la considero su mayor virtud.” – sonríe Shido con cierto orgullo.
- “Hablas como Moro.” – refunfuña Vegeta.
- “Vamos, Vegeta…” – replica Shido. – “Los saiyajín deberíais entenderme mejor que nadie.” – sonríe. – “¿No es eso a lo que has dedicado tu vida? ¿A superar tus límites? ¿A preguntarte qué hay más allá?”
- “Si tu forma de pensar se parece tanto a la de Moro, ¿por qué lo traicionaste?” – pregunta Dabra.
- “¿Traición, decís?” – responde Shido. – “La búsqueda de la verdad no es su monopolio.”
Shido reactiva las pantallas holográficas.
En la Corporación Cápsula, Punch camina a oscuras por los pasillos.
- “¿A dónde vas?” – le sorprende Bulma, vestida con su bata de laboratorio.
- “Eh…” – se excusa Punch. – “Solo salía a tomar el aire…”
Bulma enciende la luz del corredor. Punch va completamente vestido con su armadura y su abrigo.
- “Claro…” – dice Bulma. – “Pues te acompaño.” – sonríe.
Los dos salen al balcón. Ella se enciende un cigarrillo.
- “No sé cuántas veces habré dejado de fumar…” – suspira. – “Pero la Tierra siempre está a punto de ser destruida… Cuando no es por un ataque extraterrestre, es por un androide que viene del futuro o por el despertar de un mago milenario o de un Dios dormido…” – da una calada y saca el humo. – “El estrés…”
Punch no dice nada, solo mira las estrellas.
- “Mi hijo me ha hablado de ti.” – dice Bulma, sorprendiendo al hijo de Hit. – “Dice que eres un joven muy talentoso.”
- “Supongo que lo heredé de mi padre.” – dice Punch, con cierta timidez.
- “También me ha hablado de él.” – añade Bulma. – “Creo que ambos cargaban con un peso que pocos entenderíamos… por eso se entendían.”
- “¿Un peso?” – pregunta Punch.
- “Sacrificarlo todo para que los demás tengan una segunda oportunidad.” – dice Bulma.
Punch aprieta los puños con rabia y tristeza.
- “No te pediré que no te marches.” – dice Bulma. – “Si algo he aprendido con los hombres de esta familia es que son todos unos cabezotas… y tú eres como de la familia.” – sonríe, sorprendiendo a Punch. – “Pero permíteme darte un consejo.”
Punch asiente.
- “No intentes hacerlo solo.” – sonríe Bulma. – “Estás rodeado de gente que quiere ayudarte.”
- “No quiero poner a nadie en peligro…” – dice Punch.
- “Esos dos pequeñajos te ven como un hermano mayor, sobre todo Gohan.” – dice Bulma. – “Si te marchas, nadie los detendrá. Saldrán en tu búsqueda y se meterán en líos. ¿No es mejor que estés a su lado para protegerlos?”
Punch suspira, recapacitando.
- “Aprovecha la noche para descansar.” – Bulma le pone la mano en el hombro.
- “Es un buen consejo.” – interviene Ogilvie.
La voz sobresalta a Bulma.
- “¡AAAAH!” – se asusta ella.
Bulma mira a su alrededor, aún con el corazón en la boca. Finalmente se da cuenta de que el erizo está de pie en mitad del jardín.
- “¡¿ES QUE QUIERES MATARME?!” – exclama Bulma.
- “Lo siento, es que yo suelo dormir de día.” – se disculpa con una reverencia.
A Punch se le escapa una media sonrisa.
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