Los dos grandes Súper Saiyajín / Parte XIV: Granola, el cereliano
“El Príncipe Vegeta seguirá el mismo destino que su raza…”
El suelo se quiebra bajo los pies de Granola y Vegeta. Algunas porciones se hunden mientras otras se elevan. El estruendo es ensordecedor.
Los dos contrincantes se abalanzan el uno contra el otro y se propinan un puñetazo en la cara simultáneamente.
La nave pilotada por Hermila, un humanoide bípedo de piel verde y larga cabellera naranja cuya morfología recuerda a un ave, abandona el sentenciado planeta.
- “¿De verdad vamos a abandonarle?” – pregunta Yuzun.
- “Él lo ha pedido…” – dice Soshiru, con pesar.
En la superficie, el combate continúa.
Vegeta y Granola intercambian puñetazos. El saiyajín, pese a haberse recuperado gracias a las ondas blutz emitidas por el cometa, sigue malherido. El cereliano pelea con todo su empeño.
Granola intenta usar uno de sus certeros golpes, pero Vegeta ha entendido el peligro de la técnica y logra evadirla y contraatacar, propinando un puñetazo al cereliano en el rostro, arrancándole así el visor.
Vegeta pisa el aparato, que se hace añicos.
- “Sin esto ya no podrás usar esos movimientos tan molestos…” – sonríe el saiyajín.
- “Bastardo…” – gruñe Granola, que se limpia la sangre del labio con su muñeca mientras se pone en pie.
El cereliano aprieta los dientes con rabia, pero una sonrisa se dibuja en su rostro.
- “No importa…” – dice Granola. – “Moriremos aquí los dos… El Príncipe Vegeta seguirá el mismo destino que su raza… Erradicados por un meteorito.”
- “El Planeta Vegeta fue destruido por Freezer.” – le corrige el saiyajín.
- “¿Eh?” – dice el cereliano, confuso. – “Pero… Si trabajabais para él…”
Vegeta escupe sangre al suelo.
- “Y así nos lo pagó…” – dice el saiyajín. – “El gran Freezer temía la leyenda Súper Saiyajín…”
- “Mientes…” – gruñe Granola. – “¡Mientes!”
- “No me importa si no me crees.” – dice Vegeta.
El saiyajín choca sus puños, listo para continuar.
- “¡Vamos!” – exclama Vegeta. – “¡Tengo que convertirme en un Súper Saiyajín antes de que sea demasiado tarde!”
- “¿Convertirte… en un…?” – se sorprende Granola.
Vegeta embiste.
La situación empeora. El meteorito está cada vez más cerca y se ve más grande en el cielo. El clima es alterado y las nubes forman una espiral que solo deja ver el astro sobre sus cabezas. Columnas de lava brotan del suelo.
Vegeta y Granola pelean, pero cada vez con menos fuerzas.
- “¿Por qué…?” – se pregunta el saiyajín. – “Voy a morir… ¡Voy a morir aquí! ¡¿Por qué no me transformo?! ¡¿Por qué no despierta el Súper Saiyajín dentro de mí?!”
- “¿Freezer los traicionó?” – se pregunta Granola. – “¿Son víctimas?” – recuerdos de Vegeta, Nappa y Raditz masacrando Cereal invaden su mente. – “¡NO! ¡Es un asesino! ¡Merece morir!”
Granola intenta golpear a Vegeta, pero el saiyajín le agarra del brazo y tira de él con fuerza para propinarle un cabezazo. La frente de ambos guerreros sangra y caen de espaldas al suelo, semi-inconscientes.
En Cereal, una joven y bella muchacha pasea por las calles del medieval planeta cargando una bolsa de comida cuando tres luces aparecen en el cielo, sobrevolando la ciudad hasta caer en el horizonte, en un núcleo urbano vecino.
La mujer adelante el paso hasta su casa y sube al primer piso, desde el que pretende ver mejor lo ocurrido. Al asomarse a la ventana es sorprendida por un cegador destello seguido de un gran estruendo y una ola expansiva que la empuja hacia atrás con violencia.
Mientras tanto, en la plaza de la ciudad, un grupo de cerelianos forman.
- “¡Es una invasión!” – informa el líder del improvisado escuadrón. – “¡Defenderemos Cereal!”
- “¡¿Quién nos ataca?!” – pregunta un soldado.
- “Estoy seguro de que es el Imperio…” – dice un joven Granola. – “¡Pero los repeleremos!”
- “¿Cuántos hombres habrán traído?” – pregunta un soldado.
- “Es el Imperio… Esperad un ejército…” – responde otro.
De repente, sobre ellos, en el cielo, tres siluetas flotando. Un grandullón calvo, un pequeño de pelo puntiagudo y otro tipo de mediana estatura y larga cabellera.
- “¿Eh?” – se sorprende Granola. – “Son solo tres…”
El grandullón alza su mano derecha y realiza un gesto con sus dedos índice y corazón.
La plaza salta por los aires.
Granola despierta entre los escombros. Silencio absoluto. Humo y polvo en el ambiente. Olor a quemado.
- “Compañeros…” – murmura el malherido cereliano.
Los cuerpos de su escuadrón están semienterrados entre el amasijo de roca.
El cereliano camina por las calles en ruinas.
- “Muesli…” – murmura Granola. – “Oatmeel…”
En el horizonte puede ver su casa en ruinas.
- “No… ¡Muesli!” – exclama casi sin voz, nervioso.
El cereliano intenta correr, pero se cae al suelo. De rodillas sigue avanzando.
- “Por favor… Por favor…” – repite sin cesar. – “Por favor…”
Al acercarse a su casa, entre los escombros puede ver a su esposa atrapada.
- “Muesli…” – sufre él. – “No…”
Granola aparta varios escombros y se arrodilla junto a su mujer, que entreabre los ojos con dificultad.
- “Cariño…” – llora el cereliano.
- “Lo siento…” – dice ella con una mano sobre su abdomen. – “Lo siento mucho…”
- “Tranquila…” – intenta consolarla Granola. – “Todo irá bien…”
Granola pone su mano sobre la de su mujer.
- “Oatmeel…” – llora ella. – “Oatmeel…”
- “Pagarán por esto…” – llora Granola. – “Te lo prometo…”
En su mente, Granola repasa el instante en el que ha visto a sus enemigos; las tres siluetas… y sus colas ondeantes.
- “Saiyajín…” – gruñe Granola.
En el horizonte, una nueva explosión.
- “¡¡Siguen en el planeta!!” – piensa el cereliano.
- “Granola…” – sufre su mujer.
- “Aguanta, Muesli…” – dice Cereliano, haciendo reposar a su mujer en el suelo. – “Yo me encargaré… Descansa.”
- “Granola…” – repite ella, intentando agarrar a su esposo.
Pero Granola no se detiene y sale volando hacia sus enemigos.
En una ciudad cercana, Vegeta, Nappa y Raditz masacran a los habitantes.
- “¡Ya has destruido dos ciudades, Nappa!” – protesta Raditz. – “¡Freezer nos pagaría mejor si te controlaras un poco!”
- “¡Solo me divierto!” – dice el grandullón.
Vegeta se harta de sus compañeros.
- “Acabad de una vez… Me voy a la siguiente ciudad.” – dice el saiyajín antes de alzar el vuelo.
De repente, algo golpea a Raditz, que sale disparado contra un edificio cercano.
- “¿Eh?” – se sorprende Nappa.
Granola, malherido y cansado, se planta frente a ellos
- “Bastardos…” – gruñe el cereliano.
- “Un cereliano…” – dice Nappa. – “¿De dónde sales tú?”
El saiyajín mira de arriba abajo a su enemigo.
- “Pero si estás casi muerto…” – sonríe el saiyajín.
Raditz se levante entre escombros, frotándose la mejilla.
- “Ese imbécil…” – gruñe el hermano de Kakarotto. – “¡Deja que me encargue de él, Nappa!”
Granola mira a su contrincante con asombro.
- “No… no le he hecho nada…” – piensa el cereliano, sorprendido.
Nappa se cruza de brazos.
- “Él te ha golpeado… supongo que es justo.” – refunfuña el saiyajín.
Raditz se sacude el polvo y se cruje el cuello y los puños.
- “Voy a divertirme un poco…” – dice el saiyajín.
Granola se pone en guardia. Una gota de sudor frío recorre su frente.
- “¡¡VOY A MATARTE, SAIYAJÍN!!” – grita, desesperado, antes de embestir.
Raditz le espera con una sonrisa macabra en su rostro.
En unos minutos, el combate ha terminado. Granola está tumbado en el suelo y Raditz le propina una patada tras otra.
Granola escupe sangre.
- “Sois… sois unos monstruos…” – dice el cereliano, magullado y malherido, sin fuerzas.
Nappa se acerca a él, lo agarra del cuello de la camisa y lo levanta sobre su cabeza.
- “Si te has sorprendido con el poder de esta piltrafa, ni te imaginas el poder del Príncipe Vegeta…” – se burla el saiyajín.
- “El Príncipe… Vegeta…” – repite Granola.
Nappa lo lanza a un lado y, antes de que caiga al suelo, le lanza un blast de ki. El cuerpo humeante del cereliano sale despedido.
- “¡Era mío, Nappa!” – protesta Raditz.
- “Tardabas demasiado.” – sonríe Nappa.
El cereliano abre los ojos. El planeta sigue quebrándose. El meteorito está cada vez más cerca.
- “Vegeta…” – murmura Granola.
El cereliano pone todas las fuerzas que le quedan en intentar levantarse.
Pero Vegeta también se está poniendo en pie.
- “No hemos… terminado…” – gruñe el saiyajín.
El cielo está completamente cubierto por el meteorito. Se acaba el tiempo.
Los dos se miran. Determinación en sus ojos.
- “¡¡YAAAAH!!” – gritan los dos a la vez.
El saiyajín y el cereliano se embisten. Un puñetazo simultaneo en el rostro de su contrincante. Doble K.O.
Antes de que los dos caigan al suelo, una luz dorada brilla entre ellos y los engulle.
El meteorito impacta contra el planeta. Una silenciosa explosión en mitad del espacio.
La onda expansiva sacude la nave de Hermila.
- “¡¡AGARRÁOS!!” – advierte el piloto.
Las luces de la nave parpadean. El vehículo tiembla violentamente. Todos se sujetan donde pueden para no caerse.
Cuando la calma regresa, frente a ellos, Granola está tumbado en el suelo.
- “¡¿Qué?!” – se quedan todos sorprendidos.
- “¡¡GRANOLA!!” – corre Soshiru a socorrerlo.
En un planeta remoto con seres pequeños de piel rosada, cabeza redonda y orejas formadas por tres protuberancias unidas entre sí por una membrana, vestidos con túnicas, Vegeta se encuentra tumbado en el suelo entre un grupo de esas criaturas que lo observan.
En la Tierra, Son Goku aparece en una colina cercana a su casa.
En los Universos 3 y 5, son Goku casi se desmaya, pero alguien lo sujeta antes de que caiga al suelo; es Piccolo.
- “Goku…” – dice una voz; es Piccolo. – “¿Por qué lo has hecho?”
Son Goku está sudando. No se encuentra bien.
- “No lo sé…” – sonríe el saiyajín.
- “En tu estado…” – murmura Piccolo, preocupado. – “Ha sido una estupidez.”
- “Es posible…” – Goku fuerza una sonrisa.
Goku cierra los ojos.
- “Gracias, Piccolo.” – dice el saiyajín.
- “¿Eh?” – dice el namekiano, confuso.
- “Cuando mi hermano se llevó a Gohan, me ayudaste.” – dice Goku. – “Gracias.”
- “¿Ahora me sales con eso?” – se burla Piccolo. – “Pensé que sería más fácil eliminar a Raditz si luchábamos juntos. Eso es todo.”
- “Je, je…” – sonríe el saiyajín. – “Claro… A veces se me olvida que eres el Rey de los Demonios…”
- “No bajes la guardia, Son Goku.” – sonríe el namekiano.
Son Goku pierde el conocimiento.
- “Gracias a ti…” – murmura Piccolo.
En los Universos 6 y 7, Son Goku llega a la Tierra con una media sonrisa en su rostro.
- “Cuando despierte, querrá matarte.” – dice Piccolo.
- “Lo sé…” – sonríe Goku.
Piccolo sonríe de forma cómplice.
- “Puede que en el fondo no seas tan inocente e idiota como otros creen…” – dice el namekiano.
- “Je, je…” – ríe el saiyajín.
En los Universos 3 y 5, Piccolo lleva a Goku hasta su casa. Chichi sale a recibirlo mientras llora a moco tendido. Gohan la acompaña.
- “¡¡GOKU!!” – exclama ella. – “¡¿Qué le has hecho a mi marido?!” – le espeta al namekiano. – “¡¿A dónde te lo has llevado?!”
Gohan puede ver como el namekiano está claramente preocupado. Los cuatro entran en casa.
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