DBSNL // Capítulo 227: Error de cálculo

DBSNL // Capítulo 227: Error de cálculo

“Esto empieza a aburrirme…”

En Jinko, Onisen embiste al demonio, puño en alto. Su extremidad aumenta de tamaño.

- “¡¡GRRAAAH!!” – grita la creación de Raichi.

El demonio clava su espada en el suelo y esta brilla de color morado, desintegrando el pavimento bajo sus pies, permitiéndole caer al vacío y evitar el golpe. 

El puño de Onisen vuelve a su tamaño original. El androide mira a su alrededor, confuso al no ver a su enemigo. 

De repente, un cañonazo de aire denso con tintes morados nace del suelo a varios metros de distancia, abriendo un agujero por el que sale el enemigo.

- “¡Estoy aquí!” – lo provoca el diablo.

Onisen ruge furioso.

El demonio toma tierra.

- “Esto empieza a aburrirme…” – murmura el diablo. – “Es fuerte, rápido, y posee técnicas interesantes… Una creación de lo más espectacular… Pero soy el peor contrincante que podrías tener.”

Onisen abre su enorme boca y proyecta un torrente de energía verde que avanza rápidamente hacia el enemigo.

- “¡¡GRRAAAH!!” – ruge la creación de Raichi.

El diablo apunta al ataque con su espada, que brilla de nuevo.

El torrente de energía se desvanece, convertido en motas de polvo verde que pronto se tornan moradas antes de apagarse. 

En el planeta de Raichi, Trunks, Shula, Reitan, Kamo y los hermanos Para se quedan boquiabiertos.

- “¡¿Qué ha sido eso?!” – se asusta herajín.

- “Ese poder…” – murmura el saiyajín, asombrado y asustado. – “Se parece mucho a…”

El diablo sonríe.

- “El don que me ha otorgado Moro me permite desintegrar la materia.” – dice el diablillo. – “Casi como haría un Dios de la Destrucción… Podría llamarlo “Hokai”.”

En el laboratorio del tsufur.

- “¡Raichi!” – exclama Trunks. – “¡Tu monstruo va a tener problemas!”

El doctor no reacciona.

- “¡Raichi!” – insiste el saiyajín.

- “No…” – dice el tsufur. – “Onisen ganará… Es mi mejor creación…”

Trunks mira de nuevo la pantalla. El diablo se prepara para atacar.

- “En la torre hay una Dragon Ball, ¿verdad?” – pregunta el mestizo. – “¡No podemos perderla! ¡Raichi!”

El doctor no responde.

- “¡TÚ!” – exclama el mestizo, llamando a Ahm. – “¡¿Hay forma de llegar hasta allí?!”

- “Es posible… Onisen puede que…” – dice el ayudante de Raichi.

- “¡¡Lévame hasta ellos!!” – insiste Trunks.

- “El doctor ha dicho que…” – dice Ahm.

- “¡¡NO HAY TIEMPO!!” – grita el mestizo.

Ahm mira a Raichi, que parece preocupado.

El demonio embiste a Onisen, con su espada en alto, brillando.

El hombre de Raichi proyecta con su boca una nube de humo oscuro frente a él.

- “No me importan tus trucos…” – sonríe el demonio. – “¡El combate acaba aquí!”

El demonio propina un espadazo, pero su espada se detiene con un sonido metálico.

- “¿Eh?” – se extraña el diablo.

La nube se disipa lentamente, revelando una espada de hierro katchin.

El diablo retrocede, recuperando la distancia.

La nube sigue disipándose, revelando finalmente a Trunks y a Reitan.

- “¿Quiénes sois vosotros?” – se pregunta el demonio.

Trunks mira de reojo a Reitan.

- “No tenías que venir…” – dice el saiyajín.

- “¿Y perderme la diversión?” – sonríe el herajín.

En Makyo, Son Gohan castiga a Hinoyagi violentamente. El saiyajín agarra la cabeza de la diablesa y le propina un cabezazo para luego proyectar un torrente de ki rojo con su boca directo al abdomen de su enemiga, que se incrusta en el suelo antes de estallar.

Con sus ropajes rotos, Hinoyagi intenta tomar distancia, volando a toda velocidad, alejándose del saiyajín.

Gohan lanza una ráfaga continua de esferas de ki que persiguen a su enemiga, destruyendo la superficie de Makyo a su paso.

- “Bastardo…” – gruñe ella, preocupada.

No muy lejos de allí, Krilín, Ten Shin Han, Mai, Baicha y Pino se encuentran frente al castillo negro.

- “¿Cómo se entra aquí?” – se pregunta Ten, pasando su mano por el gran portón.

En el planeta de Raichi, el símbolo de la frente de Shula se ilumina tenuemente.

- “Tsk…” – se queja Shula. – “¿Qué demonios…? ¿Quién…?”

En el Makai, los secuaces de Dabra han embestido a Vegeta.

Los ojos del saiyajín se tornan de color gris y su aura incolora emite brillos magenta.

- “¿Eh?” – frunce el ceño Dabra.

Con tres rápidos movimientos noquea a sus enemigos. Al demonio azul con un upper-cup en la barbilla, al grandullón de un codazo en el abdomen, y al pequeño de una patada giratoria en el rostro.

- “Je…” – sonríe Vegeta, cuyos ojos vuelven a la normalidad. – “¿Y si nos ponemos serios?” – fanfarronea antes de escupir al suelo con desprecio.

Dabra sonríe.

- “Ja, ja, ja…” – ríe el demonio. – “Siempre tan arrogante… Aún no has terminado.”

Los tres diablos caídos se ponen en pie.

- “Así que queréis más, ¿eh?” – dice Vegeta.

Los demonios sonríen de forma macabra y, de repente, gritan desquiciados. Sus capas se caen y su musculatura aumenta de forma exagerada.

Vegeta se pone en guardia.

Mientras tanto, en el palacio desde el que Dabra habló a las criaturas demoníacas del Makai, Trunks y Goten avanzan entre los pasillos, ocultándose tras cada esquina.

- “¿Qué buscamos?” – pregunta Goten.

- “No lo sé…” – dice Trunks. – “Pero necesitamos saber lo que traman…”