Los dos grandes Súper Saiyajín / Parte XII: La banda de Granola
“¿Qué clase de burla es esta…?”
Granola y sus hombres esperan frente a la nave de Vegeta.
De repente, la compuerta del vehículo se abre lentamente, revelando al saiyajín.
Vegeta se apea vestido con una armadura nueva tipo coraza sobre un mono azul y botas y guantes blancos. El saiyajín se golpea el pecho para comprobar la dureza del equipo mientras baja por las escoleras. Una media sonrisa se le escapa.
Granola frunce el ceño.
- “Sus heridas se han curado…” – piensa el cereliano. – “¿Por qué? ¿Cómo lo ha hecho?”
Soshiru parece confuso.
- “Granola…” – dice el zalt.
- “Ya me he dado cuenta.” – responde el cereliano.
Vegeta se cruza de brazos y mira a los cinco hombres.
- “Granola, ¿eh?” – dice el saiyajín. – “Veo que has traído refuerzos.” – se mofa. – “¿Es que tenías miedo de enfrentarte a mí tú solo?”
Granola sonríe.
- “¿Miedo?” – replica Granola. – “Ni siquiera tienes cola… Y a penas escapaste de Dorakiya con vida…”
- “Aquí me tienes.” – dice Vegeta.
- “Je…” – dice el cereliano. – “Tu orgullo será tu perdición, Príncipe saiyajín.”
Granola apunta a Vegeta con su dedo índice. El saiyajín está listo.
El cereliano dispara y Vegeta esquiva el ataque.
De repente, como propulsado por un cañón de humo a presión, Shansua embiste a Vegeta, que se cubre con ambos brazos cruzados para recibir el impacto.
El saiyajín retrocede unos metros hasta impactar contra algo, deteniéndose así; es Botamo.
Vegeta se revuelve y golpea al kumotoko, pero parece que el golpe no le causa ningún daño.
En ese instante, el saiyajín siente una mano en su espalda.
- “¿Eh?” – mira por encima del hombro; es Soshiru.
El zalt libera una potente descarga eléctrica que sacude a Vegeta.
- “¡KYAAAH!” – grita el saiyajín.
Antes de poder reaccionar, Vegeta recibe un puñetazo en el rostro del haanshurui Yuzun, que ya se ha transformado.
- “Je…” – sonríe Yuzun.
Pero Vegeta ha encajado el golpe en la mejilla sin moverse.
- “¿Eh?” – se sorprenden todos.
Vegeta agarra la cara del repitiliano lo estampa de cabeza contra el suelo.
- “Je…” – sonríe el saiyajín.
Un disparo de Granola obliga al saiyajín a retroceder, poniendo cierta distancia entre él y sus enemigos, que se reagrupan.
- “Idiotas…” – murmura Vegeta. – “Habéis revelado todos vuestros trucos demasiado pronto…”
Granola se fija en Vegeta usando su extraño visor.
- “Malditos saiyajín y sus zenkai…” – protesta el cereliano.
- “Veo que sabes bastante de nosotros…” – dice Vegeta.
- “Para poder derrotar a tu enemigo debes conocerlo.” – responde Granola.
El cereliano le hace una señal a Shansua, que asiente.
El pequeño gufu empieza a emitir un extraño humo denso y oscuro desde unas chimeneas que protruyen en su espalda.
- “¿Va a embestir?” – se pregunta Vegeta. – “No…” – recapacita. – “Esto es distinto…”
El humo llena la zona de combate.
El saiyajín se queda a ciegas.
- “Es una buena táctica…” – sonríe Vegeta. – “Pero deberías actualizar tu información. ¡Puedo sentir vuestro ki!”
El saiyajín se da la vuelta rápidamente y propina una patada al zalt, que estaba acercándose a él con sigilo y lo lanza a través del humo.
- “Además, ya os tengo calados…” – presume Vegeta. – “El zalt necesita tocarme para poder emitir sus descargas más fuertes.”
Vegeta apunta a la nada y dispara. Su ataque atraviesa la densa cortina de humo hasta impactar en la barriga de Botamo, sin hacerle ningún daño. Tras él se encuentra Shansua, emitiendo humo.
- “El pequeño es la base de la técnica, así que está protegido por el grandullón…” – dice Vegeta.
Yuzun aparece de entre la humareda e intenta abrazar a Vegeta por la espalda. El saiyajín se agacha y lo evita.
- “Contáis con la fuerza bruta del haanshurui para intentan inmovilizarme…” – dice el saiyajín, que se revuelve y propina un puñetazo ascendente bajo la barbilla del lagarto, haciéndole saltar varios dientes.
Yuzun cae al suelo de espaldas.
- “Pero el verdadero peligro…” – dice Vegeta, que clava su mirada en un punto lejano a través de la gran nube negra. – “Eres tú.”
Granola puede ver la silueta de Vegeta en su visor.
Un disparo del cereliano se dirige a toda velocidad hacia Vegeta, y éste mueve su cabeza lo necesario para evitar el golpe. Un corte resulta en su mejilla.
- “Je, je…” – sonríe el saiyajín.
Granola parece frustrado.
- “Maldito…” – gruñe el cereliano. – “¡¡TE MATARÉ, SAIYAJÍN!!” – grita.
Vegeta empieza a disparar a Granola a discreción, una esfera de ki tras otra, obligando a retroceder al cereliano y sobreestimulando su visor.
- “Maldición…” – piensa Granola. – “Así no puedo verlo…”
Raudo y veloz, Vegeta aparece detrás de Shansua y Botamo y le propina un violento golpe al gufu sobre la cabeza con ambos puños enlazados, deformándole el cráneo y haciendo que se deshinche y deje de emitir humo.
Botamo se da la vuelta e intenta propinar un puñetazo a Vegeta, pero el saiyajín es más rápido y ágil y salta por encima del kumotoko.
En el aire, el saiyajín lanza dos esferas de ki a los pies del enemigo, una con cada mano, haciendo que el suelo estalle y el gran oso quede suspendido en el aire un instante sobre el hoyo creado.
Cuando Vegeta regresa al suelo se impulsa hacia el enemigo y le propina una patada, empujándolo lejos de allí.
En ese instante, Yuzun se abalanza sobre Vegeta por la espalda, que se da la vuelta, pero es abrazado por el haanschurui.
- “¡LO TENGO!” – exclama Yuzun. – “¡SOSHIRU!”
El zalt, con sus manos envueltas en electricidad, se acerca a Vegeta.
- “¡ESTOY LISTO!” – dice Soshiru.
- “¡HAZLO AHORA!” – insiste Yuzun.
- “Pero tú…” – se preocupa el zalt.
- “¡PUEDO SOPORTARLO!” – replica el haanshurui. – “¡HAZLO YA!”
Soshiru agarra la cabeza de Vegeta y libera todo su voltaje.
- “¡¡GRRRR!!” – gruñe el saiyajín.
- “¡¡GGRRAAAAAAH!!” – brama Yuzun.
Tras una intensa descarga, el zalt suelta al enemigo. Está agotado.
Yuzun deja caer a Vegeta al suelo y después se desploma él de espaldas al suelo.
- “Ah… ah…” – respira Soshiru con dificultad.
- “Grraah…” – gruñe Yuzun que, también cansado, pierde su transformación – “Aah…”
De repente, Vegeta se levanta de un brinco.
- “¡¿QUÉ?!” – se sorprenden los dos enemigos.
El saiyajín se sacude el polvo de la armadura, aún humeante.
- “Cómo… cómo es posible…” – se pregunta Yuzun, titubeante, mientras empieza a levantarse.
- “Tú mismo dijiste que podías soportarlo…” – le dice el saiyajín al haanschurui. – “¿Qué te hizo pensar que yo no?”
Soshiru, frustrado, intenta dar un puñetazo cargado de electricidad a Vegeta, pero el saiyajín esquiva el golpe y obliga al zalt a atizar a su compañero haanschurui.
Yuzun sufre una terrible descarga y cae inconsciente al suelo.
- “Sin transformar no eres tan duro…” – se burla el saiyajín.
El zalt, furioso, embiste de nuevo.
- “¡MALDITOOOO!” – grita Soshiru.
Granola está volando hacia ellos.
- “¡¡ESPERA!!” – advierte el cereliano.
Soshiru propina un puñetazo eléctrico a Vegeta, que detiene el golpe con la mano. La electricidad envuelve al saiyajín, pero no parece causarle ningún efecto.
- “Je…” – sonríe Vegeta.
El saiyajín propina un puñetazo en el abdomen del zalt, que se pliega sobre sí mismo y cae de rodillas al suelo, inconsciente.
Granola dispara una ráfaga de proyectiles de ki a Vegeta, obligándole a retroceder y apartarse de sus aliados. El cereliano aterriza frente a ellos.
Vegeta y Granola se miran fijamente. La mirada del cereliano es airada; la del saiyajín es prepotente.
- “Eres un monstruo…” – dice Granola. – “No has cambiado…”
- “Todos tus amigos siguen vivos…” – dice Vegeta.
- “¿Eh?” – se extraña el cereliano. – “¿Ahora finges compasión?”
- “Ja, ja, ja…” – ríe Vegeta. – “De eso nada.”
El saiyajín aprieta su puño derecho y apunta con él al cereliano, desafiante.
- “¡Dame un buen combate!” – exclama Vegeta. – “¡Llévame al límite y puede que los deje vivir!”
- “¿Qué clase de burla es esta…?” – gruñe Granola, ofendido.
- “Vamos, cereliano…” – sonríe Vegeta. – “¿Recuerdas como gritaba tu gente el día que mis hombres y yo arrasamos tu planeta?”
Granola aprieta los dientes con ira.
- “Yo lo recuerdo perfectamente…” – dice Vegeta. – “Disfruté matando a cada uno de los tuyos…”
- “Bastardo salvaje…” – gruñe el cereliano.
Granola toca su visor, que parece recalibrarse sobre Vegeta y enfocarle.
Sobre Vegeta, en el cielo, un pequeño brillo. Algo se acerca.
- “Cinco minutos…” – murmura el cereliano. – “Es todo el tiempo que te queda… monstruo…”
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