DBSNL // Capítulo 223: Se acabó el juego
“¡Esto es una injusticia!”
En el planeta de Zunoh, el juego continúa. El cabezón se encuentra a solo dos casillas de cantar victoria. No muy lejos se encuentra Kale, a cuatro. Tarble a seis. Spade a doce.
- “¡Un uno!” – exclama Zunoh. – “Vaya…” – lamenta.
El cabezón avanza y se coloca a una sola casilla del final.
- “¡Fantástico!” – gruñe Kale, agarrando el dado que ha volado hasta su mano. – “¡Esta es mi oportunidad!” – exclama, preparándose para lanzar.
- “¡Tú puedes, Kale!” – la anima Tarble.
- “¡Ya es tuyo, chica!” – dice Spade.
- “¡¡VAMOS!!” – lanza el dado la saiyajín.
El dado rueda por el tablero, cada vez con menos fuerza. Parece que va a caer en el cuatro…
- “¡YA ESTÁ!” – celebra Tarble.
Pero acaba siendo un dos.
- “¡¡NOO!!” – lamenta ella.
- “Je, je…” – se alegra Zunoh.
Sugoro suspira.
- “¡Le toca ahora a Tarble!” – exclama el director de juego.
- “¡Tú aún puedes lograrlo!” – exclama Kale. – “¡Ve a por ese seis!”
El saiyajín lanza el dado. Es un uno.
- “¡Vaya!” – dice Sugoro. – “¡Un uno! ¡Y es una casilla trampa!” – anuncia. – “¡Vuelves a la salida!”
- “¡¿QUÉ?!” – exclama Tarble. – “¿¡ESTO ES UNA BROMA!?”
Tarble es teletransportado al inicio. Está tan lejos que casi no pueden verle.
- “¡Esto es una injusticia!” – grita desde lo lejos, casi inaudible.
El dado llega a las manos de Spade
- “Mi turno…” – dice el chico. – “Pero ya hemos perdido, ¿no?”
- “Aún no…” – dice Kale. – “Si sacas otro seis, volverás a tirar… y así otra vez más…”
- “¿Eh?” – se extraña Spade. – “Tres seises…”
-“Tú puedes…” – lo anima ella, con una gota de sudor en la frente.
- “¡Yo puedo!” – exclama Spade. – “¡YO PUEDO!” – lanza el dado.
Es un seis.
- “¡MUY BIEN!” – celebran todos.
- “¡¿Qué pasa?!” – grita Tarble a lo lejos, incapaz de ver nada.
-“¡Un seis!” – anuncia Sugoro. – “¡Muy interesante!”
Zunoh se cruza de brazos, algo enfurruñado
- “Qué suerte…” – protesta el cabezón.
El dado regresa a Spade.
- “Otro seis…” – se dice a sí mismo. – “Necesitamos dos más… y ganamos…”
Spade se concentra.
- “¡Vamos allá!” – lanza el pirata.
El dado rueda por el tablero. Otro seis.
- “¡DOS SEISES SEGUIDOS!” – anuncia Sugoro. – “¡Qué suerte tiene este participante!”
- “Qué cerca está…” – dice Zunoh al ver llegar a Spade a su casilla.
Spade recupera el dado.
- “Otro más…” – dice el pirata. – “¡¡VAMOS A GANAR ESTO!!” – grita mientras lanza el dado.
El dado da vueltas por el tablero. El mundo se ralentiza para todos. El dado cada vez gira más despacio… hasta detenerse.
- “¡¡OTRO SEIS!!” – exclama Sugoro.
- “¡¡LO HEMOS LOGRADO!!” – celebra Kale.
- “Creo que me estoy mareando…” – suspira Spade.
- “¡ES UNA PENA!” – continúa Sugoro.
Todos se quedan en silencio.
-“¿Una pena?” – dice Kale.
- “¡TRES SEISES SEGUIDOS SIGNIFICA QUE EL JUGADOR REGRESA A LA CASILLA DE SALIDA!” – dice Sugoro. – “¡ASÍ QUE LE TOCA AL JUGADOR ZUNOH!”
El dado vuela hacia Zunoh, pero Kale lo intercepta.
- “¡Un momento!” – protesta la saiyajín. – “¡No nos habían informado de eso!”
- “¿No sabes perder, envidiosa?” – murmura Zunoh.
- “La ignorancia de la ley no exime de su complimiento.” – replica Sugoro.
- “Voy a ganar” – guiña un ojo Zunoh.
Kale, furiosa, sintiendo como Broly se aleja para siempre, se transforma en Súper Saiyajín y lanza el dado contra el suelo.
- “¡A LA PORRA!” – grita, frustrada.
El dado crea un pequeño cráter sobre la casilla.
- “Grrr…” – gruñe Kale.
De repente, el dado estalla en una pequeña polvareda.
- “Ay… ay…” – parece lamentar el objeto.
- “¿Eh?” – se extraña Kale.
- “¡OH, NO!” – se preocupa Sugoro.
Un pequeño tanuki espacial de piel verde lima aparece en el centro del cráter.
- “Me duele…” – dice el animal, con lágrimas en los ojos y un enorme chichón en su cabeza.
- “¡Hijo!” – corre Sugoro a ayudarle. – “¡Shusugoro!”
- “¿Qué significa esto?” – se extraña Kale.
- “¡Han hecho trampas!” – exclama Spade.
- “¡¿Qué demonios está pasando?!” – grita Tarble a lo lejos. – “¡¿Hemos ganado o no?!”
Sugoro estalla en una nube, como hizo antes su hijo, y revela así su verdadera forma: un tanuki espacial de piel verde oliva
- “Tranquilo, hijo mío…” – acaricia el chichón del pequeño.
- “¡ESTAS LOCA!” – recrimina el pequeño a Kale.
- “¡Y vosotros sois unos tramposos!” – protesta ella.
- “¡Es solo un niño!” – la increpa Sugoro.
- “¡¡SE SUPONÍA QUE ERA UN DADO!!” – replica Kale, frustrada.
De repente, una gran sombra se cierne sobre los dos tanuki. Es la cabeza de Zunoh.
- “Habéis hecho trampas…” – dice el cabezón. – “Y lo hicisteis en mi nombre…”
- “Señor… ¡Somos gente de circo!” – se justifica Sugoro. – “Usted nos encontró ganándonos la vida… ¡El espectáculo es lo primero!”
Los ojos de Zunoh son aterradores.
- “No puedo permitir vuestra deslealtad…” – dice el cabezón.
- “¡POR FAVOR!” – suplica Sugoro. – “¡NO NOS HAGA DAÑO!”
Kale se interpone entre Zunoh y los tanuki.
- “¡Basta!” – dice ella. – “¡Ya he tenido suficiente!”
- “¿Eh?” – se sorprende Zunoh al verse desafiado.
- “¡Díganos dónde está Broly!” – exige Kale.
- “No habéis ganado…” – dice Zunoh.
- “¡Estaba amañado!” – replica ella.
- “Por ellos…” – dice el cabezón con mirada aterradora.
-“¡O por usted!” – replica Kale.
En la sala desde la que observan Kamakiri y los criados de Zunoh, todos se estremecen ante tal osadía.
- “¿Por mí?” – dice Zunoh.
- “¡Yo creo que usted había amañado el juego!” – dice Kale. – “Pero ahora que le hemos pillado, ¡les echa la culpa a ellos!”
- “Cuida tus palabras, muchacha…” – dice Zunoh.
- “Díganos dónde está Broly.” – insiste Kale. – “¡O le diremos a todo el mundo que es usted un tramposo!”
Una gota de sudor frío recorre la frente de Kamakiri.
- “Nos van a matar a todos…” – piensa el doctor.
Zunoh frunce el ceño.
- “Ríndete.” – dice el cabezón.
- “¿Qué?” – dice Kale, desconcertada.
- “Ríndete y te daré la localización de tu amigo.” – insiste Zunoh.
- “¿Qué me rinda?” – duda la saiyajín.
- “La partida no ha terminado.” – dice Zunoh. – “Rendíos todos.
- “¿Cómo sabemos que cumplirá…?” – pregunta Spade.
- “Mi paciencia tiene un límite…” – dice el cabezón, de nuevo con una mirada que hiela la sangre de cualquiera.
- “Eh… está bien…” – dice Kale, un confusa. – “Nos rendimos…”
Zunoh agacha la cabeza.
- “Je… jeje…” – ríe el cabezón. – “Je, je, je… ¡JAJAJAJAJA!” – estalla en una sonora carcajada. – “¡¡SIGO IMBATIDO!! ¡¡SOY EL DIOS DEL SUGOROKU!!”
Sus criados aplauden desde la distancia.
Kamakiri suspira aliviado.
Kale y Spade se miran, desconcertados.
Los tanukis, que se estaban abrazando con miedo, ahora aplauden a Zunoh.
Tarble, en la distancia, agita los brazos.
- “¡¿Pero qué demonios pasa?!” – insiste el saiyajín.
Mientras tanto, en un planeta lejano, Turles intenta de nuevo el descenso.
- “Vamos…” – gruñe el saiyajín. – “Una vez más…”
Pero de repente, la nave es transportada de nuevo a un punto remoto del Universo.
En la superficie del planeta, un yadrat de gran tamaño y cabeza redonda y piel verde oliva mira al cielo con su mano extendida. Lo acompaña un joven yadrat con su misma ropa.
- “Es muy insistente…” – suspira el joven.
Frente a ellos, Turles toma tierra.
- “Muy insistente…” – murmura el yadrat.
Turles parece enfadado.
- “¿Qué hacemos, Venerable?” – pregunta el joven.
- “Tranquilo, Shima” – sonríe el Venerable. – “Si su voluntad es tal, dejémosle hablar…”
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