DBSNL // Capítulo 229: Otra esfera
“Lo estamos perdiendo…”
En Jinko, Shido está listo para atacar a nuestros amigos con una pose que recuerda al estilo battojutsu, con el katana en su funda, pero preparado para desenvainar y cortar en un mismo movimiento.
Trunks y Reitan miran a su adversario con recelo.
- “Parece que mi espada puede detener sus ataques…” – le dice el mestizo a su compañero. – “Pero es demasiado peligroso para ti.”
- “Baja esos humos.” – responde Reitan. – “Mantendré la distancia e intentaré usar mi técnica para inmovilizarlo.”
- “Bien…” – asiente Trunks. – “Estudiemos sus movimientos y seamos prudentes.”
De repente, Onisen brama, sobresaltando a Trunks y Reitan y, sin hacerles caso, embiste a Shido.
- “¡¡IDIOTA!!” – exclama el saiyajín.
El diablo sonríe viendo al androide avanzar hacia él.
- “Creo que alguien se está desesperando.” – murmura Shido.
El androide se deshace en pequeñas piezas.
- “¡¡APROVECHEMOS!!” – exclama Trunks.
Reitan vuela intentando buscar la espalda del enemigo mientras Trunks carga de frente, cruzando entre las piezas que aún quedan de Onisen.
Shido desenvaina.
Las armas de los dos espadachines chocan. Sus miradas se cruzan.
De repente, los hilos de energía de Reitan se enrollan en los brazos del demonio. El herajín tira con todas sus fuerzas para abrir la guardia del enemigo.
Trunks aprovecha el momento para darle un codazo en la nariz.
Shido, lejos de amedrentarse, da una pirueta hacia atrás aprovechando el tirón de Reitan y propina una patada en la barbilla al mestizo, que retrocede.
Shido enrolla los hilos de ki en sus brazos y ahora es él quien tira de ellos, acercando así al herajín.
El demonio propina un cabezazo a Reitan, que retrocede atontado.
Shido empuña su arma con la intención de ensartar al herajín, pero Trunks le propina un espadazo, obligándole a defenderse y dando tiempo a Reitan de retroceder.
Desde el cielo cae, sin previo aviso, un torrente de ki verde proyectado por la boca de Onisen.
Shido alza su arma hacia el cielo, como quien levanta un paraguas para protegerse de la lluvia.
El ataque del androide de Raichi queda contrarrestado por el “Hokai”. El torrente de energía se convierte en pequeñas motas verdes que se tornan moradas antes de desvanecerse.
Shido sonríe.
- “Sois hábiles…” – dice el demonio. – “Pero eso no es lo que os hace interesantes… Tenéis más en común de lo que creéis…”
En el laboratorio de Raichi, el doctor parece pensativo.
En Makyo, Son Gohan está desatado. El mestizo propina una paliza a Hinoyagi, que poco puede hacer para defenderse.
La diablesa invoca llamaradas y las lanza contra el mestizo, pero éste ni se inmuta ante las quemaduras que sufre, que incluso parecen hacerle más salvaje a medida que se enfada.
Gohan agarra la cola de Hinoyagi y gira sobre sí mismo para luego lanzar a la diablesa contra el suelo.
La mujer, en el suelo, intenta levantarse, pero Gohan cae sobre su espalda con ambos pies, incrustándola en el suelo
- “¡¡BHAUAAH!!” – escupe sangre ella.
El saiyajín agarra la cola de la diablesa y, con un pie aún sobre su espalda, tira con fuerza hasta arrancársela.
- “¡¡GYAAAAAH!!” – grita de dolor Hinoyagi.
Gohan da la vuelta a la diablesa de una patada, poniéndola bocarriba, y sin dudar agarra la Dragon Ball que reside en el centro de su pecho, dispuesto a sacársela.
Mientras tanto, en el castillo, Ten Shin Han, Krilín, Mai, Pino y Baicha buscan una entrada.
- “Este lugar me da escalofríos…” – dice Krilín.
- “Mis sensores no detectan vida.” – dice Pino.
De repente, alguien se presenta frente a ellos.
- “¿Qué hacéis aquí?” – pregunta el recién llegado.
Nuestros amigos, sobresaltados, miran al sujeto.
- “¿No decías que no había nadie?” – le pregunta Mai a Pino.
- “No había nadie.” – insiste el Número 16.
El sujeto, con una “W” roja en su frente, parece perturbado por el ki de Gohan, que llama su atención.
- “¿Qué es eso…?” – se pregunta el tipo, aterrado ante tal presencia.
- “¿Quién eres?” – insiste Krilín. – “Pareces un…”
- “Me llamo Shula.” – se presenta el ira-aru. – “Soy el guardián de este lugar.”
Gohan ha agarrado la esfera con sus dedos y la está extrayendo lentamente pese a los gritos y los intentos de la diablesa de evitarlo.
Sus amigos sienten el ki de Gohan volverse cada vez más oscuro.
- “¿Qué está pasando?” – se pregunta Mai.
- “Lo estamos perdiendo…” – dice Ten Shin Han.
- “Tenemos que hacer algo…” – murmura Krilín.
Finalmente, Gohan arranca la esfera y Hinoyagi regresa a la normalidad.
- “Eres… eres un monstruo…” – dice la agotada diablesa, tirada en el suelo.
Gohan apunta a la mujer con su mano, preparando una esfera de ki.
- “¡¡GOHAN!!” – lo detiene la voz de Krilín.
Krilín aterriza detrás de él
- “Son Gohan…” – dice su amigo. – “Ya basta…”
Gohan lo mira por encima del hombro, pero sigue con su ataque listo.
- “No lo hagas…” – insiste Krilín. – “No de esta forma…”
Hinoyagi está confusa.
El mestizo ignora a su amigo. La esfera de su mano aumenta de tamaño, aterrando a la diablesa.
- “¡TEN!” – exclama Krilín.
Gohan mira a su izquierda, donde resulta esperar Ten Shin Han.
- “¡¡TAIYO-KEN!!” – ciega el terrícola al mestizo.
Son Gohan no esperaba ese ataque y lo recibe con los ojos abiertos.
- “¡GRAAH!” – gruñe, aún con su esfera de ki activa.
De repente, los puños metálicos voladores de Pino agarran el brazo de Gohan y lo levantan hacia el cielo.
Gohan dispara, pero su ataque se pierde en el espacio.
Krilín aprovecha el momento para rescatar a Hinoyagi y alejarla del mestizo, poniéndola a salvo cerca del castillo.
- “¿Por qué?” – pregunta ella, muy confusa al recibir ayuda de sus enemigos.
- “No permitiremos que nuestro amigo se convierta en un monstruo.” – dice Krilín. – “Algo le está afectando desde hace tiempo… Pero le salvaremos.”
La diablesa se queda atónita ante el coraje de los terrícolas.
- “O eso, o de verdad tengo un problema con proteger a las mujeres hermosas malvadas.” – sonríe el terrícola.
Pino recupera sus puños. Él y Ten Shin Han caminan hacia Gohan. Krilín no tarda en unirse a ellos.
Son Gohan se frota los ojos con rabia y mira a sus amigos.
- “Tranquilo, Gohan…” – dice Krilín. – “Puedes calmarte… Ya tenemos otra esfera…”
- “Grrr…” – protesta el mestizo. – “¡¡GRAAAAAH!!” – les grita.
Pino, Ten y Krilín se detienen.
- “Gohan…” – se preocupa Krilín.
En el Makai, los secuaces de Dabra embisten a Vegeta, que ahora está usando el Ikigai.
El grandullón intenta ensartar a Vegeta con su alabarda, pero el saiyajín esquiva todos los taques antes de agarrar la punta del arma.
El demonio tira de la alabarda con fuerza, pero no logra liberarla.
El mediano, con su espada larga, se abalanza sobre Vegeta, pero el saiyajín agarra la alabarda del enemigo con ambas manos y, puesto que el grandullón no se da por vencido, hace que este se estrelle contra el mediano.
El pequeño aprovecha la situación para escabullirse a la espalda del saiyajín y embestirle mientras gira sobre su mismo con ambas armas extendidas.
Vegeta se revuelve y detiene ambos brazos del demonio.
- “Je…” – sonríe Vegeta.
El saiyajín propina un cabezazo al enemigo, que retrocede mareado.
Cuando éste abre los ojos, encuentra la palma de la mano de Vegeta frente a su rostro.
- “¡BIG BANG ATTACK!” – exclama el saiyajín.
El ataque desintegra al enemigo por completo. La explosión sacude el Makai.
Los otros dos diablos, furiosos por la muerte de su compañero, atacan de nuevo.
Vegeta apunta al grandullón con los dedos índice y corazón y éste estalla en mil pedazos.
El mediano se detiene. Ha sido bañado por la sangre morada de su compañero.
- “Aún puedes huir…” – sonríe Vegeta.
El diablo suelta su arma, aterrado.
Pero un escupitajo le cae en el hombro.
- “¡¿EH?!” – se sorprende el demonio.
Poco a poco, el diablo se convierte en una estatua de piedra.
Vegeta mira a Dabra, que se está limpiando la boca con la muñeca.
- “Ya no era útil.” – dice el demonio.
Saiyajín y Rey de los Demonios se miran fijamente. Ambos están listos para luchar.
Mientras tanto, en el castillo del Makai, Goten y Trunks avanzan escondidos por los pasillos de piedra oscura, cuando de repente se topan con dos demonios. El primero es una diablesa de piel blanca menta, orejas puntiagudas, cabellera blanca recogida en una coleta, medias negras, mono escotado y alas moradas; el segundo es un diablo con piel del mismo color, cabello blanco y erizado, orejas puntiagudas, armadura negra y rosa, musculado.
- “¿Hay noticias del Señor Dabra?” – pregunta ella
- “Pronto regresará con la Dragon Ball” – responde él.
Escondidos tras una esquina, Goten y Trunks escuchan la conversación.
En ese instante, el hombre mueve la nariz olfateando algo. Ella se da cuenta y le imita.
De repente, los dos apuntan a la esquina donde se esconden nuestros amigos y disparan un rayo morado que hace estallar parte de una torre del castillo.