domingo, 22 de mayo de 2022

DBSNL // Capítulo 250: Pozo de tinieblas

DBSNL // Capítulo 250: Pozo de tinieblas

“Tenemos que resistir…”



El nuevo Hildegarn se alza en el campo de batalla y su rugido ensordece a todos los presentes.


Tapion agarra su espada con fuerza, pero se queda paralizado, reviviendo su pasado al ver al enemigo.


Slug, en su forma gigante, frunce el ceño.


- “El demonio de Konats…” – murmura el namekiano.


Los ozaru disparan a discreción, pero los ataques no causan ningún daño al monstruo, que los supera en tamaño.


Jiren dispara una esfera de ki rojo al monstruo, pero éste se deshace en humo, dejando pasar el ataque, que acaba cayendo sobre el horizonte.


- “¿EH?” – se extrañan muchos al ver que el intento del haiirotoko ha fracasado.


Freezer aprieta los dientes.


- “Nos encontramos de nuevo…” – fuerza una sonrisa furiosa el tirano.


El monstruo se materializa de nuevo y abre sus enormes fauces de las que emana un fuego mágico con el que ataca al ejército universal.


Freezer ve a sus hombres morir. Con ellos arden las esperanzas de ganar la guerra.


Liquir avanza entre las hordas enemigas mientras activa su octava cola. El kurama salta hacia Hildegarn y gira sobre sí mismo como una peonza para disipar el fuego mientras avanza.


Liquir logra llegar hasta el monstruo e intenta golpearlo, pero éste desaparece.


El zorro gruñe.


- “¡¡YAAAAAAAAH!!” – brama Liquir, mientras su novena cola aparece.


El aura de Liquir brilla de color naranja mientras se transforma en un avatar gigante en forma de zorro de nueve colas.


Reitan se queda boquiabierto al ver a su compañero desplegando todo ese poder.


- “La… la novena…” – titubea el herajín. – “Es impresionante…”


Hildegarn se ha materializado de nuevo. El zorro y el monstruo se miran fijamente antes de embestir el uno contra el otro.


Freezer, desconocedor hasta ahora del poder real del kurama, se queda impresionado.


- “¡FREEZER!” – exclama Reitan.

- “¿Eh?” – sale el tirano de su trance.

- “Liquir no aguantará mucho…” – dice el herajín. – “¡¿Tienes un plan?!”

- “Tenemos que resistir…” – dice Freezer, mientras una gota de sudor frío recorre su frente. – “¡¡Tenemos que aguantar!!”


Liquir dispara con su boca a Hildegarn, pero éste se convierte en humo para evadir los ataques. Luego se materializa de nuevo a espaldas de Liquir con su cola alrededor del cuello del zorro.


- “¡¡Grrrgh!!” – se queja el kurama, intentando liberarse.


Freezer se envuelve en una esfera de energía fucsia y embiste a Hildegarn, que intenta cazarlo con sus garras como si intentara atrapar una luciérnaga, sin liberar al zorro. Freezer evita los manotazos del monstruo. 


En el suelo, la encarnizada guerra continúa. Los demonios, que han visto sus fuerzas reavivadas por la presencia de Hildegarn, cargan con más violencia que nunca.


Pero de repente, una suave melodía silencia el combate. Tapion, tocando su ocarina, avanza entre las hordas de demonios, que incomprensiblemente se apartan al oír la canción de Konats.


Hildegarn se fija el en el espadachín. Durante unos instantes, parece que la música logra amansarlo… pero el monstruo ruge y lanza una gran llamarada hacia el konatsiano.


El pobre Tapion se queda petrificado al ver que su ocarina no ha funcionado.


Tapion aparece a varios metros de distancia, sujetado por Trunks.


- “¿Estás bien?” – le pregunta el mestizo.


El konatsiano está confuso con lo sucedido y se queda mirando su instrumento musical.


- “No ha funcionado…” – murmura Tapion.

- “¿Qué esperabas?” – pregunta Trunks.

- “La música de esta ocarina debería detenerlo.” – explica el konatsiano.


Trunks sonríe.


- “Si lo que necesitas es que se oiga…” – dice el mestizo, buscando con su mirada entre las tropas aliadas.


Freezer y Liquir siguen atacando al monstruo. El tirano usa sus discos cortantes dirigidos para hacer que el demonio se convierta en humo y libere al zorro.


La técnica del demonio del frío impide que Hildegarn pueda recomponerse, pues los discos atacan a la nube de humo cada vez que ésta intenta reconfigurarse.


- “¿Qué haces?” – gruñe el kurama. – “¡No podemos golpearlo en ese estado!”

- “¡Me he enfrentado a él antes!” – replica Freezer. – “Esto es lo más parecido a detenerlo que podemos hacer ahora mismo…”


De repente, el humo desciende a toda velocidad y se infiltra en las grietas del suelo de Makyo, donde los discos cortantes no pueden seguirlo.


- “¿Eh?” – se sorprenden Liquir y Freezer.


Del suelo brota Hildegarn, levantando el terreno de combate y haciendo saltar por los aires a cientos de soldados y demonios.


El monstruo atrapa a Freezer con una mano, cuya barrera de energía protectora estalla como una burbuja; y con la otra atraviesa el cuerpo de ki de Liquir y atrapa al kurama. 


- “¡LIQUIR!” – se preocupa Reitan, desde el suelo.


El demonio sapo, que sigue con vida, aprovecha el despiste el herajín y le agarra una pierna con la lengua y tira de él, intentando comérselo. Reitan queda atrapado en la boca del anfibio maligno hasta la cintura.


- “Qué asco…” – protesta el herajín, intentando salir de ahí.


De repente, alguien aparece para propinar una fuerte patada en el estómago al sapo, que escupe a Reitan al instante.


- “Gracias…” – dice el herajín, cubierto de babas.


Al mirar a su nuevo aliado, se da cuenta de que es un hombre parcialmente convertido en máquina.


- “¿Qué eres?” – pregunta el herajín, extrañado.

- “Me llamo Turles.” – dice el guerrero. – “Y que mis arreglos no te confundan. Soy un saiyajín.”

- “Está bien…” – sonríe Reitan. – “…saiyajín.”


No muy lejos de allí, los ozaru han retrocedido frente a los golems. 


Leek ha perdido su cola y ha regresado a su estado base. Un demonio verde oliva alado, con aspecto de murciélago, se lanza sobre él con las garras de los pies preparadas.


Pero de repente, un gigantesco hurón se abalanza sobre el demonio y lo agarra con los dientes para luego zarandearlo hasta que deja de moverse.


Leek se sorprende ante el tamaño del animal.


- “¡Padre!” – exclama Tarble, que corre a socorrerlo.

- “¿Tarble?” – se sorprende Leek. – “¿Kale?” – dice al ver a su hijo acompañado por la saiyajín. – “Estáis aquí…”


Un tercer guerrero acompaña a los dos muchachos.


- “Broly…” – dice Leek al verlo.


El saiyajín sonríe.


- “Te veo distinto…” – se sorprende Leek.


El rostro de Leek pasa de alegría a preocupación.


- “No sé si deberíais haber venido…” – dice Leek, que mira de reojo a Hildegarn.


Tarble ayuda a reincorporar a su padre.


- “Tranquilo…” – dice el saiyajín. – “Hemos traído a unos amigos.”


Una gigantesca sombra humanoide cubre a los saiyajín. Leek levanta el cabeza boquiabierto para ver de qué se trata.


El gigante Ba, con Madas de pie sobre su oreja derecha, se dirige hacia Hildegarn.


- “¡Gracias por ayudarnos, viejo amigo!” – le dice el ira-aru.

- “¡BAAA!” – responde el gigante.


Spade y su banda, armados con armas de ki, embisten a los demonios.


- “¡Esta presa es nueva, muchachos!” – exclama Spade. – “¡Hay que cazar demonios!”


Los cadáveres del campo de batalla se alzan ante la sorpresa de soldados y diablos. Kamakiri mueve sus dedos, dirigiéndolos contra las hordas del Makai.


Ba sigue avanzando. El gigante es tan grande que Hildegarn a duras penas le llega a la cintura.


El gigante propina un puñetazo al monstruo, que se ve obligado a transformarse en humo. Liquir y Freezer se liberan.


Mientras tanto, Gohan se enfrenta a Moro, pero el brujo es ampliamente superior. Gohan está recibiendo un duro castigo. El brujo propina un violento puñetazo en el pecho al mestizo, que retrocede varios metros de distancia mientras se tambalea.


Trunks aparece y sujeta a Gohan para que no se caiga.


Moro suspira.


- “Testarudos…” – murmura el brujo.

- “Je…” – sonríe Trunks.


Hildegarn se materializa sobre Ba, pero el gigante logra agarrarlo de cuello para luego estamparlo contra el suelo, momento en el que el monstruo se convierte en humo de nuevo.


En ese instante, la canción de Konats suena de nuevo a todo volumen. El combate se detiene.


Entre la multitud, Tapion toca su ocarina. Los hermanos Para-para usan sus armaduras para que la canción retumbe en Makyo.


Los demonios se detienen.


- “¡Está funcionando!” – celebra Bon Para.


Hildegarn se materializa en el cielo y desciende hasta el suelo de forma torpe, quedando arrodillado.


- “¡¡GRAAAAAAAH!!” – gruñe el monstruo.


Ba le pone un pie encima y lo estampa contra el suelo. El gigante agarra la cola del monstruo y tira de ella hasta arrancársela.


Moro frunce el ceño al ver lo que está sucediendo.


- “Muy inteligentes…” – gruñe el brujo. – “Pero subestimáis mi poder…”


Un tercer guerrero se une a Gohan y Trunks. Moro levanta una ceja al verlo. Es Broly.


- “¿Qué haces tú aquí?” – se pregunta el brujo. – “Ya has cumplido tu función… ¿Por qué no desapareces?” – frunce el ceño, molesto.


Broly mira a Gohan y luego a Trunks. Los tres sonríen de forma cómplice. Gohan y Trunks avivan sus auras incoloras. Broly eleva su ki, y parece que va a transformarse en Súper Saiyajín, pero su aura amarilla se torna verde, aunque Broly no pierde el control; sus pupilas verdes siguen presentes en sus ojos.



Dibujado poor Ipocrito



- “Hmm…” – murmura Moro.


Freezer, que ha sentido el poder de Broly, lo mira asombrado.


- “Ese poder…” – murmura el tirano. – “¡Es el poder del fruto!”


El ki de Broly parece nacer en el interior de cada saiyajín, cuyas auras adquieren un tinte verdoso.


- “¿De dónde nace este poder?” – se pregunta uno, al sentirse más fuerte que nunca.

- “¿Broly?” – se sorprende Leek.


Los tres guerreros cargan contra el brujo, que detiene los puñetazos de Gohan y Trunks, uno con cada mano, pero Broly da una voltereta hacia delante en el aire y le patea con el talón sobre la cabeza, doblando al brujo. Gohan y Trunks aprovechan el momento y giran sobre sí mismos para dar una doble coz a Moro y lanzarlo lejos de allí.


Freezer sonríe al ver a Moro retrocediendo y a Hildegarn y el ejército demoníaco detenido.


- “¡¡APROVECHAD LA SITUACIÓN!!” – exclama el tirano. – “¡¡HACED TODO EL DAÑO POSIBLE!!”


Los soldados universales disparan a discreción. Los saiyajín y los ozaru, gracias a su nueva fuerza, causan estragos en el enemigo.


Moro se pone en pie. No parece que haya recibido daño; solo su orgullo ha sido herido.


El brujo sonríe con rabia. 


- “¿Creéis que podéis derrotarme?” – pregunta Moro. – “¡Gracias a vuestros dioses tengo un ejército más grande de lo que jamás podréis enfrentar!” – exclama. – “¡¡HIJOS MÍOS!! ¡¡TOMAD VUESTRA LIBERTAD!!”


Los demonios siguen saliendo del portal, ahora acompañados por una cascada de tinieblas que baña el terreno de combate. A medida que la neblina alcanza los diablos, estos parecen mutar y tornarse más fuertes. Algunos logran moverse de nuevo.


- “¡¿AH?!” – se preocupan los hermanos Para.


La piel de Hildegarn parece endurecerse y volverse opaca. Ba lo mira extrañado. 


De repente, la espalda del monstruo se parte por la mitad y, como si de un insecto se tratara, una versión alada del monstruo abandona el cascarón.


Las hordas de Moro recuperan terreno rápidamente.


- “Cada vez que parece que tomamos la delantera, de alguna forma se recuperan…” – protesta Slug, que recupera su estatura normal. – “¡¡FREEZER!!” – protesta.

- “Tenemos que aguantar…” – murmura el tirano. 

- “¿Aguantar? ¡¿Hasta cuándo?!” – se extraña Slug.

- “¡Tú sigue luchando!” – protesta Freezer.


De repente, Shima llega a Makyo acompañado.


- “¡Ya he llegado! ¡Hatsuka-sama! ¡Madas-sama!” – saluda el yadrat.

- “¡Bien hecho!” – dice Madas. – “¡¿Los has traído?!”


Oli da un paso al frente, acompañada por una joven pareja y dos pequeños querubines alados.


- “¡Están jugando a peleas!” – se emociona la muchacha. – “¡Mira, Obotchaman!

- “¿Esta gente es malvada, Arale?” – pregunta él.

- “Turbo ha dicho que sí.” – responde Arale. – “¿Verdad, Gatchan?”

- “¡Pupipopipi!” – celebran los dos querubines.

- “¿Y qué hacemos?” – pregunta Obotchaman. – “¿Nos unimos y ya está?”

- “Lo mejor será saludar.” – dice Arale.

- “Está bien…” – dice él.


La pareja inspira con fuerza arqueando su espalda hacia atrás para luego saludar con fuerza.


- “¡¡N’CHAAAAAAAAAAA!!” – exclaman a la vez. 


Como dos cañones de energía, sus saludos arrasan con todos los enemigos que encuentran a su paso.


Madas sonríe al contemplar la escena.


- “Bien…” – piensa el ira-aru. – “Pero, ¿dónde se ha metido esa bruja?”


En el Makai, Gotenks ha estado insistiendo con sus misiles “muere-muere” hasta que finalmente se detiene para recuperar el aliento.


- “A este ritmo voy a quedarme sin energía…” – piensa Gotenks, preocupado. 


Dabra resurge de entre los escombros, frustrado, y aprieta los dientes. El diablo reaviva su aura roja y negra.


- “¡MALDITOS MORTALES!” – protesta el demonio. – “¡¡NO SOIS RIVALES PARA EL PODER DEL MAKAI!!”


El aura de Dabra provoca una fuerte corriente de aire absorbente pero estéril. Su poder no está aumentando. El demonio se queda estupefacto al darse cuenta.


- “Je, je…” – sonríe Gotenks.

- “¿Qué…?” – titubea Dabra. – “¿Por qué…?”

- “Puede que sean solo nervios.” – fanfarronea Gotenks. – “Seguro que esto le puede pasar a cualquiera…”

- “¡¿Por qué…?!” – aprieta los puños el demonio hasta que sangran. – “¡¿Por qué el Makai no responde a mi llamada?!”


Vegeta, sin dejar de mirar su reflejo en el hielo, responde.


- “El Makai tiene otro Señor.” – dice el saiyajín. – “¿Aún no te has dado cuenta?”


Por primera vez, Dabra no puede negar esta nueva realidad; el heredero del Rey de los Demonios es solo un peón en la partida que está disputando otro.


En Makyo, una diablesa con aspecto ofidio se acerca a Baicha mientras se relame.


- “Este tiene que ser tierno…” – sonríe ella.


Pino, en brazos del chico, se preocupa.


- “Corre…” – dice el robot. – “Olvídate de mí y corre…”


El hijo de Yamcha deja a Pino en el suelo y se pone en guardia delante de él.


- “Chico…” – insiste Pino.

- “¡¡YAAAAAH!!” – grita Baicha, saltando sobre la diablesa. – “¡COLMILLOS DE LOBO!”


Pero la diablesa lo remite al suelo de una patada y cae más allá de la cabeza de Pino.


- “Mocoso…” – se burla ella.


El robot, impotente, ve como la diablesa se acerca a él.


- “No ganaréis…” – dice Pino. – “La gente con buen corazón siempre se interpondrá en vuestro camino…”

- “Cállate.” – dice ella, preparada para pisarlo.


Pero de repente, alguien agarra del pelo a la diablesa, deteniéndola; es Oli.


- “No te acerques a mi hijo.” -  sentencia la doctora.


Oli da vuelta sobre sí misma, haciendo girar al demonio hasta lanzarlo lejos de allí.


El demonio con forma de gallo corre hacia Ub y Katopesla, que se ponen en guardia, pero Bra cae repentinamente sobre la cabeza del diablo, incrustando su pico en el suelo.


De repente, entre la multitud, un jabalí morado humanoide armado con una gran maza propina golpes a diestro y siniestro, haciendo volar por los aires a decenas de patrulleros con cada golpe.

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