DBSNL // Capítulo 249: Ejército universal
“¡Cuánto tiempo!”
La batalla por el destino del universo ha empezado.
Los soldados imperiales, los litt y los imegga disparan a discreción contra los demonios, que se amontonan unos sobre otros superando líneas.
Shisami, con su piel candente, embiste a un grupo de diablos y los derriba como si fueran bolos; algunos saltan por los aires. Ledgic usa una lanza para ensartar a un enemigo y lanzarlo contra otro grupo de demonios.
Liquir, con siete colas activas, se abre paso entre los enemigos a zarpazos, pero un demonio en forma de sapo azulado y con una larga lengua se abalanza sobre él por la espalda. Alguien interviene antes de que el demonio pueda sorprenderle y patea al sapo. Reitan se posa espalda con espalda con Liquir. Mirándose de reojo, los dos guerreros comparten una media sonrisa.
Freezer usa su rayo mortal y lo dirige entre enemigos, perforando el corazón de más de una docena.
En el cielo, las naves imperiales y las de los Nádor dispara a discreción contra los enemigos alados, algunos de los cuales se amontonan sobre naves y las destrozan con sus garras.
Garana y Paupana, al igual que su simiesco ejército, combate a los enemigos cuerpo a cuerpo haciendo gala de su agilidad y fuerza bruta.
La patrulla galáctica también abre fuego contra el enemigo. Katopesla usa las habilidades de su traje para avanzar entre hordas enemigas causando el mayor daño posible. Motto rompe líneas enemigas arrollándolos como una locomotora. Obni silba y desorienta a los enemigos mientras Ganos, transformado, los noquea. Meerus dispara desde la cadera con una puntería sombrosa.
Sheela y Cheelai intentan abatir a sus contrincantes, pero éstos siguen amontonándose a su alrededor, cerrando el círculo sobre ellas. De repente, la espada de Trunks rodea a las chicas librándoles de todo enemigo. El hijo de Vegeta recupera su arma mientras desciende junto a ellas.
- “¡TRUNKS!” – celebra Cheelai emocionada al ver a su amigo sano y salvo.
Cazarrecompensas del Sector Dormideus se unen a la patrulla y disparan juntos al enemigo.
Krilín lanza su kienzan, que corta por la mitad a todo el que se cruza en su camino. Shula usa su poder mental para empujar enemigos y lanzarlos por los aires. Mai dispara con su escopeta. Slug agarra un demonio y alarga su brazo para empujarlo y usarlo para golpear otros. Jiren usa el viento que mueven sus puñetazos para abatir a cientos de demonios. Ub y Bra pelean espalda con espalda, repeliendo enemigos.
En un rincón del campo de batalla, un grupo de diablos danzan coordinados al son de la música.
- “¡¡BON PARA-PARA-PARA-BON-PA-PA!!” – recitan los hermanos, cuyas armaduras sirven de altavoz.
Gohan intenta llegar hasta Moro, pero varios demonios se abalanzan sobre él y detienen su avance.
- “¡HAAAAAA!” – emite una onda expansiva de ki y los aparta a todos.
Pero una nueva oleada se le echa encima.
- “¡Son demasiados!” – exclama el mestizo.
Hordas de diablos siguen saliendo del portal.
En la Tierra, Madas puede sentir como centenares de almas se reúnen en un punto remoto del universo.
- “Están luchando…” – murmura el ira-aru.
Baba cierra los ojos.
- “Es terrible…” – visualiza la batalla.
Turbo se acerca a la extraña pareja.
- “¿Has dicho que hay una pelea?” – pregunta el hijo de Norimaki.
Madas siente como docenas de almas se apagan una tras otra.
De repente, se sobresalta.
- “¡¡KAIOSAMA!!” – clama al cielo. – “¡ESTÁS AHÍ, ¿VERDAD, JOVEN COTILLA?! ¡¡KAIOSAMA!!”
- “¡¿Qué ocurre?!” – responde el Dios del Norte, sobresaltado.
- “Necesito tu ayuda…” – responde el ira-aru.
El combate continúa. La pelea se intensifica. Las bajas en ambos ejércitos son cuantiosas, pero la cantidad de demonios que salen del portal parece no tener fin.
Moro sonríe viendo como sus diablos arrasan todo lo que encuentran a su paso.
Krilín retrocede, avasallado por el enemigo, y se choca con alguien.
- “¡AH!” – se da la vuelta rápidamente mientras retrocede de un salto y se prepara para lanzar un Kamehameha.
- “¡EH!” – levanta las manos Reitan. – “¡Estoy con vosotros!”
El terrícola parece confuso.
- “Es que tienes cara de demonio…” – se excusa Krilín.
- “¿Yo?” – replica Reitan. – “¡Tú no tienes nariz!
Un nuevo enemigo se aproxima por sorpresa, pero Shula lo intercepta de una patada.
- “¡Basta de cháchara!” – protesta el ira-aru.
El demonio sapo proyecta su lengua, que se engancha alrededor de la pierna de Reitan y luego lo lanza hacia Liquir, que cargaba contra el sapo y ahora se detiene al chocar con su amigo.
Tapion se abre paso a golpe de espada, pero un diablo del linaje de Akkuman se abalanza sobre él, tridente en mano, obligándole a defenderse. Con un preciso movimiento de su fisga, el diablo desarma al konatsiano, y su espada sale volando.
Trunks aparece volando y recoge el arma en el aire; sin dudar, se abalanza sobre el enemigo, decapitándolo usando a la vez su arma y la de Tapion.
- “¿Eh?” – se sorprende el konatsiano.
Trunks le devuelve el arma.
- “Gracias.” – dice Tapion.
Los diablos siguen atacando. El ejército universal sigue acumulando heridos. A diferencia de los demonios, los mortales se cansan.
Katopesla usa su traje “Ultra” para repeler a varios enemigos, pero de repente, un demonio en forma de gallo cae sobre él y le agarra el casco con su garra, apretándolo y rompiéndolo.
- “¡¡AAH!” – sufre el toreristo.
Sheela, al ver a su amigo en peligro, dispara mientras corre hacia él.
- “¡¡KATOPESLA!!” – exclama ella.
Ub aparece volando a toda velocidad, usando el Kaioken, y aparta al gallo de una patada.
Los trozos del casco del toreristo caen al suelo mientras él se pone en pie, ahora con la cara descubierta.
- “Hola, héroe…” – sonríe Katopesla.
- “¡Cuánto tiempo!” – saluda Ub.
Los diablos empiezan a ganar terreno. Las filas se rompen en el ejército universal.
Shula empuja a varios enemigos con su poder mental. Agotado, se tropieza. Parece que ha llegado a su límite… pero alguien le sostiene con un bastón, evitando que caiga.
- “¿Eh?” – se extraña el ira-aru.
Toshisei le regala una tierna sonrisa. La Academia Kaioshin ha llegado.
- “¡ATENDED A LOS HERIDOS!” – ordena el anciano ira-aru.
Los ira-aru se reparten por el campo de batalla.
- “¡Maestro Toshisei!” – se alegra de verlo Son Gohan.
- “Madas tenía razón…” – murmura el anciano. – “La situación es terrible.”
- “¿Madas ha venido?” – se sorprende Gohan.
- “Está de camino.” – dice Toshisei.
Moro frunce el ceño al ver a los miembros de la Academia.
- “Ira-aru…” – gruñe el brujo.
Con la ayuda de los ira-aru, las esperanzas parecen renovadas.
Pero los demonios siguen saliendo del portal.
De repente, Hatsuka, que está ocupado peleando con varios enemigos, teletransportándose entre ellos para golpearlos por sorpresa, oye una voz en su interior.
- “¡Hatsuka-sama!” – dice la voz. – “¿Me oye?”
- “Por supuesto.” – responde el yadrat. – “¿Qué ocurre?”
- “Soy el Kaio del Norte.” – se presenta.
- “Un honor.” – asiente Hatsuka.
- “Tengo un amigo que quiere hablar con usted.” – dice el Dios.
- “Joven Hatsuka …” – dice Madas. – “Necesito que me escuches con atención…”
- “Estoy un poco ocupado, señor…” – lo interrumpe Hatsuka, que tiene que usar el Shinkanido para evitar se engullido por una especie de lagarto gigante. – “¿Puedo remitirle a alguien?”
La encarnizada batalla continúa. Moro ha creado golems de roca gigantes que pisotean soldados como si fueran cucarachas.
- “Maldita sea…” – refunfuña Freezer.
De repente, media docena de esferas de energía ascienden entre la multitud y estallan en el cielo, iluminando la zona.
- “¿Eh?” – se extraña Freezer, que reconoce la técnica. – “Eso son…”
Un rugido colectivo inunda el campo de batalla. Entre la gente se alzan los ozaru.
Algunos simios abren fuego contra los golems enemigos y otros salen a su encuentro. Varios gigantes de roca estallan en mil pedazos.
Moro aprieta su puño, molesto.
De repente, los golems se reconstruyen. Columnas de fuego brotan del suelo, rayos caen del cielo. Ambos imbuyen a varios gigantes con su poder.
Con esa fuerza añadida, los golems empiezan a repeler a los saiyajín.
- “No aguantarán mucho tiempo…” – piensa Slug.
El namekiano se agranda y se une al combate, barriendo parte del terreno con un torrente de ki emanado desde su boca.
- “¡¡BIEN HECHO!!” – celebra Mai.
Moro sonríe. De su cuerpo emana un denso humo oscuro que se concentra en el cielo, cobrando forma lentamente.
Los soldados sienten terror al ver lo que está ocurriendo.
Tapion se paraliza al verlo, como si tuviera ante él un fantasma del pasado.
- “No… No puede ser…” – titubea el konatsiano.
Un gigantesco y terrorífico monstruo Kashvar con cara de muerte y una larguísima cola ha renacido. Hildegarn toma tierra en Makyo y hace temblar el suelo.
Una gota de sudor frío recorre la frente de Freezer al reconocer al enemigo, que de un coletazo barre de enemigos y aliados la zona que lo rodea.
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