DBSNL // Capítulo 251: Patrulleros
“¿Quién eres tú?”
El ejército de diablos recupera terreno rápidamente. Los disparos no frenan a los demonios que, lejos de detenerse, parece que el dolor alimenta su rabia y sus ganas de muerte.
Un diablo con aspecto de búfalo, con pelaje marrón y pezuñas por pies, carga entre soldados imperiales, haciéndolos saltar por los aires, cuando su embestida se ve detenida por sorpresa por uno de ellos; es Shisami, que agarra al toro por los cuernos y lanza a un lado.
El diablo da una vuelta por el suelo y se pone en pie rápidamente. El búfalo escarba, listo para embestir. El akaburu se prepara como si fuera un corredor que espera el disparo de salida.
De repente, los dos arrancan y no tardan en encontrarse a medio camino, chocando sus cabezas en un sonoro estruendo.
- “¡¡GRRRAAAAAAH!!” – grita el búfalo.
- “¡¡YAAAAAAAH!!” – grita Shisami.
Los dos empujan, frente a frente. Ninguno cede.
En ese instante, Shisami agarra la cara del búfalo entre sus manos. El cuerpo del akaburu se pone al rojo vivo, intentando quemar al enemigo, pero éste sonríe, sorprendiendo al soldado.
- “¿Eh?” – se extraña Shisami.
El búfalo agarra por los cuernos al akaburu y le propina un codazo en la cara que le rompe la nariz.
Shisami retrocede, aturdido. El búfalo se prepara para embestir.
- “Mi pelaje soporta las temperaturas más extremas del Makai…” – dice el diablo. – “¡¡ERES RIDÍCULO!!”
El búfalo embiste. Shisami intenta reaccionar, pero antes de que pueda actuar, Garana aparece de un salto y, clavando una lanza en el suelo, gira sobre ella para interceptar al búfalo con una doble patada, lanzándolo lejos de allí.
Garana y Shisami se miran con complicidad. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que pelearon bajo la misma bandera.
Mientras tanto, el demonio sapo se pone en pie entre los escombros. De dos huesos que sobre salen de su espalda como espinas desenvaina un par de espadas y carga sin dudar hacia Turles y Reitan.
El herajín, instintivamente intenta desenvainar el arma que ya no tiene.
- “Maldita sea…” – refunfuña Reitan.
Pero Turles da un paso al frente y detiene los espadazos con sus brazos metálicos.
- “Mejor quédate mirando…” – se mofa el saiyajín.
El sapo abre su boca y su larga lengua rápidamente se enrolla alrededor del cuello de Turles.
- “¡HAHA!” – ríe el sapo, con la boca abierta.
- “¿Necesitas ayuda?” – aprovecha Reitan para devolverle la burla al saiyajín.
De repente, los medidores internos de Turles le alertan de que su energía está subiendo de forma desmesurada.
- “Parece que no.” – sonríe Turles.
De repente, una electricidad verde envuelve a Turles y recorre la lengua del sapo hasta electrocutarlo.
Turles apunta al enemigo con ambas manos y una esfera de energía eléctrica envuelve al diablo. El sapo se queda frito con la descarga y se desploma. Parte de su lengua queda enrollada en Turles.
- “¿Qué significa esto?” – se pregunta Reitan.
El saiyajín se quita la lengua carbonizada del sapo del cuello, que se desintegra en su mano.
- “Desde hace un rato siente una energía extraña…” – dice Turles. – “Parece conectada a ese tipo… Y parece que les ha ocurrido a todos los saiyajín…” – cabila observando a Broly en la distancia.
- “Los saiyajín sois muy peculiares…” – refunfuña Reitan, cruzándose de brazos.
No muy lejos de allí, el demonio gallo logra desenterrar su cabeza tras mucho esfuerzo.
- “¡KIKIRIKIIIIII!” – canta al cielo.
Bra, Ub y Katopesla se tapan los oídos.
- “Qué manera de desafinar…” – se queja el toreristo.
- “Ojalá tuviera mi casco…” – protesta el toreristo.
Pese al dolor, Ub reaviva el Kaioken, listo para pelear.
Pero de repente, Kale y Tarble aparecen en escena transformados en Súper Saiyajín y con sus auras teñidas de verde, y embisten al gallo, dejando a Ub y Bra desconcertados.
Kale sorprende al diablo con un puñetazo en la barriga, interrumpiendo su canto y haciendo que éste se doble sobre sí mismo; Tarble se abalanza contra el gallo con una esfera de ki azul preparada en su mano derecha.
- “¡RIOT JAVELIN!” – exclama al introducir su mano en la boca del ave y proyectar su ataque.
El brillo de la técnica de Tarble puede verse bajar por el cuello del gallo hasta su estómago para explotar un segundo más tarde, llenando toda la zona de plumas.
- “Je…” – sonríe el saiyajín.
- “Buen trabajo” – le guiña el ojo Kale.
Ub y Bra se miran boquiabiertos; se han quedado con un palmo de narices.
Mientras tanto, un jabalí bípedo está propinando golpes de maza a diestro y siniestro, abriéndose paso entre la Patrulla Galáctica. Algunos patrulleros están retrocediendo ante las hordas demoníacas, aterrados ante la brutalidad que demuestran.
Sheela y Cheelai disparan al monstruo, que ni se inmuta pese a recibir decenas de disparos.
- “¡Es inútil!” – lamenta la brench.
Katopesla no duda en correr hacia allá para ayudar a sus compañeros.
Meerus salta sobre la espalda del monstruo y le clava su sable de luz. El jabalí grita y salta sobre su propia espalda, intentando aplastar a Meerus, que usa los propulsores de sus botas para evadir el ataque.
- “Ha estado cerca…” – suspira el patrullero.
El jabalí se pone en pie, furioso, y resopla hasta que vapor sale por su nariz.
- “¡OS MATARÉ!” – grita el puerco.
El demonio alza su mazo y carga contra Meerus, que de nuevo esquiva el ataque ágilmente. El jabalí lo intenta de nuevo, pero el patrullero es habilidoso y evita cada golpe.
- “Pareces muy torpe…” – se burla Meerus.
- “Ah, ¿sí?” – responde el puerco.
El jabalí activa un mecanismo de su maza y la cabeza de ésta cae al suelo, revelando una hoja afilada.
- “¡AH!” – se sorprende Meerus.
Ahora con un movimiento rápido, el jabalí alcanza al patrullero y le provoca un corte en el abdomen.
- “Je…” – sonríe el jabalí. – “¿Qué pasa? ¿No decías que era torpe?”
Meerus pierde sangre e hinca la rodilla. El corte es profundo.
El demonio alza su pie con la intención de aplastar al patrullero.
- “¡MUERE!” – sentencia el jabalí.
Pero alguien detiene el pie del monstruo; Katopesla.
- “¿Estás bien?” – pregunta el toreristo a su compañero.
- “Mareado…” – responde Meerus.
El jabalí retrocede y mira a su nuevo contrincante.
- “¿Quién eres tú?” – pregunta el diablo.
- “Has tenido mala suerte…” – dice Katopesla. – “Porque vas a tener que enfrentarte al mayor héroe que el Universo ha visto jamás.” – fanfarronea.
- “No me digas…” – se burla el enemigo. – “¿Tú?”
Sheela socorre a Meerus.
- “Katopesla… No hagas estupideces…” – dice su compañera.
- “Tranquila, Sheela.” – sonríe el toreristo. – “¿O es que dudas de mí?”
- “No… pero…” – responde ella, preocupada.
- “Tú me nombraste patrullero, ¿no?” – sonríe él, señalando con el pulgar el logo que ella dibujó en su armadura.
El jabalí se pasa el arma de una mano a otra, impaciente.
- “¿Empezamos?” – sonríe el jabato.
Katopesla, con su traje en modo Ultra, se pone en guardia.
- “¡Cuando quieras!” – responde, decidido.
Mientras tanto, la diablesa con ojos de serpiente embiste a Oli, que protege a Baicha y a su hijo.
A mitad de la embestida, la diablesa se transforma en serpiente gigante, tal y como hacía Hebi Hime.
Oli agarra a Baicha y a Pino y esquiva el mordisco de la sierpe, elevándose sobre la batalla.
- “¡AAAH!” – se asusta Baicha.
- “Tranquilo, muchacho.” – lo tranquiliza Pino.
- “¿Dónde podríais estar seguros?” – se pregunta ella.
- “¡Yo quiero pelear!” – dice Baicha, cambiando su actitud repentinamente.
- “¿Estás seguro…?” – duda Oli.
La serpiente intenta saltar para intentar alcanzarlos, pero algo la retiene. Al mirar hacia atrás, se da cuenta de que una joven de cabello morado ha hecho un lazo con su cola.
- “¡¿EH?!” – se sorprende la sierpe.
- “¡N’cha!” – saluda Arale, tan risueña.
Obotchaman cae sobre la cabeza de la serpiente, propinándole un puñetazo y dejándola inconsciente.
- “¿Estás bien, Arale?” – pregunta él, caballeroso.
En otro punto de la zona de combate, los tres grandes saiyajín están peleando contra Moro. Trunks intenta propinar un espadazo al brujo, que retrocede y evade el golpe.
Broly prepara una esfera en su mano, que por un instante tiñe de verde la zona, y se la lanza al enemigo, pero Moro se ha envuelto en una cúpula de viento giratorio que desvía el ataque, que termina cayendo tras el horizonte, donde estalla.
Mientras tanto, Son Gohan ha preparado un Makankosappo y lo proyecta hacia Moro. Por las características de la técnica de Piccolo, el ataque perfora la barrera del brujo, pero éste se convierte en humo para dejarlo pasar de largo.
- “Vuestros intentos son fútiles…” – se burla Moro.
Gohan, preocupado, mira a su alrededor. Los demonios ganan terreno. Los guerreros del ejército universal, a excepción de los más fuertes, están siendo masacrados.
No muy lejos de allí, el demonio jabalí intenta cortar por la mitad a Katopesla, pero éste usa el modo “Speed” de su traje y así evade el golpe.
- “¡¡YAAAH!!” – grita el jabato, que lo intenta de nuevo.
Katopesla se mueve alrededor del enemigo, haciendo que este lo persiga desesperadamente.
Sheela observa la escena desde la distancia.
- “Ha puesto toda la potencia de su traje en la velocidad…” – piensa ella. – “Pero así no podrá golpearlo… ¿Qué pretende?”
Katopesla hace cambios de sentido bruscos que vuelven loco al demonio, que se niega a darse por vencido.
- “¡MALDITO!” – protesta el jabalí, girando una y otra vez sobre sus tobillos.
En uno de esos giros, la articulación del diablo cede.
- “¡¡AAAAAH!!” – grita de dolor mientras se cae de espaldas al suelo.
- “¡FANTÁSTICO!” – celebra Sheela.
Katopesla salta sobre el enemigo mientras su traje se pone en modo “Battle”.
- “Ya es mío…” – piensa el toreristo. – “¡Lo he logrado!”
El jabalí, tumbado, carraspea y escupe por sorpresa al patrullero.
Una escupitajo denso, sucio y pegajoso envuelve a Katopesla, que cae al suelo.
El jabalí se pone en pie y, cojeando, avanza hasta el toreristo, que está atrapado por esa masa chiclosa.
- “Maldita mosca molesta…” – gruñe el puerco, que resopla por su nariz. – “¡Ríndete ante el poder de los demonios!”
El diablo alza su cuchillo, dispuesto a asesinar a nuestro amigo.
- “Soy un patrullero…” – sonríe Katopesla, orgulloso. – “No me rindo.”
- “Bien dicho.” – dice una voz conocida.
Un patrullero salta por encima del toreristo sobre el jabalí, y con sus botas propulsoras le quema la cara, haciendo que el diablo suele el cuchillo. El patrullero da una voltereta hacia atrás y cae frente a Katopesla, que lo observa con ojos como platos.
- “¡BASTARDO!” – llora el jabalí. – “¡MIS OJOS!”
Meerus, tumbado junto a Sheela, malherido, sonríe melancólico al contemplar la escena.
Una ráfaga de esferas de ki rojo impacta en la espalda del jabalí, provocando múltiples explosiones, y el jabato se desploma contra el suelo.
Mientras tanto, Hildegarn enrolla su nueva y larga cola en el pie de Ba y sale volando, haciendo que el gigante caiga de espaldas al suelo, haciendo temblar Makyo.
El hurón, al ver al gigante en problemas, se abalanza sobre el demonio, pero Hildegarn le propina un revés que lo lanza a varios metros de distancia.
Broly se percata de lo ocurrido, pero cierra los ojos con fuerza, intentando concentrarse en su combate con Moro.
- “Tsk…” – protesta el hijo de Páragus.
- “Ve con ellos.” – dice Trunks.
- “¿Eh?” – se sorprende Broly.
- “Salva a tus amigos.” – dice el hijo de Vegeta.
Broly durante un instante se queda perplejo ante las palabras de su aliado, ya que recuerda lo ocurrido en Vampa.
- “Nosotros nos encargaremos de Moro.” – añade Gohan.
- “Vete.” – dice Trunks.
Broly se marcha volando.
Gohan y Trunks se miran con una media sonrisa cómplice.
- “Solos de nuevo.” – dice Gohan.
Una voz les interrumpe.
- “No estáis solos.” – dice un recién llegado.
Jaco, con un halo en la cabeza, camina al frente de la Patrulla Galáctica, que ha visto sus fuerzas reavivadas ante la presencia de una leyenda.
- “¿Jaco?” – se sorprende Trunks.
Al lado del patrullero, Toppo lo acompaña.
- “¡Toppo!” – se emociona el hijo de Vegeta.
Cheelai, Sheela, Motto, Ganos, Obni y Katopesla los acompañan al frente del pelotón.
- “Un patrullero nunca está solo.” – continúa Jaco.
Gohan se fija en el halo.
- “Pero…” – se sorprende el mestizo. – “¡¿Entonces?!” – busca rápidamente a su alrededor.
Pan aterriza a su lado.
- “¡Papá!” – exclama ella.
Los dos se abrazan. Los ojos de Gohan se notan vidriosos.
- “Estoy bien…” – dice ella.
Moro frunce el ceño, impaciente.
- “¿Cómo es posible…?” – se pregunta el brujo. – “Pensé que Piccolo se había encargado de eso…”
En el puesto fronterizo del Más Allá, Baba apresura a un joven muchacho de piel roja y pequeños cuernos, vestido con una camiseta morada, una chaqueta verde y un bañador tigrado, con unos cascos de música alrededor del cuello, que está sellando papeles uno tras otro sobre la gigantesca mesa del Rey Enma.
- “¡VENGA, MUCHACHO!” – exclama ella. – “¡ESPABILA!”
- “¡NO ME META PRISA, SEÑORA!” – se queja el chico, agobiado. – “¡QUE HASTA HACE UN MINUTO YO SOLO FREGABA SUELOS!”
Moro desprecia el intento de los mortales.
- “Tsk…” – se mofa. – “No importa cuántos seáis… Vivos o muertos… Vuestro destino está sellado.”