DBSNL // Capítulo 115: Garlick

DBSNL // Capítulo 115: Garlick 

“Esta rareza en el ambiente…”

Estalla el combate en un remoto planeta. Goku y Freezer se adelantan a Vegeta y se abalanzan sobre Garlick, que se ve obligado a retroceder mientras intenta defenderse de tal combinación de golpes.

De repente, los dos guerreros se apartan y un Final Flash de Vegeta sorprende a Garlick, que pese a cubrirse sale proyectado por los aires.

Vegeta ahora sale volando tras el enemigo y Goku le acompaña.

Freezer prepara y lanza dos kienzan que acompañan a los saiyajín.

Garlick logra recuperar la estabilidad en el aire y dispara un poderoso ataque contra sus enemigos, pero Goku y Vegeta utilizan los discos cortantes de Freezer para propulsarse y esquivar el ataque.

Los dos saiyajín, ahora por encima de Garlick, le atacan a la vez.

- “¡Kamehameha!” – grita Goku.

- “¡Garlick-Ho!” – exclama Vegeta. 

Los dos ataques se entrelazan y forman uno más grande que de color azul morado intenso que impacta de lleno contra el demonio, lanzándole contra el suelo y generando una gigantesca explosión.

Las rocas levantadas son controladas por Freezer y detenidas en el aire. Garlick surge del cráter a toda velocidad, pero el demonio del frío le lanza los centenares de piedras gigantescas, encerrándole.

Garlick consigue liberarse generando una explosión de ki que repele las rocas, pero Goku y Vegeta le sorprenden propinándole conjuntamente un puntapié en la nuca, remitiéndole al suelo.

De repente, todo se queda en calma.

Goku, Vegeta y Freezer se acercan al borde del cráter y observan el agujero central en el que ha caído el demonio.

- “No se ha acabado…” – murmura Goku.

En la Tierra, Piccolo se abalanza sobre las dos muchachas. Ellas le esquivan cada una por un lado y contraatacan con dos ataques de ki, que el namekiano evita saltando.

Piccolo alarga sus brazos y agarra a las chicas, estampándolas contra el suelo y arrastrándolas por el terreno.

- “¡Os mataré!” – exclama el namekiano.

De repente, otra jaqueca sorprende a Piccolo, que suelta a las muchachas.

- “¡Dejadme en paz!” – grita el namekiano. – “¡Callaos de una vez!”

Pan y Bra se ponen en pie.

- “¿Qué le ocurre?” – pregunta Bra.

- “No lo sé…” – dice Pan.

Piccolo grita con fuerza, intentando liberarse de esas voces que le perturban, sin éxito.

- “Vosotros…” – murmura el namekiano.

En el interior de su mente, dos figuras se encuentran de pie en mitad de la oscuridad. Frente a ellas, una gran pared metálica negra en la que se encuentra una gran urna repleta de un líquido verdoso. En ella, un cerebro se encuentra flotando, conectado a la base del recipiente por a centenares de cables.

Bajo el cerebro, Piccolo se encuentra de pie, adormilado, con un gran cable que conecta su mente al ordenador central.

- “Ha pasado mucho tiempo, viejo amigo” – dice una de las figuras. Un namekiano arrugado que viste una larga túnica blanca y una capa azul.

- “¿Qué queréis?” – pregunta una misteriosa voz.

- “No podíamos permitirte continuar” – dice la otra figura, un namekiano joven, vistiendo un chaleco azul y un pantalón blanco a juego con un collarín.

Pan y Bra se quedan confusas al ver que Piccolo se ha quedado quieto, ensimismado.

- “¿Qué le ocurre?” – se pregunta Bra.

Mientras tanto, Ub a seguido a Cell hasta la superficie terrestre. El insecto surge lentamente del cráter que se había formado con su caída.

El muchacho de Isla Papaya domina el combate, pero Cell no tiene intención de rendirse y alza su barrera de energía, empujando a Ub y apartándole de él.

- “No está mal, chico.” – sonríe Cell. – “Te has vuelto muy fuerte… pero te falta experiencia en combate.” – se burla. – “Eres joven; se ven en tu forma de pelear: directo, sin contenerte… Incluso puede que éste sea tu primer combate real…”

Ub no dice nada. El chico está centrado en analizar a su rival e intentar encontrar una forma de contrarrestar los efectos de Wheelo, pero empieza a perder la esperanza.

De repente, del suelo surgen una docena de Cell Jr que se abalanzan sobre Ub. El muchacho, en un abrir y cerrar de ojos hace estallar a once de ellos con una acrobática combinación de puñetazos y patadas.

El último intenta escapar, pero Ub le apunta con el dedo.

- “¡Conviértete en chocolate!” – dice el muchacho, lanzando un zigzagueante rayo rosado que impacta en el objetivo y lo convierte en una chocolatina.

Cell se sorprende ante la magia del chico.

- “¿Cómo es posible?” – murmura el insecto. – “¿Cómo puedes hacer eso?”

- “Ha sido instintivo.” – sonríe Ub confiando. – “Creo que ahora puedo hacer muchas cosas.”

Pero, para sorpresa de Ub, Cell sonríe.

- “Ya veo…” – dice el insecto.

De repente, Cell resulta estar detrás de Ub y sus dedos índice y corazón brillan con fuerza. El chico se da la vuelta, pero el insecto ataca.

- “¡¡MAKANKOSAPPO!!” – grita Cell, utilizando la técnica de Piccolo para atravesar el hombro izquierdo del muchacho, cerca del corazón.

Ub se derrumba en el suelo y escupe sangre por la boca. El ataque le ha cogido desprevenido.

Cell sonríe satisfecho.

- “Has luchado bien, chico.” – le felicita Cell. – “Pero la veteranía es un grado, y yo tengo la experiencia acumulada de los mejores guerreros de universo. Ni siquiera he tenido que pelear en serio.”

En el rocoso planeta en el que luchan Goku y los demás, el suelo empieza a temblar y una tormenta eléctrica de rayos rojos y negros parece formarse en el interior del cráter en el que ha caído Garlick.

- “¿Qué ocurre ahora?” – se pregunta Vegeta.

Goku observa sus manos y siente como se debilita.

- “¡¿Está drenando nuestra energía?!” – exclama Goku.

Vegeta siente una extraña sensación.

- “Esta rareza en el ambiente…” – murmura Vegeta.

- “Cuando rechacé su oferta, me amenazó con un destino pero que la muerte” – dice Freezer.

- “¡Es el Makai!” – exclama Goku. – “¡¿Está abriendo un portal?!”

El suelo empieza a resquebrajarse y hundirse como si un agujero negro estuviera absorbiendo el terreno.

- “¡Tenemos que detenerle!” – exclama Vegeta, que se envuelve con el aura del Súper Saiyajín Blue un instante, pero enseguida pierde su transformación, volviendo a su estado base. – “No…” – murmura.

- “¡Maldita sea!” – exclama Freezer, que tampoco logra acumular ki divino.

- “No puedo reunir energía Genki de nuevo en tan poco tiempo…” – lamenta Goku.

Son Goku es el siguiente en perder su poder.

- “¡Está bien!” – grita Vegeta. – “¡Pues lo haremos como antes!” – exclama mientras se transforma en Súper Saiyajín.

- “¡Espera, Vegeta!” – le detiene Goku. – “¡Alejaos de aquí! ¡Yo me encargaré!”

- “¡No digas estupideces!” – se niega Vegeta. – “¡No pienso huir!”

- “¡¿Qué pensáis hacer?!” – se impacienta Freezer.

- “Vegeta, sabes que en estas condiciones yo tengo más opciones de detenerle.” – sonríe Goku.

- “Maldita sea…” – refunfuña Vegeta.

- “¡Llévate a Freezer al planeta Vampa!” – dice Goku. – “Nos veremos allí.”

Vegeta aprieta sus puños con rabia.

- “¡No tardes!” – exclama antes de agarrar a Freezer, que no entiende nada de lo que ocurre, y desaparecer con el Shunkanido.

El suelo ya ha desaparecido, revelando a Garlick, que ha abierto un extraño portal al Makai.

- “Bien…” – sonríe Goku. – “Nunca pensé que tendría que recurrir a esto de nuevo, pero aquí va…”

El guerrero se transforma en Súper Saiyajín, después en Súper Saiyajín 2, y sigue acumulando energía.

- “¡HAAAAAAAAA!” – grita mientras su poder estalla e ilumina el cielo, llamando la atención del demonio.

En el planeta Vampa, Trunks y los patrulleros siguen preparando la evacuación de los saiyajín, cuando Vegeta y Freezer aparecen de la nada.

Trunks se alarma al ver a su padre con el tirano.

- “¡¿Papá?!” – exclama el mestizo. – “¿Qué ha pasado? ¿Qué hace Freezer aquí? ¿Y Goku?”

Vegeta suelta al demonio del frío y mira al cielo.

- “Date prisa, Goku…” – murmura el saiyajín.

Cerca de allí, Leek y Broly se dan la vuelta.

- “¿Ha dicho Freezer?” – dice el nuevo líder saiyajín.

- “Free…zer…” – murmura Broly.

Mientras tanto, Son Goku se ha transformado en Súper Saiyajín 3.

- “Los años no perdonan” – murmura el saiyajín mientras una gota de sudor recorre su frente. – “Siento como mi energía disminuye rápidamente… ¡No hay tiempo que perder!”