DBSNL // Capítulo 279: Humo
“Haz lo que debas.”
Mirai Trunks ha llegado al planeta Toi.
- “¡Trunks!” – exclama Turles. – “¡Lo tengo bajo control!” – protesta.
El mestizo sonríe.
- “Ya controlas el Súper Saiyajín, pero vas a necesitar más que eso para derrotar a Reitan.” – responde Trunks.
Reitan sale del cráter formado con su caída y reaviva su aura.
Trunks frunce el ceño.
Reitan se prepara para embestir y el suelo se rompe bajo sus pies… pero de repente, el mundo se ralentiza. Trunks aparece detrás de él.
- “Lo siento, amigo.” – sentencia el mestizo.
Con el canto de la mano, Trunks golpea la nuca del herajín.
Pero Reitan, lejos de desmayarse, se da la vuelta rápidamente e intenta golpear a Trunks, que detiene el puñetazo con una mano.
- “¿Eh?” – se sorprende Trunks.
- “¡Es Kamakiri!” – exclama Meerus desde la distancia. – “¡Lo está controlando!”
- “¡¿Acaso está…?!” – se asusta el mestizo.
Reitan embiste de nuevo, pero Trunks retrocede.
- “No…” – murmura el mestizo, analizando a su compañero con su ojo gris. – “Su corazón late y su alma sigue en su cuerpo… ¿Ahora controla a los vivos?”
Reitan embiste una vez más, pero sin que parezca que Trunks se mueva, el herajín recibe una tormenta de golpes que lo hacen retroceder.
- “¡TURLES!” – exclama Trunks. – “¡Ocúpate de él un momento!”
- “¿Ahora quieres que lo entretenga?” – refunfuña el saiyajín.
Trunks desaparece.
- “Maldita sea…” – gruñe Turles.
Mientras tanto, en el planeta Ktal, Broly persigue a Granola, pero el cereliano evita y desvía los golpes del saiyajín con un acierto milimétrico, gracias a su nuevo ojo.
- “Siempre confiando en su fuerza…” – sonríe Granola.
El cereliano retrocede. Broly lanza un ataque de ki contra su enemigo, pero la esfera asciende para luego estallar y llover varios ataques menores sobre Granola, que los contrarresta todos con certeros disparos de su dedo índice.
El cereliano pasa a la acción y carga contra Broly, sorprendiéndolo y percutiendo una cadena de golpes certeros en puntos concretos del abdomen de su enemigo con sus dedos imbuidos en ki verde.
Broly no parece afectado e intenta propinarle un puñetazo, pero Granola se agacha mientras gira sobre sí mismo, evitando al saiyajín y dejándolo pasar de largo.
De repente, Broly hinca la rodilla, sujetándose el abdomen.
- “Tsk…” – protesta el saiyajín.
Granola sonríe y apunta a la espalda del saiyajín uniendo sus manos con los dedos índices y corazones extendidos, con los pulgares levantados, como si simulara una pistola.
- “No lo conviertas en algo personal, Granola.” – le dice una voz por radio. – “Esa no es la misión.”
- “Tsk…” – protesta el cereliano. – “Siempre me arruinas la fiesta, Hermila.”
- “Soy la voz de tu conciencia.” – bromea su compañero.
Broly se revuelve, y por un instante parece que ha sorprendido a Granola, pero gracias a su ojo, el cereliano reacciona instintivamente, agachándose y contraatacando con su mano estirada como una espada, insertándola entre las costillas del saiyajín.
Broly pierde su aura al instante y cae de rodillas al suelo.
- “Tienes suerte de que esté trabajando…” – dice Granola, poniendo la mano sobre el hombro del saiyajín mientras busca algo en su cinturón.
En la prisión de la Patrulla Galáctica, Jiren ha llegado. Okure clava su airada mirada en el patrullero, con el rencor acumulado de tantos años encarcelada.
Okure embiste. Jiren la espera y la agarra de las muñecas en el último momento.
- “Has cambiado mucho desde la última vez que luchamos.” – dice Jiren. – “Pero sigues sin ser rival para mí.”
Okure lucha para liberarse, sin éxito, y lo intenta propinándole un cabezazo. Jiren ni se inmuta.
- “Es inútil.” – sentencia el patrullero.
Ella lo sigue intentando desesperadamente.
- “¡¡GRRAAAAAH!!” – insiste ella, furiosa.
Ahora Jiren le propina un cabezazo y la suelta, haciéndola retroceder, aturdida.
- “Grrrrrrh…” – gruñe Okure.
- “Has matado a varios agentes.” – dice Jiren, muy serio. – “Serás juzgada de nuevo.”
Okure intenta propinarle un puñetazo, pero Jiren deja pasar el golpe, agarra la parte de atrás de su cabeza con la mano derecha y la estrella contra el pavimento.
- “No te resistas.” – dice el patrullero.
Okure, con la cara incrustada en el cemento, intenta ponerse en pie, pero Jiren puede retenerla con una sola mano en su cabeza.
Las manos de la herjaín se incrustan en el suelo del esfuerzo.
- “No malgastes energías.” – insiste el patrullero.
Pero de repente, parece que Okure logra hacer retroceder la mano de Jiren unos centímetros.
- “¿Eh?” – se sorprende el haiirotoko.
Okure abre su boca y dispara un cañonazo de energía contra el suelo que hace estallar la zona por los aires, liberándose así.
Jiren retrocede, viendo como una columna de ki ha brotado el suelo y se desvanece poco a poco. El suelo está resquebrajado.
Okure sale de una rendija a espaldas de Jiren y extiende sus manos hacia delante, enrollándo al enemigo con hilos de ki.
El haiirotoko aviva su aura roja y se libera de la trampa fácilmente.
Okure, frustrada, prepara un ataque de ki en su mano derecha y lo lanza hacia el enemigo, pero Jiren extiende su mano hacia delante e intercepta el ataque.
- “Esto es peligroso…” – murmura el haiirotoko.
Jiren lanza un ataque de ki desde esa misma mano que empuja el ataque de Okure hacia el espacio, donde estalla. La onda expansiva sacude la base.
El haiirotoko habla por radio a través de un auricular.
- “Su poder destructivo es demasiado peligroso.” – dice Jiren. – “Puede que me vea obligado a eliminar al objetivo.”
- “¿Lo dices en serio, Jiren?” – se preocupa Jaco, por radio.
- “Lo siento.” – dice el haiirotoko.
- “Haz lo que debas.” – dice Jaco. – “Nuestro deber es proteger a la gente.”
Okure se prepara para atacar de nuevo y ya ha materializado una nueva esfera de ki en sus manos.
Jiren reaviva su aura y sale disparado hacia la herajín, a quien sorprende con un puñetazo en el abdomen. La esfera de ki se desvanece.
El haiirotoko con ambas manos unidas en un puño, propina un golpe en la espada de Okure, remitiéndola al suelo contra el que se estrella.
Jiren aterriza lentamente delante de ella y la apunta con la mano derecha.
- “No te levantes, Okure.” – dice Jiren.
Pero ella empieza a levantarse.
Jiren empieza a concentrar ki en su mano, formando una esfera roja.
- “Lo siento.” – sentencia el haiirotoko.
Pero Cheelai interviene.
- “¡ESPERA!” – exclama la brench, que corre hacia ellos y se interpone entre los dos.
- “¿Eh?” – se extraña Jiren.
- “¡No la mates!” – exclama ella. – “¡¿Qué vamos a decirle a Reitan?!”
Jiren desvanece su ataque de ki.
Cheelai sonríe.
- “Qué crédulos sois…” – dice ella, revelando un dispositivo en su mano derecha parecido a una granada.
Por radio, Cheelai habla al pinganillo de Jiren.
- “¡JIREN!” – exclama ella. – “¡NO SOY YO!”
Humo negro emana de la granada, cubriendo la zona.
En Ktal, Granola activa el mismo dispositivo, con idéntico resultado.
En Toi, Trunks aparece frente a Kamakiri.
- “¿Cuál es su propósito, Doctor?” – pregunta el mestizo con su inquisitivo ojo gris. – “¿Qué pretende?”
- “Lo siento, muchacho.” – dice Kamakiri. – “Quiero volver a ver a mi familia.”
- “Conozco su historia.” – responde Trunks. – “Pero las Dragon Balls ya no existen. No sé qué le han prometido, pero nada puede traerlos de vuelta.”
- “Soy un hombre de ciencia.” – dice el doctor. – “No hacen falta objetos mágicos para lograr dominar las leyes de la naturaleza.”
El mestizo entiende las palabras de Kamakiri, pues él mismo ha doblegado las leyes del Universo en varias ocasiones.
- “Pero tiene un precio, doctor.” – le advierte el mestizo.
- “Pagaré lo que haga falta.” – responde Kamakiri, bajando los brazos.
Humo negro aparece detrás de Trunks.
No muy lejos de allí, Reitan ha agarrado a Turles del cuello de su armadura le está propinando puñetazos en la cara… hasta que, de repente, el herajín se desploma.
Turles cae de rodillas al suelo y regresa a su estado base. Su nariz y boca sangran.
- “Justo cuando empezaba a divertirme…” – fanfarronea antes de dejarse caer al suelo, agotado.
Trunks se da la vuelta rápidamente, usando el salto temporal, pero el enemigo detiene el puñetazo con una mano.
Trunks y 7-3 se encuentran cara a cara. El humo negro rodea a los tres personajes.
En un intante, todos se esfuman.
En Ktal, Granola y Broly han desaparecido. En la prisión, Jiren, Okure y la falsa Cheelai.
En el Planeta Sagrado, Zamas mira al cielo, observando lo sucedido con sus ojos de Kaioshin.
- “¿Qué está pasando?” – se pregunta. – “¿A qué nos estamos enfrentando?”
De repente, el Dios siente una terrible sensación proveniente de un punto opuesto del Universo.
El Dai Kaioshin se da la vuelta, aterrado.
- “No… no puede ser…” – titubea mirando al infinito. – “¿Ha sido todo una distracción?”
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