DBSNL // Capítulo 281: Buscando indicios
“¿Podemos confiar en él?”
En un remoto lugar, Mirai Trunks camina por las calles de una ciudad aparentemente terrícola azotada por la guerra. El cielo está cubierto por nubes negras. Truenos retumban por las calles vacías.
- “¿Dónde estoy?” – se pregunta el mestizo.
Son Gohan es llevado al planeta de Zeno-sama, donde es recibido por Pilaf, escoltado como siempre por su fiel amigo Shu.
- “Hola, Son Gohan.” – saluda Pilaf.
- “¿Me habéis llamado?” – hace una reverencia el mestizo.
Pilaf se sonroja.
- “No me acostumbraré a esto…” – murmura el Dios.
En ese momento, Zamas, Hanami y Champa entran en la sala. Liquir y Cooler siguen al Hakaishin dos pasos por detrás.
Son Gohan puede ver en sus rostros preocupados que algo malo ha sucedido.
En la metrópolis en ruinas, Trunks avanza entre las calles pobremente iluminadas por unas pocas farolas rotas.
- “¿Qué significa todo esto…?” – se pregunta. – “Siento que ya he estado aquí…”
Cuando dobla una esquina, frente a él se encuentra un cruce de calles repleto de escombros, iluminado intermitentemente por un semáforo en rojo.
Trunks se queda paralizado ante tal escena.
Repentinamente, la lluvia cae sobre la ciudad.
Un rayo en el cielo llama la atención del mestizo y revela una silueta erguida sobre la cornisa de un edificio.
En el planeta de Zeno, los Dioses han informado a Son Gohan sobre lo sucedido.
- “Es terrible…” – murmura Gohan, cruzándose de brazos, pensativo. – “Hmm…” – murmura mientras se sujeta el mentón.
Zamas se fija en la postura el mestizo.
- “Dilo en voz alta.” – sugiere el Dai Kaioshin.
- “Tiene que estar relacionado con lo que sucedió en la Tierra hace siete años…” – dice el mestizo.
- “¿Eh?” – se extraña Champa.
- “No me cabe duda…” – dice Gohan. – “Raichi y ese demonio han tenido algo que ver…”
- “¿Has dicho Raichi?” – pregunta Hanami.
Todos la miran.
- “La Time Patrol estuvo investigando su paradero durante un tiempo…” – explica Hanami. – “Trunks y Reitan se toparon con él durante el combate contra los demonios de Moro… y acabó traicionándolos, aliándose con el diablo Shido.” – narra. – “Cuando todo terminó e intentaron regresar a su escondite, el lugar había desaparecido… Ni siquiera la vista de ángel de Trunks pudo encontrarlo.”
- “Ya veo…” – cavila Gohan. – “¿Y creéis que lo de Makyo…?”
- “No quiero sacar conclusiones precipitadas…” – dice Zamas. – “Pero parece que fue un demonio del frio.”
- “¿Acaso…?” – se sorprende Gohan.
Cooler, hasta ahora en silencio y apartado de la discusión, interviene.
- “No hay coincidencias cuando se trata de Freezer.” – dice el demonio del frío.
Todos miran al hermano del tirano.
- “O Freezer aprovechó la ocasión para atacar Makyo, o lo hizo colaborando con Raichi.” – dice Cooler.
- “Cooler tiene razón.” – dice Liquir. – “Parece claro que, en cualquiera de los casos, Freezer estaba enterado de los ataques.”
Champa aprieta los dientes, molesto.
- “Esa sabandija…” – protesta el Hakaishin.
- “Creo que procede una visita.” – dice Zamas. – “¿Nos acompañas?” – le pregunta a Gohan.
Pilaf ve como todos se marchan.
- “No tengo claro que me necesiten…” – piensa el anciano Zeno.
En la Tierra, Bra sale de la ducha y se envuelve con una toalla. Su ropa sucia de entrenamiento está tirada en el suelo el baño.
En unos minutos, la hija de Bulma sale de la Corporación Cápsula vestida con botas de piel marrones, pantalón vaquero, camiseta blanca y un bolso a juego con el calzado.
- “¿A dónde vas?” – le pregunta su madre, que justo acaba de llegar a casa.
- “He quedado.” – responde Bra.
- “¡Vaya!” – se sorprende Bulma. – “Tiene que ser un chico guapo si me has cogido las botas sin permiso..." – sonríe picarona.
Bra se sonroja.
- “Es solo un amigo.” – dice ella, marchándose rápidamente.
- “Jeje…” – sonríe su madre.
En la Capital del Imperio, Zamas, Champa, Gohan, Hanami, Cooler y Liquir caminan por los pasillos escoltados por Shisami.
- “Vuestra presencia nos va a complicar las cosas…” – refunfuña Champa.
- “La lengua viperina de mi hermano se ha vuelto tan peligrosa como su poder.” – dice Cooler. – “Si alguien puede leer sus intenciones, soy yo.”
Dos soldados abren las puertas de la sala del trono y nuestros amigos entran. Freezer los espera sentado en su gran asiento.
- “¿Qué puedo hacer por vosotros, grandes Dioses?” – dice el tirano en tono burlón. – “Son Gohan… Liquir… Hermanito…” – añade sin perder la sonrisa.
Zamas da un paso al frente, muy serio.
- “Seré directo, Freezer.” – dice el ira-aru. – “¿Has atacado Makyo?”
- “¿Makyo?” – finge sorpresa. – “¿Para qué atacaría yo ese planeta muerto? ¿Acaso había algo de interés?” – sonríe.
- “Esto no es una broma, Freezer.” – dice Son Gohan. – “Algo terrible está sucediendo y necesitamos saber si tienes algo que ver en ello.”
- “Los testigos dicen que ha sido un demonio del frío.” – dice Zamas. – “No ganas nada mintiendo.”
- “No sabía que quedara ningún otro demonio del frío con vida…” – dice Freezer agarrándose el mentón y cerrando los ojos, cavilando.
Champa acaba la paciencia y adelanta a Zamas.
- “No estoy para juegos, Freezer.” – dice el gotokoneko, levantando la mano lentamente hasta apuntar al tirano. – “No dudaré en borrar tu existencia si lo creo necesario.”
Freezer frunce el ceño mirando al Hakaishin. Los dos se miran fijamente, como si en cualquier momento fuera a estallar el conflicto.
- “Hermano…” – dice Cooler. – “No hemos venido a luchar.”
- “Cooler…” – Freezer esboza una irónica media sonrisa. – “¿No estás harto de ser el perrito faldero de alguien?”
- “¡Basta!” – interviene Gohan, avanzando e interponiéndose en la línea de tiro del Hakaishin. – “Vuestras viejas rencillas no me importan.” – añade. – “¿Trabajas con Raichi o no?”
Freezer se acomoda en su sillón.
- “Raichi…” – murmura el tirano. – “No, no trabajo con él.”
- “¿Y cómo sabías del ataque a Makyo?” – pregunta Gohan.
- “Soy el Emperador.” – sonríe Freezer. – “No ocurre nada en el Universo que no llegue a mis oídos.”
- “¿Y qué más sabes?” – pregunta Liquir.
- “Por desgracia, no mucho más que vosotros.” – responde Freezer, poniéndose en pie. – “Pero deberíais hablar con la Patrulla Galáctica.”
El tirano camina hacia nuestros amigos y pasa entre ellos.
- “Yo colaboraré esta vez.” – dice Freezer. – “Ese Raichi altera mis planes.”
Freezer abandona la sala, dejando a nuestros amigos, que se miran entre ellos con dudas.
- “¿Podemos confiar en él?” – pregunta Zamas.
- “Ni hablar.” – protesta Champa.
- “Creo que no miente.” – dice Cooler, sorprendiendo a su mentor.
- “Nunca es agradable, pero prefiero tenerlo de aliado.” – dice Gohan.
- “Yo me quedaré aquí.” – dice Liquir. – “Ya he trabajado con él antes. Os informaré si descubro algo relevante.”
- “Está bien.” – asiente Zamas.
- “¿Puedes llevarme al Cuartel General de la Patrulla Galáctica?” – pregunta Gohan.
- “Por supuesto.” – dice el Dai Kaioshin.
En la Capital del Oeste, Baicha espera en la puerta del cine, nervioso, mirando el reloj. Va vestido con pantalón elegante y una americana. Elegante.
Un gran cartel anuncia la última película de éxito: un niño vestido con traje que le queda grande parece confuso frente a una mujer mayor aterrada al verlo, y una estrella fugaz en el cielo, todo bajo el título “Ojalá volver a ser joven”.
Un taxi se detiene frente al cine. Bra se apea. Baicha se sonroja al verla tan guapa.
- “Hola.” – saluda ella.
- “Hola.” – dice Baicha, cada vez más rojo.
De repente, alguien reconoce a la heredera de Capsule Corp.
- “¡Es Bra!” – exclama un chico, que enseguida saca su teléfono y empieza a grabar.
- “¡Qué guapa!” – dice otro, acercándose.
- “¡Con un chico!” – exclama un tercero.
La gente empieza a amontonarse a su alrededor. Baicha sonríe ante las cámaras, avergonzado pero complaciente. Bra agacha la cabeza, intentando ocultarse.
Flashes de cámaras.
Baicha se da cuenta de que su acompañante se siente incómoda y enseguida la agarra del brazo y tira de ella, abriéndose paso entre la multitud que se está aglomerando y echando a correr calle abajo.
- “¿A dónde vamos?” – pregunta Bra, confusa.
- “¡No lo sé!” – responde Baicha.
Más gente se amontona al verlos corriendo. Paparazzi. Más fotografías.
- “¡Es la hija de Bulma!” – exclama uno.
- “¡Es la chica de la Corporación Cápsula!” – dice otro.
- “¡¿Quién es el chico?!” – pregunta un tercero. – “¿Sois pareja?”
Ella se tapa la cara.
- “Tsk…” – protesta el hijo de Yamcha.
El joven se detiene y se pone las manos frente al rostro.
- “¡TAIYO-KEN!” – exclama.
Un flash ciega a todos los reporteros y transeúntes.
Cuando los curiosos logran abrir los ojos de nuevo, los dos jóvenes se han esfumado.
Sobre una azotea cercana, los dos observan la confusión en la calle.
- “No se me ha ocurrido otra cosa…” – se disculpa Baicha, rascándose la cabeza. – “Lo siento… Cuando te invité no pensé en lo famosa que…”
- “Gracias.” – le corta ella, sonriente.
Baicha se sonroja de nuevo ante tan linda sonrisa.
- “Ah… pues… de nada…” – titubea él.
El chico se aleja de ella caminando por la cornisa con los brazos extendidos a los lados, aguantando el equilibrio.
- “Pero… se nos ha arruinado la cita…” – dice Baicha, tímido.
- “No pasa nada.” – responde ella. – “Todas esas pelis son iguales…”
- “¿Y qué hacemos?” – pregunta Baicha, deteniéndose y dándose la vuelta.
Bra sonríe con los brazos en la espalda, coqueta.
- “Tengo una idea.” – dice ella.
- “¿Eh?” – dice un confuso Baicha.
En el Cuartel General de la Patrulla Galáctica, Son Gohan se ha reunido con Lemon, Kale y Reitan en el despacho del primero.
- “Desconocía la dimensión de lo sucedido en Vampa…” – murmura Gohan.
- “Creíamos que habíamos acabado con él…” – dice Kale.
- “¿Hasta dónde llega la red de ese miserable?” – refunfuña Lemon.
- “Podría estar en cualquier lugar, en cualquier momento, escuchándonos.” – dice Reitan. – “Esas cosas pueden ser cualquiera.”
- “¿Qué se supone que debemos hacer?” – pregunta Kale. – “¡Tiene a Broly!”
- “Y a Trunks…” – añade Reitan.
- “Y a Jiren.” – dice Lemon.
- “Si ha podido secuestrarlos a ellos, ¿qué no puede hacer?” – se pregunta Reitan.
En la ciudad en ruinas, Trunks retrocede frente a una gran explosión que sacude el lugar.
El mestizo recurre a su espada para cortar varias esferas de ki, desviando así los trozos que estallan a su espalda.
Una silueta avanza frente al fuego de la primera explosión, que a contraluz impide ver su rostro.
- “¿Quién eres?” – pregunta el mestizo. – “¡Muéstrate!” – exige.
El fuego se apaga lentamente hasta dejar la zona a oscuras.
El mestizo se pone en guardia, agarrando su espada con ambas manos, listo para luchar.
Un chasquido de ki alrededor del enemigo alerta a Trunks, que agarra su arma con más fuerza. Un destello de luz en la noche. Una llama dorada con un característico sonido ilumina las calles de la desolada ciudad.
Trunks se queda sorprendido y aterrado ante su contrincante.
- “No… no es posible…” – titubea el mestizo. – “No puede ser verdad…”