Los dos grandes Súper Saiyajín / Parte IV: Terrícola
“No te confundas”
Han pasado 130 días desde que Pybara y Goku hablaron. Es de noche en Yadrat. El saiyajín se encuentra solo, en un prado a las afueras de la ciudad.
- “Bien…” – murmura Goku. – “Vamos allá…” – cierra los ojos.
Goku aprieta sus puños. En su mente revive escenas de Namek. Freezer ha sobrevivido a la Genkidama. Piccolo es atravesado por el ataque del tirano.
- “Grrr…” – gruñe el saiyajín, cuyo cabello se eriza lentamente y su musculatura aumenta.
Krilín es manipulado por Freezer, que lo eleva en el cielo y lo hace estallar.
- “¡¡YAAAAAAAH!!” – grita Goku, mientras sus ojos brillan de color verde un instante… pero nada más.
No hay cabello dorado. No hay aura. Su musculatura regresa a la normalidad. Goku no ha logrado transformarse en Súper Saiyajín.
- “Maldita sea…” – murmura Goku. – “Con el tiempo, el recuerdo se aleja… y mi reacción mengua…”
En la Tierra, Vegeta se pasea por el taller para ver los avances de la nave. Viste camisa azul y pantalón marrón. El padre de Bulma trabaja en la nave, soldando piezas del casco.
- “¿Otra vez por aquí?” – le dice Brief, que se levanta las gafas de soldar para saludar.
- “Ya me voy…” – refunfuña Vegeta.
Cuando Vegeta sale del taller se topa con Bulma.
- “No hay día que no bajes, ¿eh?” – le provoca la mujer.
El saiyajín la ignora.
- “Al menos te has duchado…” – dice ella. – “Hasta diría que vas arreglado.”
- “Tiraste mi armadura, ¿recuerdas?” – refunfuña el saiyajín.
- “Precisamente de eso quería hablarte…” – sonríe Bulma.
- “¿Eh?” – se extraña Vegeta.
Bulma le guiña un ojo.
- “Tengo una sorpresa para ti.” – dice ella.
Vegeta acompaña a Bulma hasta otro taller. La mujer camina hasta su mesa de trabajo, que se encuentra cubierta con una sábana blanca y tira de ella, revelando lo que hay debajo.
Vegeta se queda sorprendido al ver lo que parece ser una armadura imperial en construcción.
- “Me he basado en la armadura que trajiste de Namek y en la que usó Raditz cuando vino a la Tierra.” – dice Bulma. – “Le he dado mi toque personal. Por ahora es solo un prototipo… no aguantaría un combate de los vuestros. Me faltan ciertos materiales para que tenga la elasticidad correcta…”
Vegeta agarra la armadura y la examina. El saiyajín parece confuso, sin saber cómo reaccionar ante el regalo.
- “¿Por…? ¿Por qué?” – pregunta Vegeta.
- “Eres insoportable.” – le espeta Bulma. – “Eres un cretino, un maleducado y un déspota…” – continúa. – “Pero, según cuentan Krilín y Gohan, si estamos vivos es gracias a ti.”
- “Grrr…” – gruñe el saiyajín.
- “Si me das unas cuantas indicaciones, creo que el resultado…” – continúa Bulma.
- “Sois… sois unos estúpidos…” – responde Vegeta, entre dientes.
- “¿Eh?” – se extraña ella.
- “¡DEJAD DE TRATARME COMO SI FUERA UNO DE VOSOTROS!” – protesta Vegeta. – “¡NO SOY KAKAROTTO! ¡Yo soy un verdadero saiyajín! ¡Un guerrero! ¡Ninguno de vosotros me importa lo más mínimo!”
Con un ataque de ira, el saiyajín lanza el prototipo contra el suelo y éste se rompe.
Vegeta abandona el taller.
- “¡¡MIRA QUE ERES IDIOTA!!” – protesta Bulma. – “¡DESAGRADECIDO!”
El saiyajín se cruza con Yamcha por el camino.
- “¡Hey, Vegeta!” – saluda el terrícola.
- “Apártate.” – refunfuña el saiyajín, empujando a Yamcha con el hombro al pasar.
Yamcha se duele del golpe.
- “¿Pero qué mosca le ha picado?” – se pregunta el terrícola.
En el taller, Bulma recoge los trozos de armadura de rodillas, apenada por el desprecio del saiyajín.
En Yadrat, Son Goku vuela hasta el lugar en el que le espera Hatsuka, en la azotea de un edificio de la ciudad. Ya ha amanecido.
- “Siento el retraso.” – se disculpa Goku al aterrizar.
- “No te preocupes.” – dice el yadrat. – “Pero cuando puedas usar el Shunkanido, ya no tendrás excusa…” – sonríe.
- “Je, je…” – se rasca la cabeza el saiyajín.
Hatsuka se prepara.
- “Intentémoslo una vez más.” – dice el yadrat, colocando los dedos índice y corazón en su frente. – “¡Encuéntrame!” – desaparece.
Goku imita a Hatsuka y cierra los ojos.
- “Vamos…” – piensa el saiyajín. – “¿Dónde estás…?”
De nuevo, Goku examina las llamas azuladas de la metrópolis.
En un lugar remoto de las afueras, Hatsuka se encuentra en pequeño lago y saluda a un yadrat delgado que se encuentra pescando junto a su hijo.
- “¿Qué tal todo, Guragu?” – pregunta Hatsuka. – “¿Pican?”
- “Alguno…” – sonríe el pescador.
- “¿Qué tal, Shima?” – Hatsuka saluda al niño. – “¿Te portas bien?”
- “Sí” – sonríe el pequeño y risueño yadrat.
- “Me alegro.” – dice el ayudante de Pybara.
- “¿Qué haces por aquí?” – pregunta Guragu.
- “Estoy entrenando al extranjero.” – responde Hatsuka.
- “Ya veo…” – murmura el pescador, un poco extrañado. – “Me resulta extraño que el Venerable lo haya aceptado…”
- “Pybara-sama tiene planes que ni yo entiendo…” – suspira Hatsuka.
- “¿Y no deberías?” – se burla Guragu. – “Al fin y al cabo, eres su sucesor…”
De repente, sobre el lago, Goku aparece boca abajo.
- “¿EH?” – se miran Hatsuka y Son Goku, los dos igual de sorprendidos.
El saiyajín cae al agua, salpicando y empapando a los presentes.
- “Lo… lo ha conseguido…” – piensa Hatsuka.
Goku sale a la superficie y escupe un chorro de agua
- “¡¡LO HE LOGRADO!!” – exclama el saiyajín. – “¡YUPIII!” – salta, elevándose sobre el lago.
El pequeño yadrat aplaude entusiasmado.
En la Tierra, Vegeta ha volado hasta la azotea del edificio más alto de la Capital del Oeste. A sus pies, los terrícolas hacen vida normal.
- “Idiotas…” – gruñe el saiyajín. – “Son como insectos… insignificantes…”
De repente el cielo se oscurece, llamando la atención del saiyajín.
- “¿Eh?” – mira al cielo el saiyajín. – “Las Dragon Balls…” – murmura. – “¿Ya ha pasado tanto tiempo?”
Un destello proviene de la Corporación Cápsula. Polunga ha sido invocado.
En la Corporación, Chaoz y Ten Shin Han resucitan con los dos primeros deseos. Sus amigos están reunidos para recibirlos.
- “Y ahora, el último deseo…” – dice Bulma. – “Todo tuyo.” – le guiña el ojo a Dende.
El pequeño namekiano asiente. Gohan y Krilín se acercan a él para despedirse.
- “Os echaré de menos…” – dice Dende, apenado.
- “Nosotros también a ti.” – responde Krilín. – “Hemos pasado muchas cosas juntos.”
- “Cuídate mucho, ¿vale?” – Gohan le agarra las manos.
Dende, con lágrimas en los ojos, asiente.
De repente, el pequeño se da cuenta de que Piccolo se encuentra de pie detrás de Krilín y Gohan.
- “Buen viaje.” – sonríe Piccolo.
Durante un instante, Dende puede ver a Nail en el rostro del hijo de Katatsu.
El pequeño se seca las lágrimas.
- “Cuando quieras, Dende.” – dice Moori. – “Estamos listos.”
Dende pide el deseo al dragón en su lengua y éste, como es costumbre, cumple al instante.
- “Gracias por vuestra hospitalidad.” – se despide Moori. – “No lo olvidaremos.”
Los namekianos y sus Dragon Balls se desvanecen, destino a un nuevo hogar.
De repente, Vegeta aterriza en el jardín.
El saiyajín y Piccolo se quedan mirando fijamente el uno al otro.
- “¿Sigues aquí?” – pregunta Vegeta con una sonrisa impertinente.
- “Podría preguntarte lo mismo.” – responde el namekiano, serio.
- “Kst…” – escupe al suelo el saiyajín antes de entrar en la Corporación.
Gohan se acerca a Piccolo.
- “Me alegro de que te hayas quedado con nosotros.” – dice el mestizo. – “Seguro que no ha sido una decisión fácil…”
Krilín se acerca, bromeando.
- “Piccolo ya es uno de los nuestros, ¿verdad?” – sonríe el terrícola.
Una mirada del namekiano hiela la sangre de Krilín.
- “No te confundas” – le corrige Piccolo. – “Algún día seremos enemigos de nuevo.” – sentencia.
Piccolo se marcha volando, dejando al terrícola con cara de susto.
En Yadrat, Son Goku, tapado con una toalla, desayuna en casa de Guragu y Shima, observado por Hatsuka. El niño se burla del mojado saiyajín, mientras el padre le sirve un gusano acuático a la brasa. El ayudante del Venerable contempla la escena con una sonrisa orgullosa en su rostro.
¡Espero que os guste! :D
ResponderEliminarY si, ahora son enemigos nuevamente en DBSNL jaja
ResponderEliminarAsí es ;)
Eliminar