Prodigal son / Parte I: Caos universal
“Ha llegado el momento de reclamar mi trono”
El Emperador Cold y su hijo han perecido en la Tierra cuando fueron en busca del Súper Saiyajín que había derrotado a Freezer en Namek. Los rumores sobre la muerte de la familia Imperial recorren el Universo, creando miles de revueltas en sus tropas y en los planetas bajo su mando. No solos los pueblos oprimidos, si no los mismísimos líderes de escuadrón son los que pretenden tomar el control de sus sectores.
La Patrulla Galáctica, hasta ahora corrompida por el Imperio, no tiene fuerza suficiente para poner orden en el universo.
Unos meses después, finalmente, los rumores llegan al borde exterior, en el que se encuentran Cooler y sus hombres viajando en su nave.
- “¡¿Mi padre y mi hermano han muerto?!” – se sorprende Cooler.
- “Eso es lo que se dice, señor” – confirma Tagoma. – “En la Tierra. Dicen que fue a manos de un saiyajín”.
- “¡¿Un saiyajín?!” – se sorprende de nuevo el demonio del frío.
- “Algunos dicen que era el Súper Saiyajín de la leyenda” – explica Sauza.
- “El Súper Saiyajín, ¿eh?” – murmura Cooler.
- “Supongo que ya no necesitamos a Turles…” – insinúa Doore.
- “Ahora es solo una molestia” – dice Neiz.
- “Matadle” – ordena Cooler.
- “¿Y qué va a hacer con el saiyajín?” – pregunta Tagoma. – “¿Ponemos rumbo a la Tierra?”
- “No” – responde Cooler tajante. – “Le daré las gracias en otro momento.” – añade de forma burlona.
El demonio se acerca al gran ojo de buey de su nave.
- “Ha llegado el momento de reclamar mi trono” – dice Cooler.
En unas semanas, Cooler y sus hombres entran en la sala del trono que durante tanto tiempo ocupó su padre y que estaba destinado a ser de su hermano, pues él había sido desterrado hace años.
Uno de los viejos consejeros imperiales se encuentra sentado en él.
- “¡¿Señor Cooler?!” – exclama asustado el consejero. – “¡¿Qué hace usted aquí?!” – dice mientras se levanta y se aleja del trono.
- “Vengo a sentarme en mi sitio” – sonríe Cooler.
- “Por supuesto, señor” – dice el consejero, mientras hace una gran reverencia. – “He intentado mantener el Imperio a flote en su ausencia…” – se excusa. – “¡Hay revueltas en todas partes!”
Cooler toma asiento y se recrea acariciando los antebrazos del sillón.
- “Pongámonos manos a la obra…” – sonríe el nuevo Emperador.
En unos meses, Sauza, Neiz y Doore han localizado a Turles en el remoto planeta Rattus. El saiyajín y sus hombres acababan de conquistar el planeta en nombre de Cooler cuando los soldados imperiales les han sorprendido y les han masacrado. Solo Turles sigue en pie.
- “¿Porqué?” – pregunta Turles, malherido. – “¿Qué hemos hecho para merecer esto?”
- “El Súper Saiyajín ya ha aparecido” – responde Sauza, que activa su espada de ki. – “Así que no eres tú”.
- “Ya no tienes ninguna utilidad para Cooler” – añade Neiz.
Turles aprieta sus puños con rabia.
- “Me habéis utilizado… Igual que Freezer hizo con el resto de mi raza…” – refunfuña el saiyajín.
- “Sois una raza muy manipulable” – se burla Sauza.
- “No os lo perdonaré…” – murmura Turles. – “¡NO OS LO PERDONARÉ!” – grita furioso.
El saiyajín se abalanza sobre Sauza, pero el brench le esquiva y le hiere en el costado con su espada. Turles cae al suelo.
- “No lo pongas más difícil” – se burla Neiz.
Doore se acerca a él y le propina una patada en el abdomen.
- “Maldito mono” – sonríe el beppan, antes de darle otra patada.
- “Basta de juegos, Doore” – interviene Sauza. – “Acaba con él.”
- “Será un placer” – responde Doore apuntándole con su mano y preparando un ataque de ki.
En el planeta Mogina, sus habitantes han rechazado a Shisami, uno de los antiguos líderes de escuadrón de Freezer, que ha intentado tomar el control del planeta junto a sus soldados.
- “Señor Shisami” – se dirige a él uno de sus hombres. – “Nuestra última derrota ha mermado mucho nuestras tropas…”
- “La muerte de Freezer ha dado nuevas fuerzas al Rey Mogi y sus salvajes” – murmura Shisami. – “Preparad la retirada”.
En un el planeta Janguru, Garana, otro antiguo líder Imperial, ha logrado recuperar su hogar, que había estado bajo el influjo del Imperio hasta ahora.
Tras deshacerse de su vieja armadura y vestirse con la ropa tradicional de su planeta, el nuevo Rey ruge y golpea su pecho desde el balcón de su viejo y derruido palacio, mientras su gente le aclama.
Los años pasan y Cooler intenta recuperar el control de su nuevo Imperio sin éxito. Gran parte de las tropas que eran fieles a su padre y a su hermano, ahora se han rebelado. A su vez, la piratería espacial ha aumentado notablemente. Todo eso hace que los hombres que aún se mantienen a sus órdenes empiecen a perder la confianza en su líder.
En la sala del trono, sus hombres le comunican malas noticias.
- “El caos se extiende por el universo, señor” – explica Tagoma. – “No podemos abarcar tanto territorio. Estamos perdiendo el control de múltiples sectores.”
- “La Patrulla Galáctica ha empezado a actuar” – anuncia Sauza. – “Se están involucrando en las causas independentistas.”
El Emperador se queda en silencio durante un instante y después se levanta de su asiento repentinamente.
- “Preparad mi nave” – ordena Cooler. – “Visitaremos de nuevo a Salabim”.
Tras un largo viaje, el Emperador aterriza en el pantanoso planeta Numa. Cooler abandona su nave en solitario.
El Emperador camina hasta encontrar una gran cueva oscura, cuyas paredes están repletas de extraños jeroglíficos. Cooler se adentra en la gruta hasta toparse con un pequeño ser amarillo que examina una hoguera con atención.
- “Has tardado mucho” – dice la criatura.
- “He estado ocupado, Salabim” – responde Cooler. – “Pero tú ya lo sabes, ¿no es cierto?”
- “No has seguido mis consejos” – dice el mago tajante.
- “¡El Imperio se desmorona!” – se excusa el demonio del frío.
- “Hay cosas más importantes que el Imperio” – responde Salabim. – “Pensé que ya lo habías entendido.”
- “Las Cajas están a salvo” – dice el Emperador. – “Y con la fuerza del Imperio, podría defenderlas mejor que nunca”.
- “¿Eso crees?” – pregunta el mago.
- “¡Sí!” – insiste Cooler.
Salabim agacha la cabeza y niega en silencio.
- “Creía que comprendías mejor la gravedad de la situación…” – murmura Salabim.
- “¡He sacrificado mi vida por tus profecías!” – responde Cooler, que empieza a perder los estribos. – “¡Ahora no me vengas con esas!”
- “Aceptaste el destino que tu padre rechazó” – responde el mago. – “Eso te honra. Pero estas cometiendo sus mismos errores…”
- “¡Yo no soy Cold!” – exclama el Emperador.
Salabim mira detenidamente a Cooler.
- “Aún puedes arreglarlo…” – dice el mago.
En la nave Imperial, Tagoma recibe al Emperador.
- “¿Alguna novedad, señor?” – pregunta Tagoma.
- “¿Conoces la vieja leyenda del Fruto Sagrado?” – le pregunta Cooler.
- “¿El Fruto?” – se sorprende el soldado. – “¡Por supuesto, señor!”
- “¡Sauza, Doore y Neiz! Tengo una misión para vosotros” – exclama Cooler.
Los tres soldados se arrodillan frente al Emperador.
- “Viajaréis al planeta Kurama y recabaréis información sobre el Fruto Sagrado” – ordena el Emperador.
- “¡Sí, señor!” – responden a la vez.
- “Tagoma, quiero que tú viajes a Immega” – dice Cooler. – “Comprueba que las Cajas de Música siguen a buen recaudo.”
- “Sí, señor” – responde Tagoma. – “¿Y qué hacemos con las revueltas?”
Cooler aprieta con rabia su puño. Se siente contrariado entre su deber con el Imperio y su compromiso con Salabim.
- “Tendrán que esperar” – responde Cooler.