DBSNL // Capítulo 341: Siete enemigos
“La semilla debe ser plantada.”
En el campo de batalla, los seis clones de Onisen acechan a nuestros amigos.
Son Gohan y Piccolo, ya en guardia, se encuentran cara a cara con dos de ellos. El primero luce su piedra en el lado derecho de su cadera y el segundo en el hombro izquierdo.
Los clones flanquean a nuestros amigos caminando tranquilamente, haciendo que maestro y pupilo se coloquen espalda con espalda.
- “¿Estás listo, Son Gohan?” – pregunta el namekiano.
- “Tengo ganas de ver tu nueva fuerza en acción.” – sonríe el mestizo.
Gohan y Piccolo lanzan un Masenko a la vez, cada uno a un enemigo, iniciando así su combate.
El enemigo de Gohan, con su piedra en el hombro, desvía el Masenko y contraataca alargando sus tentáculos capilares, que se enrollan alrededor de los brazos del mestizo.
El clon al que disparó Piccolo, con la piedra en su cadera, se torna intangible y se escurre bajo tierra, evadiendo el Masenko.
- “Tsk…” – protesta el namekiano.
Piccolo abre su boca y dispara un torrente de ki anaranjado que desintegra el suelo frente a él, revelando al clon, que intentaba atacarle sin ser visto.
El clon salta sobre el namekiano, pero Piccolo usa su propio rayo ocular, que impacta contra el pecho de Onisen y lo empuja, alejándolo de él.
Son Gohan forcejea con los tentáculos de Onsien, pero al ver que el enemigo no va a soltarlo, decide cambiar de táctica.
Son Gohan coge impulso y da un salto mientras gira sobre sí mismo, enrollando los tentáculos del enemigo alrededor de su torso y obligándole a acercarse a él para rematarte con una fuerte patada giratoria que estampa a Onisen contra el suelo.
Mientras tanto, Trunks, Granola y Broly se preparan para su combate contra tres clones.
Granola se prepara como un pistolero, con sus manos cerca de sus caderas, moviendo los dedos para desentumecerlos mientras observa con atención a los enemigos.
Broly aprieta los puños con rabia y reaviva su aura de Súper Saiyajín, que se tiñe de verde antes de estallar en una gran explosión de energía que sacude la zona.
Mirai Trunks empuña su espada con ambas manos, listo para el combate.
- “Yo me quedo con el de la derecha.” – avisa el hijo de Vegeta. – “El de la piedra en el hombro derecho.”
- “Tsk…” – protesta Granola. – “Ayudar a un saiyajín ya se me hace extraño… pero recibir órdenes… No te pases.”
- “Je…” – sonríe Trunks. – “¿Es que prefieres ese?”
- “No importa.” – responde Granola, resignado. – “Yo me quedo con el de la piedra en la cadera.”
- “¡Entendido!” – exclama Broly.
El hijo de Páragus aprieta los dientes, coge impulso y sale disparado contra el tercer clon, cuya piedra brilla en su tobillo derecho.
- “¡¡GRAAAAH!!” – grita Broly mientras carga contra el enemigo.
Los otros dos clones dan por iniciado el combate y se ponen en marcha, mientras el enemigo de Broly lo espera con calma.
Broly intenta propinarle un puñetazo, pero el puño atraviesa a Onisen sin hacerle daño.
Broly atraviesa por completo al androide y se da la vuelta para intentar atacar de nuevo, pero Onisen, aún inmóvil, sigue siendo intangible, dejando que el saiyajín lo atraviese otra vez.
Ahora en la espalda del saiyajín, el androide enrolla sus brazos alrededor de los de Broly, intentando inmovilizarlo.
Como un animal que intenta ser domado, el saiyajín se zarandea con violencia, intentando liberarse.
Mientras tanto, el enemigo de Mirai Trunks carga contra el mestizo, listo para darle un puñetazo.
Trunks usa el salto temporal para interceptar al enemigo y sorprenderle clavándole la espada en el abdomen en el último instante.
- “Je…” – sonríe el hijo de Vegeta, cuyo rostro y el del enemigo quedan a unos pocos centímetros de distancia.
Los ojos de Onisen se iluminan, alarmando a Trunks, que tiene que agacharse para evitar el disparo del androide.
Al agacharse, un rodillazo de Onisen impacta directo contra su rostro, rompiéndole la nariz y empujándole hacia atrás, lo que el androide aprovecha para darle una patada en el pecho que lo empuja.
Trunks logra mantener el equilibro mientras se desliza de pie sobre el suelo.
Onisen, con la espada aún clavada en su abdomen, dispara un nuevo rayo ocular.
Trunks reclama rápidamente su arma, que vuela hasta su mano y, en el último momento, logra protegerse del ataque con su hoja, que desvía el rayo hacia el cielo.
El otro clon embiste a Granola, que como el pistolero que es, dispara con sus dedos índice al enemigo.
Los disparos de ki atraviesan al enemigo sin dañarlo y el clon contraataca con un disparo ocular.
El cereliano se inclina hacia atrás para evadir el disparo, pero Onisen es tan rápido que pronto aparece sobre él.
Granola, casi horizontal sobre el suelo, dispara al enemigo, pero el ataque lo atraviesa y asciende verticalmente hacia arriba.
Onisen se torna tangible y agarra a Granola del cuello con ambas manos, estampándolo contra el pavimento.
- “¡Ghaagh!” – sufre el cereliano.
Mientras tanto, el dispar fallido de Granola ha perdido velocidad y se detiene un instante en la estratosfera antes de empezar a descender.
Onisen se sienta sobre Granola y lo estrangula.
- “Tsk…” – intenta resistir el cereliano, agarrando a Onisen de las muñecas.
De repente, el disparo cae sobre la cabeza del androide, agarrándolo por sorpresa.
- “¡¿AH?!” – exclama Onisen, cuya cabeza se agacha con el impacto.
Granola aprovecha el momento para liberarse del agarre y propinar con un cabezazo a Onisen.
Onisen retrocede y Granola le apunta con ambos dedos en el pecho, que pronto crean una esfera de ki en sus yemas.
- “¡HAAAA!” – dispara el cereliano, empujando a Onisen y sacándoselo de encima.
Mientras tanto, no muy lejos de allí, Trunks trastea la joya en la frente del cuerpo de Hit, frente a la mirada preocupada de Punch, Gohan Jr y Goku Jr.
El último Onisen, con una piedra en su tobillo izquierdo, camina hacia el grupo de guerreros.
Trunks lo ve de reojo.
- “Maldita sea…” – se preocupa el mestizo.
Goten también mira al enemigo.
- “Céntrate en ayudar a Hit.” – dice el hijo de Goku. – “Los demás nos encargaremos de él.”
Dabra oye a Goten y lo mira con cierto desprecio.
- “No te referirás a ti, ¿no?” – dice con retintín. – “Porque tengo entendido que por separado no servís para gran cosa…”
- “Tsk…” – se ofende Goten.
Cooler da un golpe en el suelo con su cola, llamando la atención.
- “No os distraigáis con estúpidas rencillas.” – dice el hermano de Freezer. – “El verdadero enemigo está enfrente de nosotros.”
Onisen sonríe con prepotencia mientras sigue avanzando hacia ellos con una terrible calma.
Champa mira con miedo al enemigo. Sus manos tiemblan con un miedo que no había sentido jamás.
- “¿Qué me pasa…?” – se pregunta en silencio. – “¿Por qué me siento tan impotente…?”
Mientras tanto, el Onisen primigenio admira el núcleo que sostiene en sus manos ante la mirada de Freezer y Zahha.
- “Así que era eso…” – murmura el tirano, con los ojos abiertos como platos.
- “En el mundo del que provengo, usted es el único que sobrevive.” – explica Zahha.
Freezer se tapa la cara con su mano derecha, un poco molesto ante la explicación.
- “Entiendo que pueda sentirse abrumado.” – responde el espadachín con cierto pesar. – “Le pido disculpas.”
- “Jo, jo, jo.” – ríe Freezer, fingiendo quitar hierro al asunto. – “Qué educado…”
- “Por eso… por ahora solo puedo esperar.” – dice Zahha.
- “¿Esperar?” – murmura el tirano.
- “La semilla debe ser plantada.” – responde el espadachín, dándose la vuelta para caminar hasta el borde de la colina. – “Es la única forma de derrotarle.”
Pero de repente, Zahha se ve engullido por una esfera de energía fucsia.
- “¡¿EH?!” – se sobresalta el espadachín.
- “No sé qué versión de mí has conocido…” – dice Freezer con una pícara sonrisa. – “…si crees que puedes darme la espalda después de contarme algo así.”
Zahha lucha para moverse dentro de esa cárcel de ki que restringe sus movimientos.
Pero de repente, la esfera de energía estalla como una burbuja, sobresaltando a Freezer.
- “Aunque cueste de creer, estoy de su lado.” – dice Zahha.
- “¿Cómo has…?” – se sorprende Freezer de la facilidad con la que su técnica ha sido contrarrestada.
- “Usted ya me ha advertido… que no me fie de usted.” – responde el espadachín, con una pícara media sonrisa.
- “Tsk…” – protesta el tirano.
- “Pero tiene que creerme.” – insiste el espadachín. – “Estoy aquí para ayudarles, pero…”
Pero otra voz responde, sobresaltando a Freezer y a Zahha.
- “No va a funcionar…” – dice Vegeta, caminando torpemente colina arriba hacia ellos.
- “Vegeta…” – sonríe Freezer. – “Tenía la esperanza de que hubieras muerto.” – añade con retintín.
- “Je…” – sonríe Vegeta.
Zahha frunce el ceño.
- “El Príncipe Saiyajín…” – murmura el espadachín en voz baja.
- “Aunque dijeras la verdad, las líneas temporales no pueden sobrescribirse.” – advierte Vegeta. – “Aunque lograras salvar este mundo, el tuyo no cambiará. Lo sabemos muy bien.”
- “La creación de ese Universo no sigue las leyes conocidas.” – dice Zahha. – “Las raíces del árbol están tan arraigas en esta realidad, que no permiten su división.”
- “¿Una única línea temporal…?” – murmura Vegeta.
- “No.” – replica Freezer. – “Dos líneas superpuestas.”
- “Por eso el árbol debe ser plantado.” – insiste Zahha. – “Es la única forma de que yo pueda estar aquí… y así derrotarle.”
Mientras tanto, Cooler recibe una violenta patada en la cara que rompe parte de su barbijo óseo.
Liquir, con sus nueve colas activas y su avatar gigante invocado, intenta atrapar a Onisen saltando sobre él, como un zorro cazando en la nieve… pero Onisen atraviesa sus manos y se eleva lentamente hacia él.
Liquir abre sus fauces y lanza un torrente de ki sobre el androide, pero éste lo contrarresta con un rayo ocular, que pese a parecer fino y delicado hace retroceder la bocanada de energía del kurama hasta reintroducirla en su boca, estallando y haciendo que el avatar desaparezca.
Dabra intenta sorprenderle por la espalda con un espadazo, pero éste atraviesa de nuevo al androide sin resultado… y Onisen contraataca con un codazo que rompe la nariz al diablo.
Onisen agarra el cuerno de Dabra, acercándole de nuevo y propinándole otro puñetazo.
Reitan se transforma en Súper Herajín y enseguida sale volando hacia Onisen, ante la mirada sorprendida de Okure.
- “¡ESPERA!” – exclama ella, preocupada.
Okure le imita, transformándose, y vuela tras él.
Onisen ve de reojo como el herajín se acerca a él por la espalda y lanza a Dabra contra Reitan para después escupir un pequeño ataque de energía verde que impacta contra el demonio y aumenta la velocidad a la que se estrella contra el herajín.
Los dos se precipitan contra el suelo.
Dabra, con el cuerpo humeante, se estrella contra el pavimente. Reitan, en cambio, es detenido en el último momento por Okure.
Reitan, aturdido por el impacto, sacude su cabeza pare despejarse.
- “¡VAMOS!” – exclama el herajín.
Pero Okure le agarra del brazo.
- “¡DETENTE!” – insiste ella.
- “¡¿Qué ocurre?!” – protesta él.
- “No podemos derrotarle…” – dice Okure. – “¿Es que no lo ves?”
- “¡Claro que lo veo!” – replica él.
- “¿Eh?” – la respuesta confunde a la herajín.
- “¡Por eso peleamos!” – dice Reitan.
- “¿Qué…?” – intenta procesarlo Okure.
- “¡Mira a tu alrededor!” – exclama el herajín. – “¡Los hijos del Emperador Cold! ¡Saiyajín! ¡Un cereliano! ¡Un kurama!” – señala. – “¿Es que no te das cuenta?”
Okure suelta a Reitan y regresa a su estado natural.
- “No lo conseguiréis…” – dice ella, apenada.
- “¿Ahora te echas atrás?” – pregunta Reitan. – “¿Qué ha pasado con las ganas de venganza que tenías en la jungla?”
- “Ni con esa fuerza podría plantarle cara…” – dice casi en un suspiro.
Reitan mira a Onisen, que es atravesado por una Shokidan una y otra vez, sin efecto, y luego por un kienzan con el mismo resultado.
Pan y Bra, transformadas en Súper Saiyajín, flanquean a Onisen para intentar sorprenderle, pero él las intercepta estirando los brazos y agarrándolas a las dos del cuello, una con cada mano.
- “¡MAMÁ!” – se preocupa Goku.
- “¡DATE PRISA, TRUNKS!” – le apresura Goten, que se transforma en Súper Saiyajín, dispuesto a intervenir.
Pero Turles, transformado en Súper Saiyajín, se abalanza sobre Onisen por la espalda y le agarra del cuello, intentado estrangularlo.
El androide sonríe ante el fútil intento y hace que sus tentáculos capilares se enrollen en la cabeza de Turles y lo estrangulen a él.
Ub aparece con el Shunkandio frente a Onisen y le propina un puñetazo en la cara, pero el androide ni se inmuta y responde con un rayo ocular que Ub tiene que esquivar con otro cambio de lugar instantáneo, reapareciendo en el mismo sitio… pero Onisen ya ha calculado las probabilidades de que eso ocurriera y se ha anticipado con otro rayo ocular, esta vez certero, que empuja a Ub y le quema el pecho.
Reitan mira de nuevo a Okure.
- “¡Míralos!” – insiste el herajín. – “¡No se rinden!”
El cuerpo humeante de Ub se precipita contra el suelo.
- “¡¿Es que no lo ves?!” – insiste Reitan.
- “¡TU ERES EL QUE NO LO ENTIENDE!” – le interrumpe Okure. – “¡NO TENGO NADA POR LO QUE LUCHAR!” – exclama con lágrimas en los ojos. – “No me queda nada… ¡HE PERDIDO HASTA MI VENGANZA! ¡ERA TODO LO QUE ME QUEDABA!”
Reitan agarra la mano de Okure.
- “Es mejor luchar para proteger algo que tener que vengarlo.” – dice Reitan.
Okure mira a Reitan, que ya tiene de nuevo su atención puesta en el enemigo.
- “Tú decides.” – sentencia Reitan, soltando su mano y volando hacia Onisen.
No muy lejos de allí, los brazos de Piccolo y de Onisen se estiran y se enrollan entre ellos, agarrándose del cuello el uno al otro.
Los dos aumentan su tamaño, tornándose gigantes en el centro del campo de batalla.
Son Gohan mira a su maestro con orgullo, pero su momento es interrumpido por un rayo ocular de su adversario, que sorprende al surgir del suelo detrás de él.
Pero Gohan se recompone después de recibir el primer impacto por la espada y se revuelve mientras dispara una onda de ki con su mano derecha, aunque ésta pasa a través de Onisen.
Mirai Trunks pierde su espada al recibir un golpe en la muñeca, lo que le desconcentra y hace que reciba un puñetazo en el abdomen.
- “¡Ghaagh!” – sufre el mestizo.
Trunks se apoya en el hombro de Onisen, en el que luce la piedra shintai. Su ojo gris se activa y, de repente, el mestizo puede ver durante un breve instante a Raichi en su versión más humana.
- “¿Eh?” – se sorprende Trunks.
Pero Onisen pronto lo saca del trance empujándole de nuevo con su rayo ocular.
Granola está siendo avasallado por Onisen.
El cereliano intenta disparar a su adversario, pero el androide desaparece bajo tierra para surgir de nuevo una y otra vez, frustrando cada disparo de Granola, que siente que está perdiendo en un juego de feria.
- “¡¡AAH!!” – grita el cereliano, frustrado.
De repente, Onisen deja de reaparecer. Granola lo busca con la mirada por el terreno de combate.
Pero el suelo empieza a abombarse y resquebrajarse bajo sus pies, con luz verde emanando de las grietas… para acabar estallando en una explosión de ki que hace saltar a Granola por los aires.
Mientras tanto, Broly sigue luchando por liberarse del agarre de Onisen.
Cada vez que logra quitarse de encima un tentáculo del androide, otro lo agarra con más fuerza.
- “Grrraah…” – lucha el saiyajín.
Los tentáculos de Onisen se ensanchan, cubriendo cada vez más del cuerpo de Broly, tapando parte de su rostro, también su boca, dejando solo a la vista uno de sus ojos.
Poco a poco, Broly se rinde. Se está quedando sin oxígeno y su fuerza está menguando.
En su mente, imágenes de su infancia en el planeta Vanpa pasan rápidamente mientras su ojo regresa a su color negro original y se cierra lentamente.
Imágenes de su madre, de su infancia entre saiyajín y de juegos con Kale y Tarble pronto se transforman en pesadillas dirigidas por Páragus en el laboratorio de Raichi. Su padre le coloca los brazaletes y polainas doradas adornadas con gemas shintai, y finalmente la diadema.
La pupila de Broly empieza a brillar de nuevo, pero esta vez es de color magenta. Su aura del mismo color ilumina las rendijas que quedan entre los tentáculos de Onisen.
Y, finalmente, el ki de Broly estalla, quitándose de encima al enemigo.
- “¡¡¡GRAAAAAAH!!!” – brama Broly en un grito que podría confundirse con el de un ozaru.
Las pupilas del saiyajín son ahora magentas, como cuando se enfrentó a Son Goku y a Vegeta hace ya tantos años, aunque su cabello sigue siendo negro.
Pero el saiyajín hinca la rodilla, perdiendo el brillo de sus ojos, respirando con dificultad tras el terrible esfuerzo físico y mental.
Reitan ataca a Onisen, intentando que suelte a Pan, Bra y Turles.
El herajín dispara a discreción una ráfaga de ki, pero Onisen lanza a Turles contra el ataque, usándolo de escudo.
Bra y Pan extienden su mano la una hacia la otra, creando entre ellas un látigo de ki que se enrolla alrededor de la cabeza de Onisen.
Con toda la fuerza que les queda, las dos tiran con fuerza hacia abajo, haciendo que Onisen incline su cabeza hacia atrás… y Reitan cae sobre él con sus dos piernas por delante, haciendo que suelte finalmente a las muchachas.
Reitan prepara su mejor ataque, creando dos esferas de ki verde, una en cada mano, y uniéndolas frente a él.
- “¡¡GALACTIC BUSTER!!” – grita el herajín, disparando un poderoso torrente de energía que cae directo sobre Onisen, empujándolo contra el suelo.
Una gran explosión sacude la zona al impactar contra la superficie del planeta oscuro.
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