DBSNL // Capítulo 343: El jardinero de mundos
“Parece que la provocación ha funcionado…”
La explosión causada por el clon que ha abatido Broly ha sacudido el campo de batalla y ha llamado la atención del mismísimo Onisen original.
- “Tsk…” – protesta el androide.
En ese instante, Zahha se eleva hasta ponerse a su altura, desafiándole con la mirada.
El androide lo mira con cierta sorpresa.
- “¿Te atreves a desafiarme?” – pregunta Raichi.
Mientras tanto, el clon de Onisen que ha abatido a Reitan sigue en pie, desafiando con la mirada a los enemigos que le rodean, que hasta ahora han intentado derrotarle sin éxito; Liquir, Cooler y Dabra.
Los tres guerreros respiran con dificultad y miran con cierto miedo al enemigo, pero están decididos a plantarle cara.
Liquir escupe un salivajo sanguinolento al suelo.
- “Lo habéis visto, ¿no?” – pregunta a sus compañeros.
- “Puede ser derrotado.” – sonríe Cooler, haciendo crujir sus nudillos.
Dabra se cruje el cuello.
Onisen sonríe con prepotencia.
Los tres guerreros se abalanzan sobre el androide.
No muy lejos de allí, Ogilvie es abrazado por Goku y Gohan Jr.
- “Puedo ayudaros…” – dice el erizo. – “No me quedan muchas fuerzas… pero podría llevar a alguno a la Tierra…”
- “¿En serio?” – se sorprende Goten. – “¿Has oído eso, Trunks?” – le pregunta a su amigo.
Pero Trunks parece centrado en la gema en la frente de Hit.
- “Se ha iluminado…” – murmura el hijo de Bulma.
- “¿Eh?” – se sorprenden Goku y Gohan.
- “Tú también lo has visto, ¿verdad?” – le pregunta Trunks a Punch.
- “Sí… ¡Sí, lo he visto!” – exclama el hijo de Hit. – “¡Ha brillado de color magenta!”
Goku y Gohan corren hasta el cuerpo de Hit y se agachan a su lado para verlo.
- “¿Magenta?” – se extraña Goku. – “¿Eso que es?” – le pregunta a la oreja a Gohan.
- “Es un color.” – responde Gohan. – “Como se puso el pelo del tipo ese grandullón al que llaman Broly.”
- “Pero antes no eran de ese color…” – se rasca la cabeza Goku.
Trunks escucha la conversación de los chicos y tiene una idea.
- “Acaso…” – se pregunta Trunks, mirando el cráter que ha dejado la explosión del enemigo de Broly.
Liquir intenta agarrar a Onisen con sus garras, pero éste se deja atravesar. Cooler intenta ensartarlo con la punta ósea de su cola, con idéntico resultado.
Dabra salta sobre Onisen y proyecta una gran llamarada con su boca.
El ataque incendia la zona, pero Onisen no parece sufrir ningún daño y huye bajo tierra.
Cooler y Liquir ya miran a su alrededor, esperando que reaparezca.
Los brazos de Onisen brotan del suelo frente a ellos, agarrándolos del cuello.
- “¡Ghaagh!” – sufren los dos, que agarran las muñecas del enemigo para intentar liberarse.
Dabra invoca su espada, dispuesto a liberar a sus aliados… pero el suelo empieza a resquebrajarse y brillar.
Un cañonazo de energía emitido por la boca de Onisen asciende rápidamente hacia el demonio, que se cubre rápidamente para intentar sobrevivir al ataque.
Mientras la humareda se disipa en el cielo tras la explosión, Onisen hace chocar a Liquir contra Cooler y luego enrolla sus brazos alrededor de ambos, apresándolos.
- “Esperaba más de dos aprendices de Hakaishin…” – se burla el androide.
Pero de repente, un zarpazo corta su brazo derecho y un espadazo de ki cercena su brazo izquierdo.
Champa y Zamas se interponen entre el androide y los demás.
Cooler y Liquir caen al suelo de rodillas al ser liberados.
- “Señor Champa…” – dice Cooler. – “No está en condiciones de…”
- “¡Silencio!” – ordena el Dios de la Destrucción.
Cooler y Liquir lo miran perplejos.
- “¡Como Hakaishin, mi deber es eliminar a todo aquel que ponga en peligro el futuro del Universo!” – exclama el gotokoneko. – “¡Eso significa que debo eliminar a este individuo!”
- “Somos Dioses.” – sonríe Zamas. – “Puede que muchos mortales nos hayan superado, pero sigue siendo nuestro deber proteger la creación del señor Zeno.”
Cerca de allí, Gowas se arrodilla sobre Reitan y coloca sus manos sobre su herida, que empieza a sanar.
- “Aún no es demasiado tarde…” – murmura el ira-aru.
Mientras tanto, Mirai Trunks se enfrenta a un clon de Onisen que lleva la iniciativa.
El andoride proyecta los tentáculos de su cabeza para intentar atrapara al hijo de Vegeta, que repele cada tentáculo con un espadazo.
- “Parece que la provocación ha funcionado…” – piensa Trunks. – “Es más fácil hacerle daño cuando ataca.”
El mestizo lanza su espada como si fuera una lanza entre la red de tentáculos, hacia su enemigo… pero Onisen se torna intangible en el último instante para dejarla pasar de largo.
- “Tsk…” – protesta Trunks.
Onisen ataca de nuevo al mestizo con sus tentáculos.
Trunks retrocede rápidamente y lanza su Ataque Ardiente contra los tentáculos que se abalanzan sobre él, generando una explosión con el impacto.
Pero de repente, de la polvareda salen una docena de tentáculos que han sobrevivido y ensartan a Trunks, atravesando su abdomen, su pecho, sus muslos, sus brazos e incluso su cuello.
- “Ah… ah…” – sufre el mestizo.
Onisen sonríe satisfecho.
- “No hay mortal, Dios o ángel que pueda detenerme…” – presume Raichi.
De repente, la piedra en el hombro de Onisen estalla en mil pedazos.
- “¿Eh?” – se sorprende el androide.
Onisen se da la vuelta lentamente y se encuentra con otro Mirai Trunks de pie detrás de él, apuntándole con los dedos índice y corazón, replicando la técnica con la que Vegeta acabó con Kiwi en Namek.
- “Un… un clon temporal…” – murmura Raichi.
El Trunks herido se desvanece.
- “Je…” – sonríe Mirai Trunks.
El cuerpo de Onisen, ahora sin piedra shintai, se convierte en polvo que es barrido por el viento.
En en interior de Trunks, Whis sonríe satisfecho.
- “Buen trabajo, muchacho.” – dice el ángel.
Mirai Trunks, agotado, se desmaya y cae al suelo.
El Onisen original frunce el ceño al sentir la pérdida de otro de sus clones. Zahha sonríe.
- “La semilla ha sido plantada” – advierte Raichi. – “¡Mi plan ya no puede detenerse!”
La semilla ha sido enterrada en la superficie del planeta.
- “Cuento con ello.” – responde Zahha.
- “¿Por qué me traicionas ahora?” – protesta el androide. – “¡Tú eres la demostración de que mi plan es el futuro!”
- “Un nuevo Universo nacerá hoy.” – asiente el espadachín. – “Pero solo traerá tinieblas.”
- “Si eso es lo que crees, ¿por qué me has ayudado?” – responde Raichi.
- “Porque solo yo puedo derrotarte.” – frunce el ceño Zahha.
El espadachín lanza sus dos espadas hacia Onisen, que levanta sus brazos para y usa las piedras shintai y a rotas de sus manos para frenarlas.
- “Tsk…” – protesta Raichi.
- “A mí no puedes evitarme, ¿verdad?” – sonríe Zahha.
Onisen dispara un rayo ocular contra Zahha, pero éste lo evita apartándose con un grácil movimiento que recuerda al estilo de los ángeles.
Vegeta y Freezer observan desde la distancia, cruzados de brazos.
- “¿Confías en él?” – pregunta Freezer.
- “Se supone que lo has enviado tú…” – responde Vegeta con el ceño fruncido.
- “¿Es que confías en mí?” – sonríe el tirano irónicamente.
- “Tsk…” – aprieta los dientes el saiyajín.
Mientras tanto, el clon que peleaba contra Piccolo ya ha regenerado su cabeza y ha reducido su tamaño hasta su estatura habitual.
El namekiano regenera sus brazos, perdidos durante su último ataque.
Piccolo sonríe, pero en su mente está tan tranquilo.
- “No puedo mantener este poder mucho más tiempo…” – piensa el namekiano. – “Tengo que poner fin a esto cuanto antes…”
Cerca de allí, Son Gohan se encuentra cubriéndose ante un rayo ocular de Onisen, con los brazos cruzados frente a su rostro.
- “¡GOHAN!” – retumba la voz de Piccolo en su mente.
- “¿Piccolo?” – se sorprende el terrícola.
Los dos comparten una breve mirada cómplice a través del campo de batalla.
Piccolo apunta a Onisen con ambas manos y lanza una ráfaga incesante de ki, pero muchos ataques atraviesan al androide sin dañarlo y otros directamente fallan, pasando cerca de él o impactando en el suelo y levantando una gran polvareda con sus explosiones.
Cuando los ataques de Piccolo cesan y la polvareda empieza a desaparecer, Onisen se halla rodeado por un centenar de esferas de ki suspendidas en el aire.
- “Reconozco esta técnica…” – sonríe Onisen.
Pero al mirar a Piccolo, se encuentra al namekiano concentrando ki en sus dedos índice y corazón que reposan su frente.
- “¿Eh?” – se extraña el androide.
Piccolo lanza su tan emblemático ataque.
- “¡¡MAKANKOSAPPO!!” – anuncia el namekiano.
El ataque atraviesa a Onisen sin causarle ningún daño.
Pero lejos de perderse en el horizonte, el Makankosappo impacta en una de las esferas de ki suspendidas en el aire, incrementando su brillo.
- “¿Qué…?” – se extraña Onisen.
El androide mira la esfera y ve como el Makankosappo sale proyectado a otro de los obres de ki suspendidos, y luego a un tercero.
Así, el ataque de Piccolo salta de una esfera a otra, tal y como hacían los disparos de Hermila.
Onisen sigue con la mirada el ataque de Piccolo, lo que el namekiano aprovecha para embestirle.
Mientras tanto, Son Gohan eleva su ki mientras extiende sus brazos hacia los lados, disipando así el rayo ocular de su contrincante.
En sus manos materializa dos esferas de ki que luego lanza contra el enemigo.
Los dos ataques atraviesan a Onisen sin dañarlo, pero enseguida dan la vuelta y regresan hacia el enemigo, mientras Gohan ya carga directamente contra él.
- “¿Crees que vas a sorprenderme con una táctica tan burda?” – sonríe Onisen.
Los ataques se aproximan a Onisen por la espalda y pronto le atraviesan de nuevo, dirigiéndose esta vez directos hacia Son Gohan… pero también atraviesan al mestizo, que resulta ser un espejismo.
- “¿Hmm…?” – se sorprende el androide.
Una docena de copias de Gohan rodea a Onisen. Algunas le sacan la lengua, otras le provocan sacándole el dedo, otras haciendo una mueca, otras dándose palmadas en el trasero.
- “¿Qué significa esto…?” – frunce el ceño el androide, ofendido por la actitud infantil de su adversario.
En ese instante, atravesando las copias, las dos esferas de ki regresan, pero Onisen sigue siendo intangible, así que lo atraviesan de nuevo.
El androide intenta seguir con la mirada las esferas de ki, pero éstas se pierden entre la multitud de espejismos.
Las copias de Gohan siguen bailando alrededor del androide, cada vez más cerca de él, poniéndole cada vez más nervioso.
- “Maldición…” – protesta Raichi.
Piccolo ataca a su adversario, que sigue siendo intangible, por lo que el namekiano lo atraviesa al intentar darle un codazo.
Piccolo se revuelve e intenta atacarle de nuevo, pero con idéntico resultado.
- “No pienso caer en este estúpido truco…” – refunfuña Raichi.
Onisen analiza el movimiento del Makankosappo, intentando calcular sus posibles trayectorias.
Los clones de Son Gohan siguen danzando alrededor de Onisen, hasta que uno de ellos aparece delante del androide, burlándose de él con una mueca a pocos centímetros de su cara.
Furioso, el androide le propina un puñetazo… pero es solo un espejismo.
En ese instante, el doble ataque teledirigido de Gohan se precipita contra él, uno por cada flanco.
Las dos ondas de ki impactan contra el androide y estallan.
Los espejismos desparecen, dejando a un solo Son Gohan con los brazos en jarra y una enorme sonrisa en su rostro, aunque un poco sonrojado por tener que recurrir a ese tipo de burlas tan poco respetuosas.
- “Je, je…” – ríe el mestizo.
Pero Onisen, furioso, sale de la polvareda directo hacia él.
- “¡¡BASTARDO!!” – grita airado, sintiéndose humillado.
- “¡¿EH?!” – se sorprende Gohan.
El adversario de Piccolo, mientras él sigue intentando golpearle sin éxito, ve como el Makankosappo se mueve en dirección contraria a su posición.
- “¡Ahora!” – piensa el androide, al calcular una ventana de oportunidad.
Con un rápido movimiento, Onisen atraviesa el abdomen de Piccolo con su mano en forma de garra.
- “Se acabó…” – sentencia el androide.
- “Ah…” – sufre el namekiano, agarrando el brazo del androide.
El otro Onisen propina un puñetazo en el pecho de Gohan con la intención de atravesarlo igual que a su maestro… pero resulta que el mestizo es, de nuevo, solo un espejismo.
- “¡¿CÓMO?!” – se sorprende el androide, dándose cuenta de su error.
En ese instante, el Makankosappo de Piccolo le sorprende por la espalda, impactando directamente en la piedra de su hombro, que absorbe el disparo y brilla intensamente… hasta que se resquebraja y estalla en mil pedazos.
En el mismo instante, Son Gohan aparece detrás del Onisen que ha atravesado a Piccolo. El mestizo luce su mano envuelta en una espada de ki como la de su antiguo compañero de entrenamiento, Zamas.
- “¡¡KYAAAAH!!” – exclama Gohan, propinando un sablazo de energía sobre la piedra shintai en la cadera de Onisen.
La piedra se resquebraja y el daño se expande por todo el cuerpo del clon de Onisen, que acaba estallando en mil pedazos. Lo mismo ocurre con el otro clon.
Piccolo, agotado, pierde su transformación y cae de rodillas al suelo.
- “Ah… ah…” – intenta respirar, mientras su herida empieza a cerrarse lentamente.
- “¿Estás bien, Piccolo?” – pregunta Gohan.
- “Lo estaré…” – sonríe el namekiano, que se tumba en el suelo y rueda para mirar al cielo. – “Pero casi no me quedan fuerzas… Voy a necesitar algo de tiempo…”
Los dos amigos levantan el pulgar, compartiendo una breve victoria.
Mientras tanto, Granola está tumbado en el suelo, descalzo, pues sus botas se han desintegrado con la explosión en la garganta de Onisen.
El androide se regenera rápidamente mientras el cereliano sonríe con cierta resignación.
Onisen sana completamente y empieza a caminar hacia el malherido Granola, que se incorpora con dificultad.
Onisen dispara su rayo ocular, pero Granola intenta contrarrestarlo disparando con sus dos manos, aunque el ataque del androide acaba superando al suyo e impactando en su pecho, empujándole unos pocos metros sobre el suelo, dejando un surco a su paso.
- “Ay…” – protesta Granola, descamisado tras tantas explosiones, con le pecho chamuscado.
Onisen dispara de nuevo, pero Granola usa sus pistolas de energía para propulsarse hacia el androide, evadiendo el ataque e intentado atacarle propinándole una patada en la rodilla… pero Onisen reacciona rápidamente saltando sobre Granola e incrustándolo en el pavimento de un pisotón.
- “¡¡AAAGH!!” – escupe sangre el cereliano.
Los ojos de Onisen brillan de nuevo. El cereliano intenta levantar el pie de Onisen, sin éxito, y termina por desistir, quedando a la merced del androide.
- “Amor mío…” – piensa Granola. – “Ha llegado mi hora…” – sonríe.
Pero de repente, un disparo de ki amarillo concentrado pasa rozando la cadera de Onisen, desintegrando por completo la piedra shintai que ahí residía y perdiéndose después en el horizonte.
- “¡¿EH?!” – se sorprenden tanto Granola como el androide.
El clon de Onisen estalla, sacudiendo la zona con la explosión.
Entre la polvareda, Granola puede ver una silueta acercándose a él. Una silueta que pronto reconoce.
- “Vegeta…” – murmura el cereliano.
El saiyajín camina hasta Granola y se detiene frente a él.
- “Tienes mal especto, cereliano.” – dice Vegeta.
Granola mira a Vegeta de arriba abajo, cuyo aspecto no es mucho mejor que el suyo.
- “Mira quien habla…” – responde Granola.
Los dos comparten una sonrisa. Vegeta le ofrece su mano pare levantarse.
En el otro extremo del terreno de combate, Champa y Zamas se preparan para luchar contra Onisen.
Pero de repente, Dabra desciende del cielo, con su cuerpo humeante por el ataque recibido, y se coloca delante de ellos.
- “Los Dioses no deberían ensuciarse las manos con una simple copia.” – dice el demonio.
Cooler, Liquir, Zamas y Champa miran al demonio sorprendidos. La actitud en su mirada ha cambiado.
El diablo sonríe. Sus heridas empiezan a sanar.
- “¿Cómo…?” – se sorprende Zamas. – “Su ki… ¡es cada vez más oscuro!” – piensa el ira-aru.
El aura de Dabra se tiñe de rojo y negro.
- “Je…” – sonríe el diablo, mirando chulería a Onisen.
- “¡Es el poder del Makai!” – exclama Liquir.
Dabra camina hasta Onsien, colocándose delante de él, y extiende su mano hacia el androide hasta ponérsela sobre el pecho.
- “¡¿Puede tocarlo?!” – se sorprende Cooler.
Dabra clava sus zarpas en el pecho del androide. Onisen mira la garra demoníaca con sorpresa y confusión.
- “Parece que ese saiyajín salvaje no es el único que puede sincronizar su poder…” – dice Dabra en tono amenazante.
- “Raichi ha usado a Hildegarn para potenciar sus experimentos…” – murmura Zamas.
Onisen empuja a Dabra con su rayo ocular.
El diablo retrocede varios metros, manteniendo el equilibrio.
- “Je…” – sonríe del demonio.
Onisen alarga sus brazos hacia Dabra, pero el demonio materializa su espada y cercena ambas extremidades en un solo instante.
- “¡¿AH?!” – se sorprenden todos ante el asombroso poder del demonio.
Dabra avanza hasta Onisen y con facilidad le corta la pierna en la que reside su piedra.
Onisen cae de espaldas al suelo.
Dabra agarra la piedra con su mano y la arranca de la pierna cercenada de Onisen.
- “Así que esta es tu fuente de energía…” – dice Dabra, mirando la joya detenidamente. – “¡¡KURUSHIMERU!!” – sentencia, invocando las llamas negras del Makai en el interior de la joya.
En ese instante, el Onisen original se lleva una mano a la cabeza.
- “Maldición…” – sufre el androide.
La piedra en la mano de Dabra se apaga, tornándose una simple piedra.
Zahha aprovecha el momento para propinar un fuerte golpe con el dorso de la mano en el pecho de Onisen, empujándolo a varios metros de distancia.
Pero de repente, el suelo del planeta empieza a temblar. No hay ni un momento de respiro para nuestros amigos.
Onisen sonríe.
- “He ganado…” – dice la voz de Raichi. – “¡Es el nacimiento de un nuevo Universo! ¡Mi Universo! ¡MI OBRA! ¡EL CULMEN A TODO MI TRABAJO!”
Unas raíces extremadamente grandes brotan del suelo y recorren todo el planeta, convirtiendo en un instante todo el paraje en un amasijo de raíces que perforan el planeta múltiples veces antes de empezar a expandirse más allá, perdiéndose en el espacio.