DBSNL // Capítulo 211: Hogar, dulce hogar
“¡Casita!”
En el planeta de Zunoh, el anfitrión sigue ganando a los dados y avanzando por el tablero.
- “¡¡Pero qué suerte tiene el malnacid…!!” – protesta Tarble.
- “Veamos…” – dice Spade, sujetando el dado. – “¡Quiero un seis!” – exclama al lanzarlo.
- “Un tres.” – anuncia Sugoro.
- “¡¡ESTO ES INAGUANTABLE!!” – lamenta Spade.
Desde el fondo de la inmensa dimensión, muy lejos, Zunoh observa a sus contrincantes.
- “Esto me aburre un poco…” – lamenta Zunoh. – “Son muy malos…”
Sugoro, que ha oído a Zunoh, interrumpe la tirada.
- “¡Esperen!” – dice el maestro de ceremonias. – “¡Lo había visto mal! ¡El jugador Spade sacó un cinco!”
- “¿Eh?” – duda Spade. – “¡Es cierto!” – se fija en el dado.
- “¡Buena tirada, Spade!” – le anima Tarble.
Kale, desde su casilla, mira con suspicacia a Sugoro.
En el Makai, Vegeta, Goten y Trunks observan al Rey Dabra recibir a sus sirvientes.
- “No puede ser él…” – dice Goten, asustado. – “Su poder…”
- “Es abismal…” – dice Trunks.
- “Estamos en el Makai…” – dice Vegeta. – “Éste es su territorio…”
- “Pero aún así…” – insiste Trunks.
- “Moro le habrá otorgado algún favor…” – gruñe Vegeta. – “Maldita sea…”
Goten y Trunks se miran de reojo, dubitativos.
- “Si nos fusionamos…” – sugiere Goten.
- “Tengo mis dudas…” – responde Trunks.
Vegeta aprieta sus puños con rabia.
- “Esto no será fácil…” – protesta el saiyajín. – “No en mi estado actual…”
Dabra alza sus manos y los demonios se quedan en silencio.
- “¡¡Pronto llegará nuestro momento!!” – exclama el Rey. – “¡Mi padre, el Rey Abraca, ha gobernado este lugar durante eones! ¡Hoy es mi turno!”
Los demonios gritan.
- “¡¡En nombre de "El que vio"!! ¡¡En nombre del eterno Moro!!” – exclama Dabra. – “¡¡DOMINAREMOS EL UNIVERSO!! ¡¡LO BAÑAREMOS EN TINIEBLAS!!”
Los demonios braman.
- “¡PREPARAOS!” – exclama Dabra. – “¡¡NUESTRO MOMENTO ESTÁ MUY CERCA!!”
Mientras tanto, la nave de Bra, Pan, Ub y Madas cruza un sistema planetario de camino a la Tierra.
- “¡Ya llegamos!” – celebra la hija de Vegeta. – “Solo unas horas.”
- “¡Casita!” – suspira Pan.
Ub mantiene la cabeza gacha, apenado por todo el dolor que ha causado a la Tierra.
- “Tranquilo, chico.” – le anima Madas. – “No te atormentes más.”
De repente, los dos sienten una extraña presencia cercana.
- “¿Qué es eso?” – se pregunta el terrícola.
- “Siento un poder mágico…” – dice el Dios.
Ub camina hacia la ventana.
- “¿Qué ocurre, Ub?” – pregunta Pan.
- “Es un poder mágico positivo…” – dice Madas. – “¡Puede que sea una Dragon Ball!”
- “¡¿Qué?!” – se sorprende Pan. – “¡¿En mitad de la nada?!”
- “¿Dónde estamos?” – pregunta Madas.
- “Estamos en un anillo de asteroides del sistema Boshi” – responde Bra, que detiene su nave.
- “Puede que la esfera golpeara un asteroide al dispersarse…” – dice Madas.
El Dios se acerca a una compuerta.
- “Yo me encargo.” – dice él.
- “¿Vas a salir?” – se preocupa Bra. – “No tenemos trajes…”
- “A mí no me hace falta, muchacha.” – fanfarronea el Dios. – “Al fin y al cabo, fui un venerable Kaioshin…”
Bra sonríe y deja pasar a Madas que, tras cruzar una doble compuerta, sale al espacio.
- “¡Vamos allá!” – murmura el Dios.
Madas busca entre las rocas flotantes hasta que, finalmente, un brillo delata el objeto deseado.
El Dios regresa a la nave y golpea el parabrisas con la esfera.
- “¡¡ES UNA DRAGON BALL!!” – exclama Bra.
- “¡¡ES LA ESFERA DE TRES ESTRELLAS!!” – dice Ub.
- “¡¡YUPIIII!!” – celebra Pan.
Los cuatro personajes ponen rumbo a la Tierra.
Un se queda mirrando por la ventana.
- “¿Qué ocurre, Ub?” – pregunta Pan.
- “No es nada…” – responde el chico. – “Es solo que… tengo la sensación de que hay algo más ahí fuera…”
La nave se aleja del cinturón de asteroides, pero efectivamente, alguien les está observando desde uno de ellos.
En otro punto del Universo, Kamo ha sido guiado hasta una inmensa sala presidida por una descomunal computadora del tamaño de un rascacielos.
- “¡¡ES IMPRESIONANTE!!” – exclama el tsufur.
- “Bienvenido, Kamo.” – dice una voz que retumba en la sala como un trueno.
- “¡¿Quién me habla?!” – se sorprende el tsufur. – “¡¿Me conoces?!”
- “No te asustes…” – dice la voz, con un tono amigable.
Un fantasma se materializa frente al tsufur; un anciano con barba y bigote.
- “Eres… tú también eres… un…” – dice Kamo, sorprendido.
- “Lo fui.” – dice el fantasma. – “Soy el Doctor Raichi.” – se presenta.
¡Espero que os guste! :D
ResponderEliminar