DBSNL // Capítulo 199: Mercado negro
“El universo en peligro… y nosotros haciendo recados…”
Han pasado varios días desde la derrota desde que el demonio Jaakuna Kaze fue derrotado y la Dragon Ball de dos estrellas fue recuperada por nuestros amigos.
La nave de la Patrulla Galáctica, pilotada por Pino, se acerca a un nuevo destino.
- “Ya hemos llegado.” – anuncia el androide.
Gohan, Krilín, Ten Shin Han, Mai y Baicha se acercan a la cristalera. Un planeta brilla de color azul.
- “El planeta Jung.” – dice Pino, leyendo el monitor de la mesa de comandos.
- “Es precioso…” – dice Mai.
Pino teclea.
- “Es una mina de oro azul.” – explica el Número 16. – “De aquí se extrae la moneda más codiciada de todo el universo conocido: el Azulejo.”
- “Impresionante…” – dice Krilín.
- “Pero si es tan importante…” – cavila Gohan. – “Debería estar más vigi…”
Las alarmas de la nave empiezan a sonar.
- “Nos atacan.” – dice Pino. – “Cinco naves.”
- “¡¿Por qué nos disparan?!” – pregunta Krilín. – “¡Esta nave es de la patrulla galáctica, ¿no?!”
Pino maniobra rápidamente haciendo girar la nave sobre sí misma. Dos proyectiles enemigos pasan de largo.
Cinco naves enemigas parecidas a moscas persiguen a nuestros amigos en formación ofensiva, dibujando una “V”.
Muy lejos de allí, en un viejo platillo tek-tek, Trunks, Reitan y Shura surcan el espacio.
El mestizo y el ira-aru están sentados en dos sillones, en una sala circular central. El herajín pilota en la cabina.
- “Así que te lo pusieron difícil…” – sonríe Trunks.
- “Tienen mucho genio…” – responde Shura. – “Sobretodo la pequeña de pelo azul…”
Trunks sonríe.
- “Sí…” – dice el mestizo. – “Tiene el genio de mi padre…”
- “¿Eh?” – se sorprende el ira-aru.
Reitan, desde la cabina, refunfuña malhumorado.
- “El universo en peligro… y nosotros haciendo recados…” – protesta el herajín.
- “Ya es lo que hacíamos…” – responde Shura, que le ha oído.
- “Pero con un objetivo en la guerra.” – replica Reitan. – “No para costear una nave… ¡Odio a ese viejo enano!”
- “El precio no es tan alto…” – intenta calmarlo Trunks.– “Pero me fastidia haber tenido que dejar mi espada como fianza.”
- “El tiempo es oro en estos momentos.” – insiste el herajín. – “Esto hace que perdamos demasiado…”
El misterioso Lemin sale de una habitación contigua al salón central.
- “Si no tenéis dinero, no es problema del señor Shamo.” – dice el misterioso guerrero, cubierto con su capa negra y luciendo su característico sombrero de ala ancha. – “Conseguid el artefacto y la nave es vuestra.”
- “Y encima tenemos que aguantar a éste…” – sigue protestando Reitan.
En Jung, la nave de la Patrulla sigue intentando escabullirse de los enemigos.
- “¿Qué está pasando?” – pregunta Krilín. – “¿Es que no podemos defendernos?”
- “Esta nave no está hecha para un combate aéreo cercano…” – dice Pino.
El androide aprieta un botón. De la parte trasera del vehículo sale bengalas que confunden a los misiles enemigos.
- “No tenemos su maniobrabilidad.” – dice Pino.
- “¿Y qué vamos a hacer?” – pregunta Ten. – “¡A este paso nos van a derribar!”
Pino se pone en pie.
- “Gohan, toma los mandos.” – dice el robot.
- “¿Qué? ¿Yo?” – se sorprende el mestizo.
Las naves están pilotadas por extraterrestres de piel verde oliva, vestidos con armaduras granates y cascos del mismo color, con visera amarilla.
- “Se acabó…” – murmura uno, que tiene a nuestros amigos en el punto de mira.
De repente, la compuerta de la nave de la Patrulla se abre. Pino sale al exterior.
- “¿Eh?” – se extraña el enemigo. – “¡¿Qué hace ese?! ¡Si no lleva escafandra!” – se sorprende.
El Número 16 apunta con su puño al enemigo y lo dispara.
La extremidad del androide atraviesa el vehículo enemigo, inhabilitándolo.
- “¡¿QUÉ ACABA DE OCURRIR?!” – se asusta otro piloto.
Pino abandona la nave y con su ametralladora de antebrazo neutraliza otra nave.
Las tres naves restantes se reagrupan y se preparan para contraatacar; formación en “V”.
- “¡ACABEMOS CON ESE BASTARDO!” – exclama uno.
Los tres se aproximan a Pino y disparan con sus ametralladoras. Las balas rebotan en el androide.
- “Un poco más…” – sonríe Pino, que mira de reojo a sus compañeros, que se están alejando de él.
De repente, Pino emite un pulso electromagnético que sacude a sus adversarios, cuyas naves quedan a la deriva en el espacio.
- “Je…” – sonríe Pino.
En unos minutos, nuestros amigos recogen al androide, que ya ha recuperado su puño.
- “¡Ha sido alucinante!” – lo felicita Gohan.
- “Es una de las mejoras del Doctor Norimaki.” – dice Pino. – “El mérito es suyo.”
- “Bien…” – sonríe Krilín. – “Ya podemos bajar a recoger la Dragon Ball…”
Ten Shin Han mira una de las naves enemigas por la ventana.
- “¿Quiénes eran?” – pregunta el guerreo de tres ojos.
- “No lo sé…” – dice Pino. – “Posiblemente bandidos…”
- “Este lugar debería estar custodiado por la Patrulla Galáctica…” – dice Gohan.
- “Será mejor tener cuidado.” – añade Mai.
Krilín suspira desanimado.
- “Nunca puede ser fácil, ¿no?” – murmura el terrícola.
En la superficie del planeta, una gigantesca nave en forma de huevo está posada entre montañas de cristalino oro azul.
En un gran salón, un extraterrestre horondo de color verde y cara de besugo, vestido con pantalón beige con cinturón azul y chaqueta roja, con un pañuelo blanco plisado en el cuello y con una gabardina azul sobre los hombros, espera sentado en su trono. Un subordinado entra en la sala y le interrumpe.
- “Señor, hemos perdido el contacto con cinco hombres.” – anuncia el soldado, vestido con el mismo uniforme que los pilotos.
- “¿Qué ha pasado?” – se extraña el extraterrestre en el trono.
- “Una nave enemiga está entrando en la atmósfera.” – informa su hombre. – “Parece ser de la Patrulla Galáctica.”
- “La Patrulla…” – murmura el jefe. – “Aún quedan algunos, ¿eh?”
- “¿Cuáles son sus órdenes, señor?” – pregunta el soldado.
El líder sonríe.
- “Déjenlos aterrizar.” – dice el extraterrestre. – “Nos encargaremos de ellos aquí mismo.”
Un hombre grandullón de piel azulada y una pequeña cresta de cabello rojo recogido en rastas sobre su cabeza, vestido con pantalón blanco, cinturón y botas azules, y un chaleco rojo con detalles dorados, espera con los brazos cruzados al lado del líder.
- “¿Les dejará llegar hasta usted?” – pregunta el fortachón.
- “No se atreverán a hacer nada…” – dice el líder. – “Y si la cosa se complica, estás tú, ¿no?” – sonríe.
- “Je, je…” – presume el grandullón.
En los calabozos de la nave, un gran número de patrulleros galácticos está esposado y encerrado, custodiado por soldados enemigos.
En otro punto de la galaxia, Trunks y los demás han llegado a su destino. La nave ha entrado en la atmósfera del planeta y se dispone a aterrizar.
- “Kabocha…” – murmura Shura al ver el astro por la ventana.
- “He oído historias…” – dice Trunks.
El paisaje es desolador. Ciudades en ruinas cubiertas por polvo y arena.
- “Recoome, un miembro de las Fuerzas Espaciales Ginyu traicionó a su propia raza.” – dice Shura. – “El planeta fue arrasado y la familia Real exterminada.”
- “Es terrible…” – dice el mestizo. – “¿Por qué lo haría?”
Lemin interviene.
- “Los kabocha son fuertes pero testarudos.” – dice el misterioso guerrero.
- “Planeaban una revuelta… y Recoome informó a Freezer.” – dice el ira-aru.
- “Bastardo…” – se enfada Trunks, apretando su puño. – “Qué ser tan despreciable…”
La nave ha tomado tierra y Reitan abandona los mandos.
- “Démonos prisa.” – dice el herajín. – “Terminemos cuanto antes.”
Reitan abre la compuerta de la nave y sale al exterior.
- “¿Qué le pasa?” – se pregunta Trunks.
Lemin gruñe con desconfianza.
En un lugar remoto del planeta, una nave discoidea con cuatro extremidades ancladas al suelo reposa. Una “N” dorada sobre un fondo plateado luce en el tejado.
En un despacho, un lupino de pelaje verde y traje rojo elegante escucha sentado en un escritorio.
- “La oferta es interesante…” – dice el cánido.
Frente a él, un hombre de piel azul y cabello largo rojo recogido en rastas y coleta, vestido con un pantalón blanco, cinturón y botas azules, y chaleco rojo con detalles dorados. A su lado, una mujer de menor estatura, cabello con estilo similar, botas altas azules, pantalón corto blancos, camisa blanca y corsé rojo con los mismos detalles dorados.
- “El señor Heeter está dispuesto a negociar.” – dice el varón. – “Ahora que una de las mayores minas de oro azul está en su poder, seremos nosotros quienes dominaremos el poder económico del Universo. Juntos; los Heeter y los Nádor. Incluso el Imperio tendrá que pedirnos préstamos…” – expone con chulería. – “¿No disfrutaría de tener al Emperador suplicando ayuda?”
- “Si es cierto lo que dicen, y Freezer ha regresado, no es de los que piden nada…” – dice el lupino.
- “Señor Shosa, por favor…” – dice con retintín. – “No crea esos cuentos para asustar a los niños… Freezer está muerto. Liquir es mucho más benévolo con su pueblo. Suplicará.”
- “¿Y el herajín?” – pregunta Shosa. – “¿Qué esperas hacer con él? Él y Liquir pudieron con Cooler…”
- “No se preocupe por Reitan…” – dice el bandido. – “Nosotros nos encargaremos de él personalmente.”
Un soldado vestido con ropa elegante de corte similar a su líder.
- “Una nave tek-tek ha tomado tierra.” – dice el hombre. – “Tal y como usted nos había advertido.”
El bandido esboza una media sonrisa.
La mujer da un paso al frente y hace una reverencia a Shosa y a su acompañante.
- “Será un placer.” – sonríe ella.