domingo, 28 de junio de 2020

ESPECIAL DBSNL /// El saiyajín olvidado // Universos 3 y 5 / Parte I: Babarian

El saiyajín olvidado / Parte I: Babarian

“Esto no me gusta…”

 


La nave de Turles, de ingeniería ikondana, se aleja de un asteroide cerca del planeta Wagashi. 


Los gemelos beenz, llamados Rasin y Lakasei, pilotan el vehículo aeroespacial. 


Detrás de la cabina, Turles se encuentra tumbado en una hamaca intentando dormir. A su lado, Daiz usa el reflejo metálico de una de las paredes de la nave para repasar el lateral afeitado de su cabeza con una navaja.


En la bodega, Cacao se encuentra en un pequeño taller improvisado haciendo unos retoques a su armadura de alta tecnología.


Zauyogi barre el suelo de la bodega.


Cerca de allí, una celda se encuentra cerrada.


En su interior, Almond propina un puñetazo a un agente de la Patrulla Galáctica que está esposado con las manos en la espalda y arrodillado. El patrullero, un guerrero con aspecto de rana humanoide, cae al suelo. Su rostro está deformado por la paliza que ha recibido.


- “Agente Furog…” – dice el hombre de Turles, amenazante. – “Solo tiene que decirnos lo que queremos saber…”


Almond patea el estómago del agente.


Tras unos minutos más de tortura, el soldado sube a la cabina para informar a sus compañeros.


- “Babarian” – sonríe Almond.


Turles reafirma la orden y la nave pone rumbo al peligroso planeta.


El saiyajínn aprieta un botón de su scouter y comunica los avances a Tagoma.


- “Nos dirigimos a Babarian.” – dice el saiyajín. – “Parece que podría haber una nueva pisa allí.”

- “Recibido.” – responde Tagoma. – “Informaré al señor Cooler.”


Tras varias horas de viaje, Turles y su pelotón han aterrizado en el planeta Babarian. 


El planeta tiene una densidad de población muy baja. Sus habitantes son bárbaros con forma de dinosaurio antropomorfo y están divididos en pequeñas tribus rivales unas de otras. Hay poco alimento, así que son caníbales. 


El saiyajín, acompañado por Almond, Cacao y Daiz, se dirige a una aldea cercana que detectan gracias a sus scouter. Rasin, Lakasei y Zauyogi se han quedado en la nave para protegerla y custodiar al prisionero.


Los gemelos han subido encima de la nave y observan a sus compañeros alejarse en el horizonte, mientras Zauyogi se encuentra en el camarote, haciendo las camas de sus compañeros.


En unos minutos, los soldados aterrizan en el centro de la aldea, llamando la atención de los babarios presentes.


- “¡GRAAAAAAH!” – ruge uno, de forma amenazante, mientras alza un gran garrote.


Un grupo de aldeanos rodea a los forasteros.


Turles sonríe


- “Creo que no sacaremos nada interrogándoles.” – dice el saiyajín. – “No parecen muy listos.”

- “Recibido.” – responde Almond. – “Son tuyos, Cacao” – añade.


Cacao asiente y se eleva sobre la aldea. Varios compartimentos de su avanzada armadura se abren, revelando unos orificios desde los que nacen varias docenas de misiles que llueven sobre los aldeanos.


Tras un instante, una nube de humo rodea al grupo de soldados de Cooler.


De repente, un babario sale de la polvareda y se prepara para propinar un mazazo a Turles pero, antes de que pueda hacerlo, el saiyajín alza su mano y proyecta un ataque de ki que desintegra el bárbaro.


Cacao aterriza junto a Almond y Daiz.


- “¡Te habías dejado uno!” – le recrimina Almond.

- “No pasa nada.” – dice Turles. – “Centrémonos en buscar la semilla.”


En la nave, Zauyogi ahora barre de nuevo la bodega, cuando escucha a Furog lamentarse.


- “Pagaréis… Pagaréis por esto…” – dice el patrullero.


Zauyogi lo ignora y sigue con su tarea.


Turles y sus hombres no han encontrado nada en la aldea.


- “Vamos a la siguiente.” – dice Almond.

- “Esto no me gusta…” – murmura Daiz.

- “¿Qué te ocurre?” – pregunta Turles.

- “Esta gente es incapaz de ocultar nada.” – responde el príncipe de Kabocha. – “¿Quién les confiará algo tan importante como la semilla del Árbol Sagrado?”

- “Puede que no debamos buscar aldeas…” – reflexiona Turles.

- “No me fío…” – insiste Daiz.

- “El patrullero dijo que la semilla estaba aquí.” – dice Almond, que se pone a la defensiva. – “Le di tal paliza que no se atrevería a mentir.”


De repente, Turles siente una extraña sensación.


- “Algo va mal.” – dice el saiyajín, que clava su mirada en el horizonte.

- “¿Qué ocurre?” – pregunta Daiz.

- “Alguien se acerca.” – dice Turles.


Diaz activa su scouter.


- “Mi scouter no detecta nada…” – dice Daiz.

- “El mío tampoco.” – añade Almond.


El saiyajín sigue con su mirada fija en el horizonte.


En la nave, Furog sigue lamentándose.


- “Es vuestro fin…” – dice el malherido agente.

- “Estamos lejos de la jurisdicción de la Patrulla Galáctica” – dice Zauyogi, harto de escuchar al prisionero. – “No van a venir a por ti.”

- “No son ellos los que pagaron por la información que poseo…” – sonríe Furog.

- “¿Qué?” – se sorprende el hombre de Turles.


Mientras tanto, cerca del lugar en el que han aterrizado los hombres de Cooler, una nave imegga sobrevuela la zona a una distancia prudencial.


- “Ya hemos llegado, señor Ledgic” – dice el piloto.

viernes, 26 de junio de 2020

¡NOTICIAS DBSNL!

¡Hola a todos!

Tengo una noticia que comunicaros.

En primer lugar, quiero recordaros que tenemos un servidor de Discord dedicado a DBSNL y a otros temas relacionados con Dragon Ball. (Enlace haciendo click en la palabra "Discord").

¡Pero hay más!

Se me ha ocurrido que, de vez en cuando, podemos realizar historias interactivas similares a los juegos de rol (estilo Dungeons&Dragons) dentro del mundo de DBSNL con personajes únicos y creados por vosotros mismos. Básicamente se trataría de vivir una de las historias al estilo DBSNL en primera persona a través de Discord.

Si queréis participar o saber más sobre el tema, uníos a Discord. ¡Estáis invitados!

DBSNL seguirá su orden habitual. El domingo tendremos capítulo Especial sobre Turles y el fruto (U3 y U5) y el miércoles volveremos a la trama principal. ¡No os lo perdáis!

¡Un saludo a todos! 
¡Gracias por leer DBSNL!

miércoles, 24 de junio de 2020

DBSNL // Capítulo 152: Perfección y belleza

DBSNL // Capítulo 152: Perfección y belleza 

“Desde que ha llegado siento la energía del Príncipe Vegeta y ese Kakarotto.”



En la Atalaya de Kamisama, Bu ataca a las dos muchachas, que intentan cubrirse ante la embestida del enemigo. Bu extiende sus brazos hacia los lados y golpea a las dos mestizas a la vez mientras pasa entre ellas.


Una vez detrás de ellas, se da la vuelta y apunta a las muchachas con sus manos, disparando dos ataques de ki que se dirigen directos hacia ellas.


En ese momento, dos fantasmas kamikaze aparecen rápidamente para interceptar los ataques, que estallan en el aire. La explosión empuja a las dos chicas, que caen sobre la Atalaya.


Bu parece sorprendido y busca a su nuevo rival. Gotenks asciende lentamente.


- “Ha pasado mucho tiempo, Majin Bu” – sonríe la fusión, transformada en Súper Saiyajín 2. – “¿Quieres la revancha?”


El monstruo sonríe de forma terrorífica, intentando disimular la rabia que lo corroe.


- “¡JIJIJIJAJAJAJA!” – estalla Bu en una carcajada.


La fusión se pone en guardia.


- “Veamos de qué eres capaz” – fanfarronea Gotenks.


Mientras tanto, Piccolo sigue peleando con Garlick.


El namekiano esquiva al demonio y logra distanciarse lo suficiente para preparar su técnica más letal.


- “¡¡MAKANKOSAPPO!!” – exclama al lanzar su ataque.


Garlick sonríe y baja su guardia, dejando que la técnica de Piccolo impacte directamente en su pecho. 


- “¡YAAAAAH!” – grita Garlick con una terrorífica mueca.



Dibujado por Ipocrito




Tras un instante, la luz se disipa y el ataque de Piccolo cesa, revelando una quemadura esférica en el centro del pecho del demonio.


- “Así que eso es todo…” – sonríe Garlick, que la chamusquina de su pecho. – “Eres patético.”


Una gota de sudor frío recorre la frente del namekiano. 


- “Todo mi entrenamiento… ¿No ha servido de nada?” – lamenta Piccolo. – “Es un monstruo…”


Cerca de allí, Dende aprovecha el momento para salir de su escondrijo y socorrer a Pan y Bra. 


Tras un breve instante, Kamisama ha curado a Pan.


- “¡Ub!” – se preocupa Pan al recobrar el conocimiento.


Pan observa a su amigo convertido en un terrible monstruo.


- “¡UB!” – grita Pan, que se pone en pie para increpar a su amigo. – “¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Por qué nos atacas?!”


Majin Bu la ignora.


- “¡SOMOS TUS AMIGAS!” – insiste Pan. – “Somos… soy… soy yo…”


Bra, ahora recuperada, y Dende se acercan a la muchacha.


- “Lo siento, Pan.” – dice Dende.


Bra coloca su mano sobre el hombro de su amiga.


- “No…” – llora Pan. – “No puede ser…”


Gotenks y Bu se enzarzan en un violento combate. Bu ataca de forma enloquecida y hace retroceder a la fusión.


- “Su forma de pelea es más salvaje que la última vez…” – se sorprende Gotenks. – “Parece fuera de sí… ¿Es a esto a lo que se enfrentaron nuestros padres en el Planeta Sagrado? ¿Éste es el verdadero Majin Bu?”


Cerca de allí, Garlick embiste a Piccolo y le propina una tormenta de puñetazos que el namekiano es incapaz de detener. 


Mr. Popo contempla las dos escenas preocupado.


- “Es terrible…” – murmura el ayudante de Kamisama.


Salabim aparece de la nada y utiliza su magia para inmovilizar a Pan y Bra.


- “¡JAJAJA!” – ríe el brujo. – “No os entrometáis en nuestros asuntos.”


De repente, un disparo de ki impacta en el pecho del mago y lo hace caer de espaldas al suelo, dejándolo fuera de combate.


Dende, con sus manos juntas en forma de pistola, con sus dedos índice extendidos, ha sido el autor del disparo.


- “Soy el Guardián de la Tierra.” – dice el namekiano. – “Y este es mi santuario.” – añade. – “La gente de vuestra calaña no es bienvenida.”


En el planeta Snack, Belmod materializa una baraja de cartas de energía y ataca de nuevo a Gohan, que las desintegra haciendo estallar su ki y creando una gran onda expansiva.


Belmod aprovecha la polvareda levantada para desaparecer de la vista de Gohan.


- “¿Dónde está?” – se pregunta el mestizo.


Cuando la polvareda se disipa, Gohan se da cuenta de que él se encuentra rodeado por un gran castillo de naipes de energía.


- “Pero, ¡¿qué demonios…?!” – se sorprende el mestizo.


En ese instante, el castillo empieza a derrumbarse y las cartas caen sobre Gohan, que intenta cubrirse ante las explosiones que empiezan a sucederse continuamente.


En el planeta Popol, Helles y Cell se encuentran cara a cara. La mujer se limpia la sangre de su rostro.


Kale mira a su salvador.


- “Gracias…” – dice la saiyajín.

- “No me las des.” – responde Cell. – “No podríais importarme menos.”

- “¿Eh?” – se sorprende la muchacha.


Cell ignora a Kale y camina hacia su adversaria.


- “Últimamente he estado masacrando a muchos de los vuestros” – sonríe Cell. – “Espero que tú ofrezcas un reto mayor que ellos.”

- “¿Trabajas para la patrulla?” – pregunta Helles.

- “No trabajo para nadie.” – responde Cell. – “Solo me gusta pelear. Son mis genes saiyajín.”


Kale se sorprende al escuchar al insecto.


- “¿Saiyajín?” – se sorprende la muchacha. – “Es cierto…” – se da cuenta.


Tarble ha recobrado el conocimiento y se acerca a Kale.


- “¿También lo sientes?” – pregunta el chico. – “Desde que ha llegado siento la energía del Príncipe Vegeta y de ese Kakarotto.”

- “¿Cómo es posible?” – se pregunta Kale.


Helles materializa su arco y apunta a Cell, pero éste desaparece y reaparece frente a ella para propinarle un puñetazo en la cara, lanzándola de nuevo contra una montaña cercana.


- “Otra decepción.” – suspira el insecto.


Una gran luz nace del derrumbamiento, haciendo levitar las rocas. Helles se pone en pie. Su ropa se ha reparado y ahora revela unas grandes alas de colores vivos.


- “Esto se pone interesante.” – sonríe Cell.



Dibujado por Ipocrito


En el planeta Luud, los tres patrulleros son entregados como ofrenda a la divinidad autóctono.


- “¡ACEPTA NUESTROS SACRIFICIOS, GRAN DIOS LUUD!” – exclama Dolltaki.


Los ojos de la estatua brillan de color rojo.


- “Se suponía que era solo un charlatán…” – dice asustado Katopesla.


Desde un balcón del templo, el brujo Hoi observa la escena con una tenebrosa sonrisa.


Dos rayos rojos emanan de los globos oculares de la efigie y se dirigen hacia los tres patrulleros, pero son interceptados en el último momento por una espada que entra en escena lanzada desde las sombras, girando rápidamente y disipando el rayo. Los haces resultantes alcanzan a varios grupos de feligreses, que son absorbidos al instante por la estatua.


La espada cae al suelo y queda ensartada en el altar.


Muchos seguidores de Luud corren despavoridos, mientras otros se quedan petrificados por el miedo.


Dolltaki busca al recién llegado entre la oscuridad del templo.


- “¡¿Quién osa oponerse a la voluntad de nuestro Dios?!” – exclama el predicador.


Un guerrero surge de entre las sombras. Su aspecto es el de un perro humanoide y viste las ropas típicas de los Kaioshin.


El brujo Hoi da un paso atrás al ver al personaje, y enseguida se fija en la espada.


- “No es posible…” – titubea el Kashvar. – “Esa espada… No puede ser…”


En el Planeta Sagrado, Zamas y Shin observan la escena desde la bola de cristal que heredaron de Madas.


- “¿Crees que hemos hecho lo correcto reforjando la Espada Z?” – pregunta Shin.

- “La historia cuenta que ya detuvo a los Kashvar en el pasado.” – dice el Dai Kaioshin. – “Y nadie mejor para empuñarla que nuestro nuevo aprendiz.”


En el planeta de Hit, Trunks sufre una terrible pesadilla.


El mestizo es de nuevo un joven que corre por las calles en llamas de la ciudad, escondiéndose entre las ruinas de un parque de atracciones.


De repente, frente a él descienden dos figuras; los androides 17 y 18.


Trunks intenta huir, pero cada vez que dobla una esquina se encuentra con uno de los dos enemigos.


Finalmente, los androides lo acorralan a los pies de una noria.


En ese instante, Son Gohan desciende frente a él, transformado en Súper Saiyajín.


- “Gohan…” – sonríe esperanzado Trunks.


Los androides y el hijo de Goku se enzarzan en un feroz combate mientras ascienden hasta que Trunks los pierde de vista.


Una gran explosión ilumina el cielo y pronto alcanza el parque de atracciones, cegando al hijo de Bulma y Vegeta y arrasando el lugar por completo.


Cuando Trunks recupera la vista, se da cuenta de que el cuerpo de su mentor se encuentra en el suelo, frente a él, sin vida.


- “No… Son Gohan…” – llora Trunks.


De repente, el mestizo despierta agitado en la cabaña del planeta oculto. Respirando muy rápidamente y con el pulso acelerado.


Trunks se levanta y sale al exterior para tomar aire fresco y calmarse.


- “¿Una pesadilla?” – le sorprende Hit, que se encuentra de pie junto al portal, apoyado en la pared de la casa y cruzado de brazos.

- “Sí…” – responde Trunks.

- “Yo las tengo continuamente.” – confiesa el asesino.


El mestizo se sienta en el escalón de la entrada y se frota los ojos con sus manos.


- “Yo tengo más de mil años. He visto muchas cosas.” – dice Hit. – “Pero tú has visto suficiente en poco tiempo.” – dice poniéndole la mano en el hombro.

- “Estoy harto de ver morir a la gente que me importa” – dice Trunks. – “Nunca soy lo suficientemente fuerte.”

- “Alguien débil no habría llegado tan lejos.” – le reconforta Hit.

- “¿Cuánto he dormido?” – pregunta Trunks.

- “Te desmayaste durante el entrenamiento.” – dice el asesino.


Trunks sonríe.


- “No es precisamente una demostración de fortaleza…” – suspira el mestizo.

- “No seas tan duro contigo.” – dice Hit. – “Te queda mucho trabajo por delante, pero lo lograrás.”


Hit se dispone a regresar al interior de la cabaña.


- “Aún faltan unas horas para que se haga de día. Intenta descansar.” – dice Hit.

- “Gracias, Hit.” – responde Trunks.

- “Agradécemelo acabando con Shiras.” – dice el asesino antes de entrar en casa.

domingo, 21 de junio de 2020

ESPECIAL DBSNL /// Hopeless Future // Universo 3 / Parte III: El asesino Tao Pai Pai

Hopeless Future / Parte III: El asesino Tao Pai Pai

“Jamás pensé que volvería a pisar la Tierra...” 



Tao Pai Pai ha escarbado un agujero en el suelo con su cañón y ha enterrado a su hermano.


Cuando se dispone a encargarse de los cadáveres de Kirano y Mokekko, Tao se percata del medidor de kiris, que se encuentra en el suelo junto al primero de los cadáveres.


Mientras tanto, Shin y Kibito han aparecido sobre una montaña cerca de la nave del brujo, que se encuentra enterrada. Solo una pequeña escotilla puede verse brotar del suelo.


- “Es aquí…” – dice Shin.

- “Ese cobarde se ocultaba bien…” – murmura Kibito.


De repente, la compuerta se abre. Shin y Kibito se agachan para no ser vistos. Un guerrero zoon sale de la nave, seguido del brujo Babidí y de un demonio. Los secuaces del brujo lucen una "M" en su frente.


- “¡Ese es…!” – exclama Shin, aterrorizado ante la presencia del diablo.

- “¡Es Dabra!” – añade Kibito.

- “Maldita sea…” – lamenta el Kaioshin del Este. – “No hemos calculado esto bien…”


Una voz sorprende a los Kaioshin.


- “Creo que no.” – confirma la misteriosa voz.


Shin y Kibito se dan la vuelta lentamente y se encuentran frente a Dabra, que apunta a Kibito con su mano izquierda.


El horror embarga al ayudante del Kaioshin, que es desintegrado al instante por un ataque del demonio.


- “¡KIBITO!” – grita Shin.


El Kaioshin se abalanza sobre el diablo, pero éste detiene su puñetazo fácilmente y contraataca con un rodillazo en el abdomen.


Shin cae de rodillas, y Dabra le propina una patada que lo lanza montaña abajo.


Al llegar al suelo, Shin abre los ojos con dificultad y puede ver como la figura diabólica que vio junto al brujo era solo un espejismo.


El brujo camina hacia el Dios.


- “¡Os estábamos esperando, Kaioshin!” – sonríe Babidí.


Dabra desciende junto a su Amo.


- “¿Acabo con él, señor?” – pregunta el demonio.

- “Tranquilo, Dabra” – responde Babidí. – “Este es mío.”


Babidí agarra la cara de Shin.


- “Voy a disfrutar torturándote, joven Kaioshin.” – sonríe el brujo.


Mientras tanto, aún lejos de allí, Tao Pai Pai, vestido con su viejo uniforme rosa de asesino, surca los cielos sobre un gran tronco.


- “Esos forasteros dijeron que el brujo estaba en esta dirección…” – refunfuña el terrícola, que comprueba el medidor de kiris. – “Y si ese otro tipo usó esto para evaluar mi energía, yo podré usarlo para encontrarlos.”


En los alrededores de la nave del brujo, Babidí patea al dolorido Shin


- “¡JAJAJA!” – se ríe el kashvar. – “¡Ya no pareces tan duro!”


Shin intenta levantarse, pero se da cuenta de que Dabra y Pui-pui le está vigilando y, al cruzar su mirada con el diablo, éste niega con la cabeza, haciéndole saber que, si intenta algo, él intervendrá.


Shin se queda quieto y Babidí sigue pateándole.


- “¡Muere! ¡Muerte!” – ríe el brujo.


La tortura continúa hasta que, de repente, Dabra siente que algo se acerca.


El demonio y el zoon retroceden en el último instante al darse cuenta de que un objeto se dirige hacia ellos a toda velocidad.


Los dos hombres del brujo logran evadir un gran tronco que queda ensartado en el suelo.


- “¡¿Qué ha sido eso?!” – se pregunta el demonio.


Babidí se da la vuelta y contempla lo ocurrido.


- “¡¿Qué ha pasado?!” – exclama el mago.


En ese instante, el brujo se da cuenta de que frente a él se encuentra un terrícola que desconoce. El personaje le apunta con un cañón en su antebrazo, que se ilumina con luz amarilla a escasos centímetros del rostro del mago.


- “¿Quién…?” – se pregunta Babidí.


Shin abre los ojos con dificultad y se sorprende al ver al asesino Tao Pai Pai.


- “Tú…” – se sorprende el Dios.


Dabra y Pui-pui se dan cuenta de la presencia del individuo entre ellos.


- “¡AMO BA…!” – exclama el demonio.


Tao dispara.


- “¡¡HAAAAA!!” – exclama el asesino.


Un gran rayo de luz destruye la cabeza del brujo ante la mirada incrédula de Dabra, Pui-pui y Shin.


Cuando se disipa la polvareda, el cuerpo de Babidí, decapitado, se desploma.


La "M" desaparece de las frentes de Pui-pui y de Dabra. Los dos guerreros se miran el uno al otro, extrañados por todo lo ocurrido.


Shin se encuentra muy débil, pero esboza una media sonrisa.


- “No esperaba esto…” – piensa el Kaioshin. – “¿Encontró Babidí un corazón más oscuro que el suyo? ¿O es que siempre queda luz en el interior de todos los terrícolas?”


Dabra se mira las manos y aprieta los puños.


- “Soy libre…” – murmura el demonio. – “Y estoy fuera del Makai…” – sonríe. – “¡Es mi momento!”


Pui-pui retrocede lentamente al ver que se encuentra al lado del Rey de los Demonios.


De repente, una amenazante presencia alerta a Dabra.


Sobre una colina cercana, desde la que antes espiaban Shin y Kibito, Freezer y el ángel Palinka han aparecido.


- “¡Fascinante!” – aplaude irónicamente el tirano. – “¡Jojojo!”


Dabra identifica los ropajes del demonio del frío.


- “Es el…” – titubea. – “¡…el Hakaishin!”


Shin, muy malherido, mira de reojo lo que está ocurriendo.


- “¿Hakaishin?” – se pregunta el Dios, confuso.


Tao Pai Pai no entiende lo que está pasando, pero por la reacción de los presentes sabe que son malas noticias.


Freezer desaparece de la montaña y reaparece frente a los presentes. El ángel se ha quedado en la colina.


- “Jamás pensé que volvería a pisar la Tierra...” – murmura Freezer, con cierta melancolía.


Los presentes se miran entre ellos, aterrados.


- “Un demonio, un zoon y un terrícola…” – sonríe Freezer. – “¿Es un chiste malo?”


Pui-pui, asustado, apunta a Shin.


- “¡Si se acerca mataré al Kaioshin!” – amenaza a Freezer.

- “¡Jojojo!” – ríe el Hakaishin. – “Adelante. ¿Por qué iba a importarme?”


El zoon parece confuso. Una gota de sudor frío recorre la frente de Dabra.


Freezer sonríe.


- “¿Tienes dudas, zoon?” – se burla el tirano. – “Te ayudaré.”


El tirano apunta al Pui-pui y a Shin con su mano, ante la aterrada mirada de ambos, y dispara un torrente de ki que los desintegra, dejando un gran surco en el suelo.


Tao Pai Pai, ante tan destructivo poder, cae de rodillas.


- “Por favor, señor.” – dice el asesino, haciendo una reverencia. – “Acepte mis servicios.”


Freezer sonríe al ver a alguien arrodillado frente a él. Una imagen que él tanto disfruta.


Dabra, desesperado por sobrevivir, imita al terrícola e hinca la rodilla.


- “Me postro ante usted” – dice el demonio. – “Estoy a las órdenes del Hakaishin.”


Freezer parece tener dudas.


De repente, del interior de la nave, una bestia del planeta oscuro sale a la superficie abriendo un hueco en el casco.


- “¡¿Qué está pasando?!” – dice un confuso Yakkon que lleva ensartado en una de sus garras a un seguidor de Babidí. – “¿Dónde estamos?” – pregunta mientras sacude el cuerpo sin vida del soldado hasta librarse de él.


El monstruo se tapa el rostro al recibir la luz del Sol. Al haber perdido la posesión del brujo, se encuentra confuso y desorientado.


- “¡¿Por qué hay tanta luz aquí?!” – protesta.


El Hakaishin y Dabra se sorprenden al ver al monstruo.


Tao Pai Pai, ante el alboroto formado, ve su oportunidad de escabullirse y busca en su túnica una granada de humo que lanza contra el suelo.


El humo envuelve a todos los presentes


- “¿Qué es esto?” – se pregunta Dabra. – “No es una técnica…”


Yakkon parece complacido de que el humo haya cubierto la luz del Sol y se abalanza sobre Freezer, al que identifica como un enemigo.


El tirano puede percibir los movimientos de Yakkon y alza su dedo índice, pero antes de que pueda disparar, el monstruo cae ante él cortado por la mitad.


Dabra, espada en mano, ha matado a Yakkon.


- “Hay zonas en el Makai más oscuras que tu planeta, Yakkon.” – murmura Dabra. – “Mis ojos pueden ver entre tinieblas.”


En el cielo, ya a varios kilómetros de allí, Tao Pai Pai escapa sobre su tronco, asustado por todo lo que acaba de ver, que le ha causado terror como jamás había sentido.


Freezer ignora al terrícola, cuyo ki es tan insignificante que ni se esfuerza en rastrearlo, y sonríe satisfecho por la acción del diablo.


Dabra se arrodilla de nuevo ante el demonio del frío y clava su espada en el suelo.


- “Estoy a sus órdenes, señor Hakaishin.” – dice el diablo.


El tirano parece complacido.


- “Puedes serme útil…” – responde el Hakaishin. – “Pero llámame señor Freezer.”


Palinka ha observado todo lo ocurrido desde la montaña y parece satisfecho.

viernes, 19 de junio de 2020

ESPECIAL DBSNL /// Hopeless Future // Universo 3 / Parte II: El último vuelo de la Grulla

Hopeless Future / Parte II: El último vuelo de la Grulla

“Habéis tenido mala suerte”



En el bosque Fukurou, el viejo Tsuru pelea con Kirano y Mokekko. El anciano maestro esquiva las embestidas del gigantón y detiene los feroces golpes de su compañero.


- “Tenéis una fuerza extraordinaria, pero carecéis de técnica.” – dice Tsuru. – “¿Qué queréis?”


Mokekko ataca de nuevo a Tsuru dispuesto a propinarle un puñetazo, pero el viejo Grulla salta sobre el puño del grandullón, después sorbe su cabeza y con una pirueta se sube al tejado de la cabaña.


Los hombres de Babidí se preparan para atacar de nuevo.


Tsuru se da cuenta de que los forasteros están pisando de nuevo su huerto y responde alzando el dedo índice, que se ilumina con luz amarilla.


- “He acabado la paciencia.” – sentencia el viejo, que apunta con su dedo a Mokekko. – “¡DODONPA!” – exclama. 


El ataque del anciano Grulla sorprende a los guerreros del brujo e impacta de lleno en el pecho de Mokekko, al que empuja hacia el interior del bosque, rompiendo los árboles que encuentra a su paso.


Kirano clava su airada mirada en el viejo.


Tsuru le mira con desprecio.


- “Te lo advierto.” – dice el Duende. – “Márchate o acabarás como tu compañero.”


Kirano esboza una media sonrisa prepotente que confunde a Tsuru.


Un ruido en el bosque alerta al viejo Grulla.


Mokekko, con el pecho chamuscado, aparece caminando por su propio pie.


- “Eso ha dolido…” – refunfuña el grandullón.


Tsuru, sorprendido por la resistencia del guerrero, se pone en guardia.


- “¿Acaso no sois humanos?” – les pregunta el viejo.


Kirano y Mokekko se abalanzan de nuevo contra el Duende, que retrocede en el momento justo para evitar un puñetazo del grandullón que hace estallar la cabaña.


El viejo se eleva utilizando la técnica clásica de la Escuela Grulla, buscando ganar tiempo y analizar a sus rivales.


- “Si no voy con cuidado, voy a tener problemas…” – piensa el anciano. – “Estos tipos no son normales.”


De repente, los dos enemigos embisten a Tsuru, revelando que ellos también pueden volar.


- “¡¿QUÉ?!” – se sorprende el viejo.


Mokekko propina un puñetazo directo al abdomen del Duende Grulla, y Kirano se eleva sobre él para rematarle con un golpe con sus manos juntas, a modo de martillo, lanzándole contra el suelo.


El anciano Tsuru, magullado, intenta levantarse, pero se da cuenta de que tiene varias costillas rotas. 


- “Maldita sea…” – refunfuña el viejo maestro.


Mokekko desciende sobre él y lo pisa, estampándolo contra el suelo e inmovilizándole.


Kirano aprovecha para recoger la urna de recolección y ensartar al anciano.


- “Ya eres nuestro” – sonríe el hombre de Babidí. – “Tu energía nos será muy útil.”


De repente, el tronco de un árbol aparece de las profundidades del bosque, lanzado como un proyectil, y ensarta a Mokekko, empujándole hasta una montaña cercana y dejándole empalado.


- “¡¿QUÉ HA SIDO ESO?!” – exclama Kirano, asustado. – “¡MOKEKKO!”


Un personaje con partes cibernéticas hace acto de presencia, vestido con una camiseta de tirantes blancas y un pantalón negro, luciendo una larga coleta adornada con un lazo rojo, y cargando con un fajo de leña recién cortada.


- “Habéis tenido mala suerte” – dice el hermano de Tsuru. – “Os habéis topado con el legendario asesino Tao Pai Pai.”


Kirano se pone en guardia.


- “¿Asesino?” – refunfuña el hombre del brujo, que saca el medidor de kiris para evaluar a su rival. – “Bien…” – sonríe Kirano. – “¡TU ENERGÍA TAMBIÉN SERÁ PARA NUESTRO AMO!”


Kirano se abalanza sobre Tao, pero el asesino le sorprende con un rápido movimiento que cercena su brazo. La mano izquierda metálica del asesino ha caído al suelo y una cuchilla ha aparecido de su antebrazo.


El luchador de Babidí, aterrado, mira su extremidad amputada.


Ahora es la mano derecha del asesino la que cae al suelo, revelando un cañón que Tao coloca en el abdomen de Kirano.


- “Fuera de nuestro huerto.” – le susurra el asesino. – “¡SÚPER DODONPA!” – exclama.


El ataque del hermano de Tsuru empuja a Kirano hacia el cielo hasta que desaparece de la vista de Tao.


Sus manos mecánicas regresan a sus brazos automáticamente, como si se activaran unos potentes imanes.


El asesino se acerca a su anciano hermano para comprobar su estado.


Tao se sienta en el suelo e intenta reincorporar a Tsuru, pero el anciano casi no tiene fuerzas.


- “¿Cómo te encuentras?” – pregunta Tao.

- “Cansado…” – responde Tsuru. – “Creo que voy a dormir un rato…”


Tsuru pierde el conocimiento.


El cuerpo de Kirano, completamente chamuscado, cae del cielo y se estrella contra el suelo.


Kibito y Shin aparecen de la nada frente a los dos hermanos.


Tao, furioso, increpa a los forasteros.


- “¡¿Quiénes sois vosotros?!” – exclama el asesino. – “¡¿También buscáis pelea?!”


Tao Pai Pai, sin soltar a su hermano, apunta a los Kaioshin con su cañón.


- “¡IDOS AL INFIERNO!” – grita el asesino al proyectar su Dodonpa contra los Dioses.


Shin repele el ataque con el dorso de su mano. El Dodonpa se pierde en el cielo.


- “No está mal para un humano.” – murmura Shin. – “Pero nosotros no somos tus enemigos.”


Tao se queda sin palabras, sorprendido por el poder de ese misterioso individuo.


Kibito se acerca a los hermanos y se agacha para comprobar el pulso de Tsuru.


- “Es demasiado tarde.” – dice Kibito. – “Le han arrebatado toda su energía.”

- “¿Dónde están los hombres de Babidí?” – se pregunta Shin.

- “Maté a los dos tipos que nos atacaron.” – dice Tao.

- “Te sorprenderías de lo mucho que pueden aguantar esos hombres…” – dice Shin. – “La marca del brujo les da un poder sobrehumano.”

- “Te he dicho que los he matado.” – insiste Tao.


Kibito se acerca a Mokekko, ensartado en la pared y arranca el tronco que lo empala, haciendo que su cuerpo caiga al suelo.


Su mano se mueve.


- “Grr…” – gruñe el hombre de Babidí.


Tao Pai Pai se queda boquiabierto.


- “No puede ser…” – murmura Tao. – “Nadie puede sobrevivir a eso…”


Shin se acerca al Mokekko.


- “¿Cree que podrá conseguir algo?” – pregunta Kibito.

- “Pronto lo sabremos.” – responde Shin, que se agacha y coloca su mano sobre la cabeza de Mokekko.


El Kaioshin del Este intenta leer la mente del sujeto. El Dios puede ver imágenes del pasado de Mokekko, su entrenamiento como artista marcial en la montaña, la imagen del brujo Babidí, una voz retumbando en su cabeza, una gran “M”. Shin revive el dolor que sintió Mokekko al sufrir la transformación que lo deshumanizó. Él y su compañero Kirano han atacado múltiples aldeas y masacrado a sus habitantes para poder cosechar energía y llevársela a su Amo. 


De repente, Shin puede ver lo que buscaba: la nave de Babidí.


- “¡La encontré!” – exclama Shin, que se pone en pie. – “¡La nave está enterrada al sur!” – dice.  – “¡En esa dirección!” – señala. 

- “Enterrada, ¿eh?” – cabila Kibito. – “Por eso no hemos podido encontrarla…”

- “Ha llegado el momento” – dice Shin. – “Tendremos que hacerlo solos.” 


Kibito asiente.


Tao Pai Pai se pone en pie.


- “¿A dónde vais?” – pregunta el terrícola. – “¿Es que no vais a explicarme lo que ocurre? ¡¿QUIÉN HA MATADO A MI HERMANO?!” – pregunta inquisitivo.

- “Un brujo” – responde Shin. – “Querían su energía para resucitar a un viejo monstruo.”

- “¿Su energía?” – repite Tao, confuso.

- “Siento que los humanos os hayáis visto envueltos en asuntos celestiales” – añade Shin. – “Mis condolencias.”


Shin y Kibito se preparan para marcharse.


- “Dejad que os acompañe.” – les interrumpe Tao. 

- “Tu alma es oscura, terrícola” – dice Kibito. – “Y si yo puedo verlo, Babidí también.”

- “¡Quiero matar a ese brujo tanto como vosotros!” – insiste el asesino.

- “No me cabe duda.” – responde Shin. – “Pero no por las razones adecuadas.”

- “Si nos acompañaras, terminarías como ellos.” – dice Kibito, señalando a Mokekko y Kirano. – “Convertido en una sombra al servicio del brujo.”


Tao Pai Pai parece preocupado por las advertencias de los Dioses, pero insiste.


- “Correré el riesgo” – dice el asesino.

- “Yo no” – responde Shin. – “Lo siento.”


Kibito toca el hombro de Shin y los dos Dioses desaparecen repentinamente, dejando a Tao Pai Pai solo y abatido.