Shingeki no Saiyajín / Parte VIII: Proyecto de futuro
“Tenemos que detenerle, hermano”
Yamoshi, transformado en ozaru dorado, clava su enfurecida mirada en Kinkarn.
Raichi, desde su laboratorio en Vampa, sonríe satisfecho al ver que podrá poner a prueba sus creaciones.
Raichi, desde su laboratorio en Vampa, sonríe satisfecho al ver que podrá poner a prueba sus creaciones.
El gigantesco simio se abalanza sobre el Súper Tsufur, dispuesto a aplastarlo con su puño derecho, pero Kinkarn alza sus manos y detiene el golpe. Un cráter se forma bajo sus pies.
Un coletazo de Yamoshi sorprende al tsufur y lo lanza a varios metros de distancia, pero pronto Kinkarn consigue frenarse en el aire y recuperar la estabilidad.
Yamoshi abre su enorme boca y dispara un poderoso torrente de ki que engulle al enemigo.
Cuando se disipa el ataque, Kinkarn revela estar protegido por una barrera de energía invisible.
El Súper Saiyajín, furioso, se prepara para una nueva acometida, pero el Súper Tsufur reacciona rápidamente disparando tres minúsculas partículas de energía como la que utilizó contra Zangya.
Las minúsculas esferas de ki se insertan en la piel del ozaru, que intenta protegerse del ataque. Los dos primeros impactan en su antebrazo y hombro izquierdos, y un tercero en su rodilla derecha. Tras un breve instante estallan, lastimando a Yamoshi.
Kinkarn se eleva lentamente y apunta con su dedo índice a la cabeza de Yamoshi. Una pequeña partícula roja de energía se materializa y es proyectada hacia el saiyajín.
En el último instante, un ozaru se interpone en el camino del ataque, recibiendo el impacto en su pecho, que tras unos segundos estalla, matando al saiyajín.
Kinkarn se da cuenta de que varias docenas de simios avanzan hacia él. Dos de ellos han saltado para sorprender al tsufur.
El androide alza su mano y dispara dos ataques de ki que impactan de lleno contra los ozaru, elevándolos hacia el cielo.
Tres ozaru disparan con sus bocas, pero Kinkarn alza una barrera que le protege de los ataques.
Yamoshi, malherido, observa la ofensiva de sus compañeros, sintiéndose impotente como cuando era niño.
Mientras tanto, Gokua a recobrado el conocimiento y se acerca a su amigo caminando tórpidamente.
- “Tenemos que detenerle, hermano” – dice el herajín. – “Ahora ya es tarde para la retirada.”
- “Grrgh…” – gruñe Yamoshi.
- “Le haremos pagar.” – dice Gokua, que se transforma de en Súper Herajín, utilizando todas las fuerzas que le quedan. – “Por madre.”
Kinkarn corre de un ozaru a otro, derribándoles a todos fácilmente. El tsufur agarra a uno por la cola y lo hace girar hasta lanzarlo contra otro.
En Vampa, Raichi parece aburrido.
- “Esto ha durado demasiado” – sentencia el científico. – “La superioridad del Proyecto ST ha quedado demostrada.”
En ese instante, Gokua se abalanza contra el tsufur por sorpresa, acumulando toda la energía que le queda en su puño derecho, que brilla con luz verde.
- “¡HAAAAAAA!” – grita el herajín.
Kinkarn reacciona rápidamente y se protege del golpe con su brazo derecho. Aún así, el tsufur sale repelido hasta chocar contra la barrera de la ciudad, y después cae al suelo.
El guerrero tsufur parece no sentir dolor, pero al ponerse en pie, el brazo que ha recibido el impacto se resquebraja, revelando parte de sus mejoras robóticas internas.
Kinkarn se prepara para contraatacar, pero se da cuenta de que Gokua está sonriendo.
De repente, el herajín hace un gesto de atracción con la misma mano con la que golpeó al androide, revelando que una decena de hilos de ki han sido enrollados alrededor del brazo del tsufur.
Kinkarn es desequilibrado por una técnica que no esperaba. Su brazo se resquebraja aún más.
El tsufur se dispone a disparar a Gokua, pero se da cuenta de que, cerca de allí, Yamoshi prepara una esfera de ki en su mano derecha.
En su laboratorio, Raichi se acerca asombrado a la pantalla de su ordenador.
- “¡¿Qué es eso?!” – exclama el tsufur.
Los ojos de Yamoshi han cambiado. El color rojo de su interior ha retrocedido ligeramente y sus pupilas verdes pueden intuirse.
- “¡GALACTIC – HO!” – exclama el ozaru, extendiendo su mano hacia el enemigo.
El ataque avanza rápidamente hacia el enemigo, que intenta recuperar su posición y liberarse del agarre de Gokua. Su brazo se parte en el forcejeo.
La técnica de Yamoshi engulle al tsufur y choca contra la barrera de la ciudad, que estalla, dejando la metrópolis expuesta.
Raichi se queda boquiabierto ante lo que acaba de acontecer. Es la primera vez que el tsufur ve a un ozaru utilizar una técnica mínimamente compleja.
Tras un instante de confusión, el tsufur esboza una media sonrisa de satisfacción.
- “Parece que he subestimado al Proyecto 317” – piensa el científico. – “Si ha sido capaz de lograr algo así en unos años, su futuro es prometedor…”
Cuando se disipa la polvareda, el androide tsufur aparece entre los escombros. Su barrera personal ha logrado mitigar los daños recibidos, pero su piel muestra múltiples laceraciones, en las que se pueden ver sus mecanismos internos. Uno de los desgarros recorre su esternón, revelando una luz verde en el interior de su caja torácica.
Yamoshi, que ha puesto todas sus fuerzas en ese ataque, pierde su transformación, y su pelaje dorado se torna marrón, como el del ozaru común.
Gokua también ha perdido su transformación. Débil y malherido, lucha para mantenerse en pie.
De repente, el herajín se da cuenta de que algo en Kinkarn ha cambiado. Su rostro muestra una emoción por primera vez. El Súper Tsúfur está furioso.
En el laboratorio, Raichi intenta detener a su androide, pues se ha dado cuenta de que la investigación que le interesa conservar es la 317.
- “No responde… El ataque debe haber dañado su núcleo.” – lamenta el científico. – “¡Maldición!”
Kinkarn se abalanza sobre Gokua, pero un compañero ozaru se interpone en su camino.
El tsufur, llevado por la rabia, se abalanza contra el simio y le propina un puñetazo en la barbilla, haciendo que varios dientes salten por los aires. Pero los daños sobre el androide son excesivos, y su antebrazo estalla en mil pedazos, dejándole manco.
Kinkarn, que ahora ha perdido sus dos manos, la primera contra Gokua y la segunda en su último puñetazo, embiste al herajín, dispuesto a propinarle una patada.
El herajín retrocede mientras esquiva apuradamente los múltiples intentos del tsufur.
Yamoshi intenta intervenir, pero cae al suelo al intentar acercarse. Está muy débil.
Gokua pretende alejarse del enemigo, pero Kinkarn es muy insistente. El herajín, tras saltar por encima del tsufur dando una pirueta, logra propinarle una patada en la cara, pero no le causa ningún efecto. Sin poder transformarse, la fuerza de Gokua no es suficiente para plantar cara al enemigo.
Gokua retrocede, pero el tsufur corre de nuevo hacia él.
De repente, el herajín tiene una idea. Gokua utiliza sus hilos de ki para alcanzar un colmillo de ozaru que se encuentra en el suelo, cerca de él, y lo lanza contra Kinkarn.
El androide patea el colmillo hacia el cielo, pero Gokua vuelve a agarrarlo con su técnica y lo lanza de nuevo sobre Kinkarn.
El tsufur se detiene repentinamente, dejando que el colmillo pase frente a él, a escasos centímetros, y se clave en el suelo.
Gokua aprovecha la distracción para abalanzarse contra el tsufur y propinarle una patada con ambos pies en su pecho, que logra hacerle retroceder.
El herajín vuelve enrollar sus hilos de ki alrededor del colmillo y lo lanza una vez más contra el tsufur.
Esta vez, el colmillo se clava en el pecho del tsufur que, a pesar de todo, logra mantenerse en pie.
Pero la ofensiva de Gokua no ha terminado. El herajín se lanza sobre el enemigo y propina un puñetazo al extremo el colmillo, clavándolo más profundamente. El golpe provoca un sonido de cristal roto, tras el cual un estallido de luz verde emana de todos los desgarros del androide, que pronto estalla, creando un gigantesco cráter.
Sin Kinkarn y sin la barrera protectora, la ciudad queda a merced de los saiyajín, que arrasan con todo lo que encuentran a su paso.
En el exterior, Yamoshi y Gokua han perdido el conocimiento, pero una sonrisa luce en el rostro de ambos guerreros.
¡Espero que os guste! :)
ResponderEliminarLa luz verde que emana de Kinkarn es una piedra Shintai verdad?
ResponderEliminarCorrecto :)
EliminarNo hubo golpes en la entrepierna?
ResponderEliminarMe decepcionas...
Pensé en ponerlo como un guiño, pero no me parecía adecuado en el contexto XD
EliminarEntiendo tu motivo, pero si lo pensamos bien... Están en una lucha a muerte y un golpe en la Entrepierna es muy efectivo a la hora de incapacitar a un contrincante xd
EliminarHablando de tecnicas efectivas Kinkarn podría haber usado su conocimiento de los sayajins para agarrar de la cola a Yamoshi e inmovilizarlo. Entonces sería asesinado por Gokua y el desenlace sería el mismo.
De todas formas el combate fue muy dinámico y coherente,felicidades Batosai
¡Gracias!
EliminarEl combate podía haberse desarrollado de muchas formas distintas, pero el objetivo de Raichi era poner a prueba a Yamoshi, no simplemente matarle. Kinkarn solo ha podido actuar por voluntad propia cuando se ha resquebrajado la piedra shintai, y entonces ha ido cegado a por Gokua. Además, Yamoshi ya estaba fuera de combate.
Bueno, pues capitulón. Me gustó mucho el origen del Garlick Ho, porque supongo será una especie de guiño esa técnica XD
ResponderEliminar¡Gracias! Sí, el "Ho" fue un guiño XD
EliminarLa técnica de Yamoshi nace del "Galactic Burst" de los herajín.
Sí, me di cuenta más tarde que era por la técnica de los herajin, pero si lo ves desde cierto punto "Galactic Ho" y "Garlick Ho" suenan parecido, ahí hasta tenés un nuevo agregado para el lore y cómo Vegeta tuvo una técnica tan random XD
EliminarSin duda. Todo tiene relación.
EliminarLos saiyajín, hasta que llegaron Zangya y Gokua, no tenían "técnicas".
Es interesante que una gema shintai se quiebre con tanta "facilidad".
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el combate. Parece que de la victoria en equipo no solo dependen los sayian del presente.
¡Gracias! :)
EliminarHan pasado miles de años entre Kinkarn y Hatchiyack. Raichi ha mejorado su tecnología.
Entiendo que a Raichi ya no le importa nada su raza...
ResponderEliminarEste Raichi no tiene mucho apego por su raza. El conocimiento está por encima de eso.
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