Cold Chronicles / Parte I: Cold dawn
“Puede que este plan sea un error”
Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana…
En el helado planeta Kelvin, lugar de origen de los demonios del frío, la Kaioshin del Oeste y su ayudante se encuentran acompañados por cinco demonios del frío, dos de ellos adultos. Los siete avanzan por el hielo entre la fuerte ventisca y solo iluminados por la tenue luz que rodea al agujero negro al rededor del cual orbita el sistema planetario del que forma parte el planeta en el que se encuentran. Finalmente, llegan a la entrada de una gigantesca cueva y la Kaioshin se detiene.
- “Es aquí” – dice la Kaioshin. – “Puedo sentir la oscuridad que envuelve este lugar.”
- “Preparaos” – añade su ayudante. – “Ese brujo es poderoso y seguro que no está solo.”
- “No nos digáis cómo luchar” – responde el mayor de los demonios del frío.
- “Insolentes…” – murmura el ayudante de la Kaioshin.
- “Tranquilo, Suketto” – le calma la Diosa. – “Al fin y al cabo, somos nosotros los que les hemos pedido ayuda.”
- “Ese tipo ha atacado nuestras ciudades y masacrado a nuestra gente” – añade otro de los demonios. - “Le haremos pagar”.
Todos se adentran en la tenebrosa cueva.
Mientras tanto, en lo más profundo de la gruta, un pequeño y afeado mago se encuentra inyectando una extraña urna en un gran cascarón esférico. A su lado, dos peculiares seres con una “M” tatuada en su frente le acompañan.
- “¡Ya queda poco para que despierte!” – exclama el brujo.
- “¡Oh, gran Bibidí!” – celebran sus secuaces.
El mago, al darse la vuelta, puede ver en su bola de cristal a los intrusos entrando en su guarida.
- “¡Ya han llegado!” – sonríe Bibidí. – “¡Tal y como había planeado! Sal a recibirlos, Hyssop.”
De repente, el sonido de pisadas alerta al grupo de guerreros liderados por la Diosa Kaioshin.
- “Sabe que estamos aquí” – dice la Diosa.
Una neblina helada inunda la sala. El aliento de los presentes se congela.
De las profundidades de la cueva aparece un gigantesco ser de tez azul, cuya piel es tan rugosa que parece de piedra en el dorso de sus antebrazos y en su espalda, donde presenta una decena de puntas que parecen hechas para facilitarle el camuflaje en el paraje helado. Viste solo pantalones de tela de saco. En su frente, una “M” dibujada.
- “¡¿Eso es un…?!” – se sorprende Suketto.
- “Un koriwa” – responde Cold. – “Su tribu vive no muy lejos de aquí. Son territoriales, pero generalmente pacíficos.”
- “Bibidí le controla” – dice la Kaioshin al ver la marca del brujo en el sujeto.
- “Yo me encargo” – dice un joven demonio del frío.
El demonio se abalanza sobre su adversario sin dudar, pero Hyssop le intercepta agarrándole la cabeza y le estampa contra el suelo.
El demonio del frío agarra el brazo del monstruo, luchando por liberarse, pero sus manos empiezan a helarse, igual que su rostro, mientras el enemigo sigue apretándole el cráneo con fuerza.
Finalmente, la cabeza helada del demonio del frío estalla en mil pedazos.
Suketto y la Diosa se asustan ante semejante poder.
- “Nunca había visto a un koriwa comportarse así…” – murmura uno de los demonios adultos.
- “Bibidí se aprovecha de la maldad de la gente para aumentar su poder” – explica la Kaioshin.
- “Icicle ha sido descuidado” – dice Cold.
El guerrero koriwa se agacha y coloca sus manos sobre el suelo, que enseguida se convierte en una masa de hielo que se expande hasta atrapar a los Dioses y a dos demonios del frío. Dos demonios han saltado a tiempo y han evitado el hielo. Uno de los adultos y el joven Cold.
- “¡Maldita sea!” – se asusta Suketto.
El hielo asciende lentamente por los cuerpos de los personajes aprisionados. Los dos demonios libres se envuelven en una esfera de ki fucsia.
- “No podemos tocarle” – dice el adulto.
- “Eso ha quedado claro, Blizzard” – responde Cold.
Los demonios atacan al koriwa, que intenta agarrarles sin éxito. Los movimientos posibles dentro de la cueva son muy limitados, pero los dos demonios son muy hábiles. Cold y Blizzard consiguen flanquear a Hyssop y usan su poder mental para lanzarle varias rocas. El koriwa se cubre torpemente con sus brazos, evitando que las rocas le hagan daño.
Blizzard y Cold aprovechan el momento para continuar avasallando al enemigo y hacen estallar el suelo bajo sus pies, haciendo que Hyssop se estrelle contra el techo de la cueva y lo derrumbe, quedando sepultado entre las rocas, que no tardan en helarse.
- “Se acabó” – suspira Blizzard.
Cold se dispone a fundir el hielo que aprisiona a los demás con un rayo de ki de su dedo índice.
De repente, las rocas heladas que sepultaban al koriwa estallan, y el monstruoso enemigo sorprende a todos los presentes, golpeando a Blizzard y estrellándole contra una de las paredes de la cueva.
El demonio del frío, con la mejilla cubierta de escarcha, consigue levantarse.
- “Bastardo…” – murmura Blizzard.
El koriwa ataca a Cold, pero éste logra zafarse y alejarse del enemigo.
Blizzard, envuelto en su barrera de energía, realiza un ataque directo contra el monstruo, empujándole contra una de las paredes de la cueva.
- “¡AHORA, COLD!” – grita Blizzard al retroceder.
Cold alza su mano abierta y sobre cada uno de sus dedos se forma una pequeña esfera de ki brillante como una diminuta estrella. El demonio las lanza contra el enemigo, generando cinco gigantescas explosiones consecutivas que hacen estallar parte de la cueva y la montaña bajo la que se encuentra.
Bibidí observa lo ocurrido en su bola de cristal.
- “Son muy fuertes…” – sonríe el brujo. – “A este paso, pronto despertarán a Majin Bu”.
Suketto, asombrado ante el poder de Cold, observa la destrucción a su alrededor.
- “La cueva y la montaña… ¡han desaparecido!” – titubea el ayudante de la Kaioshin del Oeste al ver el cielo sobre su cabeza.
Los guerreros atrapados en el hielo ya han sido liberados.
- “Continuemos” – dice Blizzard.
- “¿Cuántos monstruos tiene el brujo?” – pregunta otro demonio.
- “Bibidí utiliza la maldad oculta en el interior de cada individuo para tomar el control de su mente” – explica la Diosa.
- “Puede que este plan sea un error” – murmura Cold.
De repente, otro luchador se presenta ante ellos. Este enemigo tiene forma de dragón humanoide. Su piel brilla como si fuera una armadura.
- “¿De dónde sale este?” – se sorprende Blizzard.
- “¡¿Un tetsuhada?!” – exclama Suketto, que parece preocupado.
- “No perdamos más el tiempo.” – dice Cold, que apunta al enemigo con su dedo índice y le lanza un rayo mortal.
Por sorpresa de todos, el ataque de Cold sale repelido al impactar contra el enemigo.
- “Pero, ¿cómo…?” – se extraña el joven demonio.
- “Su piel es impenetrable” – aclara la Kaioshin. – “Su planeta está situado muy cerca de una potente estrella. Sus escamas tienen trazas de metal que le permiten soportar cualquier daño y unas temperaturas muy elevadas. Le aíslan por completo.”
Blizzard da un paso al frente.
- “Cold, Cryo, Snow, ya lo habéis oído.” – dice el demonio. – “Debemos ser precavidos.”
Cryo utiliza su poder mental para lanzar una roca gigantesca contra el enemigo, que la golpea al vuelo haciéndola estallar.
- “Vais a necesitar más que esto…” – sonríe el dragón.
Cold sonríe en tono burlón.
- “Este parece que habla…” – dice el demonio del frío.
- “Si queréis llegar hasta mi señor, tendréis que derrotarme.” – explica el tetsuhada.
El dragón abre su boca y escupe una llamarada que obliga a los demonios y a los Dioses a esquivarla. La llama derrite todo lo que encuentra a su paso.
Cold, Cryo, Snow y Blizzard se elevan y rodean al tetsuhada, disparándole unos poderosos ataques de ki que impactan de lleno contra el enemigo.
La presión que ejercen los ataques obliga al dragón a arrodillarse, mientras el suelo se resquebraja a sus pies. Sus escamas se calientan cada vez más.
Finalmente, los demonios del frío cesan el ataque.
- “¿Lo hemos logrado?” – se pregunta Snow.
Al disiparse la humareda y el vapor generados, el dragón sigue en el centro del cráter, brillando al rojo vivo.
- “Mi turno” – sonríe el tetsuhada.
El enemigo se eleva rápidamente y sorprende a Snow, atravesándole con sus garras.
- “Uno menos” – dice el dragón, que lanza el cuerpo del demonio del frío por los aires y lo derrite con su aliento de fuego.
Cryo, Blizzard y Cold se ponen en guardia y se rodean por su barrera de ki.
El tesuhada les ataca sin miedo y los demonios pronto se dan cuenta de que el dragón es inmune a la barrera. Sus golpes la atraviesan sin problemas.
La Diosa Kaioshin intenta detener al enemigo con su poder mental, inmovilizando al dragón durante un instante, pero pronto se libera lanzando una llamarada hacia la Diosa, que se ve obligada a esquivarla y lanzarse al suelo.
Suketto observa el combate, asombrado ante los poderes del tetsuhada. Los demonios son muy fuertes, pero no parece que puedan detener a este enemigo.
El ayudante de la Kaioshin mira al cielo y se fija en el agujero negro que domina el sistema en el que orbita el planeta.
La Diosa Kaioshin, con la ropa chamuscada, se pone de nuevo en pie.
- “Maldita sea…” – lamenta la Kaioshin.
De repente, Suketto aparece detrás del dragón y lo agarra, inmovilizándole.
Todos los presentes se sorprenden ante la hazaña y se quedan confusos.
- “¡SUKETTO!” – exclama la Diosa.
- “¿Qué pretende?” – se pregunta Cold.
El ayudante de la Kaioshin esboza una sonrisa.
- “¡Yo me encargo de él!” – exclama. – “¡Detened a Bibidí!”
En ese instante, Suketto y el tetsuhada desaparecen.
- “¿A dónde han ido?” – se pregunta Blizzard.
La Kaioshin se deja caer de rodillas, abatida.
- “Suketto…” – suspira mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
Suketto y el tetsuhada aparecen cerca del agujero negro y la fuerza gravitatoria les absorbe rápidamente.
- “¡HAAAA!” – grita el enemigo mientras lucha inútilmente contra la fuerza del astro.
El ayudante de la Kaioshin intenta el teletransportarse de regreso, pero solo logra avanzar unos pocos metros. La gravedad es demasiado fuerte. Suketto, satisfecho de servir a los Dioses y aceptando su final, se deja arrastrar por la gravedad.
En el planeta helado, la Diosa Kaioshin llora la muerte de su compañero.
- “Ha sido valiente…” – murmura Cold.
- “Lo sé” – responde la Diosa.
- “Acabemos con esto de una vez” – dice Blizzard.
Los tres guerreros y la Kaioshin se disponen a continuar hacia el interior de la cueva. Bibidí les observa a través de su bola de cristal.
- “Esto no ha terminado…” – sonríe el brujo. – “Cheppil no era mi último guerrero. Solo me hace falta un poco más de energía…”
En ese instante, Cryo grita de dolor y se agarra la cabeza.
- “¡HAAAAAAA!” – exclama desesperado el demonio del frío.
- “¡¿Qué ocurre?!” – pregunta Blizzard.
- “¡Es Bibidí!” – responde la Kaioshin. – “¡Está intentando controlarle!”
Una “M” empieza a dibujarse en la frente del demonio.
- “¡Lucha contra él!” – exclama la Kaioshin, animando al demonio a resistir la posesión.
De repente, un rayo mortal atraviesa el corazón de Cryo. La Kaioshin se sorprende al ver que ha sido Cold quien ha disparado.
- “No tenemos tiempo para esto” – sentencia el demonio del frío, que se encarga de rematar a su compañero lanzándole una decena de rayos más. – “Lo siento, Cryo”.
La Kaioshin se queda pasmada ante la frialdad de Cold.
- “¡JAJAJAJAJA!” – ríe a plena carcajada una voz estridente desde el interior de la cueva. – “¡YA TENGO ENERGÍA SUFICIENTE!”
- “Bibidí…” – murmura la Diosa asustada.
- “¡DESPIERTA, MAJIN BU!” – grita el brujo.
El huevo que adoraba Bibidí es rodeado por un torbellino de humo negro. El cascarón se abre, liberando la energía recolectada, que se mezcla con el humo tornándolo de color rosado. Finalmente, la humareda se condensa y toma forma humanoide, generando a un monstruo con el aspecto de un niño.
- “¡JIJIJI!” – ríe la recién nacida criatura.
Bibidí sonríe, con lágrimas en los ojos.
- “¡Majin Bu!” – grita el brujo. – “¡Mi creación!”
La Diosa Kaioshin, Blizzard y Cold, irrumpen en la sala central, donde se encuentran con el brujo y su monstruo. Bibidí pronto se da cuenta de su presencia.
- “Diosa Kaioshin… ¡Bienvenida!” – sonríe el mago.
- “¡Bibidí! ¡Detente!” – grita la Diosa.
- “¡Llegas tarde!” – exclama el brujo. – “¡Majin Bu ya ha nacido!”
Blizzard y Cold observan al monstruo algo confusos ante su extraño aspecto.
- “Ahora, los Dioses pagaréis vuestra prepotencia.” – dice el mago. – “¡Acabaré con cada uno de vosotros y gobernaré el Universo! ¡No podéis detenerme!”
La Diosa se pone en guardia.
Blizzard da un paso al frente.
- “No parece gran cosa…” – se burla el demonio del frío.
Majin Bu observa a sus enemigos y esboza una macabra sonrisa.
- “¡ACABA CON ELLOS, MAJIN BU!” – ordena Bibidí.
- “¡HAAAAAAAAAA!” – grita el monstruo, ensordeciendo a los presentes.
Blizzard prepara un disco cortante de ki y lo lanza contra su adversario, partiendo al monstruo en dos y silenciándolo.
- “No ha sido tan difícil…” – murmura Blizzard.
Antes de que el torso de Bu pueda caer al suelo, dos apéndices de aspecto gomoso surgen de sus dos mitades y se entrelaza, regenerando la herida y uniendo de nuevo a Majin Bu.
- “¡JIJIJI!” – ríe Bu.
En un instante, el monstruo se abalanza sobre Blizzard y hace estallar su cabeza de un puñetazo.
Cold se queda petrificado. Nunca antes ha visto a un ser tan poderoso como ese. Su simple presencia crea un malestar que afecta a lo más profundo de su ser.
Majin Bu se fija en Cold y se prepara para atacar, pero la Diosa empuja al monstruo con su poder mental, lanzándole contra una pared.
Majin Bu se fija en Cold y se prepara para atacar, pero la Diosa empuja al monstruo con su poder mental, lanzándole contra una pared.
El demonio del frío, aterrado, agarra a la Diosa por el brazo y tira de ella, arrastrándola a través de la cueva hasta encontrar la salida.
- “¡Tenemos que detenerle!” – exclama la Kaioshin.
- “¡No podemos!” – responde Cold.
En un instante, el demonio del frío se detiene.
- “No puede ser…” – titubea Cold.
Frente a ellos se encuentra Majin Bu.
La Diosa da un paso al frente.
- “Esta es mi guerra” – dice la Kaioshin. – “Siento que tu planeta haya sido involucrado en esto… Ahora, ¡vete de aquí!”
Cold se queda quieto. No quiere huir como un cobarde, pero sabe que no puede detener a este enemigo.
- “¡Huye!” – continúa la Kaioshin. – “¡Coge una nave y abandona el planeta!”
Majin Bu se abalanza sobre ellos y la Diosa le detiene con su poder mental.
- “¡VETE!” – grita la Diosa.
Cold se aleja a toda velocidad y sin mirar atrás. Nunca antes había volado tan rápido.
Majin Bu supera el poder de la Kaioshin y le propina un puñetazo, estrellándola contra el suelo helado del planeta, creando una gran y profunda grieta por la que cae la Diosa. El monstruo la sigue.
Cold llega hasta la ciudad, donde avanza entre sus compañeros hasta llegar a una nave.
- “Pero, ¿dónde va Cold?” – se pregunta un demonio del frío, al ver las prisas del joven.
En un instante, la nave abandona el planeta.
Mientras tanto, Majin Bu sale de la grieta helada. Bibidí le espera en la superficie.
- “Increíble…” – dice el mago, sorprendido ante el poder de su creación. – “Has acabado con un Kaioshin.”
- “¡JIJIJI!” – ríe Bu, que parece sobreexcitado y empieza a golpear su pecho.
- “Bien.” – responde el brujo. – “¡Diviértete! ¡Acaba con los habitantes de este planeta! ¡Muéstrame de lo que eres capaz!”
- “¡BUUUUUUU!” – grita el monstruo mientras alza el vuelo a toda velocidad.
En unos minutos, Cold puede ver desde su nave la destrucción de su planeta natal.
El demonio, abatido y aterrado, busca en los datos de la nave el planeta más remoto posible, intentando que ese monstruo no pueda encontrarle jamás.