domingo, 27 de marzo de 2022

DBSNL // Capítulo 242: Peón con corona

DBSNL // Capítulo 242: Peón con corona

“Vuelves a estar a las órdenes de un brujo…”



En el Makai, Dabra y Kerubero siguen peleando. El mayordomo retrocede con la violencia del Rey de los Demonios.


- “¡Tus enseñanzas terminan aquí!” – amenaza Dabra mientras desarma Kerubero de un espadazo.


El mayordomo, sin su vara, da un paso atrás. Dabra camina hacia él apuntándole con el arma.


- “Príncipe Dabra…” – dice Kerubero. – “Se ha hecho muy fuerte…”

- “Ya te lo advertí.” – sonríe el Rey, prepotente.

- “Pero el poder no lo es todo.” – continúa el mayordomo. – “Y menos para un aspirante a Rey…”

- “¡YA SOY EL REY!” – protesta Dabra.

- “Vuelves a estar a las órdenes de un brujo…” – niega Kerubero.


Goten y Trunks, escondidos, han caminado hasta la entrada de la gruta en la que desapareció Vegeta.


- “¿Deberíamos ayudarle?” – pregunta Goten, mirando de reojo la escena.

- “Ha dicho que nosotros nos ocupáramos de mi padre.” – responde Trunks.

- “Pero…” – duda el hijo de Goku.


De repente, Goten se fija en Sesshoseki que, pese a estar malherido, se ha puesto en pie. El demonio, disimuladamente, les indica que sigan adelante.


Goten asiente.


- “Vamos.” – le susurra a su compañero.


Los dos muchachos se adentran en la gruta.


Dabra coloca su espada en el cuello del mayordomo.


- “Quiero salir de aquí…” – gruñe Dabra. – “¡Como lo hiciste tú!”

- “Mi pacto con las brujas no era de esclavitud.” – dice Kerubero. – “Fue una oportunidad de expiar mis pecados.”

- “No puedo expiar unos pecados que no recuerdo…” – protesta Dabra. – “Solo cumplimos una sentencia inútil para toda la eternidad.”


Sesshoseki interrumpe.


- “No tiene que ser así.” – dice el demonio.


Dabra lo mira de reojo.


- “No tienes por qué resignarte…” – continúa Sesshoseki. – “Yo he recordado mi pasado. ¡Es posible!” – le anima.


Una media sonrisa se dibuja en el rostro de Dabra y sorprende a Kerubero y a Sesshoseki.


- “¿Queréis que recuerde mis pecados?” – se mofa el Rey, bajando su espada. – “¿Qué recuerde unos pecados tales como para acabar aquí?” – aprieta el puño con fuerza; su rostro se pone serio. – “¡¿Queréis añada tortura a mi condena?! – exclama, furioso.


Kerubero extiende su mano hacia su viejo pupilo.


- “Añádele un propósito.” – dice el mayordomo.


Dabra agacha la cabeza, inexpresivo, mirando hacia el suelo.


Tras un silencio, el Rey da un paso hacia el mayordomo, cuyo rostro revela esperanza durante un prevé instante… pero pronto se transforma en sorpresa. Dabra ensarta su espada en el abdomen de Kerubero.


El Rey de los Demonios se acerca al oído de su antiguo maestro con una media sonrisa malévola.


- “Mi propósito es ser libre.” – sentencia Dabra.


En el rostro de Kerubero ahora se refleja la tristeza y la decepción por las palabras de Dabra.


- “Nunca… Nunca lo serás…” – dice Kerubero, cuyas fuerzas se desvanecen rápidamente

- “Eso lo veremos…” – responde Dabra.


Dabra suelta su arma, que era lo único que mantenía en pie al mayordomo, y éste cae al suelo con ella ensartada.


Sesshoseki agacha la cabeza y niega desolado, pues durante un instante creyó haber convencido a Dabra.


- “No…” – dice Sesshoseki. – “No hay libertad sin sacrificio.”


Dabra sonríe.


- “Los vuestros servirán.” – sentencia el Rey.


Mientras tanto, en lo mas la cueva, Vegeta descarga una continua ráfaga de ki contra el pilar de hielo.


Cuando se detiene, el vapor se disipa, revelando que la columna sigue intacta.


- “Maldita sea…” – protesta el saiyajín.

domingo, 20 de marzo de 2022

DBSNL // Capítulo 241: Batalla por el futuro del universo

DBSNL // Capítulo 241: Batalla por el futuro del universo

“Yo tengo mis propios trucos.”



En el Makai, Kerubero y Dabra se enfrentan en un duelo de espadachines que el Rey de los Demonios domina. El mayordomo retrocede. Su técnica es superior a la de Dabra, pero los espadazos del Rey cuentan con una fuerza que hace estremecer a Kerubero cada vez que se defiende.


En Jinko, Reitan y los hermanos Para buscan entre los escombros de la ciudad. Raichi los ha traicionado; Onisen ha entregado la esfera de siete estrellas a Moro y ha desaparecido con Shido.


En un extraño limbo, envuelto en una fina neblina verde, Trunks se encuentra frente a Whis.


- “Whis…” – dice el mestizo, cabizbajo. – “Lo siento…”

- “¿Qué es lo que sientes?” – pregunta el ángel, con su sonrisa característica.

- “Te he fallado…” – responde Trunks. – “Ha muerto mucha gente para detener a Shiras… y aún queda Moro…”

- “Estoy orgulloso de ti, Trunks.” – dice Whis, que acerca la gema de su vara al mestizo. – “Pero tu trabajo no ha terminado.”


La vara de Whis brilla intensamente y baña a Trunks con su luz.


Reitan camina por el surco en la tierra formado por la técnica de Cell, cuando se topa con la empuñadura rota de la espada de Trunks.


- “No…” – murmura el herajín, al temer lo peor.


De repente, la empuñadura brilla intensamente, formando una gran columna de luz verde, sorprendiendo a Reitan. Una figura empieza a materializarse en el interior de esa luz. El herajín observa confuso.


En Makyo, Gohan carga de nuevo contra el brujo, que crea muros de piedra en su camino, obligándolo a romperlos para seguir avanzando, retrasándole así.


Krilín, Mai y Bra observan al mestizo.


- “El poder oculto de Gohan…” – murmura Bra. – “He oído a papá hablar de eso… ¡Pero jamás imaginé algo así! ¡Y sin transformarse!”

- “El desbloqueo del viejo Kaioshin le permite acceder a todo su poder sin necesidad de recurrir a las formas de Súper Saiyajín…” – dice Krilín. – “La presencia del Makai habrá destruido el sello de Beerus…”

- “Es impresionante…” – dice la hija de Vegeta.

- “Pero jamás había sido tan fuerte… ¿Será por la cola?” – se pregunta Krilín.


Moro invoca un tornado que rodea a Gohan, pero el saiyajín emite ki a raudales mientras grita con fuerza; un grito que por un segundo se confunde con un rugido.


Moro apunta con su dedo índice a Gohan, con el pulgar extendido, como si su mano fuera una pistola, y dispara una bala de aire comprimido que el mestizo esquiva saltando hacia un lado. La bala destruye una montaña a su espalda.


El brujo sigue disparando. Gohan vuela rodeando a Moro, evadiendo cada bala, que destruyen las rocas contra las que impactan.


El mestizo cambia de dirección y empieza a avanzar hacia el brujo, pero éste crea un nuevo muro de roca a su paso. 


Gohan se eleva para evadirlo, pero un tsunami de lava sorprende al mestizo.


- “¡¡CUIDADO!!” – advierte Krilín.


Gohan lanza un ataque de ki que choca contra la gran ola, estallando y disipando la lava, que cae sobre la superficie de Makyo.


Pero Moro no ha terminado. El brujo se desata las vendas de los brazos; se las lleva el viento. 


Moro clava sus garras en sus antebrazos y los desgarra. La sangre gotea.


Gohan no entiende lo que está ocurriendo, pero puede sentir un cambio en el ambiente.


De repente, a Mai le cuesta respirar. Krilín también puede sentir los efectos. Mai cae al suelo, casi inconsciente.


- “¡¡TENEMOS QUE ALEJARNOS DE AQUÍ!!” – exclama Krilín.


Bra siente cada vez más los efectos, y agarra a Mai.


- “Qué presencia tan aterradora…” – piensa Krilín.


El terrícola se da cuenta de que Slug está tumbado en el suelo, cerca de allí.


- “¡Marchaos!” – exclama Krilín. – “¡Ya os alcanzaré!”

- “¡¿Qué?!” – exclama Bra.


Krilín corre hacia el namekiano.


Cerca del castillo, Pino advierte al pequeño Baicha.


- “No te detengas, chico…” – dice el androide. – “La atmósfera se ha vuelto más denso… El porcentaje de oxígeno está cayendo rápidamente…”


Son Gohan toma tierra. Su mirada fija en el enemigo. Una gota de sudor frío recorre su frente, pues siente una presencia ante él como jamás había sentido antes. Es como si un gigante hecho de muerte se alzara ante él y le mirara a los ojos.


Moro esboza una sonrisa macabra.


- “Muchacho…” – dice el brujo. – “Podría acabar contigo con un chasquido… Pero eso sería demasiado rápido… Voy a derrotarte en tu propio juego…”


Un aura negra y roja envuelve al brujo. El suelo bajo sus pies se resquebraja. El planeta se cubre de tinieblas lo bañan en noche.


El brujo se prepara para atacar… pero algo ocurre. Una columna de luz verde cae del cielo frente a Gohan, a escasos metros. 


El mestizo se cubre cegado por el destello.


Oculto detrás de una columna del castillo, Baicha observa lo ocurrido.


- “Aquí estaremos a salvo…” – dice Pino. – “Por ahora.”

- “¿Qué es eso?” – se pregunta Baicha, que puede ver una columna de luz en el horizonte perderse en el cielo.


Mai, Shula y Bra han aterrizado no muy lejos de allí. 


- “La presencia de Moro…” – dice Shula, aterrado ante lo que siente. – “Es realmente… es aterradora…”


De repente, la hija de Vegeta siente una nueva presencia.


- “Siento… ¡siento un ki conocido!” – exclama Bra.


Krilín, que cada vez se encuentra peor, intenta volar cargando con Slug.


- “No es posible…” – murmura Krilín, viendo el destello de reojo. – “¡Es…!”


Una silueta ha aparecido en Makyo envuelta en luz. Gohan pronto reconoce al recién llegado.


- “¡¿TRUNKS?!” – exclama el mestizo, mientras una tímida sonrisa se dibuja en su rostro.


Mirai Trunks, con su espada en la espalda, vestido con ropa que recuerda a la de Hit, con una gabardina encima.


Moro frunce el ceño.



Dibujado por Ipocrito


En Jinko, Reitan mira al cielo, boquiabierto.


- “Me… me ha dejado tirado…” – dice el herajín.

- “Escucha, muchacho…” – dice Son Para, al que siguen sus hermanos. – “¿Tienes idea de cómo vamos a salir de aquí?”


En Makyo, Trunks mira fijamente al enemigo.


- “Así que ese es Moro…” – murmura el hijo de Vegeta.

- “Su poder es aterrador…” – dice Gohan, serio. – “Y sus habilidades… No sabría describirlas.”

- “Yo tengo mis propios trucos.” – responde Trunks.

- “Eso veo…” – dice Gohan, esbozando una media sonrisa. – “Ha pasado mucho tiempo desde la última vez.”


Trunks mira al mestizo y le devuelve una breve sonrisa antes de ponerse serio.


- “He visto lo que ha sucedido…” – dice el hijo de Vegeta.

- “Se lo haré pagar.” – responde Gohan, frunciendo el ceño.


Moro los observa con atención.


- “No importa cuantos seáis…” – dice el brujo. – “No vais a poder detenerme. Os falta determinación… La determinación que encuentras en una prisión de hielo durante una eternidad…” – aprieta los dientes.


Trunks desenfunda su arma y los dos mestizos se ponen en guardia, listos para el combate que decidirá el destino del universo.


En el Makai, Vegeta puede ver una tenue luz al final del túnel.


- “¡¿Una salida?!” – acelera el ritmo de su carrera.


Al salir a una caverna, el saiyajín se detiene al contemplar a Son Goku aprisionado en una columna de hielo.


- “G… Goku…” – se extraña Vegeta, que se acerca tímidamente a él.


El saiyajín toca el hielo con sus dedos y éste empieza a extenderse por ellos rápidamente. Vegeta se asusta y retrocede, pero tiene que tirar con todas sus fuerzas para liberarse, arrancándose la piel de sus yemas


- “Esto no es hielo normal…” – murmura el saiyajín, preocupado.


En el interior del hielo, Son Goku ignora la presencia de su amigo, y camina en completa oscuridad.

domingo, 13 de marzo de 2022

DBSNL // Capítulo 240: Nada que perder

DBSNL // Capítulo 240: Nada que perder

“Destruiré lo que queda de vuestro mundo.” 



En Makyo, Moro esboza una media sonrisa pícara con las seis Dragon Balls convertidas en piedra flotando sobre su mano.


El renacido namekiano mira al brujo fijamente. Los demás lo miran a él con tristeza, pues significa la desaparición de las esferas.


Krilín se acerca al desconocido.


- “¿Piccolo?” – pregunta el terrícola con recelo.

- “Mi nombre no importa…” – revela el namekiano, que con magia cambia su ropa a un gi morado con un chaleco largo amarillo encima, un cinturón y un collarín naranjas y botines namekianos marrones.


Moro sigue sonriendo.


- “Estoy impresionado…” – dice el brujo. – “No esperaba que te atrevieras hacer algo así… Es una pena que no haya servido de nada.”

- “¿EH?” – se asustan todos.


Slug embiste al enemigo a una velocidad de vértigo e intenta propinarle un puñetazo, pero el brujo materializa un espejo que se rompe con el golpe, dejando al brujo y al namekiano cara a cara.


Moro retrocede de un salto para recuperar la distancia. Los dos mantienen la mirada fija el uno en el otro.


- “He visto la destrucción que causaron los Kashvar en Konats… Y lo que le hiciste a mi hogar.” – dice Slug. – “No permitiré que el universo sufra ese horror.”


Slug aprieta los puños y aviva su aura incolora. Moro espera con una inquietante calma.


El namekiano, sin previo aviso, extiende su mano derecha hacia el brujo, agarrando su muñeca con la izquierda, disparando por sorpresa un devastador ataque que ilumina por completo el planeta.


El ataque engulle a Moro. Makyo tiembla. La luz es cegadora.


Lejos de allí, Ub, con su ropa rasgada, magullado y dolorido, camina tambaleándose hacia el combate, viendo el destello a lo lejos.


Son Gohan desciende frente a él con Pan en brazos.


- “Gohan…” – dice Ub, agachando la cabeza. – “Yo…”

- “Por favor.” – le interrumpe el mestizo. – “Cuida de ella.”


Gohan entrega el cuerpo de Pan al chico.


- “Por supuesto…” – dice Ub. – “¿Qué vas a…?”


Ub puede ver en los ojos de Gohan una ira contenida que jamás había presenciado. 


Mientras tanto, la polvareda se está disipando, revelando a Moro, aún sosteniendo las esferas en su mano. Un gran surco se encuentra a su alrededor, pero el suelo sigue intacto bajo sus pies. 


Slug aprieta los dientes, frustrado y preocupado.


- “¿No ibas a detenerme, namekiano?” – pregunta Moro con retintín.

- “No te saldrás con la tuya…” – replica Slug. – “He presenciado el curso de la historia durante eones… Y la gente como tú no gana…”


De repente, a los pies de Slug aparece un extraño humo negro del que nacen unas cadenas vaporosas que se enrollan en las manos del namekiano y lo subyugan, haciendo que se arrodille


- “K… kk…” – gruñe Slug, sorprendido por la magia del brujo.

- “¿La gente como yo?” – murmura Moro, muy serio. – “Si has vivido tanto tiempo, deberías entenderme… El Universo no será libre hasta que desaparezca la voluntad de los viejos Dioses.”


Un kienzan avanza rápidamente hacia el brujo, que sin mirarlo alza su mano hacia él y un rayo cae del cielo, interceptando el disco y haciéndolo estallar.


Krilín, el lanzador, observa desde una colina cercana.


- “Maldito…” – gruñe el terrícola.


Mai se agacha y agarra a Baicha de los hombros. El pequeño sostiene la cabeza de Pino.


- “¡Huye!” – exclama la mujer. – “¡Aléjate de aquí todo lo que puedas!”


Bra se abalanza sobre Moro por la espalda, pero un torrente de lava brota del suelo bajo sus pies, obligándola a protegerse y saliendo repelida, con su cuerpo humeante, perdiendo si top rosa y las mangas de su camiseta negra, cayendo al suelo de espaldas.


Shula embiste a Moro, pero varias estalagmitas brotan del suelo y una de ellas se clava en su costado, deteniendo su avance.


Moro camina hacia hasta el namekiano y, con una macabra sonrisa, le coloca la mano izquierda sobre la cabeza. 


- “Ha sido un truco interesante, Piccolo…” – dice el brujo. – “Pero no puedes esconderte de mí…”


La mano de Moro brilla con una perturbadora luz negra. Slug puede sentir una extraña y aterradora sensación de vacío, como si parte de él estuviera abandonando su cuerpo.


Poco a poco, las Dragon Balls recuperan su brillo y vuelven a la vida.


Cuando Moro termina, Slug se desploma.


- “Ja… jaja…” – ríe el brujo.


Gohan ha regresado al campo de batalla y se da cuenta de que en el suelo se encuentra un trozo del collarín blanco de Pan, ahora ensangrentado. El mestizo lo recoge.


Moro observa detenidamente las Dragon Balls en su poder y sonríe victorioso.


Pero un disparo de energía golpea una esfera, que choca en otra y rompe el equilibrio haciendo que caigan todas al suelo.


- “¿Eh?” – gruñe Moro, sorprendido.


Mai, con una rodilla hincada en el suelo, ha disparado.


- “Moscas molestas…” – gruñe el brujo.


Baicha, con Pino en brazos, corre hacia el castillo.


Son Gohan se ha atado el collarín ensangrentado en la cabeza a modo de cinta.



Dibujado por Ipocrito



El mestizo clava su mirada en Moro, alertando al brujo con su presencia.


- “Hmm…” – murmura el brujo.


Los ojos del saiyajín brillan de color verde y un aura amarilla envuelve su cuerpo. Su cabello sigue siendo negro.


Moro no parece impresionado.


- “Tú…” – dice el brujo. – “¿Quieres intentarlo?” – se mofa.


Gohan no responde. La mirada del mestizo da escalofríos.


Moro escupe al suelo con desprecio.


- “Voy a tener que dar una lección a los terrícolas… por entrometidos…” – dice el brujo. – “Destruiré lo que queda de vuestro mundo.” 


Gohan aprieta sus puños con rabia.


- “En mi mundo ya no queda nada.” – responde el saiyajín.


Una onda expansiva de energía nace del cuerpo de Gohan y hace temblar el planeta, sorprendiendo incluso al brujo.


- “No está nada mal para un mortal…” – se emociona Moro. – “¡Lo admito!”


Krilín se da cuenta del poder que emana del mestizo.


- “Ese poder… ¡Es…!” – exclama sombrado. – “¡¿Cómo es posible?!”


Son Gohan embiste a su enemigo, y como un rayo aparece frente a él.


- “¿EH?” – se sorprende el brujo.


Gohan le propina un puñetazo, pero Moro materializa frente a él un espejo que se rompe con el impacto, neutralizando el golpe.


El mestizo retrocede.


- “¡MASENKO!” – dispara Gohan.


Moro materializa una pared de roca que estalla con el ataque, frenándolo.


El brujo provoca un socavón bajo los pies de Gohan, hundiéndolo en la tierra, mientras de los alrededores del agujero nacen cuatro serpientes de fuego que se unen y precipitan dentro del hoyo.


Gohan, furioso y protegido por una barrera de energía, resurge del pozo de lava.


Moro aprieta los dientes, frustrado.


- “Diviérteme, mortal…” – sonríe forzosamente entre dientes.


En el Makai, el martillo de Sesshoseki cae al suelo hecho añicos. El demonio se encuentra de rodillas, con su cuerpo humeante y una lanza calvada en su abdomen. 


- “Ah… ah…” – respira con dificultad.


Dabra camina hasta él y coloca el filo de su espada en el cuello del demonio.


- “Yo, Dabra, Rey de los Demonios, te condeno a cadena perpetua por traición” – le dice el diablo. – “¿Últimas palabras antes de convertirte en una estatua?”


Una voz interrumpe la escena.


- “Nos encontramos de nuevo, Príncipe Dabra.” – dice el recién llegado.


Dabra sonríe al reconocerlo.


- “Kerubero…” – dice el diablo. – “¿De verdad quieres enfrentarte a mí?”

- “Aún tengo alguna clase que darle, señor.” – responde el mayordomo.

- “La última vez ya no estuviste a la altura…” – se burla Dabra. – “¿Qué te hace pensar que hoy va a ser distinto? Mi poder se ha multiplicado…”


Kerubero agarra su bastón como si fuera una espada y se coloca en pose de esgrima.


- “Y veo que tu prepotencia también…” – sonríe el mayordomo.


Dabra se olvida del moribundo Sesshoseki y clava su mirada en Kerubero.


No muy lejos de allí, Trunks y Goten se ocultan tras unas rocas, observando la escena.


- “¿Debemos confiar en ese demonio?” – pregunta Trunks, preocupado por su padre.

- “¿Es que tenemos otra opción?” – dice Goten. – “Parece que él conoce este lugar mejor que nadie…”


Los gritos de los demonios que esperaban en la plaza del castillo retumban en todo el Makai. Las almas torturadas gritan y claman al cielo, esperando que Moro los libere.


En Makyo, Gohan dispara una ráfaga continua de ki que el brujo detiene lanzando un torrente de piedras que interceptan cada ataque, estallando en el aire.


Gohan aparece entre la polvareda e intenta golpear al brujo, que detiene el puñetazo con su mano izquierda. Las miradas de los dos adversarios se cruzan.


En la mano derecha del brujo se concentra una esfera de aire girando a gran velocidad; el brujo la proyecta hacia Gohan, que intenta detenerlo con su brazo libre, pero al estallar sale repelido a varios metros de distancia.


Moro alza su dedo hacia el cielo y un rayo brota del suelo, alcanzando a Gohan y envolviéndolo en una terrible tortura eléctrica.


- “¡¡¡KYAAAAAH!!!” – grita el mestizo.


Gohan lucha contra el corriente eléctrico y aviva su aura dorada, haciendo que la electricidad se disipe. Su aura dorada ahora se torna transparente.


Krilín observa el combate desde la distancia.


- “Es impresionante…” – dice el terrícla. – “Creía que Beerus…”

- “¿Qué ocurre?” – pregunta Mai.

- “Poco a poco… Gohan está despertando de nuevo todo su poder oculto…” – revela Krilín esbozando una media sonrisa esperanzadora.


Los ojos del mestizo dejan de brillar con luz verde y vuelven a la normalidad.


En la Tierra, Baba mira al suelo mientras recibe una reprimenda de Madas.


- “Lo siento…” – dice la bruja. – “Era la única manera…”

- “Usar la Bella Durmiente… el poder del Makai…” – titubea. – “Para romper la técnica de Beerus…”

- “Son Gohan es el único que puede detener a Moro.” – dice Baba. – “Pero no puede enfrentarse a Moro usando una transformación que usa el odio y la rabia como combustible… Necesitará un corazón sereno.”


Madas se queda pasmado ante las palabras de Uranai Baba, que le impactan como un de ja vu, meditando si, en el fondo de su mente, aunque no pudiera recordarlo, parte de él conoció el plan en algún momento.


Moro y el hijo de Goku se miran fijamente, en sus miradas puede verse la determinación de ambos contrincantes.

domingo, 6 de marzo de 2022

DBSNL // Capítulo 239: El mal en persona

DBSNL // Capítulo 239: El mal en persona

“Así que ese es Moro…”



En Makyo, una mano derecha azul raquítica aparece de entre la bruma, reclamando.


De repente, las Dragon Balls son arrebatadas de las manos de nuestros amigos y salen volando hacia Moro. En su otra mano ya flota la esfera de siete estrellas que le consiguió Shido.


- “¡Las Dragon Balls!” – lamenta Pan, que se agarra a la esfera de tres estrellas y es arrastrada con ella.

- “¡¡PAN!!” – exclama Gohan.


Nuestros amigos no han podido retener las esferas. Ahora las seis levitan sobre la mano del brujo. Pan está colgada de una de ellas.


- “Muchas gracias.” – sonríe Moro.


El brujo eleva las esferas haciéndolas girar como una noria para hacer que Pan ascienda hasta ponerla a su altura. 


- “¿Qué tenemos aquí?” – la sonrisa del brujo se torna macabra.


Pan no puede evitar sentir miedo al encontrarse frente al enemigo, cuya presencia helaría la sangre del guerrero más valiente.


Gohan da un paso al frente, preocupado.


- “¡NO LA TOQUES!” – exclama el mestizo.

- “Maldición…” – gruñe Piccolo. – “Puede parecer un anciano, pero ha derrotado a Vegeta.” – advierte. – “Y la sexta esfera debe ser la que estaba disputando Trunks…”


Moro agarra a Pan del cuello y la levanta sin perder la macabra mueca


- “Admiro vuestra fuerza de voluntad…” – dice el brujo. – “Lo tenéis todo en contra y aún así no os dais por vencidos… Entiendo ese sentimiento mejor que nadie.”


El brujo empieza a apretar el cuello de la muchacha, clavándole las uñas mientras ella le agarra la mano para intentar liberarse, pero todo esfuerzo es en vano.


- “Grrr… Gha…” – lucha ella, incapaz de hablar.

- “Pero no estáis dispuestos a hacer los sacrificios que requiere vuestra causa.” – advierte Moro. – “Y yo sí.”


El collarín blanco de Pan se tiñe de rojo lentamente.


Bra se transforma en Súper Saiyajín.


- “¡¡SUÉLTALA!!” – exclama la hija de Vegeta.


- “Todo ha salido mal…” – lamenta el namekiano. – “No podemos ganar… pero aún podemos hacer algo…”


El namekiano agarra el hombro de Krilín, que lo mira aún estupefacto.


- “Tengo que desaparecer.” – dice Piccolo.

- “¿Qué estás diciendo?” – pregunta Krilín, letárgico.

- “No podemos salvar a los demás… Pero podemos detener la venida del Makai.” – insiste el namekiano. – “Las esferas están ligadas a mí. Cuando desaparezca, las esferas se convertirán en piedra, tal y como pasó cuando Kamisama se unió conmigo.”


Moro lo ha oído y sonríe.


- “Eso te honra, Piccolo.” – se burla el brujo. – “Sacrificarte por los mortales… Muy noble… ¿Qué opinan los demás? ¿Acaso no queréis resucitar a esta muchacha?”


La duda embarga a todos. Piccolo teme cuál puede ser el siguiente movimiento del brujo.


Gohan ya ha salido volando a toda velocidad hacia su hija antes de que los demás se dieran cuenta.


Un crujido estremece a todos los presentes. Gohan se detiene aún a varios metros de distancia del enemigo. Silencio en Makyo. Pan ha dejado de luchar.


Moro suelta a la muchacha, que se desploma contra el suelo, a sus pies.


- “Pan…” – murmura Gohan, aún incapaz de reaccionar.


Krilín, Pino, Ub, Bra y Shula se han quedado sin palabras. Mai se tapa la boca con ambas manos para ensordecer su grito. Baicha se da la vuelta y abraza la pierna de la mujer.


De repente, una fuerte corriente de aire llama la atención del namekiano y de los demás.


Bra está preparando la técnica más poderosa de su arsenal.


- “Me las pagarás…” – gruñe mientras apunta con ambas manos al enemigo.

- “¡Espera!” – exclama Piccolo.

- “¡¡FINAL FLASH!!” – dispara ella.


Mai abraza a Baicha. Ub, Krilín y Shula se cubren.


El ataque de Bra avanza rápidamente hacia Moro, pasando a pocos metros de Gohan, aún inmóvil.


Moro genera una barrera de aire esférica que lo rodea y gira a toda velocidad. El Final Flash impacta en la burbuja del brujo y la empuja, pero esta no cede.


- “Ridículo.” – gruñe el brujo con prepotencia.


El ataque estalla. El cuerpo de Pan sale volando, perdiendo su collarín, y Gohan no duda en atrapar a su hija al vuelo. Con la muchacha en brazos, el mestizo cae de rodillas al suelo.


Piccolo, al ver la escena, cierra sus ojos con fuerza.


- “Lo siento, Son Gohan.” – dice el namekiano. – “Lo siento mucho.”


Piccolo se eleva y se coloca en posición de meditación, con las piernas cruzadas y las manos juntas, conectando las yemas de los dedos de ambas manos.


Krilín observa al namekiano.


- “Piccolo…” – murmura Krilín, que aprieta los dientes con rabia. – “Maldita sea…”

- “Espero que podáis perdonarme.” – se despide el namekiano.


Piccolo recuerda enfrentarse a Goku en el 23º Torneo de Artes Marciales, luchar a su lado contra Radtiz, conocer a Gohan y entrenarlo, luchar junto a él contra Vegeta y Nappa, su llegada a Namek…


- “Hasta siempre, Son Gohan.” – piensa el namekiano.


La polvareda se disipa lentamente y revela a Moro, que no ha sufrido ni un rasguño.


Bra, que respira cansada tras poner todas sus fuerzas en el ataque, aprieta los puños con rabia al ver que no ha sido efectivo.


En el interior de la mente del namekiano, Slug y Piccolo se encuentran cara a cara. El milenario namekiano pone la mano sobre el hombro de nuestro amigo.


- “Por favor…” – dice Piccolo.

- “Te lo prometo.” – sonríe Slug. – “Seremos la misma persona. Tu voluntad seguirá conmigo.”


Ub, movido por la ira al ver al brujo con vida, se envuelve en el aura del Kaioken.


- “¡¡HYAAAAA!!” – carga contra Moro.


El brujo, con desgana, apunta al terrícola con un dedo y éste se queda inmovilizado en el aire.


- “¿EH?” – se sorprende Ub.


Moro levanta su dedo y el chico se eleva. El brujo apunta hacia abajo y Ub se estampa contra el suelo, incrustándose en el pavimento y perdiendo su aura. Moro hace un gesto de desprecio con su mano hacia un lado y el chico de Isla Papaya sale disparado en esa dirección, estrellándose contra todo lo que encuentra a su paso hasta perderse en el horizonte.


Son Gohan sigue abrazado a su hija, absorto e ignorando la batalla.


De repente, Moro se fija en las Dragon Balls que levitan sobre su mano; se han convertido en piedra.


Slug ha renacido y ahora camina entre los otros guerreros.


Krilín mira al extraño y aprieta sus ojos con fuerza.


- “Se ha terminado…” – dice el terrícola. – “Las Dragon Balls… ya no existen…”


Bra se tapa los ojos con ambas manos; no puede evitar llorar.


Mai abraza a Baicha mientras niega con lágrimas en los ojos.


Nuestros amigos se dan cuenta de que han perdido a sus seres queridos para siempre.


La pena de todos contrasta con la actitud de Moro. El brujo no parece preocupado.


En lo más profundo del Makai, en la mente de Son Goku, el saiyajín sigue caminando inmerso en oscuridad.


- “De repente… siento aún más frío…” – murmura el saiyajín. – “¿Qué estará pasando?”