miércoles, 28 de abril de 2021

DBZ/S – SAGA BLACK REIMAGINED / Capítulo 8: Kaioshin

DBZ/S – Saga Black Reimagined / Capítulo 8: Kaioshin



En la Atalaya de Kamisama, el avión de Videl aterriza. Mr. Popo y Dende los reciben.


Gyuma, con la Número 18, es el primero en apearse, seguido de Chichi, que lleva a la pequeña Marron de la mano. Bulma, que ya ha despertado, Oolong y Umigame van después. La hija de Satán es la última en bajar.


- “¡Necesitamos ayuda!” – dice el padre de Chichi.

- “¡Ponedla en el suelo!” – responde Dende.


Gyuma coloca a la androide en el pavimento y el namekiano coloca sus manos sobre ella; una tenue pero cálida luz nace de las manos de Dende. La Número 18 no tarde en despertar.


- “¿Dónde estoy?” – pregunta ella. – “¡MARRON!” – se incorpora sobresaltada, asustando a Dende, que cae al suelo sentado

- “Tranquila” – dice Videl. – “Estas a salvo.”

- “Marron está aquí” – añade Chichi.


La pequeña se acerca a su madre y las dos se funden en un tierno abrazo.


Mientras tanto, Mr. Bu y Trunks han tomado tierra en una isla cercana; el lugar donde Goku y Krilín entrenaron con Roshi hace ya tantos años.


Bu ha curado a Trunks. El chico mira al cielo con preocupación.


- “¿Seguirá vivo?” – se pregunta el mestizo.

- “Le hemos dado de lleno…” – dice Bu.

- “Eso creo…” – responde Trunks.


Mr. Bu sonríe.


- “Vayamos a la Atalaya con los demás.” – dice el amigo de Satán. – “Seguro que nos esperan.”


Trunks asiente.


Mientras tanto, en el futuro, Son Gohan ha aterrizado en la descuidada Atalaya de Kamisama y camina por el corredor central delimitado por palmeras muertas.


El hijo de Goku mira a su alrededor con pena de ver un lugar tan precioso en ese estado.


De repente, a su espalda, dos personajes aterrizan. Gohan se da la vuelta y se sorprende al ver a los visitantes.


En el otro futuro, Trunks ha despertado de su reparadora siesta en el salón de la Corporación Cápsula. Las luces están apagadas.


El hijo de Vegeta está un poco desorientado, pero pronto oye ruido en el taller.


En penumbra, Trunks camina por los pasillos de la Corporación, guiándose por la tenue luz que emana de la puerta entreabierta del taller.


El mestizo llega a su destino y abre la puerta.


- “Mamá…. ¿Qué estás…?” – dice el muchacho.


En ese momento, el chico se queda pasmado.


- “¡Eso…! ¡Eso es…!” – dice emocionado.


Bulma, con su mono de trabajo y una llave inglesa en la mano, sonríe con seguridad.


- “Una nueva máquina del tiempo” – dice ella.

- “Pero… ¡¿Cómo…?!” – se sorprende Trunks. – “¡¿Porqué…?!”

- “Habías muerto… y la máquina había desaparecido…” – dice Bulma. – “No pensaba quedarme de brazos cruzados…” – sonríe melancólicamente.

- “Mamá…” – suspira Trunks, conmovido.


Bulma se acerca a su hijo y le acaricia el rostro.


- “Úsala.” – dice ella.

- “¿Qué?” – se sorprende el mestizo. – “Pero… tu querías…”

- “Quería saber que mi hijo seguía vivo, aunque fuera en otro mundo... y eso ahora ya lo sé.” – dice Bulma.


Trunks sonríe.


- “Muchas gracias, mamá.” – dice el mestizo.


En ese instante, tocan al timbre e interrumpen el tierno momento.


- “¿Eh?” – se sorprende Bulma.


La mujer saca una PDA del bolsillo de su bata.


Bulma usa el dispositivo para ver a través de la mirilla electrónica.


- “¿Quiénes son esos?” – se pregunta ella.


En el presente, en el planeta de los Kaioshin, dos gigantescos ozaru rugen al cielo. Los Kaioshin miran asombrados a los simios.


- “¡Son aterradores!” – dice Shin.

- “Salvajes…” – refunfuña Kibito.


Vegeta sonríe. Son Goku gruñe.


- “Bien…” – dice el saiyajín. – “Ahora deberíamos…”


Un puñetazo sacude a Vegeta y hace retroceder.


- “¡Kakarotto!” – protesta Vegeta. – “¡¿Es que…?!”


Un segundo golpe hace que Vegeta caída de espaldas al suelo.


Los Dioses se asustan.


- “¡¿QUÉ HACEN?!” – se asusta Shin.

- “Son Goku no puede controlarse en esta forma…” – murmura el anciano.


Goku ruge desafiando a Vegeta.


- “¡¡GRRRRRRRAAAAAHH!!” – brama Goku.

- “¿Ahora quieres pelear?” – dice Vegeta con retintín.

- “Grrrr…” – gruñe el ozaru terrícola.


Vegeta sonríe mientras recuerda una conversación con Bulma.


Bulma está tumbada en la cama, leyendo un libro en su PDA. Vegeta ha salido de la ducha, en su espalda ha desaparecido el muñón de su cola. Sobre la estantería, la armadura rota que el saiyajín usó en Namek.


- “Es mejor así…” – dice Bulma. – “No querrás transformarte una noche de luna llena y destruir la ciudad, ¿no?”

- “¿Y porqué iba a destruir la ciudad?” – protesta Vegeta.

- “Son Goku era un salvaje cuando se convertía en mono gigante.” – dice Bulma.

- “¡¿Por quién me tomas?!” – protesta el saiyajín. – “¡Yo soy el Príncipe de los saiyajín! ¡No pierdo los estribos tan fácilmente!”


Goku abre sus fauces y una esfera de ki rojo como la sangre empieza a generarse, pero Vegeta le cierra el hocico con la mano izquierda.


Kakarotto intenta propinarle un puñetazo a su compañero, pero Vegeta intercepta el golpe con su mano derecha.


Vegeta realiza una llave de judo, cargando a Goku sobre su espalda y haciéndolo volar antes de estrellarlo contra el suelo.


El planeta de los Dioses se estremece.


Goku se revuelve y, desde el suelo, dispara una esfera de ki con la boca. Vegeta lo esquiva y el ataque desaparece en el cielo.


Vegeta propina un puñetazo en la cara a su compañero, que sigue forcejeando, así que le golpea de nuevo.


Kibito está aterrado.


- “Son compañeros… y… y no dudan en…” – titubea el ayudante del Kaioshin del Este.

- “Son saiyajín…” – dice el anciano. – “Así es como se relacionan…”


Goku agarra el brazo de Vegeta y lo muerde.


- “¡GGRAAH!” – se queja Vegeta, que lo aparta.


Kakarotto aprovecha el momento para disparar a su adversario, esta vez alcanzándole en el hombro, desequilibrándolo y haciéndole caer al suelo.


Son Goku se levanta y salta sobre Vegeta, pero éste lo detiene en el aire, empujándolo con las dos piernas y alejándolo de nuevo.


Los dos guerreros se levantan. Kakarotto no parece dispuesto a rendirse, pero Vegeta ya está harto.


- “¡A la porra!” – levanta su mano derecha Vegeta. – “¡BIG BANG ATTACK!”


Una inmensa esfera de ki amarrillo es proyectada e impacta contra Goku de lleno. Una gran explosión tiene lugar.


- “¡VEGETA!” – exclama Shin, preocupado. – “¡LO VAS A MATAR!”

- “Je…” – sonríe Vegeta con picardía. – “No subestiméis la resistencia de los ozaru…”


La polvareda se disipa lentamente. Lo que revela sorprende al mismísimo Príncipe. Un brillo dorado parpadeante ilumina la escena.


- “¿Eh?” – se extraña Vegeta.


De repente, Kakarotto ruge y su ki estala, disipando el polvo por completo y tiñendo el pelaje del simio de oro.


Goku se golpea el pecho en señal de dominancia.


Muy lejos de allí, en el espacio exterior, Black está suspendido en el cielo, con la parte superior de su gi hecha trizas.


- “Bastardos…” – gruñe el Dios caído. – “Como osan… Usar el poder de los Dioses contra mí… Dos mortales…”


Black se cruza de brazos, pensativo, flotando en el espacio.


- “Dejaré la Tierra por ahora…” – refunfuña el Dios.


Una sonrisa se dibuja en su rostro.


- “Ya sé…” – dice Black. – “Me desquitaré con ellos…”


En Namek, los habitantes del planeta viven en paz. En una aldea, varios aran el campo. Moori está de pie frente a su casa, mirando al cielo. 


Un joven se le acerca.


- “¿Qué ocurre, Gran Patriarca?” – pregunta el muchacho.

- “Un gran mal ha azotado la Tierra…” – responde el anciano. – “Un poder que no había sentido jamás…”


De repente, en el centro de la aldea, Black aparece con una apariencia que aterra a todos.


- “¡¡FREEZER!!” – grita un aldeano.

- “¡¡ES FREEZER!!” – grita otro.


Los namekianos huyen rápidamente.


El joven se pone en guardia.


Moori mira al recién llegado fijamente. Una gota de sudor frío recorre su frente.


- “¿Quién eres?” – pregunta el namekiano. – “¿Qué quieres de nosotros?”


Freezer sonríe.


- “Antes de la creación, viene la destrucción.” – sentencia el Dios.


En el futuro, Gohan, se ha encontrado en la Atalaya con dos personajes que enseguida reconoce; son Shin y Kibito.


- “¡Kaioshin!” – saluda Gohan, contento de ver un rostro conocido.


Los dos Dioses están muy serios.


- “¿Cómo te atreves a pisar un lugar sagrado?” – gruñe Kibito.

- “¿Eh?” – se sorprende Gohan.


El ayudante de Shin alza su mano y empuja a Gohan con su ki.


Son Gohan se protege mientras retrocede unos centímetros; algunas baldosas salen volando.


- “¡Kibito!” – exclama el mestizo. – “¡No soy…!”


El Dios no escucha y embiste a Gohan, dispuesto a darle un golpe con el canto de la mano derecha.


El mestizo detiene el golpe sin dificultad.


- “¡Detente, Kibito!” – insiste Gohan.

- “¡MUERE!” – grita el Dios, que prepara un puñetazo con su mano libre.

- “¡BASTA!” – interviene Shin.


Con el grito del Kaioshin del Este, Kibito se detiene.


- “Él no es nuestro enemigo.” – dice Shin.

- “¿Eh?” – se sorprende Kibito.


Gohan suelta a Kibito, que retrocede.


- “¿Qué haces aquí, Son Gohan?” – pregunta Shin.

- “Así que me has leído la mente…” – sonríe el mestizo.


Shin también sonríe de forma cómplice.


En el otro futuro, Trunks y Bulma han acudido a recibir a los extraños que tocaron al timbre. Bulma se ha quedado en el pasillo, mirando desde la esquina. Trunks abre la puerta.


Al ver a los extraños, Trunks palidece.


- “V… vosotros…” – titubea el hijo de Vegeta. – “¡¡ESTÁIS CON ÉL!!”


Un gran estallido tiene lugar frente al recibidor de la Corporación Cápsula.


Trunks sale de su casa y camina entre la polvareda.


En el cielo, el mestizo divisa dos figuras de estatura dispar que sobrevuelan la zona. Parecen intactos.


- “Bastardos…” – gruñe el mestizo. – “¡¡NO DEJARÉ QUE LE HAGÁIS DAÑO OTRA VEZ!!”


Trunks, furioso, se transforma en Súper Saiyajín y alza el vuelo hacia sus enemigos.


De repente, el mestizo siente que lo han inmovilizado. La figura pequeña ha extendido su mano derecha hacia él. 


- “¿Qué?” – sufre el saiyajín. – “Malditos…”

- “Cálmate, Trunks.” – dice el pequeño extraño. – “No tienes que…”

- “¡CÁLLATE!” – grita el hijo de Vegeta. – “No dejaré que la toquéis… ¡¿Me habéis oído?!”


Trunks lucha por liberarse, obligando al extraño a usar las dos manos para retenerle.


- “Malditos…” – gruñe Trunks, que no se rinde.


Bulma sale de la casa y mira al cielo, donde puede ver a su hijo sufriendo.


- “¡¡TRUNKS!!” – exclama ella.


Trunks, al oír la voz de su madre, recuerda a Black asesinando a Bulma.


- “¡¡YAAAAAAAAAAH!!” – grita el mestizo desesperadamente, liberándose del ataque.


Su aura se ha avivado y su energía ha provocado un vendaval que sacude la zona, haciendo que las figuras retrocedan y deban cubrir sus rostros.      


El cabello de Trunks se ha encrespado aún más y relámpagos de ki chasquean a su alrededor.


- “Pagaréis lo que hicisteis…” – gruñe el mestizo.


Trunks embiste a sus enemigos.


El grandullón se coloca frente al pequeño, en actitud protectora; Trunks lo despacha un golpe en la barriga que lo dobla de dolor, pare después rematarlo con un codazo en la espalda que lo lanza contra el suelo.


Trunks carga contra el segundo enemigo y lo agarra por el cuello con la mano derecha. El pequeño lucha por aflojar el agarre del mestizo, pero al no lograrlo, extiende su mano hacia el rostro de Trunks hasta que, finalmente, logra tocar su frente con el dedo índice.


En ese instante, Trunks libera al extraño y retrocede, traspuesto.


- “Sois… sois Kaioshin…” – dice el mestizo, asombrado, mientras regresa a su estado base.


El muchacho se frota el cuello, libre pero dolorido.


- “Me llamo Shin.” – se presenta el Dios. – “Y él es Kibito.” – señala a su compañero, que se está levantando magullado de entre los escombros. – “No esperábamos este recibimiento… pero es comprensible, visto lo visto…”

- “Él es… es uno de los vuestros…” – dice Trunks.

- “Lo desconocía…” – sufre Shin. – “Pero eso parece…”


En el presente, en el Planeta de los Kaioshin, ahora es Son Goku, transformado en ozaru dorado es quien está propinando una paliza a Vegeta, que intenta protegerse, pero la brutalidad de su compañero lo hace imposible.


Los dos se agarran de los hombros.


- “¡¡KAKAROTTO!!” – grita Vegeta, intentando hacer entrar en sí a su compañero.


Vegeta propina un cabezazo a Goku, pero éste ni se inmuta.


- “GRRRR…” – gruñe el simio enloquecido.


Goku cabecea a Vegeta, haciéndole sangrar. El Príncipe retrocede, aturdido, lo que Kakarotto aprovecha para propinarle un puñetazo que lo derriba.


Goku salta sobre Vegeta y empieza a propinarle violentos golpes salvajes que incrustan al gigantesco ozaru marrón en el pavimento.


- “¡GRA! ¡GRA! ¡GRAAAA!” – grita Kakarotto con cada golpe.


Los Dioses observan terrados la escena.


- “¡A ESTE PASO LO MATARÁ!” – exclama Shin.

- “¿Quién lo iba a decir…?” – murmura el anciano. – “Que alguien como Son Goku albergaba tanta violencia en su interior…”


Vegeta deja de defenderse.


Goku, viéndose victorioso, se aparta y brama al cielo.


El simio no tarde en fijarse en los Dioses que le observan.


- “Es el fin…” – teme Kibito.


De repente, Vegeta, con la mano izquierda, agarra la cola dorada de Goku, que se sorprende al ver que su enemigo sigue vivo.


- “¿Crees que hemos terminado, Kakarotto?” – sonríe el simio marrón.

- “Grrr…” – gruñe Goku.

- “No dejaré que me derrote un guerrero de clase baja…” – dice Vegeta, recordando su enfrentamiento en la Tierra hace tantos años. – “¿Lo has oído, Kakarotto?”


El pelaje alrededor de la mano que sujeta la cola de Goku se torna dorado; la transformación avanza hacia el torso.


- “Estamos luchamos como saiyajín…” – dice Vegeta.


La transformación cubre a Vegeta y termina en su mano derecha, que se cierra en un puño.


- “¡Y YO SOY EL PRÍNCIPE!” – exclama al propinar un tremendo puñetazo en la cara de Kakarotto que lo noquea.


Ahora, Vegeta, transformado en ozaru dorado, golpea sus puños entre sí.


Los Dioses están asombrados.


- “Vegeta es impresionante…” – dice Shin.


El cuerpo de Vegeta empieza a brillar y a encoger hasta tener el tamaño de un humano.


- “¡¿Qué significa esto?!” – se pregunta Kibito.


Mientras tanto, Son Goku se ha levantado y sacude su cabeza para despejarse.


- “GRRR…” – gruñe el simio, buscando a su adversario.


El brillo de Vegeta llama su atención y, sin dudarlo, se abalanza contra la luz.


De repente, tras un estallido sonoro que ensordece a los presentes, Kakarotto sale disparado a más de un kilómetro de distancia y el simio cae al suelo inconsciente.

domingo, 25 de abril de 2021

DBSNL // Capítulo 194: Viento endiablado

DBSNL // Capítulo 194: Viento endiablado

“Una sola esfera me ha dado este poder…”



En el planeta Tritek, el enemigo ha engullido la Dragon Ball de dos estrellas y su energía ha estallado, bañando el mundo en luz negra y roja.


Lentamente, el brillo se disipa y revela al enemigo transformado. Ahora el demonio luce un aspecto reptiliano, con la Dragon Ball, ahora rota y de un tono más oscuro, en su ombligo.




Dibujado por Ipocrito




Son Gohan se sorprende ante la nueva apariencia del diablo.


- “¡¿Qué significa esto?!” – refunfuña el mestizo.


El demonio sonríe.


- “Veras…” – presume el enemigo. – “Estas esferas son objetos mágicos cargados de una energía extraordinaria… así que he decidido usarlo.”

- “Por eso las busca Moro…” – piensa Gohan.


Un torbellino aparece a los pies del dragón. Gohan se prepara.


El demonio sale disparado hacia el mestizo.


- “¡¡TE MATARÉ!!” – exclama el diablo, que se dispone a propinar un puñetazo a Gohan.


Son Gohan esquiva el golpe, dejando pasar de largo al enemigo, que sonríe y mira de reojo a nuestro amigo.


- “¿Eh?” – se extraña Gohan, que justo en ese instante se da cuenta de que el brazo de su adversario está envuelto en una corriente circular de aire.


El tornado estalla y empuja a Gohan, lanzándolo a través del bosque, derribando todos los árboles que encuentra a su camino.


Mientras tanto, en la ciudad, Ten Shin Han se ha quedado pasmados ante el oscuro poder que sienten. Krilín cae de rodillas al suelo, aquejando un terrible dolor.


- “¡¿Qué ocurre?!” – se preocupa su amigo de tres ojos.

- “Es otra vez esa sensación…” – dice el terrícola. – “La oscuridad del Makai…”


Ten Shin Han se acerca a su amigo y se prepara para socorrerte.


- “Te llevaré a la nave.” – dice Ten.

- “¡No!” – responde Krilín. – “¡Continúa con la evacuación! Estaré bien…”


Son Gohan se pone en pie en el bosque.


- “¿Qué ha sido eso?” – se pregunta el mestizo. – “Había esquivado el golpe… pero aún así me afectó…”


El demonio camina a través por el surco de árboles caídos.


- “Nada escapa a mis vientos…” – dice el dragón. 


El diablo apunta a Gohan con su dedo índice, haciendo una pistola con su mano, y de él nace un proyectil de aire.


El mestizo siente que algo se aproxima, pero tarda en reaccionar y es alcanzado en el hombro, recibiendo un duro golpe que le disloca el brazo.


- “¡GRRRAAH!” – se queja Gohan, que hinca la rodilla sujetándose el hombro.

- “Je, je…” – ríe el enemigo.


El mestizo mira a su adversario, que sigue aproximándose con calma.


- “¿Qué ha sido eso?” – se pregunta el mestizo. – “Su ki está por todas partes… casi no he podido localizar la amenaza…”


El enemigo le apunta de nuevo. 


Gohan aprieta los dientes.


- “Su poder se ha multiplicado… y con él, su habilidad…” – piensa el mestizo.


El dragón dispara.


- “¡Ahí vine!” – piensa Gohan, que intenta saltar para evadir el golpe.


El ataque le alcanza en el muslo.


- “¡AAH!” – se queja el mestizo.


Gohan toma tierra, pero le falla su pierna, cuyo muslo está entumecido, y así cae al suelo, dando varias vueltas sobre sí mismo, haciéndose daño de nuevo en el brazo.


- “Grrr…” – refunfuña el mestizo. – “Maldita sea…”


El enemigo sigue avanzando con una sonrisa en su rostro.


- “Una sola esfera me ha dado este poder…” – presume el demonio. – “Impresionante… Son mucho más poderosas que las últimas que saboreé.”


Los ojos de Gohan se abren como plantos, sorprendido ante las palabras de su adversario.


En Dorakiya, la fusión metamor se está cansada. Janemba está jugando con las muchachas, haciendo que se agoten.


Madas, Ub, Reitan, Shula y Hit observan el combate.


- “La fusión no durará mucho si siguen malgastando sus energías de esta forma…” – advierte el Kaioshin.


Reitan frunce el ceño.


- “¿Estás seguro que funcionará?” – le pregunta el herajín a Hit. 

- “No se me ocurre nada más…” – dice el asesino.


Shula está cruzado de brazos, cavilando.


- “Es posible…” – dice el demonio. – “Pero no podemos cometer errores…”


Reitan mira a Hit, que está en un estado deplorable por la pérdida de sangre.


- “En tu estado… ¿Crees que podrás?” – pregunta el herajín.

- “No os preocupéis por mí.” – fuerza una sonrisa el asesino.

- “Está bien…” – dice Shula. – “Lo haremos.”


Ub se acerca a los guerreros.


- “¿Qué hago yo?” – pregunta el chico. – “¿Cómo puedo ayudar?”

- “Mantente al margen.” – dice Shula.


Hit se acerca al terrícola y le pone la mano en el hombro.


- “Cuando las chicas se dividan, necesitarán tu ayuda.” – dice el asesino. – “Mantenlas a salvo.”


Ub se sorprende ante la comprensión de Hit y asiente con convicción.


Hit, Reitan y Shula están listos. Los tres observan el combate, a la espera.


- “Ya falta poco…” – dice el asesino.


La fusión metamor se divide en una decena de imágenes residuales que rodean a Janemba, pero éste responde bostezando de forma exagerada.


- “Se burla de nosotras…” – protesta la guerrera, ofendida. – “¡TE BORRARÉ ESA CARA DE TONTO!”


Las chicas se abalanza sobre Janemba, pero la fusión termina repentinamente y se separan.


- “¡¿QUÉ?!” – se miran sorprendidas la una a la otra.


Janemba sonríe; es su momento.


- “¡AHORA!” – exclama Shula.


El demonio se abalanza sobre las chicas.


Hit, Shula y Reitan, transformado, salen al ataque.


Janemba alarga su brazo y agarra a Pan por el cuello, pero justo en ese momento, la espada de Reitan, que ha sido lanzada por el herajín, cercena la extremidad del demonio.


- “¡Krrr!” – gruñe el diablo, clavando su mirada airada en el herajín.


Las chicas se sorprenden ante la rápida acción de los guerreros, pero Ub las saca de su trance saltando sobre ellas y agarrándolas de la cintura a las dos a la vez.


- “¡Nos vamos!” – exclama el terrícola.


Por la espalda, Shula apunta a Janemba con su brazo mecánico, que cambia su configuración y se transforma en un cañón de energía que dispara un potente proyectil.


Janemba se vuelve intangible y el disparo pasa de largo, estallando en el suelo.


Reitan tira de un hilo de ki que conecta su mano con su espada, haciéndola retornar y sorprendiendo al enemigo, que cortándole la mejilla.


- “Hit tenía razón…” – piensa el herajín. – “Es vulnerable si le atacamos en el momento justo…”


Shula usa su poder mental para movilizar todos los escombros formados por la explosión de su técnica y los lanza contra Janemba y lo aprisiona en una esfera de piedra.


Ub ha llevado a las chicas hasta la colina donde esperaba Madas.


- “¡¿Qué sucede?!” – pregunta Pan.

- “Tienen un plan.” – responde Ub.

- “Pero…. ¡No podrán!” – protesta Bra. – “Su poder…”

- “Eso no lo es todo.” – interviene Madas.


El ira-aru ha silenciado a las chicas.


- “Vosotras teníais el poder, pero habéis fracasado…” – dice el antiguo Dios. – “¿No es así?”


El demonio no tarda en salir de su prisión tan tranquilo, atravesándola como si fuera un fantasma.


Reitan, que ha recuperado su arma, la lanza de nuevo, pero esta vez Janemba la deja pasar mientras sonríe.


Shula libera las rocas que controlaba, que empiezan a precipitarse contra el suelo, y dispara una ráfaga de ki con su cañón, que pasa de largo y provoca varias explosiones en el aire al impactar contra los escombros usados previamente.


Janemba sigue sonriendo, presumiendo de no haber caído en la trampa.


Reitan reclama su espada, pero esta vez la intercepta Janemba, que la arranca del hilo de energía y la empuña orgulloso de su victoria.


- “Ji… jijiji…” – ríe el diablo. – “¡JAJAJAJA!”


Hit aparece detrás de Janemba, dispuesto a propinarle un puñetazo con todas sus fuerzas.


Reitan y Shula fruncen el ceño. Saben que es el momento decisivo.


Janemba lee las miradas de sus enemigos y se da la vuelta rápidamente y parte en dos a Hit de un espadazo.


- “¡NO!” – grita Reitan.

- “¡MALDITA SEA!” – exclama Shula.


En ese instante, Hit aparece de nuevo detrás de Janemba, que se da la vuelta, pero ya es tarde para él.


- “No puedo fallar…” – piensa el asesino, mientras extiende su puño con el dedo índice extendido. – “Cada vez que utiliza el salto temporal, puedo sentir su origen… ¡JUSTO AQUÍ!”


Hit golpea a Janemba en la cabeza, cerca de su ojo izquierdo. El dedo del asesino se incrusta en la cabeza del enemigo.


Por detrás, la potencia del golpe hace que aparezca un agujero de salida y varias partículas salgan proyectadas.


Una de ellas, de repente, aumenta de tamaño y se transforma en Mirai Trunks, inconsciente.


- “¡¿TRUNKS?!” – se sorprenden las muchachas.

- “Ese tipo…” – dice Madas. – “Lo ha conseguido…”

- “Impresionante…” – murmura Ub. – “Ha sentido el ki de Trunks dentro de Janemba… y lo ha liberado con un certero golpe… ¡Es fascinante!”


Bra sale volando hacia su hermano de otro tiempo.


Janemba, que ha perdido su espada, se da la vuelta y mira a Trunks, intentando comprender lo que acaba de ocurrir.


El agujero en su cráneo se cierra lentamente. El diablo aprieta los dientes, furioso y clava su airada mirada en Hit.


Shula dispara una esfera de energía al demonio por la espada, intentando proteger a su aliado.


Janemba se torna intangible ante la sorpresa de todos y el ataque impacta en Hit, que pese a cubrirse en el último momento, es empujado contra el suelo con la explosión. 


- “¡Maldición!” – refunfuña el ira-aru.


La espada de Reitan se clava en el suelo, cerca del brazo cercenado de Janemba. Bra recoge a Trunks antes de que caiga, amortiguando su caída.


- “¡Trunks!” – exclama ella. – “¡¿Estás bien?!”


Pan, Ub y Madas han seguido a la muchacha y aterrizan a su lado.


- “¡Esto es peligroso!” – advierte Madas. – “¡Tenemos que irnos!”


Ub mira a Janemba con detenimiento.


- “Su aspecto no ha cambiado…” – murmura el chico.

- “¿Qué?” – pregunta Madas.

- “Hit ha liberado a Trunks… pero el aspecto de Janemba no ha cambiado…” – dice Ub.

- “¿Y qué significa eso?” – pregunta Pan.

- “Me temo lo peor…” – dice Ub.

- “No querrás decir que…” – entiende el Kaioshin.


Janemba sonríe y de repente se divide en dos.


- “¡¿QUÉ?!” – se sorprenden Reitan y Shula.


Cada Janemba ataca a un enemigo.


Una gota de sudor frío recorre la frente de Ub.


- “Mantiene las habilidades transtemporales que aprendió de Trunks…” – dice el chico.

- “¡¿Cómo es posible?!” – se asusta Madas.

- “Y no solo eso…” – añade Ub. – “Ha aprendido a usar el clon como Hit…”

- “Esto es terrible…” – sufre Pan.


Trunks tose, llamando la atención de los presentes.


- “¡Trunks!” – exclama Bra. – “¡Estás vivo!”

- “Lo… lo siento…” – dice Trunks. – “La he pifiado…”