Justice / Parte II: Justicia a cualquier precio
“La ley del más fuerte...”
El Hakaishin aparece en el planeta del Gran Kaio, persiguiendo el rastro de Madas, pero el Kaioshin hace tiempo que se ha marchado.
- “¿Puedo ayudarte en algo, Kawa?” – le dice el Gran Kaio.
- “¿Kawa?” – se extraña el Hakaishin. – “¿Ya no me trata con respeto, Gran Kaio?”
- “¿Debería?” – le responde desafiante el Dios.
- “Sé que esconde al Kaioshin.” – le dice Kawa. – “Entréguemelo y puede que le perdone la vida a usted y a sus Kaio.”
- “Al igual que yo, cada uno de ellos dará su vida orgulloso para detenerte” – responde el Gran Kaio.
- “Que así sea” – dice mientras alza su mano y se dispone a realizar el Hakai.
Durante los próximos siglos, Madas viaja de planeta en planeta siguiendo las coordenadas proporcionadas por los Kaio de cada galaxia, reuniendo a los mejores guerreros que encuentra, en busca de un ser con el potencial suficiente para enfrentarse al Hakaishin.
Mientras tanto, el Dios de la destrucción divide el Universo en cuatro sectores y nombra a cuatro caudillos para que los gobiernen a su antojo y acallen cualquier grito de rebelión. Las primeras razas en recibir tal honor son los demonios del frío, los caleopteros, los ryujin, y los zoon. La ley del más fuerte prevalece en el Universo. Las razas que no se arrodillan frente al Hakaishin son aniquiladas sin compasión.
Kawa, satisfecho con su nuevo sistema de gobierno, descansa en su palacio mientras su aprendiz dirige a los caudillos. El Hakaishin raramente supervisa las conquistas de sus hombres.
Un día, durante el ataque a un planeta rebelde, el Hakaishin y su aprendiz se ven obligados a intervenir para aplacar la revuelta. Kawa se da cuenta de que el poder de su aprendiz ha crecido de forma desmesurada y empieza a rivalizar con el suyo.
Tras acabar con la rebelión, ambos contemplan el humeante campo de batalla.
- “Te has hecho muy fuerte” – le felicita el Hakaishin.
- “Gracias, maestro” – responde Gin. – “Ha sido gracias a su entrenamiento.”
- “¿Crees en la ley del más fuerte?” – le pregunta Kawa.
- “Por supuesto, maestro.” – responde su aprendiz. – “Los fuertes merecen gobernar a los débiles”. – añade mientras contempla el planeta en ruinas, contento con su victoria.
- “Así es, Gin.” – responde el Hakaishin, mientras coloca la palma de su mano en la espalda de su aprendiz. – “Hakai” – susurra.
Mientras tanto, Zeno se ha entera de lo sucedido y decide crear al Daishinkan para que vigile los Universos. Dos ángeles nacen a partir del Sumo Sacerdote y son adjudicados a ambos Hakaishin como meros observadores. El Dios del Todo no pretende controlar su creación, pero siente interés por conocer su desarrollo y ver de lo que son capaces.
Tras siglos de viaje, Madas y un pelotón de guerreros llegan a un planeta que esta siendo atacado por uno de los caudillos del Hakaishin, pero encuentran el planeta en ruinas y lleno de cadáveres de nativos e invasores.
- “Sin duda ha sido una batalla feroz…” – dice Madas entristecido.
- “Noto una fuerte presencia” – dice un gigantón de tez marrón, bigote blanco y ojos amarillos.
- “Tened cuidado” – les dice el Kaioshin a sus hombres. – “Tiene un poder abrumador...”
De repente, se oye un crujir de ramas y todos se dan la vuelta. Un joven de tez gris y ojos negros como el azabache se acerca a ellos cubierto de sangre y arrastrando el cadáver de un demonio del frío adulto por la cola.
- “¿Es ese el caudillo?” – pregunta sorprendido uno de los hombres del Kaioshin.
- “Así es…” – confirma Madas.
El gigantón bigotudo se acerca cautelosamente al misterioso joven.
- “Hola, chico” – dice el guerrero. – “Me llamo Toppo. ¿Cómo te llamas? ¿Te encuentras bien?”
El joven suelta el cadáver y mira al gigante.
- “Me llamo Jiren.” – responde sin mostrar ninguna emoción.
- “¿Qué ha ocurrido, Jiren?” – le pregunta Toppo.
- “Estos demonios atacaron nuestro planeta.” – responde el joven. – “Masacraron a mi familia, a mi gente… Y yo he acabado con ellos.”
Madas se sorprende al escuchar al chico.
- “¿Ha derrotado a un ejército de demonios del frío siendo solo un chico? ¿Acaso es éste el guerrero que estamos buscando?” – piensa el Kaioshin.
- “No pasa nada” – le reconforta Toppo, algo inquieto ante la inexpresividad del chico. – “Has hecho justicia”.
- “Justicia...” – repite Jiren en voz baja.
Pasan los siglos y Madas y sus hombres ganan terreno al Hakaishin lentamente. El Kaioshin ha formado un ejército de guerreros increíbles gracias a la magia que obtuvo de la bruja, que le permite desbloquear el poder oculto de todos sus luchadores.
Tras ganar varias batallas frente a los caudillos y recuperar parte del universo, una noche, Madas teletransporta a todo sus hombres al planeta del Hakaishin, atacándole por sorpresa, dispuesto a acabar con el sufrimiento que azota el Universo.
Kawa, pese a estar solo, supera ampliamente a los guerreros del Kaioshin. Al ver que no suponen un problema, el Hakaishin se divierte golpeándoles y aniquilándoles con ondas de ki.
- “¡Sois débiles! ” - les dice el Dios. – “¿Qué ocurre, Madas? ¿De verdad pretendes derrotarme con un ejército tan ridículo? ”
De repente, múltiples ataques estallan en su espalda sin que se lo espera y le hacen hincar la rodilla un instante.
- “No está nada mal...” – murmura el Hakaishin al ver a Toppo.
El Dios de la destrucción se abalanza sobre el luchador y le propina un duro castigo. Toppo sucumbe impotente ante el gotokoneko.
Finalmente, Toppo cae de rodillas y parece que Kawa se ha hartado de jugar. El Hakaishin alza su mano y la coloca a escasos centímetros de la cara del gigantón.
- “Eres fuerte, pero no lo suficiente. Si estuvieras de mi lado, podrías convertirte en uno de mis caudillos...” – le dice el Dios.
- “Jamás…” – responde Toppo. –“Yo creo en la justicia…”.
- “Justicia…” – murmura Kawa. –“La única justicia es la ley del más fuerte. Los débiles son carne; los fuertes comen”.
El Hakaishin se dispone a realizar el Hakai, pero alguien aparece de la nada y agarra su brazo, interrumpiendo su técnica.
- “Jiren…” – titubea Toppo.
El joven guerrero levanta la mano del Hakaishin, que se sorprende ante el poder de Jiren.
- “Interesante... ” – murmura Kawa, que se sorprende al sentir el poder de su nuevo enemigo.
Jiren golpea el abdomen del Dios, que se dobla de dolor.
El Dios, tras un instante de incredulidad, sonríe.
Todos los supervivientes contemplan asombrados la escena.
El Hakaishin alza su mano hacia Jiren, pero el guerrero se la agarra y aprieta hasta partirle el brazo y hacerle gritar de dolor.
- “¿Hemos ganado?” – murmura Madas incrédulo.
El Hakaishin, pese al dolor, no puede borrar la sonrisa de su rostro.
- “¿Lo veis?” – ríe el Dios. – “La ley del más fuerte...”
Jiren apunta al Hakaishin con su mano, preparando una esfera de ki de color rojo intenso.
- “La ley del más fuerte...” – murmura Kawa sonriente un instante antes antes de ser eliminado por Jiren.
Tras siglos de terror, el reinado del Hakaishin ha terminado.
Cuando las cosas vuelven a la calma, Madas entra en el palacio del Dios de la destrucción, escoltado por Jiren y Toppo. En mitad de la sala, se encuentran con el ángel Cucatail, que saluda con una reverencia al Kaioshin y le explica la razón de su presencia.
- “Y bien...” – dice el ángel. – “Supongo que va a restablecer el orden, ¿verdad? ” – pregunta. – “Debo buscar a un nuevo Hakaishin o ya tiene un candidato en mente?” – añade mirando de reojo a Jiren.
- “No” – responde Madas ante la sorpresa de los presentes. – “Sería irresponsable por mi parte permitir que algo así vuelva a suceder. No necesitamos más destrucción.”
Horas después, Madas sale al balcón del palacio para dar la noticia. A sus pies, las tropas supervivientes le esperan. Sus hombres escuchan con atención las palabras del Dios, que les explica su plan de gobierno.
El Universo será dividido en sectores, y cada uno de sus luchadores estará a cargo de la protección de un sector. La paz reinará en el Universo gracias a las "Tropas de la Justicia".
Todos celebran el final de su discurso con un grito al unísono: – “¡Justice!”
Y así, el Kaioshin del Norte, ahora convertido en Dai Kaioshin, asume el control del Universo.