OMG // Capítulo 24: La noche más larga
Son Gohan, Karín y Yajirobe se encuentran en el tejado de la torre. El mestizo ya ha encajado el bastón mágico en el agujero de la cima.
- “Mucha suerte, Son Gohan” – le dice el Duende Karín.
- “Dale recuerdos a Mr. Popo” – dice Yajirobe.
- “Gracias por todo” – responde el mestizo. – “Nos veremos pronto”.
Gohan mira al cielo, preparado para partir hacia el palacio de Kamisama.
- “¡Alárgate bastón mágico!” – exclama.
El bastón empieza a alargarse y Gohan, agarrado a él, desaparece en el cielo en un instante.
Yajirobe y Karín se quedan mirando el infinito azul del cielo.
- “¿Crees que lo conseguirá?” – pregunta Yajirobe.
- “Mañana lo sabremos” – responde Karín. – “Le espera un año muy duro”.
Yajirobé mira a Karín confuso por sus palabras.
- “Odio cuando hablas en presagios” – le espeta al felino.
- “¡Pero da emoción a la trama!” – responde Karín enfadado.
En la Muscle Tower, los androides continúan bombardeando sin cesar la barrera protectora.
- “¡Así no es divertido!” – se lamenta la Número 18. – “¡Salid a pelear!”
El Número 17 levanta su mano y prepara una esfera de energía concentrada.
- “¡Apártate, 18!” – le dice a su hermana.
Suno, Shapner, el Número 8 e Ikose observan a los androides.
- “La barrera no va a soportar ese ataque...” – murmura Suno.
Shapner mira su alrededor, desconcertado.
- “¿Dónde está Videl?” – pregunta el teniente.
En el laboratorio, Videl sigue apuntando con su arma al Dr. Normiaki.
- “No me tiente, Doctor” – le advierte la Sargento.
- “Videl, ¡este robot puede ser nuestra salvación!” – interviene Erasa. – “Al menos deberíamos considerarlo. Tenemos que informar al General Silver.”
- “Informaremos al Alto Mando” – responde Videl.
- “¡No hay tiempo!” – insiste Senbei. – “¡Los androides van a acabar con todo!”
En ese momento, Shapner entra en el laboratorio y desenfunda su arma, colocándose junto a Videl.
- “¡¿Qué está pasando aquí?!” – pregunta algo confuso.
- “¡Este robot puede salvarnos!” – responde Norimaki.
- “Y puede que después mate a Son Gohan” – añade Videl.
- “Es sólo una posible interpretación de su programación” – la corrige Erasa.
- “¡Salvar la humanidad es el objetivo principal!” – insiste Senbei.
- “Usted busca venganza” – responde Videl.
Senbei da un paso más hacia el botón de activación.
- “¿Y no la merezco?” – pregunta el Doctor. – “Después de que los androides atacaran las principales ciudades del continente, los recursos en Gengoro empezaron a escasear” – narra Senbei. – “Mi hermana pequeña entró en coma y tuve que encerrar a las gemelas para que no arrasaran con todo. Unos años después, los androides llegaron a la Aldea y aniquilaron a casi todos su habitantes. Mi mujer y mi hijo no sobrevivieron.” – continúa. – “¿Y ahora queréis negarme mi venganza? Lo siento mucho, Sargento, lo siento por el hijo de Goku, pero si su vida es el precio de la salvación... Me parece asequible”.
El Número 17 dispara su poderoso ataque contra la barrera, provocando una gigantesca explosión que la resquebraja hasta causar su estallido.
- “¡La barrera ha caído!” – exclama la Coronel.
El temblor causado por la explosión hace que Videl y Shapner se distraigan y Senbei aprovecha para intentar apretar el botón, pero Erasa le detiene en el último instante, derribándole e inmovilizándole.
- “¡No lo entendéis!” – se resiste Norimaki en el suelo. – “¡Estáis condenando a la humanidad!”
Videl y Shapner levantan al Doctor y lo esposan.
- “¡Llévatelo!” – le dice Videl a Shapner.
El teniente agarra a Senbei por el brazo y sale del laboratorio, mientras el Doctor sigue intentando convencerles de que están poniendo en peligro la supervivencia del planeta.
- “Gracias, Erasa” – le dice Videl, dándose la vuelta para hablar con su amiga. – “Por un momento creí que...”
La analista sigue de pie junto al sarcófago, ensimismada, mirando el botón de activación.
- “¿Erasa?” – le dice Videl, que intuye sus intenciones.
- “Lo siento, Videl” – responde Erasa. – “Nos jugamos demasiado”.
- “¡Erasa! ¡NO!” – exclama Videl mientras intenta alcanzar a su compañera.
Erasa aprieta el botón y el féretro empieza a abrirse con un sonido hidráulico.
Mientras tanto, Son Gohan sigue ascendiendo hacia el Palacio de Kamisama.
- “¡Ahí está!” – exclama al ver la atalaya.
El bastón mágico reduce su velocidad al aproximarse a su destino, y al llegar, se encaja en el orificio de la base de la atalaya.
Son Gohan salta y se agarra a la escalera, por la que sube hasta llegar a la plataforma.
- “¡Increíble!” – exclama contemplando el lugar. – “¡Parece que todo está intacto! ¡Este sitio es precioso!”
- “Muchas gracias” – le responde una voz.
Mr. Popo, que no ha cambiado en absoluto, se acerca a él dándole la bienvenida.
- “¡Mr. Popo!” – exclama Gohan, contento de ver al guardián de la atalaya.
- “Me alegro de verte, Son Gohan” – responde Popo. – “He invertido mis días en seguir cuidando de este lugar y mantenerlo tal y como le gustaba a Kamisama”. – añade con cierta nostalgia. – “¿Qué te trae por aquí?”
- “Vengo a buscar respuestas” – responde el mestizo.
El guardián de la atalaya le mira algo confuso.
- “¿Respuestas?” – le pregunta. – “¿A qué preguntas?”
Son Gohan mira algo sorprendido a Mr. Popo, pues acaba de darse cuenta de que ha llegado hasta aquí sin tener claro lo que ha venido a buscar.
En la Muscle Tower, la barrera ha caído y los androides bombardean la base.
- “¡Respondamos con todo!” – ordena Suno. – “¡Fuego a discreción!”
Los robots de combate tripulados disparan a los androides, que activan sus barreras.
- “¿Verdad que es injusto?” – se burla el Número 17.
Ikose observa detenidamente la situación, buscando una apertura en su defensa.
- “¡Tengo una idea!” – anuncia el joven soldado.
En el laboratorio, el Número 16 se pone en pie por primera vez. Erasa da un paso atrás de forma cautelosa ante la imponente envergadura del robot.
- “¿Qué has hecho, Erasa?” – murmura Videl.
Shapner, que estaba llevando al Doctor al calabozo, vuelve sobre sus pasos después de haber escuchado el alboroto. Al entrar en el laboratorio de nuevo, se queda petrificado al ver al Número 16, que parece estar analizando su entorno.
Norimaki aparta a Shapner y se acerca al robot.
- “Buenos días, Número 16” – le dice Senbei.
El robot le mira de forma inexpresiva y permanece callado.
- “Estás en la Muscle Tower” – continúa el Doctor.
El Número 16 mira al científico y a todos los que le rodean, analizándoles.
- “No sois personal de la Red Ribbon” – dice el robot.
- “La Red Ribbon ha desaparecido” – responde Normiaki. – “Los androides Número 17 y Número 18, creados por el Doctor Gero, fueron despertados y se dedican a destruir todo lo que encuentran a su paso”.
- “¿Dónde está Son Goku?” – pregunta el Número 16, ignorando la narración de Senbei.
- “Son Goku murió debido a un problema cardíaco hace muchos años” – responde el Doctor.
- “¿Y por qué me habéis despertado?” – pregunta el robot.
- “¡Los androides están destruyendo la Tierra!” – interviene Erasa. – “¡Han matado a mucha gente!”
- “Mi misión es matar a Son Goku” – insiste el Número 16.
- “Tiene un hijo” – le revela Senbei.
En la superficie, Ikose agarra el cañón de energía que antes empuñaba Shapner y lo vuelve a convertir en una cápsula. Después, se acerca al Número 8.
- “¡Lánzame por encima de ellos!” – le dice el joven soldado al gigantón.
- “Pero...” – duda Hatchan.
- “¡Vamos!” – insiste Ikose.
El Número 8 agarra al soldado boca abajo y, tras cargarlo sobre su espalda, lo lanza de cabeza hacia los androides, que siguen protegiéndose de los ataques de los robots de combate con sus barreras.
Ikose pasa entre ambos androides, que se sorprenden al ver al chico volar por los aires.
- “¿Pero qué demonios...?” – murmura el Número 17.
El soldado, al sobrevolar a los androides, activa la cápsula y se genera el cañón de energía.
- “Sus barreras están centradas en detener todo ese fuego delante de ellos...” – piensa Ikose. – “¡Pero por detrás deberían ser vulnerables!”
Ikose dispara el cañón hacia el Número 17. La energía choca contra la barrera protectora del androide, que se resquebraja y estalla en un instante. El cañonazo impacta contra él y lo derriba.
Todos se sorprenden de que el plan haya funcionado.
- “¡Bien hecho, chico!” – exclama Suno.
El Número 8 amortigua la caída de Ikose, mientras la Número 18 desciende junto a su hermano, que vuelve a levantarse.
- “¡Ya estoy harto de juegos!” – dice el Número 17 enfadado.
Hatchan se interpone entre Ikose y el androide.
- “No dejaré que hagáis daño a mis amigos” – insiste el Número 8. – “Son Goku me enseñó que los amigos son lo más importante. No dejaré que les toquéis. Son Goku...”
El Número 17 parece aún más crispado e interrumpe a Hatchan.
- “¡Deja de decir ese nombre!” – exclama el 17. – “¡Muere con ellos!” – dice abalanzándose sobre el Número 8.
De repente, un puño volador golpea al androide y lo lanza contra una tanqueta.
El Número 16 aparece en escena.
- “Número 17 y Número 18” – les dice. – “Habéis excedido vuestro programa. Vuestra existencia es peligrosa para la Tierra. Os pido que os detengáis”.
Junto al Número 16, Videl, Shapner, Erasa y Senbei observan los acontecimientos.
- “Gracias, Número 16” – le dice Norimaki.
- “Me encargaré de ellos. Mis capacidades sobrepasan las suyas” – responde el robot. – “Pero después, me revelaréis el paradero del hijo de Goku”.